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LAS REFLEXIONES DE FIDEL CASTRO: EXPRESIÓN DE UNA ÉTICA REVOLUCIONARIA

Raúl O. Quintana Suárez




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“La sociedad actual no fue la forma natural en que evolucionó la vida humana”

La desigualdad económica, política y socio cultural entre los más de 190 países oficialmente reconocidos como independientes, con representación en la Asamblea general de las Naciones Unidas, concita múltiples interrogantes, entre ellas la principal seria: ¿Qué causas esenciales determinaron esas desigualdades?. Para los ideólogos del capitalismo la respuesta seria relativamente sencilla: las bondades del sistema como la libre empresa, el respeto a la sacrosanta propiedad privada, la libre competencia, el sistema político fundamentado en la democracia representativa, el irrestricto respeto a los derechos humanos, entre otras.

Durante más de 200 años, desde la propia creación de Estados Unidos como nación, este sistema, que jugó un papel progresista en sus inicios, enfrentado a un feudalismo en plena decadencia, representó un paradigma de sociedad ideal a la que todos los pueblos intentaban imitar. No pocas personalidades de pensamiento progresista, que tuvieron una activa participación, tanto en nuestra gesta independentista, la República neocolonial, como en diversos sectores de la actividad humana, no pudieron sustraerse al mágico hechizo. Que aún no desaparece, pero gradualmente mermado, en capas relativamente significativas de nuestros pueblos.

El capitalismo actual, en su fase imperialista, con su modelo por excelencia en los Estados Unidos, estimula la formación de antivalores e intenta, en su amplia gama de teorías, aplicar la teoría darwinista, al propio desarrollo social. Triunfarán los más fuertes, los mejor adaptados y más capaces, al margen de cualquier principio moral. Tales falacias se propagan por los poderosos medios de difusión masiva, como verdades absolutas que por desgracia calan en las mentes de millones de personas.

En su reflexión “La ley de la selva”, escrita el 11 de octubre del 2008 se aborda esta compleja temática, en lenguaje sencillo e inteligible, como exige un escrito periodístico, destinado a las amplias masas. En la misma se expone como…“…el comercio dentro de la sociedad y entre los países es el intercambio de bienes y servicios que producen los seres humanos. Los dueños de los medios de producción se apropian de las ganancias. Ellos dirigen como clase el estado capitalista y se ufanan de ser los impulsores del desarrollo y del bienestar social a través del mercado, al cual se rinde culto como dios infalible.

Dentro de cada país es la competencia entre los más fuertes y los mas débiles, los de más vigor físico, los que se alimentar mejor, los que aprendieron a leer y escribir, los que fueron a las escuelas, los que acumulan más experiencia, mas relaciones sociales, más recursos y los que carecen de esas ventajas dentro de la sociedad…”…para recalcar que…“…entre países, los que tienen mejor clima, más tierra cultivable, más agua, más recursos naturales en el espacio que les tocó vivir cuando no existen más territorios que conquistar, los que dominan las tecnologías, los que poseen más desarrollo y manejan infinitos recursos mediáticos y los que, por el contrario, no disfrutan de ninguna de estas prerrogativas. Son las diferencias a veces abismales entre las que se califican como naciones ricas o pobres. Es la ley de la selva.

Las diferencias entre las etnias no existen en cuanto se refiere a las facultades mentales del ser humano. Es algo más que probado científicamente. La sociedad actual no fue la forma natural en que evolucionó la vida humana; ha sido una creación del hombre ya mentalmente desarrollado, sin la cual no se puede concebir su propia existencia. Lo que se plantea es, por tanto, si el ser humano podrá sobrevivir al privilegio de poseer una inteligencia creadora.

El sistema capitalista desarrollado, cuyo máximo exponente es el país de naturaleza privilegiada adonde el hombre blanco europeo llevó sus ideas, sus sueños y ambiciones, se encuentra hoy en plena crisis. No es la habitual cada cierto número de años, ni siquiera la traumática de los años treinta, sino la peor de todas desde que el mundo siguió ese modelo de crecimiento y desarrollo…” (128).

Para finalizar recalcando como…“…la crisis actual y las brutales medidas del gobierno de Estados Unidos para salvarse traerán mas inflación, mas devaluación de las monedas nacionales, mas perdidas dolorosas de los mercados, menores precios para las mercancías de exportación, mas intercambio desigual. Pero traerán también a los pueblos más conocimiento de la verdad, mas conciencia, mas rebeldía y mas revoluciones”. (129)

“Ninguna persona honesta puede dudar de que en Venezuela hay una verdadera revolución en marcha”

La Revolución Bolivariana que encabeza Hugo Chávez desde su llegada al poder en 1999 y que iniciara desde su aparentemente frustrada gesta de febrero de 1992, pero en realidad un significativo triunfo al igual que lo fuera el Moncada, en 1953, se ha convertido para el imperialismo, con ínfulas hegemónicas, en una real pesadilla... Ya no solo cuenta Cuba como ejemplo peligroso para la América Latina en los momentos actuales, sino también el ideario bolivariano y martiano, presente en la Revolución que se desarrolla en el país hermano., proclamando como fundamento ideológico el Socialismo del Siglo XXI.

Al respecto, se plantea en la reflexión “El socialismo democrático”, escrita el 26 de septiembre del 2008 como…“…el << capitalismo democrático>> de Bush tiene una respuesta exacta: el socialismo democrático de Chávez. No habría forma más precisa de expresar la gran contradicción entre el Norte y el Sur de nuestro hemisferio, entre las ideas de Bolívar y las de Monroe.

El gran merito de Bolívar es haberlo planteado cando no existían los medios modernos de comunicación y ni siquiera el Canal de Panamá. Tampoco existía el imperialismo de Estados Unidos; eran simplemente las Trece Colonias de habla inglesa…. Cual si fuese capaz de ver a través de los siglos, el Libertador proclamo en 1829: <<Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América Latina de miserias a nombre de la libertad>>.

Hugo Chávez es un soldado venezolano en cuya mente germinaron de modo natural las ideas de Bolívar. Basta observar como transito su pensamiento por etapas diversas del desarrollo político a partir del origen humilde, la escuela, la academia militar, la lectura de la historia, la realidad de su país y la humillante presencia del dominio yanqui.

No era general ni tenía a sus órdenes a los institutos armados; no dio ni podía dar un golpe, no podía ni quería esperar. Se reveló, asumió la responsabilidad por los hechos, convirtió la prisión en escuela, se gano al pueblo y lo conquisto para su causa desde fuera del poder; gano las elecciones a través de una Constitución burguesa, juro sobre el moribundo documento una nueva ley de leyes, choco con ideas preconcebidas de izquierda y derecha e inicio la Revolución Bolivariana en las más difíciles condiciones subjetivas de toda América Latina.

Durante diez años, desde la Presidencia de su país, Chávez no ha dejado de sembrar ideas incesantemente dentro y fuera de su patria.

Ninguna persona honesta puede dudar de que en Venezuela hay una verdadera revolución en marcha, y que allí se desarrolla una excepcional lucha contra el imperialismo”. (130)

El carismatismo del líder venezolano, convertido quizás en un mesianismo revolucionario, dadas sus propias creencias, convierte a la Revolución Bolivariana en centro de las intrigas, complots, agresiones y las más sórdidas tramas, incluso contra su propia vida. Su ejemplo, extendido a la gran mayoría de los países latinoamericanos, salvo deplorables excepciones, se expresa en su afán integracionista, solidario y éticamente irrebatible.

Con motivo de la inobjetable victoria del Partido Socialista Unido de Venezuela, en las elecciones del 23 de noviembre del 2008, para elegir gobernadores y alcaldes, el líder cubano retoma el tema sobre el hermano pueblo, en su reflexión “Transparencia total”, escrita el 24 de noviembre del propio año. El merito de Chávez, al frente de su pueblo, es hacer una revolución jugando las mismas cartas de la democracia representativa y multipartidista, que tanto pregonan los Estados Unidos y sus oligarcas acólitos en nuestra región. Pero ni eso lo libra de los ataques furibundos de una oposición sin pueblo y sin ideario, que solo sabe difamar, tergiversar y mentir, utilizando su supremacía en el control de los principales medios masivos de comunicación.

En la misma, Fidel Castro expresa como…“…la oligarquía gritaba estruendosamente lanzando al mundo la grosera calumnia de que la prolongación del cierre de los puntos de votación, era con el propósito de cometer el fraude, a pesar de que el Consejo Nacional Electoral lo había acordado y anunciado previamente.

Si Estados Unidos adopta tal medida para facilitar la elección indirecta del Presidente de ese país que funge como modelo de los oligarcas venezolanos, es absolutamente correcto; pero en Venezuela no, aunque no se trate siquiera de la elección de su Presidente, que es directa, igual que las de los demás cargos ejecutivos.

La abyecta sumisión al imperio, la fuga de divisas por incontables miles de millones de dólares que escapan cada año, mantener el analfabetismo y el desempleo, por encima del 20 por ciento, es para ellos lo único honorable y limpio… Venezuela puede convertirse en un modelo de desarrollo socialista a partir de los recursos que las transnacionales extraían de su rica naturaleza y del sudor de sus trabajadores manuales e intelectuales. Ningún poder extranjero determinara su futuro. El pueblo es dueño de su destino y marcha en pro de los más altos niveles de cultura, educación y salud y pleno empleo. Es un ejemplo a seguir por otros pueblos hermanos de este hemisferio sin ponerse de rodillas: no desea marchar a remolque de un imperio que los saquea”. (131)

La oposición venezolana carente de todo programa político que no sea el que responda a sus personales intereses y a los de sus aliados foráneos, nunca los del pueblo, utiliza sin escrúpulos todos los recursos que le ofrece su aun vigente poder económico y la ayuda exterior, utilizando sus armas preferidas: la mentira y la difamación consecuencia de la falta de principios éticos.

Como bien finaliza en su escrito el Comandante en Jefe, en ese país…“…no existe un partido de oposición; existe una suma de opositores con media docena de partidos, y transparencia total. Por eso dije y reitero que la llama de la Revolución será muy difícil de apagar en Venezuela”. (132)


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