“¿Pueden los métodos con que se administra una bodega crear la conciencia requerida para alcanzar un mundo mejor?”

En Cuba donde el nivel educativo del pueblo alcanza cifras envidiables y suman decenas de miles los graduados universitarios, el trabajo intelectual adquiere una extraordinaria importancia. Aunque termino controvertido, no hay lugar a dudas de que determinadas labores exigen más que otras la labor del intelecto, aunque sea inherente al hombre el raciocinio, en cualquier actividad que acomete en la transformación de la realidad. No podemos limitar, como ya hemos aceptado en Cuba, el termino de intelectuales solo a escritores y artistas, sino que abarca una gama más amplia de profesiones.

Los llamados intelectuales que no constituyen por si mismos una clase en sí misma, sino una denominada capa social, proceden no obstante de diversas clases sociales, aportando a su labor sus diversas ideologías. Y constituyen en la sociedad actual un sector de significativa importancia en la producción de ideología. De ahí el interés de los enemigos de la Revolución Cubana de infiltrar ese importante sector de nuestro pueblo, que posee sus propias peculiaridades, particularmente en la creación artística. No obstante, podemos sentirnos orgullosos de la actitud asumida históricamente, a todo lo largo de la formación de nuestra nación, por estos, desde las distintas esferas del saber que exige su labor especifica.

La Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba agrupa a aquellos intelectuales vinculados a la creación artística en sus múltiples facetas y los congresos de esa organización constituyen un aporte en el campo de las ideas y de las reflexiones, estrechamente vinculadas a la realidad cubana en sus diferentes etapas histórica. El VII Congreso de la UNEAC no constituyo una excepción a la fructífera regla. El mismo motivó la “Carta de Fidel al VII Congreso de la UNEAC”, fechada el 1 de abril del 2008 y dirigida a su presidente Miguel Barnet y demás miembros de su ejecutivo, en que les expresa:

“No puedo estar con ustedes en los debates. Conozco las preocupaciones de algunos de los miembros de la organización <<sobre todo las tuyas, Miguel>> debido a la costumbre tradicional de mi presencia en los congresos de nuestros escritores y artistas.

Deseo no obstante, como un modesto aporte a la reunión, expresar algunas inquietudes que me vienen a la menta, habituada a plantearse complicadas interrogantes, aunque no siempre con la calma y el tiempo de que ahora forzosamente dispongo. Seré breve, sintético y limitado a muy pocas intervenciones.

El ser humano moderno no es menos egoísta que el griego de la época de Platón. Por el contrario, el de hoy está sometido a un diluvio de publicidad, imágenes e influencias a las que jamás lo había sido.

En el socialismo no se puede excluir la fórmula de que cada cual aporte según su capacidad y reciba según su trabajo. ¿De dónde saldrán los recursos de la sociedad para ofrecer los servicios esenciales de la vida a todos, produzca o no bienes y servicios económicos?

El impuesto directo ha liquidado a gobiernos de izquierda en los países nórdicos y otros europeos. No hay nada más antipático. La captación del excedente en valor de los servicios exportados, aparte de aquellos que se ofrecen gratuitamente en la esfera internacional por decenas de miles de compatriotas, no solo es justo, sino más comprensible que el cobro directo de una creciente proporción del ingreso personal como un puñal en el pecho exigiendo la bolsa o la vida….Tus palabras, Miguel, constituyeron una sincera estocada a los corruptos, que en beneficio personal, se embolsillan una tajada de ese excedente. Hay que golpearlos <<con furia de mano esclava sobre su oprobio>> como al tirano. Tomo las palabras de uno de los Versos Sencillos de José Martí.

Me pregunto, ¿pueden los métodos con que se administra una bodega crear la conciencia requerida para alcanzar un mundo mejor?”. (95)