“Entregarlo todo por el pueblo, hasta la vida si fuera necesario”

Todo pueblo está supeditado, a las leyes irracionales de la naturaleza, según su ubicación geográfica: terremotos, vulcanismo, inclemencias del clima, o como los cubanos, a los ciclones tropicales. Por supuesto que el hombre moderno sujeto racional y transformador hasta ciertos límites del entorno natural, puede mitigar sus consecuencias, ya sea previéndolos, tomando las medidas necesarias para minimizar sus daños así como tomar las medidas de recuperación posibles para volver lo más pronto posible a la normalidad de su actividad cotidiana, incluso tomar experiencia de lo acontecido, para avanzar en su desarrollo. Ello dependerá de la política seguida por sus respectivos gobiernos ante los inevitables desastres naturales.

En ese sentido en Cuba se ha creado un sistema de defensa civil, que se ha perfeccionado gradualmente, a partir de las experiencias acumuladas, que la ubica entre los países victimas de ciclones tropicales, donde los daños en vidas humanas son mínimos. La experiencia del Flora, en 1963, impulso la construcción de presas, la creación de eficaces sistemas preventivos de evacuación en las zonas pobladas mas vulnerables y la dotación de las técnicas más modernas parejamente con la capacitación del personal encargado de su funcionamiento, en el Instituto Nacional de Meteorología, con una amplia red a lo largo y ancho de todo el país, de instalaciones y personal idóneo para su vital función.

La temporada ciclónica del 2008 deparo a nuestro país el ser azotado por tres de estos fenómenos: Gustav, Hanna e Ike, en un plazo relativamente breve. Esto motivó varias reflexiones del Comandante en Jefe: “El huracán” (Granma, 1 de septiembre del 2008); “Un golpe nuclear” (Granma, 3 de septiembre del 2008) y “Asediados por los huracanes” (Granma, 8 de septiembre del propio año).

Este expone al respecto en la última de sus reflexiones como…“…no nos habíamos repuesto todavía del impacto emocional y los daños materiales ocasionados por el huracán Gustav en la Isla de la Juventud y Pinar del Rio, con vientos de fuerza inusitada, cuando comenzaban a llegar noticias de las invasiones del mar por el Hanna, y la peor de todas: que el huracán Ike, girando hacia el suroeste debido a la presión de un fuerte anticiclón al norte de su trayectoria, batiría mas de mil kilómetros a lo largo y ancho del territorio nacional…..Toda la nación ahora esta en lo que en guerra se llama alarma de combate.

Los problemas planteados en la reflexión que calificaba al Gustav de golpe nuclear se han multiplicado. Los principios que deben guiar nuestra conducta siguen siendo iguales, solo requieren esfuerzos incomparablemente mayores…”. (118)

Y valora al respecto como…“….el mundo ha observado con admiración la conducta de nuestro pueblo frente a los azotes de Gustav. Mientras los enemigos se frotaban cínicamente las manos, los amigos, como se ha evidenciado, son muchos y están decididos a cooperar con nuestro pueblo…Estamos asediados en este instante por los huracanes. Más que nunca se impone la racionalidad y la lucha contra el derroche, el parasitismo y el acomodamiento. Hay que actuar con absoluta honestidad, sin demagogia ni concesión a la blandenguería y el oportunismo. Los militantes revolucionarios tienen que ser ejemplo. Deben dar y recibir confianza. Entregarlo todo por el pueblo, hasta la vida si fuera necesario”. (119)

“A lo largo de mi vida revolucionaria vi como estos vicios crecían al lado de las virtudes”

En los antiguos manuales soviéticos de Marxismo leninismo, tan usados y abusados en nuestro país durante las primeras décadas posteriores al triunfo revolucionario, ya criticados previsoramente por el Che, desde los sesenta, se declaraba como ley inexorable, el carácter irreversible del socialismo como etapa histórica, una vez alcanzada, aspecto sobre el que el propio Fidel Castro enfatizo, en 1995, en discurso pronunciado en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, que solo los mismos revolucionarios con sus errores, podrían hacer fracasar el proyecto revolucionario (120).

El propio Che le concedió una extraordinaria importancia al factor ético en la formación de las nuevas generaciones, que el denominó el “Hombre del siglo XXI”, planteando al respecto que…“…el socialismo no es una sociedad de beneficencia, no es un régimen utópico, basado en la bondad del hombre como hombre. El socialismo es un régimen al que se llega históricamente, y que tiene como base la socialización de los bienes fundamentales de producción, y la distribución equitativa de todas las riquezas de la sociedad, dentro de un marco en el cual haya producción de tipo social.

En nuestra posición el comunismo es un fenómeno de conciencia y no solamente un fenómeno de producción; y no se puede llegar al comunismo por la simple acumulación mecánica de cantidades de productos, puestos a disposición del pueblo….A eso que está definido por Marx como comunismo, a eso no se puede llegar si el hombre no es consciente. Es decir, si no tiene una conciencia nueva frente a la sociedad…”. (121)

Esta compleja pero ineludible temática es nuevamente abordada por Fidel Castro en su reflexión “Los vicios y las virtudes”, escrita el 19 de septiembre del 2008. En la misma valora como…“…la lucha es el único camino de los pueblos en la actualidad para alcanzar una comunidad en la cual vivir con justicia social y decoro, la antítesis del capitalismo y los principios que rigen el odioso e injusto sistema. En la dura batalla por esos objetivos, el peor enemigo es el instinto egoísta del ser humano. Si el capitalismo significa la constante utilización de ese instinto, el socialismo es la batalla incesante contra tal tendencia natural. Si otras veces en la historia la alternativa era volver al pasado, hoy tal alternativa no existe. Se trata de una batalla que corresponde librar fundamentalmente a nuestro glorioso Partido.

Toda manifestación de privilegio, corrupción o robo tiene que ser combatida y no hay excusa posible en esto para un verdadero comunista. Cualquier tipo de debilidad en tal sentido es absolutamente inadmisible. Nunca fue la característica de los miles de hombres y mujeres que marcharon voluntariamente a cumplir los deberes internacionalistas que llenaron de gloria y prestigio a la Revolución Cubana. En tales principios de ética y pureza se inspiro el pensamiento de José Martí y todos los que lo precedieron….El robo en fábricas, almacenes, servicios automotrices y otras actividades donde se manejen recursos o dinero, tiene que ser combatido sin tregua por los militantes del Partido. Cuando alguien con esa condición incurra en tan bochornosa actividad, aparte de las medidas legales que le correspondan, debe ser sancionado por el Partido, sin extremismos, pero de forma madura y eficaz….Pero el robo está lejos de ser el único mal que daña a la Revolución. Están los privilegios conscientes o tolerados y los inventos burocráticos. Recursos asignados para una situación temporal, se convierten en gastos y consumos permanentes.

Todo conspira contra las reservas en materiales y en divisas del país, lo cual puede traer escasez de productos y exceso de dinero circulante... Lo mismo ocurre cuando los que tienen dinero abundante corren a comprar en exceso lo que les vendan en las tiendas de divisas.

Hay aparatos del estado con la tendencia de generalizar los privilegios o dar mucho más en la competencia que desatan por los técnicos y la fuerza de trabajo disponible. A veces se vuelven timbiricheros con métodos genuinamente capitalistas en la búsqueda de ingresos, para administrar recursos con los cuales hacer el papel de eficientes y ganar el apoyo complaciente de los suyos. Son costumbres burguesas y no proletarias contra las cuales todos tenemos el sagrado deber de luchar en nosotros y en otros”. (122)

Y enfatiza en como…“…a lo largo de mi vida revolucionaria vi como estos vicios crecían al lado de las virtudes. También se producen blandenguerías en algunos ciudadanos que se habitúan a recibir y dedican poco tiempo a meditar, leer periódicos e informarse de las realidades. El enemigo conoce sobradamente bien las debilidades de los seres humanos en su búsqueda de espías y traidores, pero desconoce la otra cara de la moneda: la enorme capacidad del ser humano para el sacrificio consciente y el heroísmo. Los padres quisieran legar bienes materiales a sus hijos, pero prefieren dejarles la herencia de una vida digna y prestigiosa que los acompañe siempre…”. (123)