BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

FIDEL CASTRO Y LA PRENSA ESCRITA: LEGADO Y CONTEMPORANEIDAD

Raúl Quintana Suárez




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2,2.- Desde el gobierno de Zayas hasta la promulgación de la Constitución. Etapa de 1920 A 1940

Esta etapa posee una especial connotación por el desarrollo y profundización del pensamiento progresista cubano, estimulado por el reavivamiento del ideario martiano en manos de la juventud revolucionaria, en fecunda conjunción con el auge de la ideología marxista-leninista. El enfrentamiento a los gobiernos de turno de Alfredo Zayas (1921-1925), Gerardo Machado (1925-1933) y Fulgencio Batista (1933-1940) (éste último utilizando durante siete años a presidentes-marionetas, desde Mendieta hasta Federico Laredo Bru), vigoriza la lucha en los sectores estudiantiles, obreros, campesinos e intelectuales; propicia la creación de importantes organizaciones como la Federación Estudiantil Universitaria ( FEU, 1922); el primer Partido Comunista de Cuba (PCC, 1925) y la Central de Trabajadores de Cuba ( CTC, 1939) y es escenario del llamado Gobierno de los 100 Días, que gana gran prestigio ante el pueblo, por las medidas revolucionarias dictadas por Antonio Guiteras, pero astutamente capitalizadas políticamente por Ramón Grau San Martín. En la etapa van a descollar personalidades progresistas de singular relevancia como Julio Antonio Mella, Antonio Guiteras, Rubén Martínez Villena y Pablo de la Torriente Brau, entre otras.

El periódico “El Mundo” en su edición del 16 de noviembre de 1921, destaca la protesta estudiantil por el intento del gobierno de Zayas de otorgar el Titulo de Doctor Honoris Causa de la Universidad de La Habana, a connotados representantes del intervencionismo yanqui: el general Leonard Word y Mr. Enoch Crowder. Y para colmo al propio presidente Alfredo Zayas. El mismo diario publica el “manifiesto de los Estudiantes de Derecho”, en el que se manifiesta como…“…seríamos inconscientes si después de las palabras despectivas del general Butter para los haitianos y de la conducta injusta del gobierno americano con el Presidente Henríquez Carvajal y con su gobierno, no pusiéramos las barbas en remojo” (18).

La actividad intervencionista de Crowder bajo el gobierno de Zayas, bajo el manto de simple asesor económico, convertían al Presidente en una marioneta de los intereses imperialistas en Cuba. La publicación por “El Heraldo de Cuba”, en su edición del 5 de agosto de 1922, de uno de los “memorándums mediante los cuales éste transmitía sus órdenes injerencistas al ejecutivo, creó una verdadera conmoción pública. (19).

Otros momentos trascendentes que ocurrieron en la etapa, ampliamente divulgados por la prensa, lo fueron la fundación de la FEU (“La Discusión”, 10 de diciembre de 1922) y el “Manifiesto de los Estudiantes Universitarios”, donde figura la firma de Julio A. Mella (20). El 18 de marzo de 1923, en el acto efectuado en la Academia de Ciencias en honor a la escritora uruguaya Paulina Luissi, un grupo de jóvenes interrumpe el discurso de Erasmo Regüeiferos, Secretario de Justicia del régimen zayista, formulando severas críticas con el propósito de iniciar…“…un movimiento que patentiza una reacción contra aquellos gobernantes conculcadores, expoliadores, inmorales que tienden con sus actos a realizar el envilecimiento de la patria” (21).

El periódico “El Heraldo de Cuba” en su edición del 11 de abril de 1923, informa como los protagonistas del hecho, conocida como “Protesta de los 13” habían fundado el 1ro de abril una organización denominada “Falange Cubana” que se plantea luchar cívicamente por adecentar la vida pública del país y para ello adopta como uno de sus primeros acuerdos, editar una recopilación del pensamiento martiano, asumiendo como lema que la identifique, tomado del ideario martiano: “Juntarse, esta es la palabra del mundo”. Asimismo se propone promover la educación gratuita, la extensión cultural dado que el objeto de la sociedad es la difusión gratuita de la cultura general y cívica…“…y para ello hay que dar la carga definitiva contra la ignorancia” (22). Aunque la organización resultó de breve existencia, evidentemente por la heterogeneidad ideológica de sus integrantes, permitió al menos dar a conocer a una figura relevante en el escenario político cubano: Rubén Martínez Villena.

La inauguración del Primer Congreso Nacional de Estudiantes, efectuado del 15 al 25 de octubre de 1923, con el protagonismo de Mella, es reseñada por la prensa, como “El Heraldo de Cuba”, quien reproduce las palabras del líder estudiantil, pronunciadas en el Aula Magna de la Universidad de La Habana. Entre los históricos acuerdos tomados en este congreso, debemos destacar el de la fundación de la Universidad Popular “José Martí”, con el objetivo, como señalara Mella en su discurso clausura del 28 de octubre, para…“…unir esfuerzos a favor del mejoramiento de la cultura del pueblo. La Universidad Popular es una institución para todos y un camino abierto para obtener un futuro mejor” (23).

En declaraciones de Mella al diario estudiantil “Juventud”, en su edición del 23 de noviembre de 1923, éste recalca la necesidad del esfuerzo común por mejorar la educación, en perenne crisis durante la República neocolonial, dado que…“…el saber es un privilegio que trae algunos deberes. El tener pensamientos nuevos y no predicarlos es una traición….El proletariado instruido ha de marchar a la vanguardia” (24).

Ya desde inicios de ese año 1923 se había iniciado la lucha por la reforma universitaria. El 10 de enero se había divulgado por la prensa el “Manifiesto-programa de la FEU”, bajo la presidencia entonces de Fello Marinello, en el que se reclama la necesidad de la misma. En reunión efectuada en la abarrotada Aula Magna de la Universidad de La Habana, el 12 de enero de 1923, con la presencia del Rector Don Carlos de la Torre, interviene Mella, quien después de saludarla presencia de Enrique José Varona, a quien califica como a…“…uno de nuestros mentores más ilustres…Sangre son mis palabras y herida está el alma, al contemplar la Universidad como está hoy….Vengo a pedir la reforma de la Universidad declarando que no habré de callarme ante la coacción ni ante la amenaza, que no claudicará y pondré al descubierto todas las lacras que hay en esta universidad” (25). A su vez, Varona declarará al periódico estudiantil “Juventud” unos días después que…“…si los profesores logran de acuerdo con los estudiantes, cambiar por completo el espíritu mismo de la Universidad, Cuba habrá dado un gran paso” (26).

La trascendencia del pensamiento de Carlos Baliño, ya en los años finales de su vida, mantiene su presencia en la etapa. El propio periódico “Juventud” publica el “Manifiesto de la Agrupación Socialista de La Habana” fundada por éste y Francisco R. Pinto el 15 de octubre de 1921, donde se reitera la fortaleza de sus convicciones en un tiempo en que los gobernantes y sus acólitos traicionaban sus ideales de juventud y no pocos se convierten en represores de obreros, estudiantes, campesinos e intelectuales. Otros escritos de Baliño sin firma o con seudónimos fueron publicados en el diario “Juventud” como “Atrás, impostores” (20 de agosto de 1921, donde condena la intromisión norteamericana en nuestra política interna, a través de la actividad de Crowder, durante el gobierno zayista y su artículo “Abajo el fascismo” (6 de septiembre del mismo año). Asimismo publica en el “Boletín del Torcedor” sus escritos “Nos unimos o sucumbimos” (15 de octubre de 1921 y “Con la camiseta roja” (28 de octubre de 1923).

Una creciente batalla de ideas acontece en el seno de la sociedad cubana donde veteranos y jóvenes patriotas encausan esfuerzos y voluntades para enrumbar los destinos de la patria por la senda trazada por Martí en su “Proyecto de República”. La crisis de valores en la época, propiciatoria de tal hecho, queda reflejada en las declaraciones de E.J.Varona al “Diario de Cuba” de Santiago de Cuba, recogida en su edición del 28 de mayo de 1924, dado que para el insigne educador…“….la situación de nuestra patria me llena de confusión, de dolor y de vergüenza. Todo lo que amo, todo lo que he defendido se ha venido abajo” (27).

Pese al bien fundamentado pesimismo de los veteranos y patriotas, los sectores progresistas logran un gran paso de avance en la lucha por las ideas, pese a la situación adversa imperante en aquel remedo de República. El 16 de agosto de 1925 el diario “Lucha de clases”, Órgano Oficial de la Agrupación Comunista de La Habana, publica el manifiesto donde dicha organización convoca al I Congreso de las Agrupaciones Comunistas a celebrarse en La Habana del 16 al 20 de agosto del propio año y en el cual se tomará el acuerdo unitario de fundar el primer Partido Comunista de Cuba, donde figurarán como miembros de su Comité Central: Carlos Baliño, Julio A. Mella, José Pérez Vilaboa y José Miguel Pérez.

Pero la verdadera crisis aún está pendiente. La prórroga de poderes dictada inconstitucionalmente por Gerardo Machado, en 1927; el agravamiento de la crisis económica a nivel mundial y el acrecentamiento de las medidas represivas contra opositores del régimen, constituyen premisas para el inicio de la Revolución del 30. Expresión de la época convulsa son los criterios de una reconocida personalidad cubana, Enrique José Varona, a la “Revista Avance de 1930”, en su edición de junio, sobre la situación de Cuba y el contexto internacional donde esta se inserta en las que pregunta…“… ¿Y el colosal imperio americano? Su sombra ingente se proyecta sobre nosotros, sobre nuestros vecinos. Tremenda amenaza silenciosa que va paralizando como secreta ponzoña nuestra sangre. Sin vacilar respondo El imperialismo americano ha llegado a su cúspide, y a las cúspides se puede llegar; pero en ellas no es posible permanecer” (28).

Sólo unos meses después, el 20 de agosto de 1930, el periódico “El País” publica declaraciones de Varona, a solicitud de su director Ramón Zaydín, acerca de sus criterios sobre la situación nacional, donde éste reitera…“…que a mis ojos no ha vivido Cuba momentos más sombríos….Gravita sobre nosotros y nos aplasta una montaña. En lo alto está la bandera norteamericana que, si tuviera tiempo para ello, se reiría de los liliputienses que hormigueamos allá abajo. Luego vienen los dueños extranjeros de los enormes centrales azucareros. Pulpo enorme que extiende sus tentáculos por todo nuestro suelo, cuya savia absorbe” (29).

El propio diario “El País” publica en su edición del 19 de agosto de 1930 la entrevista realizada por su director al propio Varona en que éste afirma, con singular previsión, como…“…el socialismo en sus diversas fases y estructurado a las circunstancias de cada pueblo, es el régimen, que implantado hoy en varios países, sustituirá al sistema capitalista en un futuro inmediato. Vamos, sin querer o queriéndolo, hacia el socialismo” (30).

El derrocamiento de la dictadura de Gerardo Machado el 12 de agosto de 1933, por la lucha resuelta del pueblo que culmina en una exitosa huelga general política; la sublevación de los alistados, clases y soldados el 4 de septiembre del propio año, en sus inicios un movimiento revolucionario, usurpado posteriormente por Fulgencio Batista en beneficio personal y de su camarilla más allegada, en conciliábulo con el embajador yanqui Summer Welles y posteriormente con su sucesor Jefferson Caffery; la implantación del llamado Gobierno de los 100 Días en septiembre de 1933, donde va a descollar la personalidad de Antonio Guiteras. Promotor de importantes medidas revolucionarias; su derrocamiento por Batista en enero de 1934 con la instauración de la tríada nefasta Batista-Caffery-Mendieta; el fracaso tras cruel sangrienta represión de la Huelga de Marzo de 1935, y por último, el asesinato de Antonio Guiteras y Carlos Aponte, en El Morrillo, en mayo del mismo año, son hechos que marcan el fin de la conocida como Revolución del 30, no así de sus ideas y ejemplo.

Guiteras ocupa un lugar especial, por la connotación de sus ideas, en el decursar de la República neocolonial, contentiva de una proyección socialista, ni siquiera comprendida por los marxistas cubanos de su época, dadas las complejidades del contexto histórico, tanto nacional como internacional, ya claramente dilucidados por los historiadores en diversas obras. Desde su actividad en las filas del Directorio Estudiantil Universitario de 1927; como miembro del Gobierno de los 100 Díaz y en su percepción, con la creación de la Joven Cuba, de la lucha armada como única vía posible de enfrentamiento al gobierno encabezado por Batista, hasta su propia muerte, Guiteras nos deja un legado del singular valor para el pensamiento progresista cubano y del papel de la prensa escrita como su instrumento de divulgación entre las masas.

Como expresara Fabio Grobart, viejo militante comunista y testigo excepcional de los acontecimientos…“…..el error del Partido (Comunista) consistió esencialmente en considerar al gobierno de Grau (se refiere al mencionado Gobierno de los 100 Días N. del A.) como un cuerpo homogéneo, sin saber distinguir en su seno la existencia de tres corrientes políticas diferentes (representadas por Grau, Guiteras y Batista N. del A.). Al no saber distinguir entre una y otra…el Partido Comunista culpaba a Guiteras, quien era Secretario de Gobernación, de Guerra y de Marina, por persecuciones y crímenes cometidos contra trabajadores, cuyo responsable principal era Batista” (31).

No fueron pocos los que desde posiciones de derecha se ensañaron con la figura de Guiteras. El periodista Ramón Vasconcelos, conocido oportunista, declara al periódico “El País”, en su edición del 1ro de enero de 1934 como…“…cada vez que el país empieza a respirar y alentar alguna esperanza de conciliación y apaciguamiento, Toni (Guiteras) hace alguna de las suyas para demostrar que no ha terminado su obra demoledora” (32).

Otro periodista, fiel representante de los intereses de la oligarquía criolla, José Ignacio Rivero, director del Diario de la Marina, en su edición del 11 de mayo de 1935, celebra el asesinato de Guiteras, al igual que lo hiciera dicho diario, cuatro décadas antes con la de José Martí en Dos Ríos, dado que…“…en el Morrillo no murió la Revolución como sostenía con análoga tristeza a la de un Boabdil tropical uno de los acompañantes del joven Guiteras. Allí si acaso, como dijo Maximiliano Smith, sucumbió definitivamente el gangsterismo….La otra Revolución, la de Guiteras, que en Gloria esté, y de sus edecanes, acólitos y propagandistas, no pudo morir allí ni en ninguna parte, porque para que una cosa muera tiene antes que nacer, y el guiterismo que era y es algo así como una rabia criolla que muerde a derecha e izquierda, no echó jamás raíces en el corazón del pueblo, por lo que no podía madurar en un sentimiento revolucionario y sí en un pulso delictuoso…” (33).

¿Por qué las ideas de Guiteras, el gran incomprendido de su época como lo han sido mayoritariamente los hombres de ideas avanzadas, concitaba tanto el odio de la derecha reaccionaria? En su escrito “Septembrismo”, publicado en la revista Bohemia, el 1ro de abril de 1934, el propio Guiteras quizás nos da la respuesta más acertada cuando valora como…“…nuestra labor desde el gobierno, luchando contra los sectores mediacionistas era ardua; pero más arduo aún era nuestro esfuerzo gigantesco para convertir el Golpe del 4 de Septiembre, en una revolución anti-injerencista y sobre todo determinar donde llevar ese anti-injerencismo…Nuestro programa no podía detenerse simplemente en el principio de la No Intervención. Tenía que ir forzosamente hasta la raíz de nuestros males, el imperialismo económico, el que hizo retroceder a muchos anti-injerencistas, dividiéndose nuestra filas….Ante los decretos que, como enormes martillazos iban rompiendo lentamente esa máquina gigantesca que ahoga al pueblo de Cuba, como a tantos otros de América Latina, aparecían en escena para combatirnos, todos sus servidores nativos y extranjeros y su formidable clamor espurio nos restaba uno a uno a nuestros colaboradores…Existía el peligro de perder el poder, abandonados en el camino por los que parecían más cercanos a nosotros, pero el poder, imposibilitados de hacer la Revolución, no significaba nada para nosotros…”(34).

Atacado desde la derecha y la izquierda es fácil comprender ahora, al paso del tiempo, el estado de ánimo que llevó a Guiteras a declarar en el periódico “El País”, en su edición del 16 de septiembre de 1933 como…“…dentro del régimen capitalista ningún gobierno ha estado tan dispuesto a defender los intereses del obrero y campesino, como el actual Gobierno Revolucionario….Sin embargo inducidos por las empresas americanas se prestan inconscientemente al derrocamiento del gobierno…Es necesario que el obrero se de cuenta de la verdadera realidad en que vivimos; le sería imposible a las masas apoderarse de los poderes; y en lugar de enfrentarse con este Gobierno Revolucionario, debían colaborar junto con el, para obtener las reivindicaciones inmediatas y necesarias a la clase obrera y no ser un obstáculo al servicio de las empresas imperialistas” (35).

Ya derrocado el Gobierno de los 100 Días por Fulgencio Batista, por mandato del embajador norteamericano Caffery, declara Guiteras al periódico “La Luz”, el 20 de enero de 1934, que…“….me responsabilicé con el Ejército en el movimiento del 4 de septiembre, por entender que había llegado el momento de imponer un programa mínimo que de un modo lento nos pusiese en condiciones de afrontar en un futuro no lejano la inmensa tarea de la revolución social…Actualmente estoy en la oposición, lucharé por el restablecimiento de un gobierno donde los obreros y campesinos estén por encima de los deseos de lucro de los capitalistas nacionales y extranjeros”(36).

El nuevo tratado destinado a regular las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, firmado el 29 de mayo de 1934 por el presidente-marioneta Carlos Mendieta, impuesto por Batista (verdadero poder real y el embajador Caffery, sustituye al similar suscrito el 22 de mayo de 1903, por los presidentes Estrada Palma y Theodore Roosvelt y con el, eliminada la vigencia formal de la Enmienda Platt, consecuencia de la política de “buena vecindad” promovida por Franklin Delano Roosvelt, desde su toma de posesión al frente del ejecutivo norteamericano, en 1933. Realmente ya no era necesaria: la República de Cuba ya estaba consolidada como una neocolonia del poderoso vecino.

La revista “Bohemia” publica el 22 de junio de 1952, casi dos décadas después de estos hechos y a unos tres meses de acontecido el golpe de estado de Batista, un revelador artículo titulado “Extractos de los informes del Embajador norteamericano Summer Welles a su gobierno (desde el 5 al 9 de septiembre de 1933)” que refleja el lacayismo de los políticos de la época. En informe fechado el 6 de septiembre se informa al Departamento de Estado como…“….no hay un solo líder político con el que yo haya hablado que no haya sugerido espontáneamente el envío de buques de guerra americanos. Y para información confidencial del Departamento de Estado diré que los líderes de un grupo tan radical como el ABC ( realmente de tendencia fascista N. del A.) ayer por la tarde me pidieron urgentemente que insistiera en que el Departamento de Estado autorizara el desembarco de marines en La Habana y Santiago de Cuba” (37).

Fulgencio Batista y Zaldívar, convertido ya en el “hombre fuerte” de Cuba, astuto y sin escrúpulos, sumiso a los intereses extranjeros y a la oligarquía criolla, entre componendas politiqueras y demagogias, logró consolidar su influencia decisiva en las fuerzas armadas y por medio de políticos sin escrúpulos, que se prestaron al juego de presidentes-testaferros, logró mantenerse en el poder hasta la convocatoria a la Asamblea Constituyente en 1939, dejando un saldo de represiones, corrupción y otras inmoralidades, que mantenían cubano en su sempiterna frustración.


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