BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

EXPERIENCIAS MICROESCOLARES DE INTERCULTURALIDAD, PROYECTOS E IDEAS

Eduardo Andrés Sandoval Forero y otros




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La escuela y familias en la comunidad

Así, la escuela juega un importante papel en la preparación de los niños y las niñas para la vida adulta, especialmente en las sociedades altamente industrializadas y modernas, en donde las funciones productivas son muy complejas y extensas como para permanecer dentro de los marcos de la familia. De esta forma, en la escuela los niños y niñas tienen la posibilidad de enfrentarse a una diversidad social más amplia. Veamos algunos datos de la pobreza en México:

Familia. Se reconoce que en el país existen 26.6 millones de personas en extrema pobreza. Los políticos, admiten: "Conocemos y reconocemos que hay quienes no tienen con qué alimentarse". Existen 49 millones de pobres en México

Julio Boltvinik señala que hay 27 millones de miserables excluidos de los programes compensatorios--- solidaridad--- que atiende a 13 millones. Y más, Boltivinik calcula que 66.6 millones de mexicanos (72 por ciento de la población) viven en condiciones de pobreza.

Según un estudio reciente del Instituto Nacional de Nutrición, 4.5 millones de familias mexicanas sufren desnutrición. "El punto más serio", indica el instituto de la Secretaría de Salud, es que estas familias formarán los hogares de 80 por ciento de los futuros mexicanos.

Tenemos un ejemplo de programas (solidaridad) para familias, que no les resuelve su situación, solo se les compensa ya que estos programas, principalmente son creados para las comunidades más pobres y marginadas y casualmente se ubican primordialmente en las comunidades indígenas del medio rural y comunidades indígenas del medio urbano, Esta compensación varia según el grado en al que asistan los alumnos y es esencialmente para niños con problemas de pobreza que están estudiando, estas becas van desde 400 pesos mensuales a niños de secundaria y de 135 a niños de primaria, como se ve este tipo de programas no soluciona en nada la situación de pobreza y mucho menos de extrema pobreza tomando en cuenta que la cantidad que les corresponde al día, vienen siendo, 12.9, y 4.3 pesos diarios respectivamente.

Otro de los problemas que enfrentan niños y familias otomíes, es que muchos niños no pueden asistir a la escuela por no contar con los recursos necesarios, así que estas familias se quedan fuera de estos apoyos, aunque vuelvo a repetir, estos apoyos no les resuelve el problema de pobreza o carencias que les permita solventar el problema de vestido, vivienda, alimentación, educación, servicios indispensables y diversión, entre otros.

Por lo regular, en estas situaciones y ambientes de pobreza existen básicamente niños considerados ineducables y asilientes, de acuerdo a los parámetros de la escuela y además los problemas de descalificación cultural y la falta de pertinencia y baja calidad de la oferta educativa escolar situación que estarían minando la valoración y la expectativa de las familias más pobres con respecto a la escuela, afectando la motivación y el interés de los propios estudiantes por el aprendizaje escolar .

Las familias con expectativas bajas, matriculan a sus hijos o hijas en las escuelas más cercanas a sus hogares o en las que exigen poco esfuerzo a sus hijos y menos tiempo a ellos mismos como padres y madres. En estos casos de desesperanza o “desinterés” por la educación se produce una convergencia viciosa entre familia y escuela, que legitima la mediocridad en perjuicio de los estudiantes y alimenta la creación de niños ineducables y asilientes.

La brecha en las condiciones de educabilidad, entre las disposiciones de los niños y las exigencias de la escuela, se reduce de un modo ficticio, pragmático e indeseable, reduciendo la calidad de la oferta educativa por debajo de lo aceptable.

En el extremo opuesto, las familias mejor estructuradas o menos pobres que las de las zonas rurales o urbanas marginales, con niveles educativos comparativamente más altos, son potencialmente resilientes, reforzando sus expectativas y se aseguran de ofrecer a sus hijos la mejor educación disponible, seleccionando oportunamente el colegio de mayor prestigio, calidad y disciplina. Consistentes con su expectativa y con su voluntad, también participan en mayor medida de las actividades de la escuela y ofrecen a sus hijos un apoyo sostenido durante su escolaridad.

Las condiciones de educabilidad –se ha dicho antes-- se deben desarrollar desde la familia, aunque son definidas por la escuela en función de los requisitos para recibir y aprovechar su oferta educativa. La propia escuela genera problemas de educabilidad cuando define sus exigencias sin tomar en consideración las características sociales y culturales de la comunidad, las familias y los propios estudiantes. Sin embargo, también es necesario incluir en este cuadro de la relación entre familia y escuela, el papel intermedio y complementario que juega la educación inicial o preescolar, que debe atender a niños y niñas desde los 0 hasta 5 años de edad, contribuyendo al desarrollo de la educabilidad desde un espacio institucional distinto a los de la familia.

De acuerdo con los estudios disponibles, el hogar y la familia –en cualquiera de sus modalidades- es el mejor lugar para el desarrollo y el aprendizaje de los niños y niñas hasta los tres años. Este lugar, sin embargo, necesita ser complementado con servicios de cuidado diurno comunitarios o estatales y espacios que provean recursos, oportunidades y experiencias que las familias y comunidades pobres no pueden proveer.

La responsabilidad por su existencia recae en los gobiernos locales, diversas entidades públicas y organizaciones de la sociedad civil, pero los representantes de estos organismos no realizan las actividades que deben realizar para la solución de la problemática en grupos principalmente indígenas, y solo se la pasan “inventando” programas compensatorios que representan, verdaderos paliativos lo cual se convierten en promesas en las campañas políticas sin llegar a la solución profunda de carencias e inequidades:

Es justo en este espacio de incertidumbre que abre la diferencia en la reacción ante la adversidad donde se inscribe el concepto de resiliencia, definido como la capacidad de un individuo de reaccionar y recuperarse ante adversidades, que implica un conjunto de cualidades que fomentan un proceso de adaptación exitosa y transformación a pesar de los riesgos y la adversidad.

Por otro lado, y uno de los problemas que más preocupan hoy a “docentes, y a la sociedad” en general, es el de las posibilidades de desarrollo intelectual de las grandes masas de niños pobres en ambiente no resiliente, que año tras año se ven excluidos del sistema escolar, y que los mismos docentes los clasifican como los cabezas huecas, los tontos, los indios, los que no saben nada ni aprenden nada, los mal alimentados, a los que todo se les olvida. Así los docentes se refieren a los niños de la comunidad indígena

Sabemos que los proyectos del Banco Mundial que junto con las políticas neoliberales para la educación, plasmados en el Sistema Educativo Mexicano, están produciendo, una privatización encubierta que descarga sobre las familias de escasos recursos el costo económico, impidiéndole en muchos casos, enviar a sus hijos a la escuela. Pero, pareciera ser, que aún con sus escasas posibilidades al asistir a clases, éstos chicos igualmente fracasan por medio de la repitencia o el abandono directo.

Son los alumnos asilientes: los que no aprenden, son la mayoría de los casos perdidos. Se dice con mucha frecuencia que éstos chicos son víctimas del entorno social en que viven, o peor aún que la falta de alimentación produce en ellos daños irreversibles en su cerebro, versión ésta sumamente difundida entre los mismos docentes, con el acompañamiento de frases tales como "son irrecuperables, son generaciones de niños con muchos problemas de aprendizaje, considerados casi “retrasados mentales”.

Lo más delicado es que los docentes al frente de niños con características asilientes, ubicados especialmente en estas comunidades, consideran que deben “enseñar” sin ningún objetivo ni perspectiva y mucho menos sin compromiso o interés, por el déficit de sus alumnos que los deja sin a quién enseñar. Y su posición es la de culpar a los niños, sus familias, su cultura y al pertenecer a un grupo indígena.

En estas actitudes sin compromiso e interés que muestran los docentes por estos alumnos y sobre todo por el desprecio, su trabajo se caracteriza por una total indolencia; el resultado de su actitud desvalorizada provoca que alumnos y padres, efectivamente no muestren ningún desarrollo escolar y así, como nos menciona R. Rosenthal y L. Jacobson La expectativa de un maestro sobre la aptitud intelectual de sus alumnos puede llegar a operar como una profecía educativa que se cumple automáticamente.

Esta profecía educativa de la que hablan estos autores parece que se cumple, con docentes que no se comprometen, sobre todo en las comunidades indígenas.

Un docente comenta: Cubrí un interinato en una escuela primaria de la ciudad de Toluca: mire aquí si lo obligan a uno a ocupar material didáctico para que los niños entiendan mejor, y sí entienden, pero cómo ve, que aquí no entienden nada (se refiere a la escuela de la comunidad étnica), y así son siempre, se les explica y al otro día ya no saben, mire por eso no ocupo material didáctico y ni dan ganas de trabajar si sabe uno que no aprenden, así, para qué se acaba uno; Mire una vez experimenté, para saber cómo aprenden más, si con material didáctico o solo explicando, pero me entienden más cuando solamente les explico (me percaté que esto él lo considera así sin haberlo comprobado), pero mire, cuando les explico el viernes, el lunes ya no saben nada, y no me explico por qué sucede, no entienden, mire no ponen atención y los padres no apoyan en nada y son bien liosos (ROSTMH3)

En este comentario se puede apreciar la predisposición de los docentes ante las comunidades indígenas, que por el hecho de serlo, los alumnos son considerados no educables y la predisposición se cumple, por que el trabajo del docente depende del lugar y de los niños asilientes donde realiza su labor.

La situación marginal que vive esta comunidad de una escasa o nula calidad escolar hacia los indígenas, se debe, además de las grandes diferencias económicas también es al poco apoyo por parte del Estado a éstas comunidades étnicas, pues no se puede explicar, cómo se distribuye el gasto en educación que debe ser un mismo presupuesto pues la comunidad pertenece al mismo municipio de Toluca, cuando se manifiestan las diferencias entre escuelas del mismo municipio, pero ubicadas en diferentes medios (rural y urbano). No sabemos si los apoyos dependan de negociaciones particulares a cambio de prebendas políticas.

Pero, qué se necesitaría para que los niños indígenas fueran resilientes. sería necesario, primeramente, revertir las condiciones de miseria y brindar una escuela de calidad para el pueblo y no para las evaluaciones del Banco Mundial que solo se basa en el promedio, algo que el sistema capitalista y neoliberal no quiere hacer

Debemos terminar con la farsa que somete a los docentes al conformismo, la resignación y a la angustia cotidiana: y a todas las versiones acerca de que los niños asilientes, en condiciones de marginación y pobreza no tienen capacidad de aprendizaje. Esto no es más que una excusa al poco compromiso del docente y al del Sistema Educativo que cuenta con: escuelas de primera para los que pueden (pagarla) y escuelas de segunda para los desahuciados escolares que, coincidentemente son los hijos de los trabajadores del medio rural que por lo regular pertenecen a grupos indígenas, subsumidos en el sub-empleo y por tanto en la pobreza y marginación.


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