BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

EXPERIENCIAS MICROESCOLARES DE INTERCULTURALIDAD, PROYECTOS E IDEAS

Eduardo Andrés Sandoval Forero y otros




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Simbología método genealógico

Aprendiendo a convivir en escuelas multi e interculturales

Diana Castro Ricalde, Aristeo Santos López y Ruth Hernández Pérez
Universidad Autónoma del Estado de México

Introducción

A través de su historia, la educación ha tenido como objetivo primordial la formación integral del individuo, el desarrollo humano en toda su complejidad que permita a la persona comprenderse a sí misma, para luego poder entender a los demás, y así propiciar la convivencia necesaria y contribuir a la búsqueda del bien común.

Sin embargo, en el sistema educativo actual existe poca o nula atención hacia la diferencia, hacia la aceptación y el respeto de los “otros”; se habla de que somos una sociedad plural y democrática en la que se encuentran representados todos los grupos y sectores, pero se carece de esquemas de trabajo conjunto, de objetivos comunes, de proyectos colaborativos, de perspectivas multi e interdisciplinarias, que constituyen las principales características de las comunidades contemporáneas, altamente heterogéneas y compuestas por grupos multiculturales.

Jacques Delors (1995) , como Presidente de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI , elaboró un Informe financiado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en el cual se plantea que la educación debe tener la función de contribuir al desarrollo de las personas y de las sociedades a lo largo de toda la vida, y que para lograrlo se debe fomentar el conocimiento de los demás, de su cultura, e incluso de su espiritualidad.

En dicho documento se establece que la educación debe ser “… una vía, ciertamente entre otras pero más que otras, al servicio de un desarrollo humano más armonioso, más genuino, para hacer retroceder la pobreza, la exclusión, las incomprensiones, las opresiones, las guerras, etc.” (Delors, 1995, p. 8).

En orden de alcanzar este desarrollo, se promueven cuatro pilares en los cuales debe fundarse todo proceso educativo: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a vivir juntos o “a convivir” (Ibíd., p. 35). Igualmente se reconoce que se trata de emprender una tarea ardua sobre todo porque los seres humanos “tienden a valorar en exceso sus cualidades y las del grupo al que pertenecen, y alimentar prejuicios desfavorables hacia los demás” (UNESCO, 1995, p. 89).

De hecho, el prejuicio al cual se hace referencia involucra una opinión previa que suele ser perjudicial o adversa a la cosa o persona que se juzga; este dictamen se hace extensivo al grupo al cual pertenece el individuo juzgado, como parte de una costumbre generalizada. Es decir, no únicamente se alimentan preconcepciones negativas de una persona, sino que también éstas se trasladan a la familia, al colectivo del cual proviene, en ausencia de los elementos necesarios para conocer, entender y respetar a aquél con quien se establece contacto.

En este sentido, Delors postula en el Informe al cual se hace referencia, que en la institución educativa –lo que también puede referirse a la sociedad-, no resulta suficiente favorecer el contacto entre miembros de grupos culturales diferentes –lo que ahora se denomina multiculturalidad, término al cual se aludirá más adelante-, sino que es necesario, incluso indispensable, propiciar la interrelación entre culturas en un contexto de igualdad y con base en objetivos comunes –interculturalidad, tema que también se abordará a lo largo de este trabajo-.

Pero en orden de establecer dicha convivencia armónica, primero tiene que descubrirse al “otro”, lo que simultáneamente está ligado al conocimiento de uno mismo; se trata de hacer un ejercicio de introspección, de conocimiento de la propia persona, de su conciencia y de sus actos, para después transitar hacia la revelación de los demás sujetos quienes, al igual que “yo”, conformamos la sociedad.

Siguiendo con los planteamientos emitidos a través de la Comisión presidida por Delors, otro tema que debe ser incluido en la agenda de las escuelas es la integración de proyectos comunes, toda vez que la formulación de objetivos que involucran a todo un grupo de personas, usualmente contribuye a superar el egoísmo e individualismo que prevalecen en las grandes sociedades y por ende, en sus instituciones educativas, y propicia la convergencia de puntos de vista, la adopción de acuerdos y el desarrollo de actitudes colaborativas.

Jacques Rousseau, escritor y filósofo que influyó en gran medida en la Revolución Francesa , postulaba algo similar al “Aprender a convivir” de Delors, pero lo hacía en su “Discurso sobre el Origen de la Desigualdad” (2005), haciendo énfasis en las cuestiones de identidad personal, para que la persona después pudiera transitar hacia lo social.

Para este autor, la búsqueda del bienestar individual nunca estará completa sin el encuentro del bien común, y si se saben combinar estos dos principios –el individual y el colectivo-, se podrá alcanzar la satisfacción personal. De hecho, se considera que el papel que debe adoptar la educación en este proceso, desde su nivel más básico, es el propiciar el encuentro y la interrelación entre el individuo y su medio físico y social.

Se trata de que los espacios educativos en cada etapa de la formación del sujeto, favorezcan la adquisición de experiencias, apoyen prácticas de conocimiento personal y de conformación y reafirmación de la identidad propia, dando paso de manera gradual al enriquecimiento personal del individuo.

Simultáneamente, las escuelas deben diseñar estrategias que vayan guiando al niño y al adolescente en su ajuste al entorno, en el reconocimiento de su rol como parte importante de un colectivo “… desarrollando la comprensión del otro y la percepción de las formas de interdependencia –realizar proyectos comunes y prepararse para tratar los conflictos- respetando los valores de pluralismo, comprensión mutua y paz” (Delors, 1995, p. 35). Esto, porque la educación debe ser visualizada como un todo cuya suma de las partes contribuirá al logro de mejores condiciones de vida y bienestar social.


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