BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

EL CONSUMO SOSTENIBLE COMO PERSPECTIVA INNOVADORA

Enrique Ortiz de Mendivil Llano




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VII- Conclusiones

Reflexiones previas

Los conceptos de vida sana, consumo sostenible, ecología, etc… son asumidos socialmente y considerados como algo interesante, incluso como algo básico. Parece claro que cuidarnos a nosotros y a nuestro entorno, nos puede traer bastantes satisfacciones emocionales y sociales.

La compra es la mejor manera individual y democrática de participar, de opinar. Cuando compramos decidimos entre los valores y principios de las diferentes empresas y organizaciones, permitiendo con nuestra compra que su actividad perdure o no.

Pero a la hora de la verdad,… ¿para qué voy yo a ir en transporte público si tardo el doble que en coche?... ¿para qué voy a separar la basura, si observo como un niño tira al suelo los restos de la merienda con sus padres delante?...

Buscando soluciones a este tipo de problemática, es fácil encontrarnos con discursos moralistas: en el mundo las riquezas están muy mal repartidas y como a mí me tocó estar entre los privilegiados, me siento culpable. Este tipo de sentimientos nos dicen que si compramos un teléfono móvil o celular fabricado en India, somos responsables de la explotación de los menores que lo han fabricado, y que el cambio climático es consecuencia del mal uso del vehículo particular. Esta teoría de la culpabilidad abunda en las sociedades occidentales en general y además de ser realmente ineficaces, crea un cierto desasosiego en las personas.

El moralismo no es una buena salida, pero tampoco lo es el extremo contrario: la teoría de la pelota fuera, muy occidental también. Si se dice que el uso constante del coche privado no es sostenible respondemos que donde se despilfarra realmente la energía es en las fábricas o que podría haber transporte público más barato o incluso prohibir los coches.

Hacerse adulto y en consecuencia, responsable de los actos de cada uno, no resulta nada fácil. El consumo consciente debe ser algo que elegimos voluntariamente, un proceso que hacemos porque queremos. Se trata de no reproducir a nuestra escala personal, lógicas foráneas que no nos gustan.

Pocos son conscientes que sus críticas fáciles a los combustibles fósiles, les imposibilitaría la utilización de los vuelos de bajo coste, tan útiles para movilizarse de forma económica. Consiste en empezar a predicar con el ejemplo, una cierta coincidencia entre lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos, y a darnos cuenta de que un entorno más sano necesita otros estilos de vida. Siempre con una máxima: la libertad propia acaba donde empieza la del otro.

Si pensamos que es malo traer productos desde lejos ya que implica construir carreteras, donde antes había bosques, respirar humo y escuchar ruido dañando la producción local, también debemos saber que todo lo anterior supone en esos lugares creación de industrias y puestos de trabajo, posibilitando un desarrollo que evita la emigración masiva de sus pobladores. La globalización influye en todo y en todos, creando otra máxima: toda acción lleva una reacción no siempre previsible. (Anexo 3)

Así que, ni culpa, ni pelotas fuera. Tomar conciencia, pero sin cargar con más peso del que nos toca, es el primer paso. Esa decisión personal que salga de dentro no conseguirá que se desechen menos toneladas de basuras orgánicas a la naturaleza, pero desencadenará un cambio cualitativo que transformará el sistema. Un acto normal, como ir a la compra con una bolsa de algodón o yute llevada desde casa, hace que más gente vea la bolsa, pregunte y se interese por ella… y se consuman, finalmente, menos bolsas de plástico.

La sensibilización y la toma de conciencia son básicas para el cambio, pero el entorno y los hábitos pesan demasiado. El senderismo es una buena costumbre medioambiental, pero si para realizarlo debemos recorrer previamente cien kilómetros en nuestro flamante todoterreno, las dudas empiezan a ser razonables. Quizás resulte más fácil empezar desplazándonos al centro de la ciudad en transporte publico, en vez de en el coche particular. Esa es la clave. Tomar conciencia y cambiar conductas, pero que su realización no sea una cruz tan pesada que nos haga desistir en poco tiempo.

Se hacen campañas para que ahorremos agua mientras se riegan los parques aunque llueva, nos animan a ahorrar energía mientras hay una farola ultra potente cada diez metros. Si alguien tiene que romper el círculo, ese es el consumidor, el cliente. Y para conseguir eso se debe emprender un cambio mental y de valores en la persona y un cambio en las relaciones humanas.

Las personas mayores, nuestros abuelos, mantienen sin ser plenamente conscientes de ello una actitud de consumo sostenible, a tener en cuenta. Muchos de ellos ni tienen ni han tenido coche, todos ellos pasean por las calles, charlan, juegan al dominó, al tute.., nunca se aburren y no hablan de sostenibilidad. No les hace falta. Su vida es absolutamente sostenible.

Regulaciones y crecimiento

¿Y que hacen los poderes públicos?. Los poderes públicos utilizan grandes discursos, crean ostentosos ministerios para la sostenibilidad (en España, Industria sostendrá el coche eléctrico, Medio Ambiente las potabilizadoras de agua e Igualdad la paridad de género) y, lo que es peor, lo pretende regular todo. Regulan las finanzas para evitar la próxima crisis, regulan asignaturas como Educación para la Ciudadanía para formar en valores ya que las familias no saben de eso, regulan el precio de la electricidad para poder subvencionar determinados tipos de energía en contra de otras, etc…

A modo de reflexión, citaré un ejemplo muy sostenible. La Unión Europea, y en consecuencia España, obliga a que un porcentaje de cines deban programar películas nacionales para poder sostener el negocio nacional de producción audiovisual. El problema que tiene este tipo de reglamentaciones tan pretenciosamente culturales o sociales, es que trata como limitados mentales a los consumidores. Puede ser que los clientes prefieran las producciones norteamericanas por ser mejores, más divertidas, más dinámicas, etc.., pero ya están los algunos para decidir que se tiene que ver o no ver. Aún más. Aquello por lo que no quieres pagar conscientemente, te obligarán a pagarlo por la vía indirecta de los impuestos. Un consumo sostenible, llega por la aplicación de un marketing sostenible, por empresas e instituciones, no por legislaciones que limitan las libertades individuales.

El modelo económico actual está basado en el crecimiento continuo, crecimiento del PIB claro está. Pero esa es una necesidad del modelo, no de los individuos, ni siquiera del sistema. La gran paradoja surge cuando uno se pregunta: ¿cómo cambiamos el modelo actual para fortalecer el sistema, sin que se desplome todo como un castillo de naipes?. La crisis económica que se inicia en EEUU en el mes de agosto de 2007, es la muestra práctica y real de esta pregunta.

El capitalismo surge desde el momento en que el trueque y el comercio dan sus primeros pasos. Sin embargo, como concepto moderno es en el S XVIII con la Revolución Industrial en lo económico y la Revolución Francesa en lo político, el momento en que se puede hablar apropiadamente de sistema capitalista. Desde entonces hasta ahora, el sistema ha vivido varias fases o modelos distintos. El actual, que llamaré modelo financiero, está enclavado en el sistema capitalista pero puede ser el principio del fin del mismo.

El modelo financiero se inicia a partir de la paulatina desaparición del patrón oro. Este modelo monetario en el que los depósitos de oro, y posteriormente divisas, respaldaban la emisión de billetes por parte de los bancos emisores, condujo a una estabilidad monetaria importante. A partir de las guerras mundiales los países van abandonado el patrón oro, siendo Suiza el último en hacerlo el año 1998. Sin embargo, es durante el mandato del Presidente Richard Nixon, cuando como consecuencia de los altos costos de la Guerra de Vietnam, EEUU abandona el patrón oro siendo en consecuencia finiquitado como modelo.

¿Realmente, hemos creído que es posible un crecimiento ilimitado? Ésta es la pregunta que se responde con rotundidad: no es posible continuar creciendo a este ritmo sin que estalle una, dos o las tres patas del desarrollo sostenible. La acumulación indefinida no es posible y tarde o temprano tenía que venir el estancamiento y la crisis de modelo.

El Producto Interior Bruto (PIB), es un indicador irreal y limitado, pues no tiene en cuenta el valor de los recursos naturales, que deberían estar integrados en la economía, ni los valores intangibles que sí repercuten en el flujo económico, como el trabajo doméstico, ni la calidad de vida de las personas. La economía actual no puede sobrevivir sin dejar de crecer, de modo que cualquier desaceleración en el crecimiento supone un duro golpe a sus cimientos, y su buena salud pasa por continuar creciendo exponencialmente. La acumulación indefinida de bienes y servicios es, de hecho, el motor del actual modelo económico. Y no es cuestión de capitalismo o socialismo, ya que todos los modelos conocidos se basan en el crecimiento.

La huella ecológica es un indicador agregado que sirve para medir la cantidad de territorio que se necesita para producir los recursos consumidos e integrar los residuos generados por una persona o comunidad. Para actuar de manera sostenible, las personas y grupos no deberíamos consumir más de lo que la superficie de la que disponemos es capaz de asumir. Así, los estadounidenses consumen seis veces más de su capacidad de carga, los españoles más del doble y las habitantes de la India, menos de la mitad.

Otro indicador es la mochila ecológica, donde se mide la cantidad de materiales que ha necesitado movilizar un producto “de la cuna a la tumba”. Desde los necesarios para extraer materias primas o para producir energía para su fabricación, envasado o transporte hasta los necesarios para el tratamiento de los residuos que genera. Es una buena herramienta comparativa. Así, una bandeja de madera de 1,5 kg tiene una mochila ecológica de más de 2 kg mientras una de cobre chileno que presta el mismo servicio la tiene de más de 500 kg.

Estos nuevos indicadores se alzan como alternativa más realista al denostado PIB. El lema pasa por vivir mejor con menos, sin necesidad de volver a las cavernas.

Aprender de todos, empezando por uno

Yo he vivido durante dos años en Chile. En ese país cuando preguntas por algo concreto, por ejemplo, a que hora estará realizada una reparación de un zapato, oficio que por cierto en España está prácticamente en extinción, te dicen que “al tiro”. Como occidental crees que eso quiere decir “al momento”. Pues no. Eso quiere decir que “cuando pueda ser”. Lo de querer sacarle el máximo rendimiento a cada minuto es algo cultural. En los llamados países ricos vamos muy rápidos, incluso acepto que en el resto de países quizás vayan un poco lentos. Esa es la clave del presente texto, saber buscar un equilibrio entre algunos que se pasan y otros que no llegan.

Parece que si un avance es técnicamente viable ya es bueno y necesario por definición. Es verdad que un coche moderno consume la cuarta parte que uno viejo. Pero, ¿realmente necesitamos cambiar de coche cada tres o cinco años?. La contaminación generada en la fabricación y mantenimiento diario, ¿suponen una mejor calidad de vida para nosotros?. La cantidad de meses necesarios de trabajo para poder pagarlo, ¿mejoran nuestro nivel de vida?. A ese grado de autoconocimiento debe llegar el consumidor y a partir de esa libertad, actuar en consecuencia.

Pero también hay que decir que cualquier tiempo pasado no fue mejor y, en cualquier caso, no podemos retroceder en el tiempo. El dinero y, en general, el progreso nos han llevado a una apertura mental y cultural, y a un uso de libertades y derechos. Valoremos y agradezcamos lo que hasta ayer teníamos y seamos conscientes de lo que queremos para hoy y para mañana.

Llevar a los niños al McDonald´s, ¿es malo?. Unas pocas veces al año, como premio o acontecimiento, es muy gratificante para ellos. Ir todas las semanas, es un problema de salud y de alimentación poco responsable.

La opulencia conseguida genera efectos físicos, como la obesidad y los accidentes de tráfico, y mentales, como el estrés y las depresiones. El tanto tienes tanto vales es un valor culturales nocivo para el individuo y para la sociedad.

Renuncia a cambiar al mundo y a quienes te rodean y empieza a cambiar tú. Más vale un ejemplo que diez textos. La sostenibilidad del sistema no debe ser un fin, sino un medio para poder vivir mejor.

En Santiago de Chile como consecuencia de las estufas de leña, medio de calefacción básico de los más humildes, se produce en el invierno unas altísimas cantidades de contaminación atmosférica muy dañinos para la salud general de la población, conocido como smog. ¿Cuál es la solución?. ¿Prohibir las estufas de leña y condenar a los pobres a padecer frío durante más de seis meses?.

El modelo anterior obligaba a deslomarse a trabajar, y el actual, además de ser insostenible nos convierte en inútiles que nunca han elaborado una conserva natural o reparado un enchufe de luz. Consumir es necesario, ya que tenemos que comer, vestir, etc…y puede ser positivo, ya que al hacerlo podemos apoyar empresas e iniciativas que ayudan a construir un mundo mejor.

Obrar de manera consciente de las implicaciones de nuestros actos de consumo y hacerlo lo mejor que las circunstancias personales o del entorno nos permitan es transformador, porque necesitamos cambiar reglas para que fomenten comportamientos sostenibles en vez de dificultarlos.

Por donde empezar

Algunas sencillas claves para replantearnos nuestro consumo:

• En primer lugar, huir de las falsas necesidades, ya que menos es mejor.

• Proceder a deseducarnos, casi como un trabajo de desintoxicación.

• Actuar en consecuencia, informarnos y sensibilizarnos.

• Y, finalmente, tener en cuenta siempre criterios alternativos al modelo actual.

En un posterior paso reclamar unas mejores condiciones de comercio justo:

• Reclamar condiciones nínimas de trabajo digno a nivel mundial, con ausencia total de explotación infantil.

• Establecer unas relaciones comerciales a largo plazo, para poder planificar sin el temor a movimientos bruscos de mercado.

• Promover la elaboración en origen, que se exporte producto elaborado en vez de materia prima, para que quede el máximo de valor añadido.

• Respeto al medio ambiente, como valor a la producción.

La vía para la consecución de un comercio local y mundial más justo, pasa por uno mismo, por su bienestar, incluso por su egoismo. La salud es mucho más que comer sano. Hacer ejercicio, descansar bien, tener relaciones de calidad... son tan o más importantes que comer bien. Actitudes muy estrictas pueden derivar en trastornos alimentarios y prohibirse alimentos puede genera ansiedad. Se puede empezar potenciando los vegetales, verduras y frutas, cereales y legumbres, aceite de oliva y frutos secos, por ser los alimentos que mejor combinan salud y respeto al entorno.

Por otra parte, es aconsejable la moderación con lo que a largo plazo nos puede dar problemas como las grasas hidrogenadas en margarinas y alimentos procesados, las de carne y lácteos y grasas vegetales sin especificar, como aceites de semillas girasol, azúcar, sal...

Las grasas, necesitan una explicación más profunda y autónoma:

o El aceite de oliva. En él predominan los ácidos grasos monoinsaturados Omega 9. Es importante usarlo a diario en crudo y también para cocinar. Es el que mejor soporta temperaturas altas sin quemarse. Otros alimentos cuyas grasas son muy monoinsaturadas son aguacate y aceitunas.

o Los frutos secos y el pescado. Predominan grasas saludables y presencia de poliinsaturadas Omega 3, muy beneficiosas. Las Omega 3 las encontramos en la grasa de los pescados y en la de los frutos secos (nueces, avellanas...). Los pescados azules (sardina, anchoaboquerón, verdel-caballa, jurel-txitxarro, atún, salmón, trucha...) son más ricos en grasa.

o Los aceites de semillas (girasol, maíz...). Ricos en grasas poliinsaturadas omega 6. Bajan el colesterol malo pero son muy oxidantes, se deben consumir con moderación.

o Finalmente, se debe moderar el consumo de margarinas vegetales y demás grasas hidrogenadas, aceites de palma y coco, grasa de lácteos y de carnes ricas en grasas saturadas.

Nuestras madres y abuelas hacían la compra y la comida a diario e invertían tiempo en ello. Hoy compramos una vez a la semana, con prisa, y los alimentos elaborados suponen prácticamente la mitad del total vendido. Hace treinta años la comida se llevaba la mayor parte del gasto familiar, hoy no llega a la cuarta parte. El producto fresco de temporada tiene muchas ventajas. Consumir variedades locales fomenta la agrodiversidad y los cultivos propios del entorno.

La industria alimentaria utiliza casi 4.000 aditivos, la mayoría sintéticos y se identifican por una E seguida de 3 cifras. Algunos no presentan ningún riesgo para la salud pero en otros casos se duda de su salubridad (glutamatos –E620 a 625). Casi todos son prescindibles y su uso responde a motivos estéticos o comerciales y a intereses de la industria.

Por otra parte, la Política Agraria Común (PAC) de la UE, dedica la mayoría de sus millonarias subvenciones a proteger cultivos para la exportación, contra otros países más competitivos y más preparados en estas materias, y a fomentar las explotaciones agroganaderas más grandes.

La agricultura y ganadería ecológica, también llamada biológica u orgánica, se desarrolla a partir de los años sesenta como respuesta a los excesos de la agricultura industrial. Combina la formación científica con el saber tradicional, al no contener residuos agroquímicos ni medicamentos, para producir alimentos sanos y de calidad, respetando el entorno y el bienestar animal.

La agricultura ecológica utiliza la rotación de cultivos, abonos orgánicos (estiércol y materia orgánica descompuesta). La ganadería ecológica utiliza razas ganaderas autóctonas que pastan al aire libre, forrajes y piensos ecológicos (preferentemente autoproducidos en la misma explotación, máximo 40% de la dieta en forma de pienso), medicinas a base de plantas y productos homeopáticos, transportes reductores del estrés...

Algunas ideas para una nueva producción agraria:

• Diversificando, evitamos las grandes inversiones y no depositamos todo el peso en una sola área, minimizando las consecuencias de plagas, clima, falta de éxito comercial...

• Produciendo calidad más que cantidad, a través de la diferenciación, buscando mercados concienciados, producir con sello ecológico o denominaciones de origen o calidad...

• Buscando nuevas vías más directas de comercialización, como pequeños comercios, mercados ambulantes, ferias temáticas, cooperativas y grupos de consumo.

• Reduciendo costes. En ganadería, aprovechando al máximo los pastos y, autoproduciendo forrajes y piensos. En agricultura, autoproduciendo planta, semillas y abonos. En riegos, con sistemas eficientes como el riego por goteo.

• Compartiendo recursos como tractores, cosechadoras...

En el mundo, desde el año 2005 y por primera vez en la historia, vive más gente en las ciudades que el ámbito rural. Sin embargo, vivir en el campo haciendo vida en la ciudad es una moda cara y antiecológica, aunque bien vista por muchas amantes de la naturaleza.

El campo puede ayudar a llevar una vida más sencilla y tranquila y menos consumista, pero también implica multiplicar la ocupación del territorio, el gasto en transporte de personas, etc... Más que un campo para descansar o pasar el fin de semana en una segunda residencia o un turismo rural, necesitamos un campo vivo y productivo con vida social, cultural, deportiva... que haga que la gente tenga razones para quedarse o ir a vivir a él.

El movimiento mundial de ecoaldeas está formado por aquellos asentamientos humanos que intentan vivir de manera sostenible desarrollando estructuras colectivas (formas de organización, espacios de ocio, salud, educación, cooperativas de trabajo...). Están coordinados en redes para apoyarse y promover este estilo de vida. En la India y China hay ciudades grandes que están siendo diseñadas con estos criterios. En Colombia se están promocionando diversos proyectos de ecobarrios.

La bioconstrucción intenta construir espacios que cuiden la salud de las personas (luminosidad, calidad del aire...) y del planeta (ahorro de energía y agua, materiales cercanos y ecológicos, minimizar residuos y los impactos sobre el territorio...). Elige cuidadosamente ubicación y orientación, diseño, materiales etc. teniendo en cuenta el clima, el paisaje... Arquitectura pasiva y bioclimática son otras denominaciones que inciden en la adecuación a las condiciones climáticas para la eficiencia energética.

Con el progresivo abandono de la vida rural y las continuas demandas de consumo, los bosques autóctonos, tradicionalmente usados para extraer leña y para ganadería intensiva, dejan paso a otros usos o son sustituidos por cultivos madereros. Los cultivos madereros no son bosques naturales y debido a la demanda de madera y derivados, han ganado terreno.

Propuestas de eficiencia

1- En el medio de vida. La simplicidad como modo de vida es el lema de varios de los movimientos que surgen asimilados al decrecimiento.

El estilo de vida pausado supone trabajar menos y dedicar más tiempo al bienestar: a estar con amigos y familia, a comer despacio, a pasear... Las opciones de lograr ese nuevo ritmo son más altas en las ciudades pequeñas, cambiando el orden de prioridades sociales.

2- En la valoración. Otra propuesta se refiere, a las pérdidas que no se pueden calcular en términos económicos: el disvalor.

Un ejemplo es, la incapacidad que tiene la ciencia económica para calcular el valor de los factores que aumentan el bienestar personal, como el ocio y el tiempo libre.

3- En los recursos. El concepto de la entropía, aplicado a la economía por el rumano Nicholas Georgescu-Roegen, replantea la validez de la economía vigente, al estar desvinculada de la realidad física y biológica.

Georgescu se basó en el segundo principio de la termodinámica, la entropía, para hablar de escasez económica, ya que toda producción realizada supone una reducción de la energía. El crecimiento es negativo y entraña una paradoja, ya que está destinado a terminar con los recursos, que por su parte son inevitablemente necesarios para crecer y seguir creciendo.

4- En la energía. El concepto del negavatio (26) consiste en realizar las inversiones financieras, en base a hacer más eficiente el consumo energético en lugar de hacerlo para generar más cantidad de energía. Por ello, los beneficios se miden tanto en términos económicos como medioambientales.

Con las tecnologías disponiblees en estos momentos, es posible multiplicar por cuatro la eficiencia, reduciendo a la mitad el consumo de los recursos y conservando el resto.

5- En los indicadores. El hundimiento del PIB como indicador del nivel de vida de una sociedad ha llevado a pensar en nuevos medidores que incluyan más parámetros, incluidos los de medio ambiente.

(26) OSHIMA Tana. Edición digital diario El Mundo. http://www.elmundo.es/elmundo/2008/11/07/ciencia/1226077873.html#Negavatio

Uno de los indicadores nuevos en su utilización es la Apropiación Humana de la Producción Primaria Neta de Biomasa (HANPP), que mide la pérdida de biodiversidad. Pero éste no mide todos los aspectos que afectan a la realidad social y económica, por lo que se baraja la idea de crear un PIB verde o Índice de Bienestar Económico Sostenible (ISEW) o el Índice de Progreso Genuino (GPI). En el momento presente, el medidor alternativo más generalizado es la huella ecológica.

6- En el consumo. Replantear el valor de las cosas, el modo de vida, etc... lleva a redefinir el modelo de las necesidades humanas. Ese cambio individual de modelo, supone nuevos valores y nuevos hábitos. El consumo como modelo de comportamiento propio y ante los demás, deja de ser una necesidad humana.

Ese cambio tan radical, trae sin duda cambios anexos. Realizado de forma consciente, individualizado y a ritmos no marcados, será una transformación social, política y económica tan grande, que dará lugar a un nuevo modelo en el que lo importante sea una mayor cantidad de población mundial que viva mejor.

7- En el tiempo. Lograr un nuevo modelo que dentro del sistema perdure en el tiempo, será posible si a los tres pilares de la sostenibilidad (social, económica y medioambiental), se les otorga la misma importancia.

No derrochar ni sobreexplotar, en ninguno de sus significados, los recursos humanos, naturales y financieros, será una máxima del modelo. Este nuevo modelo, también tiene que evitar que esos derroches y sobreexplotaciones se deriven a futuro para que sean otros quienes los padezcan o solucionen.


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