CAPITULO V. Educar en el Camino de la Diversidad y la Cultura de Paz

1 La necesidad de una educación para la paz en el aula de clase

Dentro de este capítulo abordare las conveniencias de incluir la educación para la paz en la educación secundaria, al tiempo de reconocer mis derechos y los derechos del otro; además de analizar la asignatura de formación ciudadana para que a partir de esta se promueva el estudio de la diversidad escolar y cultural con el propósito de generar conciencia en los alumnos y de esta manera transformar los conflictos en situaciones no violentas.

Hay ciertas cuestiones en la época actual, sobre las cuales nuestra sociedad reclama una atención prioritaria; la violencia, la escasa presencia de valores éticos, la exclusión y la intolerancia.

En la actualidad pareciera que el dinero y el poder es quien dirige, el conseguir un nivel económico y cierto prestigio dentro de la sociedad es la meta que mayor número de aspirantes tiene. Por su parte el consumismo, el despilfarro, el conseguir las cosas a costa de lo que sea, frente al hambre en el mundo, la degradación del medio ambiente y la violencia son decisiones que el ser humano debe resolver en su diario vivir.

Se considera la transformación como el método más adecuado para la regulación positiva de los conflictos basándose en la comunicación y la reconciliación; los sentimientos tienen una gran significancia dentro de las relaciones humanas por tanto aprender a educarnos en sentimientos positivos fortalecerá la convivencia pacífica.

Sabemos que en esta época gran parte de la sociedad convive con el egoísmo, individualismo y el materialismo; actitudes humanas que aparecen por doquier, y no estaría de más que desde los centros educativos, desde las aulas de clase, y desde las instituciones sociales y políticas el país llevara a cabo una transformación integral para conseguir una sociedad más justa, homogénea y feliz.

Crecer en un ámbito pluricultural en el que se enseña el respeto mutuo entre las diversas culturas disminuirá el peligro de que un niño al crecer se adhiera a valores racistas; esto aumenta la posibilidad de que las futuras generaciones sean mucho más tolerantes y respetuosas que las últimas y las actuales. (Liebscher, 2009:133)

La juventud forma parte de la sociedad, por tanto, no queda exenta de estas transformaciones y se ve influenciada por una serie de factores de carácter cultural, social, económico, político y moral influyentes en la toma de decisiones, razón por la cual necesitan los jóvenes estudiantes establecer nuevas estrategias dentro de su formación para que ante la problemática de su entorno ellos puedan de una manera crítica, reflexiva y participativa tomar partido dentro de su sociedad, ejerciendo su autonomía, emitiendo juicios y tomando decisiones asertivas que les ayuden a construir una cultura de paz .

Impulsar en los jóvenes el desarrollo de las capacidades, habilidades individuales en los ámbitos cognitivo, afectivo, de la salud integral, al mismo tiempo que se promuevan los valores con el fin de asegurar una convivencia social pacífica y solidaria que propicie la movilización de sus saberes integrados en situaciones específicas para el desarrollo de competencias para la vida.

Esta es una de las pretensiones del Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012 del cual rescato la siguiente frase: “promover valores con el fin de asegurar una convivencia social pacífica”; y extraje dos palabras de la anterior frase: convivencia pacífica, mismas que uno con la propuesta de Sandoval Forero que se incluye en el Capítulo I de este trabajo, educar en el camino de la diversidad y la cultura.

Entiendo entonces que para disminuir la agresión intraescolar y convivir pacíficamente debemos los profesores educar a nuestros alumnos en el conocimiento y respeto hacia la diversidad escolar y cultural. Solo de este modo comenzaremos la transformación de conflictos en situaciones no violentas y entablaremos relaciones pacíficas.