BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DESCIFRANDO A SRAFFA

Antonio Mora Plaza




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De la mano de Sraffa: Panificación a partir de Sraffa

Sólo unos apuntes. Imaginemos que queremos dotarnos de un organismo que planificara la relación salarios-ganancias o, dicho en lenguaje económico actual, la distribución de la renta en una primera aproximación. Podría partir como dados las tasas máximas de ganancia por sectores -sumas de gmij de todas las j- y establecería una relación dialéctica entre salarios y ganancias, bien por sectores, bien por productos. Hecho eso, la ecuación (179) daría el salario medio de la economía. Eso no significa que todos los sectores, todas las empresas y todas las categorías tuvieran el mismo salario. Lo único que tendría que calcular el órgano planificador es el salario medio resultante wm de todos los salarios. Alternativamente, podría fijar ese salario medio, con su abanico de salarios, también por sectores, empresas y categorías, y les diría al conjunto de la economía que podrían fijar sus tasas de ganancia, pero con la limitación de que todas ellas deberían cumplir con (179). De no cumplirse, el ministro de economía tomarías las medidas pertinentes para su cumplimiento con la información dada por el órgano planificador. También podría el órgano planificador indicar lo conveniente de determinados formas de producción para que, al mejorar en según qué sectores, ello permitiera unas tasas de ganancia máximas gmij mayores y, por lo tanto, repartir el excedente en la forma que políticamente se determinara. Vemos que gmij aparece en (179), tanto en el numerador como en el denominador del denominador. Eso significa que no todo aumento de las tasas máximas de ganancia gmij va a favorecer por igual al conjunto del excedente, sobre todo si algunas tasas de ganancia gij sectoriales se acercaran demasiado a su tasa máxima, porque entonces en (179) se dispararían los precios. La razón económica es que un aumento de la tasa de ganancia en determinados sectores cuyos productos finales son medios en otros sectores haría subir los precios de estos últimos si utilizan ese bien final como medio de forma intensiva. Esta ecuación o similar, junto con las derivadas del Capital Fijo y las de la Tierra, posibilitarían una planificación indicativa muy laxa en cuanto a la toma de decisiones, pero muy precisa a la hora de observar sus efectos globales y, por ello, la posibilidad de tomar medidas si se consideran perjudiciales para el conjunto de la economía; también el grado de incidencia de decisiones sobre los beneficios en determinados sectores que serían muy graves para el conjunto de la economía. Permitiría además valorar el efecto en el conjunto de la economía de las subvenciones, de los impuestos, del gasto público y de los ingresos públicos. Como caso particular, Sraffa ya se percató de los efectos sobre los precios de determinados bienes finales que se utilizan como medio en el mismo sector. Más en concreto -y como hemos visto- lo analiza para el caso de “... una mercancía que entra en su propia producción en un grado desusadamente grande” . Podemos concretar que ello depende de la cercanía o lejanía de las tasas de ganancia sectoriales gij a sus tasas de ganancia máximas gmij , como muy bien aprecia Sraffa, aunque sin aportar una ecuación que lo demuestre. Su razonamiento es económico, pero sin hacer explícitos formalmente sus supuestos .

No me puedo alargar con este tema que por sí solo podría constituir un artículo aparte e, incluso, un libro. Sólo quisiera ahora enumerar algunas de las características que tendría una planificación a partir del modelo esrafiano, modelo que se nutre de y nutre las dos visiones de la economía: la positiva y la normativa. En efecto, puede concretarse hasta llegar a modelos susceptible de la contrastación; puede también decirnos algo sobre el qué hacer, cómo regular los comportamientos económicos, aunque sea de forma muy laxa:

1) Las conclusiones obtenidas a través de (147) y (148) se pueden completar o complementar con las hipótesis y conclusiones de la incorporación de los problemas del “Capital Fijo” y de los recursos de “la Tierra” de los dos capítulos anteriores del libro de Sraffa; también con los medios producidos reducibles a trabajo fechado. Las ecuaciones que surgirían serían más complicadas, pero no plantearía mayores problemas conceptuales.

2) Las únicas variables de la ecuación que traemos aquí a colación ahora son gij, gmij y wmij

(179)

con n tasas de salarios embutidos en la media wm de los salarios w por sectores (o por bienes y servicios), n tasas de ganancia máximas por sectores gmij (o por bienes y servicios), n inputs li de trabajo. Eso no significa que el resto de las variables físicas, como los bienes básicos Yb y no básicos Ya y los medios de producción X, no jueguen ningún papel en (179). Lo juegan a través de las tasas máximas de ganancia gmij. Ocurre que, una vez fijadas las tasas máximas de ganancia, ya no entran explícitamente en (179).

3) Las tasas de ganancia -tanto las sectoriales gij como las máximas gmij- pueden ser consideradas como aquellas que surgen tras las amortizaciones y provisiones que dejen intacto el equipo de sus recursos productivos, es decir, que mantienen la reproducción simple sin acumulación neta del capital.

4) El punto delicado del modelo es precisamente la fijación de las tasas máximas. Estas, según este modelo, surgen al hacer cero los salarios wij en la ecuación que define el sistema, la (175). No obstante, puede hacerse mediante aproximaciones sucesivas en la práctica, pero ello implica un ejercicio muy delicado por dos cosas. Primera porque si, por ejemplo, las tasa máximas gmij las ponemos muy bajas, habría empresas o sectores que aumentarían sus reservas y provisiones en demasía en relación a sus servicios y productos finales para que sus ganancias no sobrepasaran las máximas. Con ello, aumentaremos la solvencia en detrimento de la oferta de sus bienes y servicios que lanzan al mercado, provocando -si estas empresas son una parte importante de los oferentes- un aumento de los precios; por el contrario, si estas tasas gmij las ponemos muy altas, existirá la tentación de muchas empresas de elevar sus ganancias a repartir, en detrimento de su solvencia. La segunda cuestión de la delicadeza a la que me refería antes es la de que, aunque atinemos meritoriamente con las tasas máximas de ganancia gmij adecuadas en función de Ya, Yb y X, si algunas empresas, con tasas de ganancia muy altas, se acercaran a su tasa máxima sectorial, podrían originar aumentos de precios de determinados bienes o servicios que, si son usados como medios en otros de forma intensiva, ello podría originar a su vez una espiral de precios en el sector e, incluso, en la economía en su conjunto. Bajo estos criterios, puede estudiarse el caso de las empresas de energía, en general, que son oligopolios sin apenas competencia y sin productos sustitutivos. No tendría importancia que esto ocurriera en las empresas de la cultura, por ejemplo, porque estas no se usan como medios de producción, al menos a corto y medio plazo . Es un ejemplo para que se vea que todo esto no son meras abstracciones sin posibilidad de concretarse.

5) La interrelación entre el órgano planificador y las variables que puede o desea controlar ha de ser siempre dialéctica con el mundo empresarial: unas veces podrá plantear como deseables determinados valores de las variables wmij, gij y gmij, o de algunos de ellas, y otras, en función de la política económica general, querrá fijar unas variables u otras. Estas decisiones, es decir, los objetivos, deben ser políticos en un sistema democrático, es decir, fijados por los gobiernos y parlamentos y no por los burócratas del órgano planificador para evitar el paso del gobierno de los elegidos democráticamente por el gobierno de los funcionarios.

6) Lo dicho de los salarios pueden extenderse sin problema a los costes empresariales laborales sin mayor problema. Según esto, el órgano planificador tendría un grado de influencia que vendría dado por el sector privado de la economía de acuerdo con la ecuación:

Renta Nacional = Rentas salariales del trabajado asalariado + Beneficios netos + Resto de rentas fuera del control del órgano planificador (salarios de funcionarios, autónomos, pensionistas, paro no financiado desde las empresas, etc.).

Este es un tema abierto, novedoso que tiene muchas aristas y muchos temas a desarrollar. Por comparación me viene a la mente la discusión de Von Mises, Hayek y Robbins, con Barone, Taylor y Oskar Lange sobre la posibilidad teórica (primero) y práctica (después) de la gestión de la economía de forma racional en un sistema socialista de producción a través de lo que se dominó función paramétrica de los precios. Independientemente de lo que pasó después, tanto en el terreno teórico como en el práctico, las diferencias entre los modelos de los autores citados -excepto Von Mises que los combatía- y una posibilidad de planificación a partir de los modelos sraffianos son notables. Diré unas pocas: 1) aquí no fijamos ni decimos nada de la fijación de los precios. Este puede ser tema de otros organismos o de ninguno, aceptando en general -salvo significativas excepciones- los precios de mercado. En cambio, el objeto principal -o al menos, muy importante- en el modelo de los Barone, Taylor y Lange es la fijación de los precios a partir de los propios precios de mercado, mediante un sistema de prueba y error que de lugar a asignaciones eficientes de los recursos escasos; 2) En el modelo esrafiano propuesto no aparecen explícitos los valores físicos de los medios y productos finales: son, en principio, datos; en los modelos de los teóricos del socialismo es el objeto principal, como queda dicho: 3) aquí, en los modelos de raíz esrafiana, no se habla de asignaciones eficientes directamente, pero la relación dialéctica entre realidad y norma puede llevar a ello, aunque no a través de los precios sino a través de la distribución de la renta y, en especial, a través de la fijación de las tasas máximas de ganancia sectoriales gmij. No tengo espacio para demostrar esta posibilidad, pero esta está relacionada con el uso de los medios según sus relaciones marginales de sustitución, y ello es posible porque trabajamos con suficientes grados de libertad para incorporar esta condición; 4) en este modelo esrafiano no aparece la demanda explícitamente -cosa que ocurre en el modelo de los teóricos del socialismo-, pero si lo hace indirectamente al tomar como datos los medios y productos finales. Que sean datos no significan que no haya que ir cambiando los mismos cada cierto tiempo para ir pegados a la realidad. Ahí, en la toma de datos con máxima frecuencia, estaría la demanda y el posible estudio de sus elasticidades según bienes y servicios.

Y como no quiero convertir este tema en principal del artículo puesto que es ajeno a Sraffa -al menos al Sraffa de sus escritos- doy por concluido el artículo.


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