BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

POLÍTICAS PÚBLICAS DE EDUCACIÓN SUPERIOR INTERCULTURAL Y EXPERIENCIAS DE DISEÑOS EDUCATIVOS

Eduardo Andrés Sandoval Forero y otros




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Percepciones ideológicas sobre los sujetos indígenas migrantes, fundamentos filosófico-humanistas.

Un gran número de escuelas europeas y norteamericanas han coincidido en apreciar el desarrollo ideológico de las identidades desde diversos ángulos y significados, en la segunda mitad del siglo pasado, dominó una postura afín a la filosofía del materialismo histórico, la cual concibe al hombre como el proceso de sus acciones, cuyo propósito fundamental es la asimilación del proceso ya verificado, se decía entonces que el hombre estaba formado cuando logra alcanzar la transformación que se había propuesto, se mezclaban continuamente los conceptos de causa y efecto, se referían a la vida del ser humano obteniendo su logro venciendo todos los obstáculos en su vida. Bajo este enfoque, el hombre es un sujeto racional que se reconoce a sí mismo y a los otros, identificando su proyecto de transformación de lo real, evita la exigencia de una moralidad vacía de historia, impuesta por otros. El hombre es el proceso de si mismo… pero esta aseveración se concretaba en el ideal de hombres armados por un firme sentido moral. En contraposición surgieron otras formas de concebir al ser humano, ideas encontradas a lo largo de la historia del pensamiento, errores o aciertos deliberados hacia el progreso a costa de todo… planteamientos que no solo se encuentran en el terreno de las discusiones políticas, sino en el de los hechos más sangrientos y aniquiladores de la vida y la dignidad humana… conservadores y liberales, monárquicos y republicanos, social demócratas… confrontados todos para lidiar con intrincadas conductas de ambición humanas…Nos preguntamos en todo tiempo, ¿hacia dónde?...

Algunos pensamientos filosóficos nos han permitido hacer diversas reflexiones para acercarnos a la comprensión del ser humano, en una era tan disímbola y sobre todo enmarañada de corrientes de pensamiento, justificados siempre con formas íntersubjetivas para inculparse unos a otros, constituidos los seres humanos de una naturaleza corruptible desde el poder y las pasiones hegemónicas. Es importante conocer como los sujetos perciben su realidad, en primer lugar sus rasgos identitarios, la ideología que adquieren y desarrollan. En un momento subsecuente que sostienen de acuerdo al sistema de su contexto social. Pero ideología es un concepto con diferentes acepciones según las corrientes ontológicas, analíticas, psicológicas y políticas que se consulten. Cada corriente le otorga un significado variable. Una de las concepciones más claras sobre este elemento es la de Gramsci el cual considera que no existen diferencias entre ideología y concepción del mundo, le otorga a la ideología la capacidad de orientar a los hombres hacia la realización de valores de interés común para impulsar el desarrollo social, la ideología es una forma engañosa de conciencia que se construye con base a la apariencia de la realidad (Gramsci, 1957, 334)

Otros conceptos enfatizan a la ideología como un sistema que expresa la mentalidad o formas de pensamiento de una época para enjuiciar al mundo, la ideología es una visión del mundo en donde aparecen las ideas del poder (Dobb y Manheim, 1998, p. 25). Es ahí precisamente en donde los hombres buscan enmendar el pasado. Un proceso ideológico se concibe como el esfuerzo humano tendiente a legitimar o criticar una determinada postura de poder, desde algunas posturas contemporáneas adopta formas de mercantilismo y en otras plantea relaciones sociales para buscar la libertad y justicia de los sujetos (Rawls, 2003, p. 35) . En América latina se ha generado un movimiento de nuevos pensadores pero con el pensamiento como actitud ante lo que se quiere conocer, el que se genera a partir de la duda, el que se cuestiona ¿Cómo me sitúo ante aquello que quiero conocer?, plantean la construcción de problemas desde este pensamiento epistémico, se hace necesario aplicar razonamientos de manera libre, sin ataduras conceptuales, se recurre al pensamiento crítico, el cual puede explicarse de la siguiente forma: “No contentarse con lo que se ve, sino que es preciso buscar ver aquello que no se ve”... revisar los fenómenos históricos en varios recortes de la realidad, pues la historia no es un fenómeno lineal. Las temporalidades de los fenómenos son irregulares y muy variables, en donde en la realidad se establece una matriz de relaciones complejas que se determinan recíprocamente y con interdependencia, un solo proceso puede interrelacionarse con uno o dos o más procesos de la vida real: lo político con lo cultural, lo social con lo económico, etc. Finalmente estas reflexiones nos hacen avizorar la necesidad de la pertinencia histórica del conocimiento. La propuesta epistémica nos sugiere la comprensión de lo real, ser y hacer teoría en movimiento (Zemelman 2002, p 45)… llegar a ser hombres autónomos, es decir desarrollar una subjetividad reflexiva con actos de conciencia de sí mismo y del mundo, de nuestro contexto de vida. Se persigue pues, la realización de un ser humano autónomo con capacidad de actividad reflexiva y de liberación, contenido esto en un proyecto necesariamente social. La acción social es en ésta postura una acción política y nos compromete a un hacer colaborativo promoviendo la búsqueda y construcción de significados subjetivos e intersubjetivos en la acción reflexiva.

Ante la cantidad enorme de razonamientos humanos y la fuerza de las subjetividades, es asombroso notar que entre tantas diferencias de raza los humanos sigan manteniendo esa capacidad de colectividad y cooperación, existen entonces fuerzas que unen a los sujetos aún con las incompatibilidades de las doctrinas. Una sociedad unida en la concepción política de la justicia, justicia entendida como equidad, de tal manera concebida como teoría liberal: “Las desigualdades sociales y económicas deben de resolverse de modo tal que: 1. resulten en el mayor beneficio de los miembros menos aventajados de la sociedad (el principio de la diferencia) y; 2. Los cargos y puestos deben de estar abiertos para todos bajo condiciones de igualdad de oportunidades (justa igualdad de oportunidades)." El primero de los dos principios es conocido como el principio de la libertad, mientras que el segundo, reflejando la idea que la inequidad es sólo justificada si permite la ventaja de los más desposeídos, es llamado el principio de la diferencia.

Sujetos indígenas migrantes, minorías sociopolíticas en Guerrero

A referirnos a minorías, nos estamos refiriendo a grupos que se organizan para protestar de diferentes formas por el reconocimiento que en un régimen democrático es posible y necesario considerar, en este caso, los grupos indígenas migrantes, esta protesta resultado de la diversidad de expresiones de intereses propios, no contemplados a causa de la intolerancia y del actual control social y la definición de normas generales, según las intenciones de una minoría poseedora del poder. Pero, ¿cómo podemos denominar de forma más adecuada esos movimientos y grupos? ¿Minorías sociales sería un término adecuado?

Se dice que el término ha provocado una gran polémica entre los estudiosos de los hechos socio-políticos, el concepto de “Minorías Sociales”, ya criticado por algunos teóricos, en verdad contempla dos definiciones de distinta naturaleza, primero, naturaleza numérica, esto es, grupos que poseen un menor número de miembros; y en segundo lugar la naturaleza de acceso al poder, esto es, grupos que pueden tener un gran número de miembros, pero que tienen menor acceso a los mecanismos de poder. Esos grupos pueden también ser de naturaleza étnica, o bien de género o condición social.

En este texto adoptamos el término “Minorías Sociales” por creer que es el que mejor define, a pesar de sus límites, grupos que por tener menor acceso a los mecanismos de poder sufren interferencias en sus formas de vivir. Pero más que ocuparnos por la cuestión del término, nos interesa definir bases teóricas que nos posibiliten acceder con mayor rigor a comprender la complejidad de tales grupos. Entendemos que no estamos hablando de grupos completamente homogéneos. Si no que en el caso que exista alguna identidad entre los miembros de los grupos, puede haber así mismo intercambio, traspaso, de intereses en la medida que los individuos hacen parte de diversas agrupaciones durante el transcurso de su vida. Los indígenas-migrantes sufren alguna forma de preconcepto, pero para ellos no sería determinante de su estatus social si éstos fueran miembros de los grupos en el poder Una mujer, indígena y migrante a la vez, puede sufrir un doble o triple preconcepto, y aún sin mencionar el peyorativo de pobre, el cual es un estigma en las espaldas de nuestros indígenas en Guerrero, lo cual es muy diferente a lo que padece un blanco homosexual, por ejemplo. Los preconceptos se cruzan, muchas veces se suman, dependiendo hasta del lugar y las situaciones individuales. Una persona puede estar vinculada a un grupo en determinado momento, y en ese mismo instante tener conflictos con otro grupo al cual también podría llegar a vincularse. Estamos hablando de un rico proceso de construcción de subjetividades, donde varias identidades están en una permanente confrontación, entre tensión y diálogo.

Pero no debemos reducir la resistencia social a la simple concepción de estos hechos, muchos de los grupos o subgrupos culturales no permiten que se establezca una diferenciación de sus estratos por conveniencias de preservación o tradición, detrás de las luchas, debemos percibir que existen más que cuestiones simplemente puntuales ligadas a cada grupo. De hecho, existe un todo conservador que concede cierta coherencia a todas las diferenciaciones y preconceptos. Estas luchas de alguna forma incomodan y tensionan el todo, es decir la presión de grupos hegemónicos dispuestos a someter , oprimir o limitar a grupos desprotegidos o bien débiles en organización, conocimiento y reflexión de su mundo de vida. La mejor forma de mejorar este problema social no debería ser la formación de guetos modernos.

Creemos que el punto nodal es desarrollar una nueva forma de vivencia en sociedad, basada, no en la homogeneidad, pero sí, en la tolerancia y en el reconocimiento de las diferencias. Las luchas de las diversas minorías sociales pueden contribuir para el surgimiento necesario de conflictos que cuestionan determinadas reglas y normas, siendo entonces una posibilidad de dar un salto de calidad en la forma de encarar la sociedad.

Los grupos entablan resistencias, trazadas a partir de su experiencia concreta, muchas veces establecidas de forma sutil y/o en el cotidiano. El término resistencia tal como es utilizado aquí, no se refiere solamente a acciones a propósito, colectivas, dirigidas para fines políticos y desafiando de forma explícita al poder (...). La resistencia incluye así, modos de contestar o de no aceptar el conjunto de las máximas establecidas para la vida cotidiana (...) Un espacio para la resistencia puede entonces ser creado por la disonancia entre las experiencias vividas por los individuos y la versión oficial de tales experiencias o de intersticios entre experiencia y representación (Lupton 2002, p.47)

Es necesario estar atentos, preparados para oír, dispuestos a comprender, superando los preconceptos que existen dentro de cada uno de nosotros, los que acaban por conducirnos a distorsiones en la forma de encarar las diversas organizaciones sociales. Trabajar con las minorías significa también un esfuerzo de superación individual de cada estudioso de las ciencias, no debemos alejarnos de las posturas de innovación. Recordemos que los sujetos no son íntegramente gobernados por el discurso, ni enteramente capaces de salirse de él. Por el contrario, hay una continua lucha en torno al significado; la gobernabilidad, así como permite la construcción de la subjetividad y del proceso de corporificación, de cierta forma actúa para constreñir tales procesos... Se trata de la construcción de alternativas, en donde la resistencia es consciente, yendo de luchas de oposición radicales, plenamente conscientes – tanto en el ámbito de grupo como del individuo – hasta el inconsciente, en el cual la resistencia ocurre a través de impulsos y deseos emocionales y no precisa, necesariamente, ser reconocida o enunciada por el sujeto como resistencia.

Es preciso reconocer también una dimensión no consciente en las prácticas del yo, en las cuales ciertos comportamientos se imponen a través del hábito y son ejecutados automáticamente. ¿Será entonces que nuestros indígenas se han habituado a las prácticas paternalistas y misericordes de los grupos en el poder?


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