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LOS FUNDAMENTOS TEÓRICO METODOLÓGICOS DE LA SELECCIÓN DE PERSONAL

Pedro Manuel Zayas Agüero




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CAPÍTULO 2 REFLEXIONES TEÓRICO METODOLÓGICAS SOBRE LA SELECCIÓN DE PERSONAL

2.1-Premisas epistemológicas

A diferencia del tratamiento tradicional que se ha dado a este objeto como actividad eminentemente técnica, el proceso de selección de personal es un proceso de investigación científica, que está influido por las tendencias actuales y polémicas existentes al respecto. Este proceso, como objeto de estudio de la Psicología y otras disciplinas, por su complejidad es depositario del abordaje epistemológico de la Psicología en general, pues el mismo lleva implícito la construcción del conocimiento sobre el hombre en el desarrollo de la actividad laboral. Toda ciencia se caracteriza por poseer un conjunto sistematizado de conocimientos (leyes, principios, hipótesis, conceptos) sobre un objeto y los métodos para el conocimiento del mismo. La investigación científica de la selección de personal en la Psicología tiene como objeto: la interrelación hombre trabajo

Desde hace varios años ha cobrado auge dentro de la psicología la necesidad del análisis epistemológico de dicha ciencia. La gran diversidad de concepciones en el campo teórico-metodológico, han llevado al análisis de las distintas posiciones y enfoques en el proceso de construcción del conocimiento psicológico. A las tradicionales contradicciones en la producción del conocimiento entre racionalismo y empirismo, se agrega en el momento actual la controversia entre investigación cuantitativa e investigación cualitativa que se extiende a los aspectos teóricos y metodológicos entre los cuales existe una estrecha interdependencia.

Los problemas epistemológicos de la psicología con sus particularidades específicas, se ubican dentro de la problemática general que enfrentan las ciencias sociales en la producción del conocimiento, debido a las características del objeto de las mismas. Sobre el panorama epistemológico existente en la psicología contemporánea González, F. (1997) plantea: “Entre las tendencias que se expresa de una forma u otra en el debate epistemológico que tiene lugar hoy en la psicología están la fenomenología, el constructivismo, la epistemología de la complejidad, la psicología de orientación marxista, el construccionismo social, y el positivismo que continua teniendo una fuerte influencia en nuestra ciencia”. Por lo que en función del objeto de estudio, se hace necesario valorar las posiciones teórico metodológicas de las orientaciones más fuertes que coexisten en el desarrollo actual de la psicología: la psicología de la personalidad y la psicología cognitiva, por lo que estas representan con respecto al conocimiento psicológico y en las cuales, desde distintos puntos de vista van surgiendo elementos de contacto que proyectan una visión diferente en el proceso de producción del conocimiento en la ciencia psicológica.

Derivado de los avances de las ciencias naturales y el empleo del método experimental, desde finales del siglo XIX, se estableció el paradigma positivista como modelo de la investigación científica. Estos aspectos condujeron a una transferencia y asimilación acrítica de estos modelos y métodos a las ciencias sociales.

Entre las principales características del paradigma positivista se encuentran la orientación nomotética de la investigación, la formulación de hipótesis, su verificación y la predicción a partir de las mismas, la sobrevaloración del experimento, el empleo de métodos cuantitativos y de técnicas estadísticas para el procesamiento de la información, así como niega o trata de eliminar el papel de la subjetividad del investigador y los elementos de carácter axiológico e ideológicos presentes en la ciencia, como forma de la conciencia social, pretendiendo erigirse como la filosofía de las ciencias. Debido a estos últimos elementos planteados y la situación creada alrededor de los resultados contradictorios de los diferentes experimentos, este paradigma comenzó a ser minado dentro de las ciencias sociales.

Un ejemplo claro del instrumentalismo y pragmatismo de las posiciones positivistas, es el abuso y empleo inadecuado de una técnica tan valiosa en el procesamiento de información como el análisis factorial, el cual consiste en seleccionar una serie de variables, bajo unos supuestos previos de relaciones entre los mismos, e intenta reducir dichas variables a un número menor de factores o variables complejas, que aglutinan toda la información contenida en el total de variables. Esta técnica ha sido la base de la construcción de diferentes técnicas psicológicas que van desde el estudio de la inteligencia como en pretensiones de evaluar la personalidad de forma integrada, y como señala Atkinson, R. (1993) fue la tendencia predominante en el estudio de la inteligencia hasta los años 60.

Mediante este procedimiento se pretende “matematizar” la estructura interna del hombre y en específico de las funciones psicológicas, cual si al estilo Pitagórico la esencia de la naturaleza humana fuera numérica, aplicándose operaciones matemáticas a cualidades humanas de diferente orden, cual si sumáramos objetos distintos desconociendo que características reviste ese producto final. En consecuencia se aplica un método de esa índole al análisis de las cualidades humanas, cuando la naturaleza del hombre es biológica y social. son las formulaciones de estudiosos de la inteligencia, entre ellos En esta dirección Spearman plantea que el estudio de la inteligencia se desarrolló al margen de un tratamiento teórico, y en gran medida algunos de los conceptos y las formulaciones teóricas planteadas son un producto directo del análisis factorial. Ejemplo evidente de estos aspectos es la definición que Vernon, Ph., (1956) brinda sobre el término habilidad, planteando: “La palabra habilidad se refiere a un grupo de ejecuciones que correlacionan recíprocamente en un grado elevado y que, como tal grupo, son distintas (o tienen correlaciones fijas) de las ejecuciones que no pertenecen al grupo.” O sea que las habilidades dependen de las correlaciones estadísticas, y no son un producto de las interacciones sujeto-objetos-sujetos en el desarrollo de la actividad. Resulta aún más evidente el pragmatismo y el instrumentalismo de estos exponentes del positivismo cuando señalan: “Los factores se aislan, pues, mediante un proceso de deducción lógica, sobre el examen estadístico de las correlaciones entre las habilidades. No se captan en la observación entidades reales (procesos, fenómenos funciones, aptitudes, poderes o rasgos); se extraen mediante el análisis estructural objetivo.” (Heibredder, E., 1971)

Obviamente la inadecuación objeto-método comenzó a mostrar grietas en el proceso de construcción del conocimiento y desde épocas tan tempranas como 1944, M. Katz, H. Hyman en 1950 y R. Rosenthal estudiaron los resultados contradictorios que se producían entre diferentes experimentos sobre un mismo aspecto y este último enunció el denominado “efecto del experimentador”. En esta misma dirección Pereboom, A. (1971) señala: “....los resultados contradictorios entre diversos experimentos son más la regla que la excepción y plantean un grave problema al investigador: si atribuirlos a ‘la mala metodología’ o por el contrario, ‘modificar la teoría’. ” Al respecto M. Mc Cullough introduce el término “sesgo experimental” donde no cuestiona la teoría sino las hipótesis y el diseño (Morales, J., 1995).

A pesar de lo acertado de las imputaciones que se realizan al positivismo, no es menos cierto que existen elementos valiosos dentro del arsenal metodológico creado que son de gran utilidad. Por otra parte, las polarizaciones, las absolutizaciones, sólo para diferenciarse de lo existente, no hace más que producir posiciones reactivas, que en el mejor de los casos por oposición adquieren los mismos defectos de lo que se critica, en un polo opuesto; por ello se entiende que sin asumir posiciones eclécticas, se puede asimilar, enriquecer, a la luz de nuevas concepciones, productos de valor tanto de carácter teórico como metodológico de las formulaciones provenientes de cualquier posición epistemológica, siempre y cuando sea la vertiente más adecuada para la obtención del conocimiento, según la situación de que se trate. Existen ejemplos edificantes en esta dirección, tales como el surgimiento del RAMDI por González, D. (1995) sobre la base del análisis crítico del Método de Inducción Motivacional desarrollado por J. Nuttin o la reformulación del test de Rotter, instrumento construido sobre la base de preceptos psicoanalistas, por F. González, quien lo proyectó como una técnica abierta de gran valor en el estudio de la personalidad. Además, es uno de los postulados de este trabajo, que el proceso del conocimiento tiene una continuidad, y el conocimiento anterior sirve inevitablemente como base del nuevo conocimiento aunque sea como referente de negación, de ahí que el surgimiento de una nueva teoría no puede desconocer totalmente la precedente. Por tanto, no se considera aconsejable renunciar al empleo de elementos de valor surgidos en el seno de una corriente por simple oposición o diferenciación.

Las críticas efectuadas al positivismo condujeron a la elaboración de nuevos modelos y estrategias más flexibles y adecuadas a las características del objeto; así surge el paradigma cualitativo dentro de la investigación científica, sobre la base de las posiciones constructivistas derivadas de los postulados filosóficos de E. Kant, la fenomenología y las formulaciones epistemológicas de J. Piaget; los trabajos desarrollados en la etnografía y en el caso de la psicología las formulaciones de la psicología humanista, en ocasiones asumiendo posiciones extremas que adquieren los mismos defectos en sentido opuesto de las teorías que critican.

En esta dirección adquieren realce la hermeneútica y el interaccionismo y se erigen paradigmas como el interpretativo, que orienta su atención hacia el estudio de las acciones humanas y la vida social haciendo énfasis en la comprensión, la acción y los significados y destacando el conocimiento ideográfico y el acuerdo intersubjetivo como método, y el sociocrítico que trata de dar solución a las deficiencias del modelo positivista y el interpretativo, haciendo énfasis en el papel de la teoría y la práctica en la solución de problemas y en el carácter transformador de las ciencias, e incorpora elementos axiológicos e ideológicos.

Al hablar de epistemología en psicología no puede dejar de mencionarse la obra de Jean Piaget, quien planteaba en su epistemología genética la existencia de una continuidad entre lo biológico y lo psicológico en el desarrollo del ser humano, haciendo énfasis en la construcción de determinadas estructuras cognoscitivas, y la adquisición por parte del individuo de un conjunto de operaciones lógico-matemáticas que posibilitan el conocimiento de la realidad. Piaget, es considerado uno de los iniciadores del enfoque constructivista en la psicología. Es básico en sus concepciones su preocupación alrededor de cómo se construye el conocimiento. Son clásicas sus interrogantes de: ¿Cómo conocemos?, ¿Cómo se traslada el sujeto de un estado de conocimiento inferior a otro de orden superior?, ¿Cómo se originan las categorías básicas del pensamiento racional? Su posición epistemológica es considerada constructivista, interaccionista, relativista caracterizada por los aspectos siguientes: papel activo del sujeto en la construcción del conocimiento; papel de las acciones del sujeto frente al objeto en el cual se produce una interacción entre ambos; el conocimiento es construido por el sujeto cognoscente a partir no sólo de la experiencia sensorial y los objetos son conocidos en función de las capacidades cognitivas que posee en un momento determinado el sujeto cognoscente.

En su análisis de las diferentes formas del conocimiento Piaget, J. (1971) plantea la existencia de tres tipos de conocimiento: el físico, el lógico matemático y el social. El físico pertenece al conocimiento sensorial de los objetos, o sea, la fuente se encuentra en estos; el lógico matemático se produce a partir de las reflexiones y abstracciones que construye el sujeto cognoscente, encontrándose la fuente de este conocimiento en el sujeto, y el conocimiento social lo divide en convencional y no convencional; en el convencional la fuente del conocimiento se encuentra en el criterio de las otras personas y el no convencional se deriva del significado construido y apropiado por el sujeto en su relación con otros individuos.

Como principales implicaciones metodológicas del paradigma cualitativo en el desarrollo de las investigaciones, Contreras, I. (1994) resume los siguientes: desarrollo de las investigaciones en su ambiente natural, empleo de instrumentos humanos, la utilización del conocimiento tácito, el empleo de forma preferente de métodos cualitativos y muestras intencionales, el análisis inductivo de los datos, la orientación del empleo de la teoría con un carácter emergente así como la elaboración de un diseño con las mismas características, la negociación de los resultados de la investigación, el predominio del estudio de casos como forma preferida, dar mayor importancia a la interpretación idiográfica, determinar los límites de la investigación por la aparición de focos emergentes y la existencia de criterios especiales para determinar el valor de verdad, tales como: credibilidad, posibilidad de transferencia, fidelidad, y posibilidades de confirmación, en vez de la acostumbrada validez, confiablidad y objetividad abogado por el positivismo en las investigaciones cuantitativistas.

El paradigma cualitativo ha implicado el desarrollo de determinados métodos, adecuados al objeto de las ciencias sociales, que sean más flexibles, dinámicos y complejos, capaces de reflejar y conocer la subjetividad humana, aunque es necesario trabajar mucho en la consolidación de los mismos. Dentro de los principales métodos y técnicas empleados por este paradigma, puede mencionarse el incremento del empleo de los métodos teóricos del conocimiento, la investigación participación-acción, la observación, las técnicas abiertas, los métodos de expertos, las técnicas creativas de trabajo en grupo y solución de problemas, los métodos de búsqueda de consenso y diferentes métodos que contribuyen a conocer la validez o la credibilidad de la investigación cualitativa entre ellos: la estancia prolongada en el campo, la observación persistente de los focos principales de la investigación, la triangulación, procedimiento al que damos gran valor metodológico dadas las características del objeto de estudio de la psicología, su complejidad y dinamismo, ya que consiste en el empleo de diversos métodos en sistema realizando el cruzamiento y la coincidencia de los resultados alcanzados; la consulta a colegas; la suficiencia referencial, que consiste en procesar una parte de los datos y almacenar otros analizando los resultados de los datos procesados, para posteriormente valorar los datos guardados y comparar los resultados de los mismos; la confirmación de los resultados por parte de los participantes mediante vías formales e informales; la reflexión sistemática, tomado de la etnografía, donde a través de un diario se lleva un registro de la información sobre la subjetividad del propio investigador, sobre decisiones metodológicas y el desarrollo de teorías a priori, y la validez catalítica, que se refiere al grado de “concientización” del estudio (Freire, P.,1970). Según Lather, P. (1986) la validez catalítica se logra si los participantes mediante su participación en el estudio, logran profundizar en el conocimiento de su mundo y aumentar su nivel de autodeterminación (Anderson, G., 1991).

Dentro del análisis de los problemas epistemológicos de la psicología González, F.(1993, 1997), quien ha sintetizado y proyectado posiciones que encuentran receptividad en el concierto teórico y metodológico actual, propone en este ámbito lo que denomina como epistemología cualitativa. En esta dirección el mencionado autor plantea la siguiente definición: “La epistemología que proponemos la denominamos epistemología cualitativa, donde lo cualitativo caracteriza el proceso de producción de conocimientos, pero no se define por el uso exclusivo de métodos cualitativos.” Añadiendo además: “Negar la posición empirista dominante en el paradigma positivista, de que las distintas formas de conocimiento mantienen una relación isomórfica con la realidad, no supone la negación de la relación entre conocimiento y realidad sino nuevas formas de expresión”. Esta posición niega, tanto la tradición correspondentista como las posiciones constructivistas extremas, agnósticas e irracionales. Se coincide en el presente trabajo, con una gran parte de las formulaciones de F. González pero el término cualitativa que imprime a su propuesta epistemológica, tendencia actual que realmente caracteriza el proceso de investigación en las ciencias sociales y en particular en la psicología, por su amplitud se pueden esconder en dicho término las más disímiles posiciones que llegan hasta el irracionalismo y el agnosticismo.

En cuanto a los métodos empleados debe también tenerse en cuenta que aunque el conocimiento psicológico es uno, y tiene como base la psicología general, no tiene la misma finalidad, ni el proceso objeto de investigación es igual, en el estudio del conocimiento de las cualidades y regularidades del sujeto en particular, que su comparación con otros, y esto es un aspecto que caracteriza el proceso de selección de personal, ya que entran elementos tales como la medición, la que en el caso de las ciencias sociales algunos especialistas prefieren denominarla como evaluación, debido a las particularidades de este proceso en correspondencia con las características, composición, estructura y complejidad del objeto, que a su vez es un sujeto activo y la búsqueda de semejanzas y diferencias por lo que es necesario establecer categorías, asignar valores en cuyo ordenamiento tienen un papel fundamental las matemáticas y la estadística.

Por otra parte la construcción del conocimiento y la elaboración de teorías no es un proceso directo que realice ningún instrumento, sino que pasa por la construcción del investigador sobre la base de la teoría. El proceso de conversión de la información cuantitativa a la teoría y viceversa, es un proceso cualitativo orientado por la teoría. Los métodos, técnicas e instrumentos deben ser interpretados e integrados para su explicación en términos de categorías cualitativas.

La selección de personal exige una combinación del empleo de los métodos cuantitativos y cualitativos, de la orientación ideográfica y nomotética, en correspondencia con los objetivos, las características de la tarea investigativa, el momento de la investigación y las particularidades del objeto. Resulta necesario priorizar la orientación ideográfica y el empleo de las técnicas cualitativas en el proceso de construcción de las cualidades de cada sujeto, empleando métodos cuantitativos como un elemento de aproximación, de ordenamiento, de clasificación, dentro de determinado rango en que se mueven las cualidades, e introducir la orientación nomotética, incrementando el empleo de los métodos cuantitativos al realizar la comparaciones entre los candidatos

En el análisis de la necesidad de la integración de los métodos teóricos y empíricos, cuantitativos y cualitativos, ya Galileo Galilei planteaba la necesidad de esta integración, recalcando el papel de la teoría como hilo conductor de la investigación cuando planteaba: “El mismo experimento que a primera vista engendra una opinión, si se analiza mejor nos enseña lo contrario.”

En la construcción del conocimiento sobre los candidatos en la realización de los procesos de selección de personal, se pueden distinguir fundamentalmente dos paradigmas: el factorialista eminentemente positivista, pragmático, empirista y cuantitivista; el cualitativo, el cual surge en respuesta a las críticas que se realizan al paradigma anterior y que se erige fundamentalmente sobre la base de métodos y técnicas de esas características, tales como las entrevistas, curriculums y otros, rechazando el empleo de métodos cuantitativos, como ejemplo de este paradigma se pueden citar los modelos de Swan, W.(1997) y Stanton, E. (1989).i

No se pretende en el presente trabajo agotar la problemática epistemológica de la psicología por los objetivos del mismo y la extremada complejidad y extensión de la problemática, pero sí es necesario mostrar la posición a seguir, abogando a favor de una epistemología integrativa, no ecléctica, sobre la base de las leyes y principios de la dialéctica, en la que tengan cabida tanto los métodos cualitativos como los cuantitativos, en correspondencia con las particularidades, el momento y los objetivos de la investigación, en función de lograr una mayor precisión en el proceso de construcción del conocimiento.

En el estudio de este objeto en el plano epistemológico en las condiciones de nuestro medio se impone la emergencia de la introducción de un paradigma integrativo de carácter dialéctico, como sistema abierto que tiene como principios en el proceso de construcción del conocimiento: la relación objetividad-subjetividad; la cognoscibilidad del mundo y su constante desarrollo; la concatenación e interrelación de los fenómenos; el carácter constructivo-reflejo del conocimiento; el enfoque histórico-social en el estudio de los distintos objetos, fenómenos y procesos; el papel orientador de la teoría, como principio y producto en el proceso de construcción del conocimiento, y los métodos como medios en la producción del mismo. Significamos este enfoque como integrativo, pues se mantiene el criterio de que en la investigación en las ciencias sociales existe un predominio de los elementos de orden cualitativo, ya que la cualidad refleja la esencia de los diferentes objetos, procesos y fenómenos, lo que constituye el elemento central de toda construcción teórica como punto de partida y producto del conocimiento, y contiene dentro de sí los elementos cuantitativos como expresión de cierta cantidad de determinada cualidad. En esta dirección, Beltrán, M. (1995) plantea: “Creo que basta con afirmar el método cualitativo junto al cuantitativo, dejando que sea el objeto de conocimiento el que lo justifique y reclame en función de sus propias necesidades”. Por otra parte, no es procedente desconocer la ley de la dialéctica sobre la transformación de cambios cuantitativos en cualitativos, pues tiene un valor general aplicable a la teoría del conocimiento. Dentro de este complejo panorama epistemológico se encuentra el debate y el nivel actual del desarrollo de la ciencia psicológica.


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