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MORIN Y EL “MÉTODO” CONSOLIDACIÓN DE SU CORPUS TEORICO: UNA LECTURA DESDE EL PARADIGMA ECOLÓGICO

Germán López Noreña




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2.2 “LA SEGUNDA REORGANIZACIÓN DE SU PENSAMIENTO”

Fase en la evolución conceptual de Morin, ubicable temporalmente desde el año 1947, en la que al tenor de los estudiosos del pensamiento Moriniano se dieron, entre otras las siguientes situaciones:

1) La desintegración de su concepción Hegeliana Marxista:

Con todo, lo más importante, para la futura obra de MORIN y para la ejemplificación del pensamiento complejo, es el descubrimiento antropológico y epistemológico que resulta de la toma de conciencia del hechizo ideológico vivido durante la “temporada en el estalinismo”, según el cual el enajenamiento ideológico y el hechizo mistificador hacen parte de organizaciones mentales de la inteligencia humana y no son producciones o resultados de instancias de poder territorializadas. Si bien MORIN es consciente de la llamada “crisis de racionalidad” tan nombrada por la fenomenología y por el posmodernismo, no está de acuerdo en considerar que “el fracaso de una cultura racional no se halla en la esencia del mismo racionalismo, sino únicamente en su enajenamiento”, como lo escribe HUSSERL (MORIN 1969:171). Para MORIN, el enajenamiento hace parte del racionalismo como tal, bajo la forma lógica de paradigmas de simplificación. En efecto, los procedimientos de la simplificación forman parte del pensamiento complejo, tanto como éste segrega los antídotos contra la simplificación. Lo que importa, dice MORIN, “es saber permanentemente acordarse de que simplificamos más por razones prácticas, heurísticas, que para extraer la quintaesencia de la realidad” (MORIN 1992). En otras palabras: acordársenos de por qué pensamos, tomar conciencia de cómo y para qué pensamos, es ser sujetos constituyentes y no sólo objetos constituidos del pensamiento.

(ICFES 2002; pág. 82).

2) Su preocupación central en lo conceptual, gira alrededor no de lo social, sino, sobre el cuerpo en su materialidad física, la muerte y sus expresiones individuales y mitológicas:

Comienza luego su interés sobre el tema de la muerte desde una perspectiva múltiple, que va de lo biológico a lo mitológico. La experiencia de la guerra, la resistencia y las imágenes del hundimiento alemán juegan, quizás, un papel en ese interés. Es este, tal vez, el primer ejercicio de articulación de nociones provenientes de disciplinas diversas para abordar un tema que le permite establecer puentes entre lo humano a nivel biofísico con los niveles antropo-sociales y psico-mitológicos. Lo social se abre, por una parte, al cuerpo en su materialidad física y, por la otra, a lo imaginario en sus expresiones individuales (psicológicas en sentido tradicional) y sociales (mitológicas). En 1951 se publica EL hombre y la muerte, producto de esas meditaciones tempranas.

(REDCOM, pág. 5).

3) En el año 1951, se dan varios sucesos trascendentales para el pensamiento de Edgar Nahum: además de la publicación de EL hombre y la muerte su primer trabajo de Antropología fundamental; su expulsión del partido comunista; y su ingreso al Centre National de la Recherche Scientifique como investigador, realizando inicialmente interesantes y novedosas exploraciones del mundo del cine en la perspectiva mitológica en unión a la cultura de masas:

[…] Los cinco años siguientes los pasa estudiando lo que el denominará el hombre imaginario. La relación, difícil de abarcar en términos tradicionales, entre lo imaginario y lo real, que ya fuera centro de su interés en su estudio sobre la muerte, continua ahora siendo explorada en su aproximación al mundo del cine. También aquí, rompe las barreras que lo obligarían a utilizar solo discursos provenientes del mundo de las artes y se interesa por el cine desde una perspectiva múltiple, no solo social y antropológica, sino también mitológica (el cine aparece aquí como una oportunidad para estudiar lo mítico en su hacerse, como mitopoyesis, y no sólo como producto terminado, aparentemente intemporal) y económico-cultural (como producto de consumo de una sociedad de masas). El cine o el hombre imaginario, publicado en 1956 lleva ya por subtitulo Ensayo de Antropología, mostrando una conciencia temprana de que su indagación supera ya, en su intención aun a-metódica, las fronteras tradicionales que debieran restringir su pertinencia a ciertas tradiciones intelectuales y culturales.

(REDCOM, pág.5).

4) Logra la autonomía política rompe su militancia con el Partido Comunista Francés en virtud de su expulsión, que en cierta manera es su segunda orfandad pero ya de tipo intelectual, oponiéndose radicalmente al comunismo soviético; evento con profundas repercusiones para su concepción y formación epistemológica de carácter interdisciplinaria, conducente a años futuros a la instauración del Pensamiento Complejo:

La lección moriniana de ética del pensamiento que deja “una temporada en el estalinismo” es nunca olvidar que en el conocimiento somos sujeto y objeto y que, por lo tanto, cuando una doctrina nos aliena y atonta por exceso de objetivización, también podemos reflexionar, retomar conciencia de que somos ante todo sujetos pensantes, es decir, seres capaces de caer por nosotros mismos en cuenta de los “amores engañosos” (Rimbaud, Una temporada en el infierno ), seres capaces de reírnos de nuestros propios hechizos ideológicos.

(ICFES 2002, Págs. 82-83).

5) A inicios de los años sesenta Morin enruta su corpus conceptual hacia los primeros albores del Pensamiento Complejo, percibiéndose en él la aprehensión y el uso de la interdisciplinariedad en pos de la transdisciplinariedad, para explicitar las no muy fácilmente visibles y articuladas causas disciplinares de la gran diversidad de saberes existentes en el conocimiento humano:

A partir de entonces, toda la reflexión epistemológica de la obra moriniana tendrá por principal motivo la ejemplificación de un modo de pensar transdisciplinario. Los saberes pueden estar, pues, territorializados, estructurados y defendidos por disciplinas institucionalizadas; pueden existir entre ellos frías o cordiales relaciones de interdisciplinariedad; pero toda toma de conciencia de un saber definido, nos enseña MORIN, pondrá de presente su condición de unicidad en un juego organizacional de multiplicidad, su inevitable relación con el sujeto que lo piensa y con formas culturales de comprensión, aplicación técnica o transmisión educativa. En fin, el saber solo de una disciplina definida (el saber médico, físico, matemático, filosófico, sociológico, biológico, sicológico, etc.) ¡no existe! Lo que existe en realidad es un pensamiento complejo de interacciones conceptuales y saberes en movimiento organizacional, dentro de algo que nombramos conocimiento, algo tan ligado a la conciencia humana como a la cosmogénesis del Universo.

(ICFES 2002, Pág.83).


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