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ESTUDIO ETNOHISTÓRICO SOBRE UNA UNIVERSIDAD NEW AGE, SUS PROCESOS DE EDUCACIÓN, SEDUCCIÓN, CONFUSIÓN E INICIACIÓN Y SU RELACIÓN CON EL CONTEXTO

José Luis Montero Badillo



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Conceptualización: ¿qué es la New Age?

Ahora es necesario continuar con un concepto que será útil en el desarrollo del texto. La traducción literal de “New Age”, del inglés al castellano, es Nueva Edad, haciendo alusión a la “Edad de Oro” que está por comenzar, según unos autores, o que ya comenzó, según otros, pero es muy raro encontrarla con este nombre. Lo común es Nueva Era.

El fundador del sistema de creencias en las cuales se basa el grupo objeto de estudio, que no fundador de la Nueva Era, persona de nombre Serge Raynaud de la Ferrière, menciona que astronómicamente, según la precesión de los equinoccios, el Sol, recorriendo un grado cada 72 años, entra a 0 grados del signo del Aquarius el 21 de Marzo de 1948. Estos cambios se producen cada vez que el Sol, en el Equinoccio de Primavera, cambia de signo zodiacal [...] se trata más bien de un movimiento aparente, producido en realidad por el movimiento del eje terrestre que traza una lenta elipse a través del cielo, en más o menos 26.000 años... [en] cada movimiento del signo Zodiacal se cumplen transformaciones de la forma religiosa tradicional, y la nueva religión es entonces simbolizada por el nuevo signo. [...] Tenemos la época del Taurus que marcó el período que duró desde 4.320 a 2.160 años antes de Jesucristo. [...] El sol salió de esa parte terrestre para entrar al equinoccio de primavera 2.160 años antes de J.C., en el signo siguiente: el de Aries. [...] En el momento en que el sol entraba el 21 de marzo del año 1 de la era Cristiana en el signo Zodiacal de los Peces, la Religión debía transformarse profundamente una vez más .

Considero básico el conocimiento y entendimiento de esta cita porque representa aquello que le da nombre al movimiento: Nueva Era. Nótese, también, que haciendo las cuentas, la siguiente era, la de Acuario, tendría que estar entrando, según la cita, hacia el año 2160 . La aclaración al respecto la incluye el mismo Raynaud de la Ferrière cuando dice que “sabemos que una Era puede manifestarse mucho antes, como el verano puede adelantarse al 21 de Junio. Pasa lo mismo con el clima equinoccial, del cual el ciclo del Aquarius ofrece ya sus características en nuestra época (texto escrito en 1947)” .

De ahí lo antes mencionado acerca de que algunos autores novoeristas plantean que la Era de Acuario ya comenzó y para otros está por comenzar. La diferencia varía de 1970 a 2160 años por cada Era Zodiacal. En este caso, el planteamiento de Raynaud sobre el arribo de la Era Acuariana desde el equinoccio de 1948, que es el que asumen los del sistema religioso de la Universidad Albert Einstein, se relaciona con otro aspecto más. Raynaud es considerado, por sus seguidores, como un “avatar” . Él nació el 16 de enero de 1916. Para el 16 de enero de 1948, cuando funda la Gran Fraternidad Universal (GFU) -y, según él, comienza la era de Acuario-, contaba con treinta y dos años, y el siguiente año lo pasó dedicado a sus discípulos en el ashram (lugar donde vive un gurú con sus discípulos) de Maracay, Venezuela, que acababa de instituir como sede de la GFU. Y para 1949 se retira a meditar a la India, pasando por Nueva York, Bruselas y Francia, según David Ferriz Olivares . Es decir, que de los 32 a los 33 años, se dedica a la doctrina con sus discípulos. La mítica coincidencia, según los mismos integrantes del sistema religioso, se establece a partir del tiempo de la confesión de la “mesiandad” de Jesús y su “filiación divina” , hasta su muerte, tiempo que pasa dedicado a la doctrina con sus discípulos, que se estima, aproximadamente, de los 32 a los 33 años.

Entonces es posible notar que, para empezar, dos de las más importantes características que suelen tener los grupos de la Nueva Era son: primero (e indispensable), la creencia del arribo de una nueva era; y segundo, la recurrencia a Cristo y a la Biblia. Es necesario aclarar que el Cristo de la New Age no es el mismo Cristo de la iglesia católica. Para la Nueva Era, Cristo fue un maestro iluminado más, como Sidhartha, Mahoma, Zaratustra y otros; la única diferencia entre Jesús y el resto de los hombres es que él se dio cuenta de su divinidad mientras que la mayoría todavía no la descubren. De este modo, la Nueva Era le quita a Cristo su carácter de único e irrepetible hijo de Dios y se lo otorga a todo ser, de tal forma que el Cristo newager, el “Cristo Cósmico”, es más bien un nivel, un estado al que el hombre aspira llegar: el estado crístico.

Fue la ocultista Alice Ann Bailey, fundadora de un grupo denominado Escuela Arcana y tercera presidenta de la Sociedad Teosófica fundada por Helena Blavatski en 1875 en la ciudad de Nueva York, quien le restó importancia al Cristo histórico; “en realidad -dice Bailey- el Cristo es una idea, una energía, un conjunto de vibraciones que puede reencarnarse en distintas apariciones” , y es a ella misma a quien se le atribuye la acuñación del término “New Age” en su libro El retorno de Cristo, publicado en 1948, a partir del cual varios autores comienzan a usarlo, como el mismo Raynaud de la Ferrière, aunque también es necesario mencionar que el boletín que los masones distribuyen por todo el mundo a los "hermanos masones" se llama "New Age", al menos desde 1921 , lo que nos lleva a otra de sus características: su relación con la masonería en el aspecto esotérico, es decir, en lo referente a “cierto conocimiento” que no se comunica sino solamente a un grupo selecto. Es necesario mencionar, también, que el mismo Serge Raynaud de la Ferrière fue grado 33 en la masonería, por lo que es obvio pensar que de allí retoma varias de sus ideas.

Por lo anterior, podemos pensar de la New Age que se trata, de inicio, de un «movimiento» con un origen mítico astrológico. No se presenta como una religión, evitando así el escozor que tal idea pueda tener sobre el hombre contemporáneo tan atraído hacia el “ateísmo” y en cambio ha ido generando una serie de elementos que en momentos llegan a hacerlo parecer como un remedo entre católico y budista, creencias de las que toma sus fundamentos religiosos. No es, tampoco, una filosofía, pero sí contiene una cosmovisión capaz de ver e interpretar a un dios, al hombre y al mundo. Tampoco se trata de una ciencia, pero se apoya en “leyes científicas” (aunque algunas haya que ir a buscarlas a las estrellas y al más allá). No sabemos si se trata de una moda pasajera, pero hunde sus raíces en elementos culturales estables que ofrecen un nivel intelectual de persuasión específico para cada contexto, lo que la hace altamente flexible, con una asombrosa capacidad de mutación y operable en todo lugar y casi bajo cualquier condición. Esto significa que los grupos de la New Age son más parecidos al contexto en el que se insertan, que entre sí mismos, de tal forma que para los seguidores de Shayá Michán en Tepoztlán, por ejemplo, el lugar sagrado es la pirámide del cerro del Tepozteco. Para los miembros del sistema religioso de la Universidad Albert Einstein, el Paraninfo Máximo representa un lugar sagrado, como un templo, pero no el principal. El más importante se halla en un lugar cercano al Cerro de la Silla, en Monterrey, porque allí es donde radica Rafael Estrada, el líder, dueño y gurú de este grupo.

Con el poco más, poco menos, medio siglo que tiene de vida la New Age, por la creencia en el arribo de una nueva era y por su cercanía al cambio de milenio, podríamos decir que se trata de un movimiento de corte milenarista, impregnado de un halo espiritual que se presenta como alternativo a la “rigidez” de las religiones institucionalizadas, característica que podríamos denominar como “contracultural” sobre todo ante el catolicismo; y además con cualidad de acéfala en cuanto a movimiento sin líder, sin sede, sin normas ni estructura general, sino que cada uno de ellos dirigido por su propio “Cordero de Dios”, “Avatar”, “Mesías”, “Maestre”, “Gurú” o como patológicamente se autodenomine; sin sede ni lugar sagrado único, sino más bien adoptando la zona arqueológica -o natural a falta de la primera- más cercana al lugar en donde se instalen, pero “organizado” todo el movimiento de alguna forma, es decir, dispersos grupos autocéfalos que trabajan según ciertas creencias que tienen en común e individuos que aspiran a unos mismos objetivos. De ahí el otro nombre que suelen tomar: la Conspiración de Acuario.

¿Una corriente cultural? ¿Una onda espiritual? ¿Una moda más? Para Roberto Bosca, “la New Age constituye un fenómeno múltiple y cambiante, bastante confuso y parcialmente contradictorio, en el que se integran algunos rasgos que permiten trazar una muestra descriptiva de sus contenidos fundamentales” . Y todo lo anterior sólo conectado entre sí a través de redes que algunos llaman “circuito alternativo” o “workshops” , que hace referencia a un considerable número de personas que en algún momento de sus vidas tienen cierto tipo de contacto con la Nueva Era, a veces sin notarlo, y que después se vuelven consumidoras asiduas de todo aquello que tenga un tinte New Age y que constantemente intercambian sus roles: de pacientes a terapeutas, de consultantes a consultores, de participantes de talleres a coordinadores, de lectores del torrente literario novoerista a escritores de best-sellers.

A mi parecer, la Nueva Era implica muchas cosas, incluyendo tendencias musicales (música new age y autores como Enya, Brian Eno, etc.), estilos cinematográficos (películas como las recientemente estrenadas ¿Y tú qué bleep sabes? o la zaga de Star Wars, cuyo creador, George Lucas, se dice newager e incluye en sus películas una serie de términos típicos novoeristas, tales como “el lado oscuro”, “que la fuerza te acompañe”, etc.), marcas de ropa y zapatos, canales de televisión (como el Infinito), casas editoriales como Kier y Año Cero, y toda una gama de productos materiales y no materiales más, pero, para no caer en los yerros que se critican acerca de generalizar en torno a este fenómeno, mejor pasemos a conocerlo de manera específica y utilizando la herramienta del científico social: “el dato duro”.


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