BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

ESTUDIO ETNOHISTÓRICO SOBRE UNA UNIVERSIDAD NEW AGE, SUS PROCESOS DE EDUCACIÓN, SEDUCCIÓN, CONFUSIÓN E INICIACIÓN Y SU RELACIÓN CON EL CONTEXTO

José Luis Montero Badillo



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Problemas sobre el objeto de estudio: religión e identidad

Según los datos arrojados por la investigación, en efecto la Nueva Era ha sabido construir su discurso mirando hacia ambos lados: al pasado y al porvenir. Y es a partir de esta mirada, generalmente metafísica y a veces un tanto inverosímil, que este sistema novoerista presenta una nueva identidad en el contexto en que se desarrolla. Particularmente en esta región, en donde parece que las viejas identidades están comenzando a flaquear y un ejemplo de ello -que para nuestro caso es contundente- es el catolicismo romano, que, aunque las estadísticas sigan favoreciéndole avasalladoramente en esta región de estudio, para los movimientos novoeristas parece ser que el mejor “caldo de cultivo” lo conforman precisamente los supuestos feligreses católicos. La información recabada en la investigación dice que un alto índice de jóvenes ya no se identifica del todo con la creencia católica de sus padres y de su comunidad. No suelen mencionarlo abiertamente, pero lo evidencian en su forma de vivir y a través de las cosas en las que creen, pero sobre todo en las que han dejado de creer.

El porvenir, visto desde la perspectiva de Javier Hernández, no es para el catolicismo porque no mira hacia el futuro, a menos que se reforme, pero esa es otra historia. Entonces resulta que uno de los problemas en el contexto de esta región es el de la pertenencia religiosa actual, pero sobre todo de la que está por venir. Es decir, ¿en qué creerán las generaciones jóvenes de hoy si al parecer el catolicismo ya no tiene la eficacia simbólica de antaño? Casualmente eso es lo que ofrece este sistema religioso de la Nueva Era: identidad. Un grupo que parece una gran familia a la cual pertenecer, una atractiva filosofía para creer y una aparentemente seductora forma de vivir.

Si “el problema de la identidad es un problema de creencias, no de argumentos ideológicos; de vivencias, no de teorías” , entonces está, por un lado, el proceso del individuo, el cúmulo de vivencias que cada persona que asiste a la universidad va experimentando; y por otro lado, el proceso social con una identidad endeble o incluso rescindida, recibiendo el impacto que este grupo novoerista suministra sobre las generaciones jóvenes.

Si bien el autor aplica su teoría al fenómeno del nacionalismo -que en el fondo considero que no es tan diferente del fenómeno religioso-, en este caso específico del centro educativo se combinan ambos procesos, el personal y el sociocultural.

Al respaldarse en una institución de estudios superiores, el sistema religioso estructura todo un argumento filosófico que intercala en los planes de estudio y se apoya en un conjunto articulado de teorías de autores que también “conspiran” con la Nueva Era, discurso que suele impresionar a los individuos y los hace entrar en contradicciones con su grupo social.

Una de las premisas con respecto a lo identitario que ha guiado esta investigación es que la búsqueda de la identidad se convierte así en una empresa casi metafísica, no en la búsqueda de la creencia idónea, sino en la invención de ésta; no en el descubrimiento del pasado, sino en la invención del pasado; no en el hallazgo de la identidad perdida, sino en la reconstrucción de una identidad hallada.

Es decir, el sistema religioso a través del centro educativo está inventando y construyendo una nueva identidad que incluye un pasado mítico al que algunas personas de la región prefieren adscribirse en lugar del que, por historia y por cultura, les corresponde. Esto significa que tenemos dos premisas en cuanto a lo identitario: la primera con respecto a que la identidad no es problema de ideologías ni de teorías, sino de vivencias y de experiencias, y los estudios de caso presentados más adelante dan cuenta de ello; y la segunda, como punto de partida acerca de que la identidad es una invención, es decir, somos lo que nos hemos contado que somos.

Esta invención coincide con la categoría de “identidad adscriptiva” que propone Barth cuando las personas que asisten a la universidad, tanto en su rol de alumnos como de habitantes de la región, pretenden ser otra cosa diferente a lo que son (proceso individual) y pertenecer a otro grupo diferente al que pertenecen (proceso sociocultural). La otra categoría es la de “identidad nominal”: el nombre asignado según la denominación de algo que en este caso es el lugar y el grupo social y cultural al que pertenecen. Es decir, la identidad adscriptiva como resultado de la voluntad personal y la identidad nominal como derivación de algo no voluntario, como el nombre propio o el gentilicio. Lo que quieren ser y lo que son. O bien, lo que la universidad les inventa que pueden ser y lo que realmente son.

En el campo educativo, Paulo Freire menciona que “la educación no es neutra, siempre es un acto político. Sin embargo, se falsea cuando se niega el propio carácter político a la ocultación que se hace de la realidad” .

Con base en lo anterior, la pregunta principal que ha guiado el presente estudio hace referencia a una interrogante que me había hecho desde que yo mismo era alumno de la universidad: ¿por qué algunas personas que van a este lugar, ya sea como alumnos, como docentes o incluso como trabajadores administrativos, notan que hay “algo más” y a veces incluso se involucran, y otras personas, en cambio, transitan totalmente indiferentes a lo que sucede “tras bambalinas”, con todos los matices que hay entre un extremo y otro?

Después, ya dentro del proceso formal de la investigación, comencé a registrar coincidencias entre las personas que llegaban a involucrarse en el sistema religioso: estándares conductuales. Y durante el trabajo de campo, los recorridos en la región y las invitaciones a eventos sociales, observé nuevamente algunas concomitancias que, al examinarlas y cuantificarlas, se fueron volviendo patrones socioculturales. Sin embargo la pregunta, tanto desde lo personal como desde lo científico analítico, con algunas breves variaciones, continuó siendo la misma.

Directamente vinculada con esta pregunta, está, también, la del tipo de estrategias y/o herramientas que el sistema religioso ocupa para la captación de adeptos.

Se desprenden muchas preguntas más del tipo qué sucede, quién lo hace, cómo se lleva a cabo, cuándo y dónde pasa, mismas que iré especificando al inicio de cada capítulo y a las que iré dando respuesta al final de cada uno de los mismos.


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