BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

ESTUDIO ETNOHISTÓRICO SOBRE UNA UNIVERSIDAD NEW AGE, SUS PROCESOS DE EDUCACIÓN, SEDUCCIÓN, CONFUSIÓN E INICIACIÓN Y SU RELACIÓN CON EL CONTEXTO

José Luis Montero Badillo



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La historia de Daniel

Daniel es un muchacho de origen chileno que llegó en el año de 1998 a cursar estudios de Maestría en Educación para la Paz. Al llegar, tenía aproximadamente veinticinco años y llegó con su pareja, una chica también chilena, aproximadamente de la misma edad.

Encontraron un departamento en la colonia Roma, en la Ciudad de México, a unas cuadras del Instituto de Desarrollo Humano que se encuentra en la calle de Medellín de la misma colonia y ahí se quedaron a vivir durante su estancia en México. Ella también venía a estudiar la misma maestría y una vez instalados, ella comenzó a trabajar en el instituto de la colonia Roma de recepcionista y él en otra área de la misma organización.

Se trata de dos chicos que formaban parte de la Gran Fraternidad Universal en las sucursales que ésta tiene en Chile. Ambos tenían estudios de nivel superior, ella de Licenciatura en Psicología y él de ingeniero en algo relacionado con el mar y el petróleo. Y su relación con la Nueva Era se debe a que sus padres habían sido miembros de la GFU. Tenían ganas de estudiar un posgrado y qué mejor que hacerlo en una universidad cuyos planes de estudio, misión, visión y valores son similares a los de la GFU.

En charla personal con Daniel, contaba que, en Chile, antes de venirse a México, ambos tenían buenos trabajos bien remunerados y además estaba el apoyo de sus familias que, aparentemente, eran de una cómoda situación económica. Pero ellos querían formar parte de la organización y decidieron que, para eso, era necesario poner tierra de por medio con respecto a sus familias. Al llegar a México, su apariencia era sumamente jovial. Bien vestidos, ambos de piel blanca y ojos claros, se veían dos chicos emocionados, amables y con ganas de hacer muchas cosas.

Es posible que antes de llegar a México, ellos ocuparan alguno de los grados pre-iniciáticos de los niveles del sistema religioso de las sucursales que tienen en Chile. Al igual que en casi cualquier otro sistema jerárquico, religioso o militar, en éste se solicita la sumisión de sus miembros con respecto a los grados superiores. Para que en este sistema puedan pasar de un nivel a otro, uno de los requisitos que deben cubrir es la “humildad”, que en su caso lo demuestran renunciando a algo que el sistema les indique.

Por ejemplo, en el año 2005 llegó a trabajar a la universidad una joven que, por su acento, parecía de origen sudamericano, no mayor de veinticinco años, atendiendo la cafetería del plantel, lavando trastos y sirviendo alimentos. No pasaba inadvertida debido a que las personas que hacen esas labores son mujeres del poblado de Santa Ana Jilotzingo, de tez morena y estatura muy baja, y ella era blanca, con el cabello castaño claro y alta, además de su vestir, que no se parecía al de las otras mujeres oriundas de la región que atendían la cafetería. Al preguntarle, en charla informal, de dónde era y qué andaba haciendo en la universidad, ella contestó que era de Chile y que estaba haciendo “trabajo social”.

Ellos le llaman “trabajo social” a lo que sucede cuando alguien quiere pasar del último de los niveles pre-iniciáticos, al primero de los iniciáticos, es decir, del nivel cuatro al nivel cinco. Y en el caso de esta chica, la organización le pidió que probara su “humildad” renunciando a su grado académico de Licenciada en Informática para dedicarse a algo como lavar trastes, dentro de la misma organización y sin percibir remuneración económica por ello, sino sólo lo indispensable para sobrevivir, es decir, un lugar dónde dormir y algo de comer. El tiempo es variable, según la apreciación de la misma organización, es decir, a juzgar por la demostración de “humildad” que la persona logre probar durante su “servicio social”. Y después de eso existe la posibilidad de que los ubiquen en algún puesto como la dirección de uno de los Institutos de Desarrollo Humano o a cargo de alguna de las tiendas naturistas, según se lo hayan ganado y según el perfil de cada persona.

Después, Daniel y su pareja ingresaron a la Maestría en Educación para la Paz en la segunda generación que comenzó en el año de 1999. De lunes a viernes se dedicaban a las labores dentro de la misma organización y los sábados -y algunos domingos- a la maestría. Ambos terminaros sus estudios en el año de 2001 y para el 2002, en el que se abrieron las licenciaturas, ambos ocuparon puestos de profesores en la modalidad matutina. Lo que hacían era que, inmediatamente después de terminar sus clases, las que les tocaba impartir, se retiraban para poder integrarse a las demás actividades en la colonia Roma.

En las clases de la maestría, Daniel era un alumno que se distinguía por los comentarios que solía hacer, dicen sus compañeros de grupo, y porque citaba a autores que se salían de la bibliografía recomendada por los profesores del posgrado, como por ejemplo Habermas o Bourdieu.

Conforme pasaba el tiempo, las actitudes de ambos se fueron modificando. En el caso de ella, sus alumnos comentaban que con frecuencia, en sus clases de psicología, que eran las que impartía, hacía comentarios del tipo “es que yo les estoy enseñando como nos enseñan en Chile”, “es que ustedes quieren aprender con puro abrazo y apapacho”, “les tiene que costar tanto como a mí me está costando”, hasta que llegó el momento en que dos grupos presentaron, simultáneamente, quejas sobre ella. El Coordinador Académico les resolvió que sólo terminarían el curso y después ya no les volverían a asignar a la profesora. Y en efecto, así sucedió. Pero había la necesidad de reubicarla y lo que hicieron fue que le “echaron una mano” para que pudiera entrar a trabajar a una de las instancias de la SEP, específicamente a las oficinas de la Coordinación Sectorial de Educación Primaria en el Distrito Federal, que se encuentran en la calle de José María Izazaga, casi esquina con el Eje Central, en el primer cuadro de la Ciudad de México. Esto sucedió entre los años de 2003 y 2004 .

En el caso de Daniel, a quien también le asignaron algunas materias de licenciatura e incluso trabajó un semestre la materia de Desarrollo Humano, él comentaba que se desesperaba porque los alumnos estaban mal acostumbrados y se lo atribuía a los demás profesores que se la pasaban “juegue y juegue” o “abrazo y abrazo”, según él mismo, y que de teoría nada, porque para cuando él les pedía opiniones o referencias de otras materias y de autores que supuestamente debían haber visto en esas materias, los alumnos se quedaban callados porque desconocían las respuestas.

El choque vino en la misma materia de Desarrollo Humano que él impartía más apegado a lo que dicen documentos creados por la UNESCO o el PNUD , por ejemplo, o de otros autores que hablan del mismo tema, pero desde una perspectiva más social que individual y espiritual, como la de la universidad.

También fue poco el tiempo que duró dando clases: un semestre. Y después se le veía cada vez menos por la universidad. Fue hasta finales del año 2005 e inicios del 2006 que se abrió el “Seminario de titulación” para todos aquellos que ya habían terminado sus estudios de Maestría en Educación para la Paz y no se habían titulado.

Es necesario mencionar que nadie se había titulado aún de ese posgrado, ni siquiera los de la primera generación que terminaron alrededor del año 2000, por “trámites ante la SEP”, solían decir. Daniel cursó el seminario de tres meses de duración, elaboró el documento terminal que les solicitaron para la titulación, que era un ensayo de quince cuartillas, mismo que debían defender ante un jurado de tres sinodales que determinaría su aprobación . Cuando lo dictaminaron como aprobado con mención honorífica el día de su examen, la primera expresión de Daniel fue “al fin libre”. En la última charla con él, que fue precisamente momentos después de su examen, comentó que estaba harto de todo esto, haciendo referencia a la organización, pero que algún día iba a volver para poner orden, porque en la filosofía sí estaba de acuerdo, pero, para él, el problema eran las personas. Actualmente radica en el estado de Tabasco, en alguna instancia de PEMEX.

El asunto es: ¿por qué Daniel no fue alguien “adecuado” para la organización? Es decir, ¿por qué no “encajó”, si ya traía desde antes las ideas newagers y ni siquiera necesitaba del proceso de iniciación, el “noviciado”, por el que la mayoría tiene que pasar? ¿Funciona este sistema religioso objeto de estudio a partir de la literatura del fundador de la GFU pero con estructura y organización diferente?


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