BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

FUNDAMENTOS DEL SERVICIO COMUNITARIO PRIVADO

Nelson de Vida Martincorena




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Algunas pautas organizativas de las entidades de servicio comunitario

Se pretende realizar aquí una muy somera reseña de algunas instituciones, cuyas características tuvieron importancia para ir configurando nuevas formas de actuación, que se diferenciaban de los procedimientos clásicos de la caridad y beneficencia.

Son así destacables en primer lugar las concepciones de caridad y la filantropía «científicas», cuyos aportes ya señalamos en el Capítulo I, puesto que contribuyeron a delinear una evolución que culminó en las actividades propias del servicio.

Pueden asimismo señalarse interesantes enfoques precursores, entre otros, en los trabajos de Benjamín Franklin, quien entre diversas empresas de interés comunitario, ayudó a fundar en 1727, el Club denominado Junto, el cual procuraba el mejoramiento de sus miembros y la informal discusión de asuntos de interés; dicho club estableció en 1731 la primera biblioteca circulante de EEUU y podría considerarse un lejano precedente de los modernos clubes de servicio. (*) (18)

(*) Será apreciable en esta relación un notorio predominio de antecedentes norteamericanos, lo cual obedece a dos motivos específicos. El primero de ellos, radica en la tremenda extensión que han tenido en dicho país, las asociaciones, como una forma de coordinar esfuerzos para las más variadas empresas (como hace tanto tiempo lo destacó Alexis de Tocqueville, en su obra «Democracia en América»), a lo que debe sumarse la profunda preocupación comunitaria que distingue a muchos ciudadanos, como ya se ha indicado.

A lo expuesto, debe agregarse una razón circunstancial: la bibliografía que hemos podido consultar, refiere prioritariamente a instituciones radicadas en dicha nación.

A fines del siglo XIX, surge en Inglaterra el movimiento de los «setlements» (establecimientos) que fueron inicialmente residencias para universitarios, ubicadas en barrios pobres, donde los mismos podían asumir sus responsabilidades solidarias y hacer participar a los carenciados de las ventajas de la educación y promoción personal.

Esa idea, originada en Oxford en 1884, donde fue fundado el Toynbee Hall, se extendió a EEUU, recibiendo fuerte impulso, por un lado de los clérigos protestantes progresistas y por otro, de un movimiento de mujeres universitarias que surgió por inspiración de Vida Scudder. (19)

En 1889, Jane Addams y Ellen Starr abrieron Hull House en Chicago, que ofrecía a la vecindad diferentes servicios como kindergarten, lugar de juegos, biblioteca, alojamientos y salas para reuniones (20).

Estos centros comunales se extendieron por todo el país y en ellos trabajaban voluntariamente jóvenes procedentes de las clases media y alta, fomentando actividades necesarias que no estaban atendidas, procurando ayudar las personas para que trabajaran juntas, para satisfacer sus propias necesidades. El acento se ponía más en las reformas sociales que en el mejoramiento individual. (21)

En 1893, Hannan G. Salomón, también en Chicago, funda el National Council of Jewisch Women, cuyos objetivos eran la educación religiosa y la filantropía. Esta entidad reviste interés para nuestro enfoque, pues reconoció desde el origen la importancia de una preparación «científica» para el servicio social, tanto en los voluntarios como en el personal contratado. A su vez emprendió programas no ofrecidos por otras organizaciones, que luego entregaba para su operación a otras entidades: «...así en una cantidad de ciudades, secciones del Consejo iniciaron centros vecinales, guarderías infantiles diurnas, dispensarios gratuitos y asistencia carcelaria». (22)

Leiby ha destacado que en EEUU, la clase de los comerciantes y profesionales a principio de este siglo, orientó sus actuaciones de interés social, en tres promisorias tendencias: las fundaciones filantrópicas, con creativo potencial en las áreas de la salud, educación y bienestar social; la multiplicación de los almuerzos de hombres de negocios o «service clubs», que a menudo atendían necesidades de servicio de la población y por último las colectas comunales («community chest») que procuraban reunir organizadamente fondos importantes en campañas de interés público.(23)

En cuanto al punto específico del origen de los clubes de servicio, se ha señalado como precursores de los mismos, a los clubes de hombres de negocios, desarrollados en EEUU, los cuales procuraban ser una reacción contra la desconfianza reinante en el mundo de los negocios, producida por la presencia de aventureros comerciales y financieros, que especulaban con las posibilidades que daba una concepción acendradamente liberal.

Estos clubes permitían a los integrantes establecer amistad y vinculación con los miembros del grupo, garantizando el cumplimiento de los compromisos asumidos entre ellos y «...así se ayudan en forma recíproca para garantizar la seguridad de las operaciones...». (24)

Con el paso del tiempo, algunos de dichos clubes dejaron de perseguir finalidades exclusivamente profesionales, de repercusión en limitado ámbito, para promover otras actividades, de interés social o público.

Esa evolución fue al principio gradual y diferentes aportes fueron necesarios para consagrarla.

Un antecedente de sumo interés, en ese marco, fue la fundación de un club de hombres de negocios y profesionales, que se constituyó en Chicago, en 1905, por impulso del abogado Paul Harris. Dado que las reuniones se realizaban en forma rotativa en las oficinas de los socios, se le denominó Rotary Club.

La idea era que sólo habría un socio por cada actividad o profesión; los propósitos sociales se orientaban a la promoción de conocimiento y amistad entre los integrantes así como la ayuda mutua, consejo, influencias útiles y apoyo espiritual.

Al influjo de Harris y otros entusiastas seguidores, la institución se fue extendiendo por EEUU, fundándose clubes en diferente ciudades. En 1910 se constituye un club en Canadá, alcanzándose así rango internacional.

Resulta interesante destacar que en 1918 se funda el primer club en el hemisferio sur, en la ciudad de Montevideo.

En una Convención celebrada en 1911, se aprueba la frase «Se beneficia más el que mejor sirve», que pasaría a ser el lema oficial de Rotary. (25)

Si bien las finalidades iniciales de Rotary atendían intereses de los integrantes del club, «...a poco y fundamentalmente en la medida que Rotary se internacionalizó, la acción de servicio se fue despersonalizando y a través del tiempo la idea inicial se ha vuelto cada vez más desinteresada para situarse en el plano del servicio humanitario»

(26)

Rotary procura como objetivo prioritario, la difusión del «ideal de servicio», el cual se traduce en cuatro fases o «avenidas de servicio»; al club, a través de la ocupación, a la comunidad y al servicio internacional.

En relación con el servicio a la comunidad, que nos interesa particularmente: «Mediante este servicio, el rotario tiene la oportunidad de aplicar su ideal de ser útil, más allá de la órbita de sus propias ocupaciones.

Asimismo, los clubes corporativamente, tienen la posibilidad de convertirse, en los pueblos, villas y ciudades donde actúan en inspiradores y, cuando ello es necesario (aunque dentro de las normas rotarias para el servicio a la comunidad) en realizadores de obras útiles».

En ese sentido, las normas de procedimiento de Rotary señalan que: «en todas las actividades un Rotary Club actúa mejor como propagandista; descubre la necesidad, pero donde la responsabilidad depende de la comunidad entera, no solamente busca remediarla, sino despertar en los demás la convicción de lo indispensable del remedio...aunque Rotary puede iniciar y dirigir el trabajo, deberá esforzarse en conseguir la cooperación de todas aquellas organizaciones que deban estar interesadas y procurará que se otorguen a todas ellas los honores, aunque se vean aminorados aquellos a que el Rotary pudiera tener derecho» (De la Resolución 23-24 de Rotary Internacional). (27)

Sin que pretenda ser un detalle exhaustivo, corresponde destacar en EEUU la fundación de otros clubes de servicio, que por su importante número de socios y su proyección internacional, vienen cumpliendo un trascendente rol comunitario: Exchange (1911); Giro(1912); Kiwanis(1915); Lions (1917); Optimist (1919); Civitan (1920); Sertoma y Active 20-30 (1922); Ruritan (1928); Cosmopolitan (1933) y Chamber Junior (1944).

Si bien se desarrolla en este trabajo una referencia detallada al movimiento leonístico, procede destacar como rasgo especifico de la organización que ya en 1914 Melvin Jones comenzó a impulsar en el Círculo de Negocios de Chicago, el propósito de dar a los clubes de negocios una finalidad específica y excluyente de toda otra: las actividades de servicio comunitario.

Esta idea matriz fue el verdadero lazo de unión de las Asociaciones de Clubes de Leones creada en 1917, con la participación de clubes de diferente integración y se vio corroborada desde el inicio de las actividades, por una prohibición de tremenda fuerza ética «...ningún club debía por sus leyes colaterales, constitución o cualquier otra causa, mantener como objetivo el mejoramiento financiero de sus miembros...». (28)

Si bien el concepto del servicio recibió un adecuado impulso y difusión en el seno de los clubes que a él se dedicaban en forma exclusiva o coexistiendo con otras finalidades, es innegable que las actuaciones solidarias, de enfoque comunitario, ya excedían esos marcos particulares y que a su vez, se han ido expandiendo desde principio de siglo, en todas las sociedades, constituyendo un universo de entidades y asociaciones que integran el importante sector «voluntario» o «no lucrativo», cuya complejidad escapa a un análisis como el presente, que solo pretende bosquejar algunos principios organizativos del servicio.


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