BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

INTEGRACIÓN. TEORÍA Y PROCESOS. BOLIVIA Y LA INTEGRACIÓN

Alberto Solares Gaite




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PRIMERA PARTE. MARCO TEÓRICO

CAPITULO I. RELACIONES ECONÓMICAS INTERNACIONALES

Necesidad y Evolución.- Modalidades Contemporáneas: Libre Cambio.- Bilateralismo.- Cooperación Económica.- Integración Económica.

1. NECESIDAD Y EVOLUCIÓN

La existencia y necesidad de las relaciones económicas internacionales no requieren justificación, ella parece obvia. Se debe partir de la premisa que este tipo de relaciones entre las naciones constituye un fenómeno que ha estado presente en toda la evolución de la humanidad. Quizá las relaciones económicas fueron la primera manifestación de la vida internacional.

Como los individuos en la sociedad son económicamente necesarios los unos a los otros, en la misma forma las naciones del mundo son necesarias y complementarias las unas a las otras para dar sentido a una economía internacional completa. Y si esto constituye una expresión social e histórica que data desde los mismos orígenes de los estados, cuanto más patente resulta en la vida contemporánea, signada por los fenómenos de la internacionalización y la interdependencia.

En realidad en la historia, salvo en la antigüedad remota o en casos extremos de infradesarrollo, son pocos los casos de economías cerradas sin presencia en la economía internacional. Uno de estos casos, que es paradigmático, fue el de Japón anterior a 1860, cuando los cañones de la flota del Comodoro Perry obligaron a este país a su apertura comercial con el mundo.

En nuestra época una economía cerrada ya no es concebible. La impresionante aceleración de las comunicaciones, la información y el transporte, la internacionalización de la producción, del comercio, de la economía y la cultura, han conformado la noción planetaria del mundo, la “gran aldea”, como una de las mayores expresiones de la realidad globalizada - justa o injusta, buena o mala- pero una realidad tangible que hoy vive la humanidad.

La sola existencia de las Naciones Unidas y su estructura, el desarrollo de organizaciones internacionales y regionales, la irrupción de nuevos actores en la economía internacional, los grandes flujos en la circulación de bienes, servicios, capitales, tecnología y personas, representan la expansión irreversible, la dimensión universal y el alto grado de desarrollo de las relaciones económicas internacionales.

2. MODALIDADES CONTEMPORÁNEAS

Las relaciones económicas internacionales no responden a un patrón único o uniforme, al contrario revisten diversas modalidades o características, que han ido transformándose en el transcurso del tiempo. En un esfuerzo de esquematización y siguiendo la clasificación que efectúa Ramón Tamames (1), se pueden identificar como modalidades contemporáneas de relación económica internacional a las siguientes: a) Libre Cambio; b) Bilateralismo; c) Cooperación Internacional; y d) Integración Económica, a las cuales - que a esta altura del proceso de internacionalización resultan ya tradicionales - tenemos que agregar la nueva e integral figura de la globalización o mundialización de la economía, que es la realidad que caracteriza nuestra época.

2.1. Librecambio

El Librecambio emerge en el siglo XIX como una reacción a las trabas impuestas por el Mercantilismo, vigente desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XIX. Durante este largo periodo, se auspicia la creación y fortalecimiento de los Estados Nacionales como centros de poder comercial, basados en el comercio colonial y la posesión de metales preciosos. Pero también se ponen los cimientos de la actividad industrial, para cuya protección se establecen barreras al comercio de importación destinadas a proteger la industria local mediante altos derechos de aduana, prohibiciones de importación, reserva del tráfico naval al pabellón nacional, monopolios en el comercio con las colonias y otras medidas de naturaleza restrictiva para el intercambio. Con todo ello, el capitalismo típicamente comercial se fue transformando y evolucionando al capitalismo industrial, plenamente vigente en el siglo XIX, el que necesita para su expansión y desarrollo liberarse de las barreras y trabas del mercantilismo. Surge así una nueva etapa en la historia de las relaciones económicas internacionales: el Librecambio, telón de fondo del pensamiento económico llamado clásico (Smith y Ricardo), principal motor de la revolución industrial que se opera en ese siglo.

El Librecambio puede entenderse como aquel prototipo de relación económica despojada de toda traba comercial o barreras arancelarias, bajo la cual es posible el comercio internacional sin mayores restricciones para la libre circulación de los factores económicos. Impulsadas desde Inglaterra las corrientes librecambistas se expandieron por toda Europa y el mundo, teniendo su primer hito en el Tratado Cobden-Chevalier de 1860, suscrito entre Inglaterra y Francia, mediante el cual se inicia una política de fuertes reducciones arancelarias, extensibles al resto del mundo, inaugurando así una de las instituciones más importantes del comercio internacional moderno: la Cláusula de la Nación Más Favorecida.

En la misma época, la adopción del patrón oro, las inversiones y las migraciones hacia ultramar, la libertad de comercio y navegación, dieron como resultado algo parecido a lo que hoy podríamos llamar una “integración económica internacional”, caracterizada por una amplia libertad de circulación de los factores económicos y sostenida por el poder colonial de las potencias europeas.

A principios del siglo XX, empieza a modificarse el escenario librecambista, primero por una política proteccionista impuesta por algunos países europeos para desarrollar sus industrias y protegerlas de la competencia inglesa, y después por los efectos de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la Gran Depresión (1929) que, en definitiva, liquidan el sistema del librecambio. Posteriormente, si bien ningún país practicó el librecambio en su dimensión plena, nunca se dejó de añorar las ventajas de su restablecimiento, especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XX a través de procesos de liberalización del comercio encarnados principalmente en el sistema del GATT y los procesos regionales de integración económica. Es más, la restauración del librecambio se ha constituido, en las últimas décadas del siglo XX y al inicio del presente siglo, en uno de los objetivos más preciados del sistema económico internacional, mediante las políticas de apertura y la promoción universal del libre comercio.


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