BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

INTEGRACIÓN. TEORÍA Y PROCESOS. BOLIVIA Y LA INTEGRACIÓN

Alberto Solares Gaite




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1.4. Ventajas, Impugnaciones y Final de las Negociaciones del ALCA

Ventajas:

La integración al mercado hemisférico por parte de América del Norte suponía una población de 800 millones de personas y un Producto Interno Bruto (PIB) combinado de US$ 11.000 billones anuales, escenario que abría grandes posibilidades de comercio, de inversiones y, consiguientemente, de un desarrollo compartido para los 34 países de la región.

Aquellos que apoyaban el ALCA decían que era un tratado que quería impulsar el comercio en toda la región, reduciendo los aranceles sin consecuencias traumáticas iniciales, pero sí como un paso hacia el desarrollo a través de las transacciones comerciales que impulsarían la especialización, la competitividad, la desaparición de monopolios, la mejora del nivel de bienestar de la población y un desarrollo de las infraestructuras.

En su versión original contemplaba la gradual reducción de las barreras arancelarias al comercio y a la inversión en 34 países de la región, menos Cuba.

Impugnaciones:

El ALCA, en primer lugar, siempre fue considerado como la expansión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) a todos los países de Centroamérica, Sudamérica y el Caribe, excepto Cuba. Esto implicaba la ausencia de una libertad negociadora para definir los temas que debían ser involucrados en el proceso, constituyendo en realidad un procedimiento de adhesión colectiva a un modelo predeterminado de libre comercio que –se consideraba– no había sido tan exitoso en el caso de México y Canadá.

En relación a los temas, éstos eran similares a los de la OMC respecto a los cuales gran parte de los países latinoamericanos tenían ritmos y tratamientos especiales, los que se veían acelerados por el ALCA o por similares tratados bilaterales de libre comercio que Estados Unidos negociaba con diversos países. Entre otros temas, se discutía acerca de la reducción de las barreras arancelarias y el acceso a mercados, bienes y servicios de intercambio comercial, inversión extranjera, privatización de bienes y servicios públicos, agricultura, derechos de propiedad intelectual, subsidios y medidas antidumping, libre competencia y resolución de diferendos, temas que tenían plataformas de negociación demasiado rígidas, de simple adhesión, donde se destacaba nítidamente el propósito de imponer condiciones favorables a los intereses de Estados Unidos.

En este marco, las posiciones de los países se hallaban divididas puesto que se tenía la impresión de estar delante de un proceso de carácter hegemónico, que contrastaba muy claramente con la visión de muchos países, incluidos los más grandes de la región (Brasil y Argentina).

El Brasil y la Argentina, opinaban que no se oponían al tratado, pero demandan que éste sea libre de verdad y lo condicionaban principalmente a la eliminación por parte de los Estados Unidos de los subsidios a la agricultura, a la provisión de un acceso efectivo a los mercados y a que se contemplaran las necesidades y las sensibilidades de todos los socios.

Uno de los principales críticos del ALCA fue el presidente venezolano Hugo Chávez, quién lo calificaba como un tratado de adhesión y una herramienta más del imperialismo para la explotación de Latinoamérica. Como contra-propuesta a este modelo Chávez planteó la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA).

Uno de los temas más polémicos del tratado propuesto por los Estados Unidos era el relacionado con los derechos de propiedad intelectual y patentes. Los críticos afirmaban que si las medidas propuestas por el ALCA se aplicaran, se impediría la investigación científica en Latinoamérica ocasionando aún más desigualdad y dependencia tecnológica respecto a países desarrollados. En lo relacionado con el tema de las patentes, analistas latinoamericanos han acusado a los Estados Unidos de querer patentar todo, desde invenciones, descubrimientos, mitología indígena hasta seres vivos.

Según muchos sectores sociales de los países, a pesar de las declaraciones formales, las negociaciones fueron conducidas en secreto, pues no hubo participación de la sociedad civil en la formulación de las reglas y normas propuestas para el tratado . Paradójicamente, fueron los sectores sociales de los países, impulsados por una diversidad de organizaciones no gubernamentales y activistas, ambientalistas y también por populistas, las que fueron creando una imagen negativa del ALCA, lo que fue incorporándose en los colectivos sociales de las mayor parte de los países, que terminaron por rechazar este proceso.

Final de las Negociaciones

Lo cierto es que había muchos obstáculos para la creación del ambicioso proyecto comercial y, quizá, el determinante final para su fracaso fue el relativo a los subsidios agrícolas, que fue lo que ocasionó también el fracaso de la cumbre de Cancún de la OMC. En esta oportunidad, Brasil fue uno de los países que llevaron la batuta para que se incluyera de una vez por todas el tema agrícola bajo el lema: "libre comercio es libre comercio y no comercio selectivo".

En todo caso el Brasil se mostró optimista en que se lograría un cierto acuerdo entre los 34 países que conformaban el ALCA. Sin embargo, Estados Unidos insistió que el tema agricultura se deje en la jurisdicción de la OMC, mientras que Brasil insistía que si ese era el caso, también habría que dejar los temas que interesan a las empresas estadounidenses como el de inversiones y la propiedad intelectual fuera del ALCA.

Ante la premura del tiempo, puesto que la fecha limite para llegar a un acuerdo vencía el 1 de enero del 2005, lo único que al parecer se lograría alcanzar era un ALCA "Light" (o ligero). Sin embargo, persistieron las posiciones contradictorias, Washington se opuso a la eliminación de subsidios agrícolas, mientras que los países latinoamericanos (para pagar con la misma moneda) evitaron que se incluyeran las regulaciones sobre servicios, inversiones, propiedad intelectual y compras gubernamentales.

Ante la alternativa de un acuerdo que quedará sólo en la reducción de aranceles y mejora del acceso al mercado, muy lejos de las ambiciones que se tenían en un principio, el proyecto del ALCA quedó indefinidamente pospuesto. A partir de la cumbre de 2005 el ALCA entró en crisis terminal, al punto que actualmente se lo considera como un proyecto muerto.


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