BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

INTEGRACIÓN. TEORÍA Y PROCESOS. BOLIVIA Y LA INTEGRACIÓN

Alberto Solares Gaite




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3. BASES PARA UNA POLÍTICA NACIONAL DE INTEGRACIÓN

La formulación de una política nacional de integración debe comprender el diseño de una estrategia general y de estrategias especiales para cada uno de los procesos de integración. Para ello, en primer lugar, la identificación de objetivos claros y definidos cobra una importancia relevante, hay que precisar que objetivos se buscan a nivel de su participación general, así como metas específicas para cada proceso.

Como plataforma para estas estrategias habría que considerar las siguientes bases:

Bases Internas

Conciencia de las limitaciones estructurales con el objetivo de superarlas:

­ Economía basada en el modelo exportador primario

­ Escasa industrialización

­ Infraestructura precaria

­ Bajos niveles de productividad y competitividad

­ Dependencia portuaria y altos costos de transporte

Aspectos Económico – Productivos

­ Lo fundamental es mejorar la base productiva, logrando niveles de productividad y competitividad externa.

­ Orientar esencialmente la integración a sustentar el desarrollo de la base productiva. Un sentido sòlo comercialista no es conveniente.

­ Calificar la producción con valor agregado

­ Desarrollo de infraestructura básica

­ Desarrollo de industrias básicas y matrices, así como de servicios productivos.

­ Promoción de la eficiencia y competitividad de las exportaciones

­ Políticas económicas compatibles con los modelos implícitos en los procesos de integración.

Aspectos Político-Institucionales

­ Voluntad política de participación, compromiso de cumplimiento.

­ Eliminar improvisaciones y la circunstancialidad en las decisiones nacionales

­ Continuidad y estabilidad de objetivos, planes y políticas.

­ Racionalidad y eficiencia institucional

­ Consciencia del costo de la integración

­ Fortalecer los factores productivos nacionales

­ Formación de recursos humanos eficientes

­ Base social de legitimación, promoviendo una conciencia y cultura integradoras.

Bases Externas

­ Fortalecer la capacidad negociadora nacional

­ Consolidar las ventajas ya obtenidas y profundizarlas

­ Superar los tratamientos preferenciales, orientando las medidas de apoyo al desarrollo de bases productivas. Un sentido exclusivamente comercial mantendrá todas las concesiones en el nivel teórico y nominal (Qué se puede exportar si no se logran las bases productivas previas?).

­ Sentido efectivo al principio de “desarrollo armónico y equilibrado” que atenúe las asimetrías.

­ Compromiso comunitario para superar deficiencias estructurales (Problema marítimo).

­ Posibilidad de crear en el país “Polos de Desarrollo” sobre la base de un esfuerzo comunitario.

Como resultado final se debería ver convertida a Bolivia en un verdadero sujeto y no solamente en objeto de la integración.

4. CONSIDERACIONES FINALES

Sobre las bases anotadas, pero más allá de los resultados puramente económicos, hay que tomar en cuenta los aspectos y la proyección política de la integración. Hoy en día el fenómeno de la interdependencia es una realidad insoslayable y la participación en las decisiones regionales es esencial para la propia proyección nacional.

Asumiendo que la posición geográfica crea una realidad geopolítica singular, el país debe procurar convertirse en el factor de equilibrio y de articulación de las diferentes áreas geográficas de América del Sur.

Por los objetivos nacionales y por las características del escenario internacional, la integración se convierte no en una opción sino en un imperativo económico y político. Por tanto, si Bolivia quiere dar sentido a su participación, debe realizar un trabajo en profundidad, adecuando sus políticas y estructuras internas y movilizando sus factores productivos en el marco de una estrategia de desarrollo que considere a la integración como un factor estratégico de primera importancia.

En forma simultánea, habrá que lograr bases de integración nacional para proyectarlas al ámbito externo, se deben corregir las políticas que inducen a que el país transite por un derrotero antihistórico de fragmentación o de disgregación social, cultural, territorial o institucional. Cuando el mundo marcha decididamente a procesos de unificación e integración a nivel regional e incluso a nivel mundial, los intentos de dispersión nacional reivindicando historias de exclusión de centurias pasadas o las visiones hegemónicas que derivan de una atomización plurinacional , suenan anacrónicas y regresivas. Si Bolivia, no logra consolidar una efectiva conciencia y unidad nacional, será el lamentable ejemplo de un proceso de desintegración ante un mundo que se proyecta hacia una plena era de integración.

En definitiva, se debe revalorizar la integración como un valioso instrumento del desarrollo y una valiosa plataforma para una mejor y conjunta inserción internacional, incorporándola, por tanto, como un componente fundamental de la política del desarrollo nacional.


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