BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

MULTIPLICIDADES SEMIÓSICAS Y CHORROS DECONSTRUCTIVOS. UNA MÚSICA CONTRASIGNIFICANTE

Edgardo Adrián López




Esta página muestra parte del texto pero sin formato.

Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP (108 páginas, 222 kb) pulsando aquí

 


NOTAS

(21) En parte, esa empresa fue continuada al menos en su espíritu, por el artículo del Lic. Juan Ángel Ignacio Magariños Velilla de Morentin que “traslada” las figuras de la retórica a la publicidad y la propaganda (1984). [universo de lo canonizado con el carácter de científico]

(22) Esta subdisciplina es tan vasta que tiene su propia historia; empero no la podemos relatar aquí, salvo a “mano alzada”.

Como se conoce, el fundador de aquélla es Michel J. A. Bréal; hacia 1883 anuncia que denominará “semántica” a la ciencia que se ocupará de descubrir la leyes que rigen las modificaciones en la significación de las palabras (Bobes Naves, 1973: 161). Y al igual que una de las grandes ramas de la Semiótica, la semántica puede diferenciarse entre la semántica lingüística, la conductista (representada por la Escuela de Chicago –op. cit.: 158) y la filosófica, derivada del Círculo de Viena (loc. cit.: 159).

(23) No sería inadecuado entender que la Gramática, Lógica, Sintaxis, Semántica, Pragmática y Semiótica que hierven en la Filosofía del Ser como Presencia, son “archivos” de lexemas/“virus” (en el sentido informático) que, al emerger en un texto, corrompen su dinámica y la tornan ininteligible [paso al estrato de lo especulativo]. La deconstrucción sería entonces, la peregrina empresa (aunque no vacía), de intentar revelar los mecanismos retóricos y estructurales por los que un palimpsesto cualquiera suscita efectos de sentido que “ocultan” esos “virus”, permitiendo cierta “lectura” allí donde “no sería” posible ninguna. Sin embargo, aquellos que creen poder leer el texto que es “discontinuo” manifiestan en esa presunta capacidad, el “grado” en que están colonizados por las metafísicas logocentristas.

(24) Tal cual lo enunciamos en otros lugares de la investigación en curso, el diagrama causa–efecto es una “simplificación” que, antes que aludir a lo que “verdaderamente” ocurre, necesita en paralelo, ser explicado: ¿por qué la complejidad de las relaciones que acaecen terminan engastadas en influencias que son interpretables bajo ese esquema? En el caso de lo que de forma harto imprecisa se denomina “Materialismo Histórico”, dicha pregunta nos conduce a otra: ¿por qué ciertos ambientes de la realidad social (la economía, la dialéctica entre modo de producción/nexos intersubjetivos–potencias genéticas y la base en su conjunto), repercuten en el resto de las clases de praxis con el aspecto de causa? Por lo demás y sin que lo que arriesgaremos entre en contradicción con lo que acabamos de pincelar, quizá tendríamos que creer con Nietzsche que “matrices” de la factura de la causalidad, artefactuados para la interpretación del mundo y a los fines de domesticar el devenir insoportable, son propias de un sistema nervioso adaptado a la lógica pobre de la supervivencia (es decir, a cerebros “primitivos”).

(25) Badiou confía en que, aun cuando la apuesta de Carnap sea ideológica, su empirismo lógico originó una semántica y sintaxis que sirve para un análisis estructural de la ideología [ídem a nota 21]. Encontramos en él un genuino “inventario” de las formas generales de todo discurrir ideologizante (1974b: nota 16 de p. 98).

(26) Como es sabido, un cretense sostiene que todos sus conciudadanos son mentirosos; en consecuencia no es viable decidir el valor de verdad de semejante proposición. Si es verdadera, es falsa puesto que al menos un cretense enuncia la verdad; si es falsa, es verdadera porque es cierto que los cretenses mienten. [nota indecidible respecto a su ubicación en la ciencia o en la crítica]

Los pensadores aludidos elucubran que si se distingue la proposición constatativa (que es simultáneamente, el enunciado objeto), de la afirmación ejecutiva (que es el sintagma que habla del enunciado objeto), la aparente paradoja se resuelve: “todos los cretenses son mentirosos” es verdadera o falsa si efectivamente se comprueba; “yo, un cretense más, estoy mintiendo al decir lo anterior” tiene un valor de verdad definido, si la acción supone una simulación. Sin embargo, lo que ni Austin ni Russell reciben de buena gana es que lo que hay detrás de la paradoja del cretense, son las profundas objeciones de Kurt Gödel respecto a que ninguna lógica con la suficiente complejidad como para definir las cuatro operaciones matemáticas fundamentales, puede dejar de poseer enunciados con valores de verdad indecidibles y que no puede definir, a riesgo de poner en crisis su coherencia (1981d y g). En otras palabras, cualquier lógica (e. g., la matemática) sólo arriba a la coherencia si parte de que existen en su seno proposiciones sin valores de verdad (1981c), al estilo de las del cretense.

(27) Un materialismo apresurado, dogmático e ingenuo creyó que era idealista y metafísico sostener que la realidad es dependiente de cómo la percibimos, la significamos, etc. [cosmos de un saber con vocación científica]. Para nosotros, materialistas insurgentes y no idealistas, una postura deconstructiva supone considerar que lo metafísico radica en la negación y/o rechazo de lo que las teorías cognitivas contemporáneas establecieron: que existen tantas realidades como especies provistas de sistemas nerviosos capaces de reconstruirlas, acorde a lo que les permita sobrevivir (Maturana y Varela, 1995; Maturana, 1990; Varela, 1998). Por lo demás, la Semiótica estableció que de esa presunta “realidad” se “desprenden” las cosas que en definitiva, son palabras objetivadas como cosas. Un materialismo radical, sopesa que entre el objeto y el signo hay otro signo, es decir, un “referente”.

Empero, la autora que glosamos considera que un parecer de ese tono se compromete con un idealismo subjetivista lingüístico y con un solipsismo (Bobes Naves, 1973: 117).

(28) Es una distribución y estructura de significados; son expresiones que remiten a muchas otras, formando un tapiz, una red o trama (1973: 167).

(29) La síntesis que repetimos, ubicada entre 527 y 542, fue ofrecida con amabilidad por la Prof. Amalia Rosa Carrique Ibáñez (2003).

(30) La confrontación puede ser a su vez polémica o transaccional o sea, puede manifestarse unas veces en un combate, otras, en un intercambio que permite reconocer dos concepciones de las relaciones interhumanas, por ejemplo, la lucha de clases o el “contrato” social.

(31) Estos programas narrativos de uso son indefinidos y a esa expansión se la anota con un número, por ejemplo, PNU 1, 2, 3, … Pueden llevarse a cabo sea por el sujeto mismo, ya por otro sujeto delegado del primero, dando lugar a un programa narrativo anexo (PNA).

(31) De lo expuesto se infiere que el análisis de los semas, oposiciones sémicas y campos semánticos emprendidos con Marx se ubica en el registro de la semántica fundamental, aun cuando nuestro objetivo no sea la explicación de cómo y por qué está ordenado el texto de los Grundrisse.

Por añadidura, existen críticos que dudan (y no sin motivos) que el ciclópeo esfuerzo de Greimas alcance para demostrar por qué los textos se estructuran tal como se organizan (Culler, 1979b); acaso “sólo” haya arribado a una descripción exhaustiva de las relaciones entre los integrantes que suscitan el sentido y la semiosis. No obstante, ello no es un logro menor.


Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles