BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

LA INVERSIÓN Y SU COMPORTAMIENTO EN MÉXICO: 1940-2009

Samuel Ortiz Velasquez




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3.2 El Modelo de Desarrollo Basado en la Industrialización por Sustitución de Importaciones

La periodización de CEPAL, sugiere que aquella fase se extendió desde la gran crisis de 1929-1933 hasta aproximadamente finales de la década de los sesenta. No obstante, al interior, pueden distinguirse tres sub-fases que tipifican el proceso:

i. Fase de industrialización no intencional. La cual abarcaría aproximadamente el periodo desde la crisis de 1929-1933, hasta alrededor de 1940-1945.

ii. Fase de industrialización consciente, o bien de “sustitución fácil”. La que abarca desde los años 1940-1945, hasta aproximadamente mediados de los años cincuenta.

iii. Fase de agotamiento y crisis del patrón, o bien de “sustitución difícil”. Abarcaría aproximadamente hasta la década de los sesenta y setenta. No obstante, para países como México esta se retrasa y se ubica en 1982 con la crisis de la deuda externa y con la interrupción en el ritmo de crecimiento del PIB que fue una característica desde 1933 a 1981 [INEGI, 2010].

En los apartados siguientes se expondrá grosso modo los rasgos relevantes de cada sub-fase.

3.2.1 Fase de Industrialización no Intencional

Esta etapa está íntimamente relacionada con la crisis de 1929-33 y las respuestas de los gobiernos para hacerle frente. Retomando in extenso un texto de Aníbal Pinto:

“Al trastorno económico siguieron las convulsiones sociopolíticas y a estas un viraje en las orientaciones oficiales. Estas apuntaron ahora en dos direcciones, visibles a posteriori a despecho de la improvisación y el desorden propio de esa coyuntura. Por un lado hacia la más estricta administración del intercambio exterior y particularmente de las drásticamente reducidas disponibilidades de moneda extranjera. Se trata, antes que nada, de que las pocas divisas a mano se reserven para los que son o se creen los usos más indispensables.

Al lado de esa preocupación dominante se perfila una segunda: la de moldear las consecuencias de la crisis exterior, valiéndose para ello de árbitros como la adquisición de excedentes no exportables, programas extraordinarios de obras públicas, expansión crediticia, otorgamiento de subsidios oficiales. En último término, como se comprende, todos derivan hacia el sostenimiento de los niveles de ocupación e ingreso y por ende de la demanda efectiva. A la Monsieur Jourdan, se practicó el “keynesianismo” sin saberlo” [Pinto, 1974; 136-137].

De la cita anterior se desprende que esta primera fase es llamada “no intencional” porque en realidad, más que un proyecto “explicito” de industrialización, es una derivación o una respuesta de los gobiernos a una coyuntura internacional específicamente dura. A saber, el abrupto desajuste producido en el sector externo y su manifestación primordial: la fuerte contracción de la capacidad para importar.

El punto a remarcar es que las medidas adoptadas por los gobiernos, conducentes al sostenimiento de la demanda efectiva (v. gr. compra de excedentes o financiamiento de mercancías almacenadas, programas extraordinarios de obras públicas, etc.) consiguieron preservar los niveles de producción de la economía. Si a este hecho agregamos el control irrestricto de las importaciones “no prescindibles”, el resultado es el fuerte estimulo a la producción interna sustitutiva. La cual se apoyo fundamentalmente en la demanda preexistente de bienes de consumo “no duradero” que demandaban las clases altas y que durante el MPE se abastecían con cargo a las importaciones.

En virtud de lo cual, las ramas industriales que comandan el proceso “en esta etapa embrionaria” son de carácter “tradicional”: alimentos, bebidas, textiles, vestido, cuero, etc. Las que se comenzaron a gestar bajo el seno del Modelo Primario Exportador. Por lo tanto, como ya se apuntó, operan con una baja densidad de capital, tecnología poco sofisticada y que no exigen una mayor masa de inversión.

En efecto, más que un fuerte desembolso de inversión, los factores clave que incidirán en la tasa de crecimiento del PIB, por lo menos en esta primera etapa, son: i) incremento de la tasa de operación con que funciona la economía; ii) mayor ocupación; iii) elevación de la relación producto-capital mediante el alargue del periodo de vida útil de los equipos, maquinaria e instalaciones. Por lo anterior, son ramas al alcance del inversionista privado nacional [Valenzuela, apuntes de clase].

Bajo este contexto, el rol económico del Estado, como agente de la inversión, se limita a las obras públicas, en tanto, el capital extranjero no juega en términos generales un papel significativo.

Finalmente, agreguemos que la respuesta proviene desde el mismo bloque en el poder y sobre la base de una convergencia de intereses. Y no tanto de fuerzas sociales excluidas. No existe por lo tanto, una ruptura política sustantiva que altere de fondo la naturaleza del Estado, como ocurrió, v. gr. con la Revolución Francesa. Aunque sí tiene lugar una gran excepción: la de México, donde si hay un abierto enfrentamiento con los intereses agrarios tradicionales.


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