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LA INVERSIÓN Y SU COMPORTAMIENTO EN MÉXICO: 1940-2009

Samuel Ortiz Velasquez




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CONCLUSIONES

Nos dimos a la tarea de examinar las tendencias y oscilaciones más generales del proceso de inversión en México durante los últimos 70 años. La cobertura temporal que manejamos, nos permitió cotejar el desempeño de la variable en los patrones de acumulación por los cuales ha transitado la economía mexicana: “ISI” y “neoliberal”. Se trata de dos etapas caracterizadas por manejar políticas y estrategias de desarrollo muy distintas y cuya evaluación ha sido controversial.

De manera global, destacan algunas conclusiones de relevancia, las cuales presentan un panorama muy sombrío para la industria mexicana en la fase actual.

1. La inversión y el PIB global han reducido abruptamente sus ritmos de expansión durante la fase neoliberal, ello se refleja en el significativo descenso del coeficiente de inversión. La situación es muy similar si se considera el desempeño del PIB y la inversión industrial y especialmente, el desempeño del PIB y la inversión manufacturera.

2. Además de su semi-estancamiento, en el neoliberalismo, las variables reales se tornan muy oscilantes y presentan una inestabilidad que es superior a la que presentaron en la fase ISI. En efecto, la inestabilidad de las variables macroeconómicas básicas como lo son: el PIB global, PIB industrial, PIB manufacturero, inversión global, inversión industrial e inversión manufacturera se incrementa en un 300% en la etapa actual. Es decir, la “estabilidad macroeconómica” neoliberal (en tipo de cambio y nivel de precios) no se ha traducido en estabilidad de las variables reales.

3. En el periodo neoliberal se asiste al desplazamiento del destino sectorial de la inversión: desde los sectores primordialmente productivos (industria) hacia los sectores primordialmente improductivos (servicios). En especifico, de la industria de la transformación a los servicios financieros. Dentro de la manufactura, se da una reorientación: de las ramas productoras de bienes de consumo no duradero e intermedios a las ramas productoras de bienes de consumo duradero y de capital, las cuales funcionan con una fuerte vocación exportadora y con gran penetración de capital privado extranjero.

4. En la fase actual, la IED se mueve en la misma dirección: pues se reorienta a favor de los servicios, aunque la dirigida a la manufactura es aun la más importante. Al interior de la industria de la transformación, la IED se reorienta a la manufactura de exportación, principalmente a transporte, maquinaria y equipo de operación. Mientras, dentro de los servicios, la IED dirigida a los servicios financieros es la más relevante.

5. Los bajos ritmos de crecimiento del producto y la inversión industrial, junto con su mayor inestabilidad y la significativa reducción de su participación relativa en el PIB global y la inversión global, respectivamente, reflejan nítidamente que la industria (especialmente la industria de la transformación) ha perdido en la fase neoliberal, el liderazgo que la caracterizó durante la ISI, impulsando el crecimiento económico. En breve, la manufactura privada de exportación en la fase actual, opera aislada, por lo que su dinamismo ejerce un pobre efecto de arrastre o “irradiación” sobre el resto del sistema.

6. El componente activo de la inversión eleva sustancialmente su peso relativo en la inversión productiva. En su interior, se eleva sustancialmente el peso relativo de la inversión activa de origen importado y sube tremendamente el componente importado de la inversión activa de origen nacional. En efecto, la manufactura eleva sus requerimientos de insumos intermedios importados, mientras, en las ramas productoras de productos metálicos maquinaria y equipo (consideradas preliminarmente las productoras internas de bienes de capital, aunque buena parte de su producción se exporte al resto del mundo) la dependencia es muy superior. Esto significa que en el neoliberalismo una parte cada vez mayor de la demanda de bienes intermedios y de capital se satisface con importaciones, impulsándose así, un fuerte proceso de des-sustitución de importaciones. Lo cual propicia entre otras cosas: la desarticulación de las cadenas productivas internas; la acentuación de la dependencia tecnológica; un déficit externo persistente y dificulta al país la capacidad de generar un crecimiento de largo plazo a tasas elevadas y estables.

7. Sube el peso relativo de la IED como parte de la inversión global frente a un notable descenso de la inversión pública. La reducción en el peso y los ritmos de expansión de la inversión pública no se ha traducido en una expansión de la inversión privada. De hecho, la inversión privada reduce a una tercera parte sus ritmos de expansión. Es decir, no ha tenido lugar el llamado “efecto desplazamiento” entre los agentes de la inversión.


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