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LA INVERSIÓN Y SU COMPORTAMIENTO EN MÉXICO: 1940-2009

Samuel Ortiz Velasquez




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3.2.2 Fase de Industrialización Consciente

Se denomina de industrialización “consciente” porque opera sobre la base de un proyecto “explicito” de industrialización. En efecto, la ideología y la doctrina se nutren en alto grado (y/o convergen) con las tesis e interpretaciones que comienza a desarrollar CEPAL.

El periodo abarcaría desde los años 1940-1945 hasta aproximadamente mediados de los años cincuenta.

En esta etapa y tomando como referencia los rasgos de la sub-fase anterior, se perfilan nítidamente, según Tavares, las características básicas del patrón ISI:

i) Traslado desde fuera hacia dentro del impulso motor del dinamismo. En efecto, la variable “exportaciones”, cede la estafeta a la variable “inversión” (tanto privada como pública), como determinante fundamental de la tasa de crecimiento del PIB.

ii) Ahora los recursos se reasignan en función de la industrialización sustitutiva, con el propósito de sustituir lo que antes se abastecía vía mercado externo.

Como consecuencia del ítem “i”, se gesta un traslado de sectores eje: del “sector exportador” a la “actividad industrial”, específicamente a la industria de la transformación y dentro de esta, a las industrias “ligeras” o “tradicionales”.

Recordemos que si bien, durante la etapa de industrialización “no intencional”, más que fuertes desembozos de inversión, la tasa de crecimiento del PIB se explica v. gr. por el incremento en la tasa de operación con que funciona la economía. Hacia fines de los años treinta y/o comienzos de los cuarenta, la capacidad ociosa resulta ya muy exigua o nula. Por lo cual, en esta nueva sub-fase, el dinamismo de la economía pasa a depender en lo fundamental de la dilatación del coeficiente de inversión.

Con lo anterior, podemos enumerar las características de las ramas que lideran el proceso (Valenzuela, Apuntes de clases):

i) Operan con una tecnología y organización poco sofisticada.

ii) Baja densidad e intensidad del capital.

iii) Tamaños de planta medianos y pequeños, por lo cual, la inversión inicial no resulta extremadamente alta.

iv) El periodo de maduración de la inversión y el periodo de aprendizaje son relativamente cortos.

De los ítems anteriores, se desprende que: i) se trata de ramas al alcance del inversionista privado nacional, por lo que el papel del capital extranjero juega un rol menor; ii) al ser ramas con baja densidad de capital, la inversión además de su efecto multiplicador sobre el ingreso, impacta fuertemente en el nivel de empleo.

El Estado pasa a jugar un rol económico decisivo, por dos vías: i) mediante la implementación de una política económica de estimulo al desarrollo industrial, ii) sus obras de infraestructura básica y por iii) el impulso a algunas industrias básicas como la siderúrgica, que por supuesto no pertenece al grupo de las ramas “tradicionales”.

Sobra decir, que el proceso es orientado por la demanda preexistente y por la distribución del ingreso, que se supone relativamente mejoró. En efecto, en esta sub-fase, la dilatación del mercado se guía por: i) el nivel de ingreso de los grupos con un elevado poder adquisitivo y por; ii) incorporación al consumo de los trabajadores de los sectores más dinámicos, los cuales, cuentan, por supuesto, con remuneraciones más altas.

Como un rasgo más, podemos hablar del carácter “parcial” del modelo. En efecto, la ISI resulta “parcial” en virtud de que las transformaciones de la estructura productiva afectan únicamente al sector industrial y actividades conexas, sin modificar el perfil de las exportaciones, las cuales conservan su carácter tradicional y primario [Tavares, 1980].

Como una derivación del punto anterior destaca: i) la acentuación y complejización de la llamada “heterogeneidad estructural”. Ya que la modernización al ser “parcial”, no logra arrastrar al conjunto de la economía. Inclusive al interior del sector líder, se observa una aguda heterogeneidad; ii) la conservación de una base exportadora precaria y sin dinamismo.

Finalmente, otro rasgo se refiere al carácter “cerrado” del modelo. Como apunta Tavares: “Los nuevos sectores dinámicos aparecen y se expanden en el ámbito restringido de los mercados nacionales, lo que determina el carácter “cerrado” del nuevo modelo” [Tavares, 1980; 32]. Por lo mismo, la vocación exportadora del sector industrial resulta prácticamente inexistente.

Con base en los rasgos enumerados, nuevamente irrumpe la contradicción fundamental básica de esta sub-etapa: la estructura productiva se diversifica “hacia adentro” pero no “hacia afuera”, pues se preserva el perfil tradicional y primario de las exportaciones [Pinto, 1973]. En inminente la tendencia abierta al desequilibrio externo. Como señala nuestro autor: “Mientras la expansión del ingreso interno y los reclamos directos de la “industrialización sustitutiva” presionan sobre la capacidad para importar, esta se halla constreñida por la naturaleza y comportamiento de la base primario exportadora” [Pinto, 1973].

Hay que agregar que hacia fines de los años cincuenta, se traslada de una etapa de sustitución “fácil” a otra “difícil”. Varios factores explican la situación. Por el lado de la demanda interna: i) reducción del coeficiente medio de importaciones; ii) a medida que el proceso avanza, las importaciones (nivel y composición) de los bienes intermedios y de capital se vuelven muy rígidas, por lo cual se observa una tendencia a la desaparición de áreas de sustitución que estimulaban su remplazo por producción internas; iii) una hipotética saturación del mercado de productos tradicionales.

Por el lado coyuntural; i) cambios en la disposición empresarial a invertir. La cual se torna negativa, al entrar en la sustitución de insumos y equipos que solían importarse, con cargo a algún subsidio y que generalmente eran de mejor calidad y; ii) el empeoramiento de las condiciones externas [Pinto, 1973].

Sobre el último punto, cabe recordar que a partir de 1954, las condiciones externas son nuevamente muy restrictivas, la consecuencia obvia, es la nuevamente drástica reducción en las reservas. Ello tiene su contrapartida en la reducción de la capacidad para importar, la contracción de la inversión privada y la reducción en los ritmos de crecimiento económico. Como parte de la respuesta a estos nuevos problemas, primero se prueba reducir aún más el coeficiente general de importaciones y luego emergen los créditos externos y la inversión extranjera (hasta 1965, sobre todo la inversión extranjera).

Correspondía a la corriente de fondos extranjeros la función de aliviar aquel desequilibrio implícito. En breve, amén de que el problema no se resuelve (y si se agrava, vía acentuación de la dependencia financiera), se termina por cancelar la vocación nacionalista del esquema.

Finalmente, agreguemos que el bloque en el poder sufre una reestructuración, pasando la burguesía nacional a jugar el rol principal. Para lograrlo, se sirve de un bloque popular que lidera ella, el que se integra básicamente por capas medias urbanas y proletariado urbano, v. gr. el Cardenismo en México, con apoyo campesino.


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