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BAHÍAS, DEVENIRES Y HORIZONTES. LOS PERFILES DE MARX, Tomo II

Edgardo Adrián López




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EpílogoS

“… (No) es el nivel de las fuerzas productivas ni las relaciones de producción las que determinan … los procesos históricos sino las ideas que los actores sociales tengan acerca de (ellos)”

Rubén Zorrilla*

“… (Los) hombres … se comportan activamente para apoderarse de ciertas cosas del mundo exterior mediante la praxis y con el fin de satisfacer sus necesidades [luego (comienzan) por la producción] …”

Karl Heinrich Moredejái Marx Levy*

A manera de colofón de lo expuesto, podemos secuenciar que: [seguimos atrapados en la “terraza” de las ostentaciones científicas]

a) la “basis” es un conjunto de fuerzas materiales;

b) la hiperestructura es un plexo de poderes simbólicos;

c) base y superestructura se comportan en tanto que estructuras a raíz de que tales potencias superan a los agentes;

d) por eso mismo, se cristalizan de manera autónoma.

Por lo demás, si hemos postulado que el “sociólogo” engelsiano es uno de los articuladores del paradigma de los sistemas no lineales (cf. un parecer opuesto en Carbonell 1986), no es porque haya anticipado la teoría de las catástrofes, la de los fractales y la del caos. Mas, pergeñó algunos “principios” asociados a aquella “matriz”, aun cuando Habermas sea de la opinión de que lexemas tales como “superestructura”, “basis” (1989 c: 287), “ideología”, etc. tengan que ser reemplazados por “mundo de la vida” y “sistema” (ibíd.):

a- despliegue de los cambios en clinamen o espiral (López, 2010 a);

b- alteraciones mínimas, que acaecen en cualquier instante y lugar, y se amplían en sus consecuencias acorde a ritmos desiguales (ídem.);

c- los procesos afloran en el contexto de estados “torcidos” respecto del equilibrio (Prigogine, 1997: 88/89, 91);

d- nexos que se empobrecen, por un extravío de lo pluridimensional, a vínculos causales;

e- modificaciones que conducen a los sistemas a desplazarse lejos del equilibrio;

f- factores de estabilidad/inestabilidad que reproducen–destruyen las sociedades (López, 2010 a);

g- “líneas” de desarrollo que dependen de las anteriores o que pueden emerger casi de la “nada” (transiciones hacia nuevos modos de producción);

h- son plausibles muchas explicaciones para un mismo fenómeno (“principio de incertidumbre” epicúreo; ver López, 2010 a);

i- etc.

Los axiomas a y b se desprenden del epicureismo y lucrecianismo de Marx (comprobable, entre otros pasajes, en López, 2010 a). El punto c se anticipó en el paréntesis de nota 8 de Capítulo IV. A su vez, los tres ”nodos” fueron razonados en nota 17 del subtítulo I.1. de López, 2010 a.

El ítem d fue demostrado en las notas 5 y 7 del subtítulo I.2.1. de López, 2010 a.

Los puntos de partida f y g se infieren de a, b y c; a su vez, g ha sido establecido por las observaciones históricas del suegro de Longuet (ver López, 2010 d, “B”, isotopía “Modos de vida, relaciones sociales, tipos de comunidad y ciudades”, enunciados 539, 548, 555, 584/585 –Marx 1971 e: 454, 458, 462, 473/475).

Por ende, las opiniones del “economista” engelsiano respecto:

a. a los nexos entre teoría y praxis;

b. a lo metodológico y epistemológico (f. i., la idea de no envasar el pensamiento con obsesiones de método, la recomendación de separar la exposición de la investigación, la sugerencia de evaluar que lo social es tan intrincado que las estadísticas no son capaces de articular leyes, etc.);

c. al estrechamiento de dialécticas humanas amplias que se empequeñecen en el retroimpacto(1) entre base y sobreestructura;

d. a las vías de transición en general y a las que van de los modos precapitalistas al régimen burgués, en particular (especialmente, la descomposición de los feudalismos para dar paso al orden dialectizado por el valor automático);

e. a los feedbacks entre “basis” e hiperestructura;

f. a la dinámica del capital (competencia, proceso de producción y de reproducción, conservación y suspenso de la ley del valor, caída de la tasa de lucro, injerencia de los precios, leyes demográficas, y acumulación, crisis y ciclos, etc.);

g. al proceso de aplanamiento de la praxis, de los individuos, de lo simbólico y del arte, para que emerjan:

gi) normas con carácter de leyes,

gii) la regla del valor y la economía economicista,

giii) el trabajo y la base so far que fenómenos centrales y gravitacionales en la tenue vida de los hombres;

h. a las sucesiones de los innumerables modos de producción;

i. a los vínculos entre la disposición de excedente, reparto de las labores y constitución de los grupos;

j. a las revoluciones;

k. al nacimiento del socialismo como principio del ocaso:

ki) de la economía mecanicista,

kii) de la dialéctica “lineal”–no lineal entre base y superestructura,

kiii) de la familia,

kiv) de la propiedad privada,

kv) del Estado,

kvi) de los precios,

kvii) del dinero,

kviii) de las mercancías,

kix) de la norma valor,

kx) de las leyes en general,

kxi) de las formas de violencia,

kxii) de la jerarquía, dominio, poder, exclusión, marginación del otro, etc.;

l. a la necesaria diferenciación entre crítica, ciencia y praxis (en particular, política);

m. etc.

pertenecen a especulaciones que son solidarias con el “Paradigma” de la Complejidad(2), y con el deseo de que los agentes se independicen de automatismos, condicionamientos, determinismos y boicots de cualquier índole (cf. una postura radicalmente distinta, por pertenecer al Paradigma Positivista de las “verdades”, en la Academia de Ciencias de la URSS, 1991).

En lo que cabe a la dialéctica enfocada, es viable añadir que las esferas intervinientes son barreras de tal magnitud que esa casi inmovilidad puede apreciarse en la fijeza de las estructuras de percepción, cognición, significación e interpretación del mundo que anidan en la hiperestructura (ver López, 2010 a). Por ejemplo, en el antiguo Egipto el conocido faraón “hereje” quiso transformar de modo radical el politeísmo por un monoteísmo afincado en la creencia del disco solar “Atón”. Sin embargo, todo su poder en tanto que encarnación del dios no fue suficiente para deconstruir las estructuras aludidas.

Por otra parte, la historia/relato, al igual que otras formaciones simbólicas (mitos, etc.), contribuye a elaborar una “memoria colectiva” con el propósito de que los aglomerados humanos recuerden para su propia supervivencia, su pasado, el tipo de nexos con el entorno y se legitimen las relaciones con otros sectores y/o sociedades. Esa memoria es imprescindible para que una conjunción sea capaz de permanecer en el tiempo. La idea se liga con la hipótesis respecto a que la supraestructura es un “puente” que ayuda al obrero universal a vincularse con su proceso de autogénesis total. La historia–relato y las formaciones semióticas que cumplen idéntico objetivo, estimulan también ese nexo.

Por añadidura Bakunin, en el corpus Dios y el Estado, sostiene que las diversas religiones demostraron que cuanto mayor es el idealismo, más significativa es la crueldad. Y cuanto más crueles son, su materialismo es más brutal, salvaje. En suma, cuanto mayor es el idealismo, más vulgar, torpe y sanguinario es el materialismo que las religiones tienen por correlato en la práctica (2000: 40).

Haciendo la salvedad de que el pensador anarquista(3) frecuentemente se enreda en invectivas moralizantes (2000: 30, nota 4 de p. 47), en que detenta un ideal de ciencia y de cientificidad que no compartimos (2000: 34, 35) y en que habla de modo sistemático de la presunta existencia de leyes naturales en el seno de lo humano (2000: 23, 30; Capítulo III, nota 7), la idea sintetizada nos permite reflexionar acerca de la sobreestructura. El carácter idealista, múltiple, represivo, encubridor, armonizador, etc. de la superestructura, es correlato de una basis áspera(4), de un Real duro, hostil.

Incluso, bien podría concebirse que la conversión de la existencia en una vida penosa causa que esa desdicha deba “transustanciarse” en semiosis. Sin embargo, la hiperestructura también sublima su violencia y el carácter enojoso con el que aplasta la mente de los agentes.

Hinc frente a un largo “ciclo” de dos millones de años transcurridos con brutalidad, la necesidad del socialismo no se debe a las Filosofías de la Historia que contraponen “civilización” con “barbarie”, lo “inferior” con lo “superior”, el “pecado” con la “Redención”, el “origen” con el “telos”, etc. sino a que las más bellas creaciones de las que fuimos capaces en tanto especie no convivan con los horrores dantescos de un infierno autoinfligido. ¿Será posible lo posible? Acaso dependa de la fortuna de percatarnos de la alternativa.


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