BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DIVERSIDAD CULTURAL Y SALUD

Ma. Guadalupe Ojeda Vargas y otras




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El campo de lo médico. El lenguaje de la enfermedad en disputa

Victoria Raquel Rojas Lozano
Mtra. En A.S. Universidad Autónoma del Estado de México

Resumen

El trabajo presentado representa una fracción de la investigación que realice entre los choles que habitan en el estado de Tabasco, en el municipio de Tacotalpa. El objetivo es mostrar los cambios que en el ámbito de la salud se han suscitado entre los choles del ejido de Noypac. Lo que implica, conocer cómo se han legitimado las diversas alternativas de atención –haciendo énfasis principalmente en los disímiles discursos terapéuticos–, y analizar el cómo se han construido o reconstruido las heterogéneas significaciones en torno de un padecimiento específico que los pobladores denominan como nervios.

Estos propósitos intentan responder el por qué del transitar de una alternativa terapéutica a otra. Todo esto, a través de construir el campo de alternativas de curación por el que han transitado los pacientes y su familia en el ir y venir en la búsqueda de la resolución de su problema de salud y que está integrado por: la medicina alópata, medicina tradicional, medicina naturista y oraciones de sanación de tres religiones diferentes (adventista, pentecostal y católica carismática).

La edificación de dicho campo permite, observar cómo los nuevos discursos terapéuticos en zonas indígenas mantienen relaciones de fuerza por el poder de imponer y legitimar el capital simbólico que poseen, y que a su vez nutre las percepciones que existen sobre el cuerpo, la enfermedad y la salud.

Conceptos claves: Campo de lo médico, lenguaje de enfermedad, diversidad terapéutica, nervios

El presente trabajo representa una fracción de la investigación realizada entre los choles que habitan en el estado de Tabasco, en el municipio de Tacotalpa. El objetivo es mostrar los cambios que en el ámbito de la salud se han suscitado entre los choles del ejido Noypac a partir de la diversidad terapéutica a la que asisten para solucionar sus problemas de salud; lo que implica, conocer cómo se han legitimado las diversas alternativas de atención –haciendo énfasis principalmente en los disímiles discursos terapéuticos–, y analizar el cómo se han construido o reconstruido las heterogéneas significaciones en torno de sus concepciones de enfermedad, específicamente a través de un padecimiento que los pobladores denominan como nervios.

Estos propósitos intentan responder el por qué del transitar de una alternativa terapéutica a otra. Todo esto, a través de construir el campo de alternativas de curación por el que ha transitado el paciente y su familia en el ir y venir en la búsqueda de la resolución de su problema de salud. Hablar del campo de lo médico entonces, requiere conocer y desplegar la diversidad de tratamientos a los cuales recurren las personas para tratar sus enfermedades. Significa en suma, saber quiénes son los encargados del cuidado de la salud en el lugar.

La edificación de dicho campo permite observar cómo los nuevos discursos terapéuticos en zonas indígenas mantienen relaciones de fuerza por el poder de imponer y legitimar el capital simbólico que poseen, y que a su vez nutre las percepciones que existen sobre el cuerpo, la enfermedad y la salud. Además, muestra que esta diversidad de alternativas terapéuticas (en población indígena) va más allá de la confrontación medicina alópata-medicina “tradicional”, que en muchos de los casos ha abordado a la primera como la alternativa hegemónica (Freyermuth, 1993, Harman, 1974, Holland, 1978, Köhler, 1974, Menéndez, 1984, 1990, Page, 1996).

El concepto de campo me sirve para describir las relaciones de fuerza que se establecen entre las diferentes posiciones que ocupan las prácticas terapéuticas que hay en Noypac. Si bien la categoría dicotómica que expresa el Modelo Médico Hegemónico (MMH) explica también dichas relaciones objetivas y se caracteriza por el desarrollo de un proceso de atención monopólica de atención a la salud; sólo observa a las otras alternativas al margen, en términos de subordinación y complementariedad, y no a manera de oposición, ni de lucha; y aunque reconoce su existencia y justifica su presencia en términos prácticos, sólo cree que se mantienen y reproducen por su relativa eficacia, por su reconocimiento social, y por ser frecuentemente lo único con que cuenta la población (Menéndez, 1984).

Así que, este espacio me resulta propicio para cuestionar los trabajos que han tratado este tema sólo en términos de medicina “tradicional” vs medicina hegemónica; razón por la cual mi análisis no está centrado en estas categorizaciones, ni presenta clasificación alguna; antes bien, ofrece el desarrollo de todas las opciones terapéuticas para testificar precisamente la heterogeneidad vivida en términos del cuidado de la salud, de la definición de la enfermedad y su tratamiento en zona indígena.

En la década de los setentas se inician los estudios sobre el Modelo Médico Hegemónico, que analizan la relación con las medicinas subalternas en términos de dominantes/dominados; reconociendo la colonización del conocimiento ejercida por la medicina “moderna”, “alopática”, o “científica” (Ayora; 2002). La concentración monopólica, el desarrollo de un proceso de eficacia (práctica) centrado en los medicamentos, la racionalidad científica y la profesionalización son algunas de las cosas que le caracterizaron; dejando de lado el análisis del uso real de este servicio médico, y desvaneciendo las formas en que la población construye sus prácticas curativas, que poco tienen que ver con la subordinación.

Las demandas y las ofertas se han diversificado y no homogeneizado como se pretende hacer ver a partir de este modelo, ya que la medicina “alopática” se encuentra desbordada no sólo por otras alternativas sino por la exigencias de médicos que se reconocen con dificultad dentro de su marco clásico y optan por nuevas medicinas (homeopatía, acupuntura, osteopatía, quiropraxia) y se levantan en contra del monopolio al derecho a la cura (Le Bretón: 147). Por tanto, no creo que sea o haya sido en algún momento la vara a través de la cual se puedan medir todas las otras posibilidades de acercamiento a la enfermedad.

Seguir haciendo referencia a este proceso sería desconocer las nuevas formas en que las personas se están tratando y permanecer indiferentes a los cambios que se registran en comunidades rurales e indígenas. Las alternativas terapéuticas por las que transitan los enfermos y sus familias no se encuentran en posiciones de igualdad dada sus diferentes formas de legitimación y de su eficacia. Cada opción está en desventaja frente a otra, no existiendo primacía absoluta de alguna. Ni de la medicina alópata que considero nunca la tuvo, porque en términos prácticos, y simbólicos sobre todo, la medicina “tradicional” ha seguido cumpliendo su funcionalidad dentro de varias comunidades.

Por ello prefiero antes que seguir hablando de hegemonía, plasmar la diversidad de alternativas terapéuticas y hablar de las múltiples transformaciones que los indígenas viven a través del cuidado de la salud: Las re-significaciones de sus nociones de enfermedad a partir de los heterogéneos tratamientos a los que recurren, los disimiles consumos alimenticios y medicinales que representa acudir a otra opción y las nuevas precauciones y preocupaciones que ya no corren en torno de los seres sobrenaturales, del poder del Xiba y de la envidia; y que están llevando al chol a entender de una manera diferente su cuerpo, desligada cada vez más del cosmos y más individualizada.


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