BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DIVERSIDAD CULTURAL Y SALUD

Ma. Guadalupe Ojeda Vargas y otras




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La higiene a finales del siglo XIX

Científicos como Darwin, quien estipula sus cuatro pilares para la selección natural; es decir, la lucha por la sobre vivencia de todo ser viviente, en su libro: El Origen de las Especies (1859); identificaría, que el ambiente es determinante y esencial para los seres vivos y su desarrollo; pues estos estrían siempre transformándose para lograr las adaptaciones convenientes y continuas, para adecuarse al medio ambiente. De tal forma, que al cambiar el ambiente físico, el ser vivo, también está obligado a hacerlo, pues el más intrépido y fuerte, que lograra desarrollar estos ajustes necesarios para acoplarse al nuevo ámbito, en donde intervendrían e influenciarían directamente su constitución y las transformaciones morfológicas particulares, que deberían ir sincrónicamente evolucionando, a la par y dependiendo también, de la evolución del medio en el que se desenvuelvan o el espacio que les rodea; así, consecutivamente otros pensadores, tomarían dichos paradigmas, para aplicarlos en sus propios campos; tal es el caso de Alexandre Lacassagne, abogado criminalista, interesado en la sociología y psicología, quien cuenta con una escuela en Lyon, Francia; este sujeto, propone que sean vigiladas las características y las condicionantes o modificadores en el medio ambiente de las ciudades, para procurar la higiene y la salud del individuo. Además somete a discusión la incorporación de la higiene como una componente en los factores físicos ambientales, para brindar una mejoría física, es decir palpable, real y evidencia médica, de salud; aunque además producía, un bienestar mentalmente, que se vería reflejado en los ambientes sociales; gestados estos por los mismos ámbitos que les rodeaban. El autor explica que al existir ambientes de “putrefacción-física”, consecuentemente éstos se verían reflejados en comportamientos y actitudes morales.” Lacassagne, influyó a muchos intelectuales mexicanos, a través de su libro: Compendio para la higiene privada y social. (1876).

Hacia 1887, el General Porfirio Díaz, quien admiró todo lo proveniente de Europa y en especial de la cultura francesa; encomendó al gobernador de Aguascalientes, Alejandro Vázquez del Mercado, para que se abocara a realizar los estudios pertinentes, para mejorar el medio ambiente, (a semejanza de como se habían realizado en Francia e Inglaterra y en otros países Europeos). Así, se dictaminó como prioritario, el procurar la higiene para la ciudad. Dicho gobernante asignó al médico, Jesús Díaz de León y éste a su vez, invitó a participar al Dr. Manuel Gómez Portugal, para que juntos llevaran a cabo dichas labores. Así ambos médicos, realizaron los “Apuntes para el estudio de la higiene en Aguascalientes” (1888).

El estudio, es una descripción acuciosa de las características de la ciudad y sus alrededores; tanto de sus características y componentes físicos, químicos, biológicos y sociológicos.

A finales del siglo XIX, dichos autores, basados en los factores del medio ambiente físico y los modificadores, que influenciaban y afectaban a los primeros (agua, lluvia, temperatura, clima, viento, tierra, etc.) Aplicaron una tendencia fuertemente moralista, con ideas positivistas. Muestra de ello fue, que el mismísimo Dr. Jesús Díaz de León, se mostraba mucho más preocupado por las implicaciones morales que ofrecerían los bañistas, a los turistas que iban de paso en los ferrocarriles, y que visualizaban el espectáculo de la gente pobre del pueblo que acostumbraba bañarse en las acequias, probablemente desnudos, sin recato alguno. En lugar de preocuparse realmente por las implicaciones de higiene y de limpieza de la contaminación del agua en general. Aunque aquí habría que aclarar, que la higiene personal, se estaba llevando a cabo, y que si esta agua tenía como destino el tanque de la Cruz, que sería empleada posteriormente, exclusivamente para el riego, cumpliría sus funciones; aunque el peso moralista para ciertos sectores en la sociedad de la época eran de suma importancia (clases alta sobre todo), puesto que estas actitudes, se podían complicar con derivaciones de tabúes sexuales complejos, (incluso, para tratarse de estos temas, en su tiempo), que generarían ambientes sociales conflictivos, y promiscuos.

Figura.-La imagen muestra a personas bañándose en la acequia de aguas termales en el siglo XIX. Fuente: Revista PARTEAGUAS, Instituto Cultural de Aguascalientes. Verano 2009, año 5. Núm. 17. “Presagios de Modernidad, la mirada de William Henry Jackson sobre Aguascalientes”. Pág. 98.

Volviendo á la costumbre que tiene nuestro pueblo de hacer uso de la acequia del Ojocaliente para bañarse, es preciso entrar en algunas consideraciones que se relacionan con la moral pública, pues dicha acequia pasa cerca de la Estación del Ferrocarril Central y los bañistas están a la expectación pública, lo que no es de buen efecto, particularmente á los extranjeros…los turistas tendrán razón en seguirnos censurando por la falta de acatamiento en nuestras costumbres á la moral pública. (DÍAZ DE LEÓN, y GÓMEZ: PORTUGAL: 1888).

Estos autores dejan bien establecido que el objetivo principal de su libro es, “el sostenimiento de la salud y perfeccionamiento físico y moral de los habitantes de la ciudad.” (DÍAZ DE LEÓN y GÓMEZ: 1888).

Alrededor de 1891, se volvía a presentar una nueva epidemia, esta vez reportada por el Dr. Manuel Gómez Portugal, quien declaraba que se trataban de varios casos que mostraban ser sintomáticos del padecimiento de “la influenza”, (a propósito del suceso de epidemia, ocurrido el pasado 2009); lo que quiere decir, que tal vez a tres años de distancia de haberse escrito “los apuntes”, todavía no se ponían en práctica dichos estudios realizados con anterioridad por los médicos mencionados. En el relato del Dr. Gómez Portugal, él mismo, hace una descripción de los sucesos climáticos y ambientales del momento, relata los cambios bruscos de temperatura, las polvaredas, los vientos, y va narrando los casos presentados a través de los meses, con sus desarrollos evolutivos, padecimientos y tratamientos.

Me parece interesante destacar, que los tratamientos a 119 años de distancia no se han modificado gran cosa, pues así es como este médico expresa el padecimiento sintomático y el tratamiento recomendado: 1º. Al presentarse los pacientes con coriza intenso con “cefalalgia”, curvatura, escalofríos y asenso brusco de temperatura…; 2º. La inflamación catarral se extiende desde las fosas nasales hasta la sangre, los bronquios, y las celdillas pulmonares… 3º. Se comienza con escalofríos violentos, vómitos biliosos, evacuaciones intestinales…. (Forma gastro-intestinal) 4º. El padecimiento adquiere una forma Pericárdica… Por lo cual el doctor recomienda un tratamiento, que incluye la sudoración provocada por medio de las fricciones con “hidroleo” y un ponche caliente con aguardiente o cognac y muchas cobijas, reposo y que el paciente se estuviera quieto, hasta que la diaforesis terminara por sí sola. (…)

Tónicos.- Empleados desde el principio de la enfermedad, sobre todo, en forma de bebidas alcohólicas y vinos, me dieron excelentes resultados, y creo que la razón es fácil de encontrar si se piensa en la adinamia, que produce casi siempre la influenza. (Mascarón: Publicación del órgano de divulgación del Archivo Histórico del Estado de Aguascalientes. Año VIII, No 94/Diciembre de 2001.)

Varias son las observaciones y recomendaciones que hacen ambos médicos, pero es de resaltar la atención, que estos médicos ya hacen un llamado de atención para cuidar los bosques y la poca vegetación existente en la zona…y aún seguimos haciendo caso omiso…


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