BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DIVERSIDAD CULTURAL Y SALUD

Ma. Guadalupe Ojeda Vargas y otras




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La conducta dominante/sumisa en la mujer y su relación con estados afectivos y biológicos

Herlinda Aguilar-Zavala1, Francisco Luna-Martínez2, Juan Manuel Malacara3.
1Dpto. Enfermería Clínica, Universidad de Guanajuato, Campus Celaya-Salvatierra
2CINVESTAV, Guanajuato
3Dpto. Ciencias Médicas, Universidad de Guanajuato, Campus León

Resumen

En las mujeres, una fuente importante de estrés, asociada con los síntomas emocionales, es la dimensión dominancia-sumisión. La actitud de dominancia o sumisión es mediada tanto biológica como socialmente. Éste fenómeno tiene una importante dimensión en psiconeuroendocrinología, la actitud de la subordinación se asocia con ansiedad social y depresión.

Existe evidencia de las fuertes asociaciones entre estatus social y salud en numerosas especies animales, incluyendo humanos, con pobre salud en aquellos en el rango inferior relacionado al exceso de estresores físicos y psicosociales. Existen estudios clínicos en humanos, que relacionan algunos estados psicopatológicos a un “rango” o estatus social inferior, depresión, humillación, ansiedad social, sentimientos de inferioridad y conducta sumisa. En las mujeres, existe evidencia respecto a las conexiones entre éstos procesos socioemocionales y funciones menstruales.

Recientemente realizamos un estudio, donde mujeres menopáusicas con altos puntajes de conducta dominante presentaron disminución de los niveles de sequedad vaginal, dispareunía, perdida del interés sexual, estrés, ansiedad y depresión. Además, la conducta dominante se relacionó con los polimorfismos genéticos en PvuII, XbaI y 5HTTLPR evaluados, específicamente con genotipos PP., XX y SS. Lo cual sugieren que los factores genéticos modifican la respuesta a la subordinación social y por tanto a otros estresores psicosociales en mujeres. Palabras clave: Dominancia, sumisión, mujer, estrés y depresión

La conducta dominante y sumisa

Uno de los más grandes retos en salud pública es entender el “gradiente socioeconómico”, esto se refiere al hecho de que en numerosas sociedades occidentales, el rango descendiente en el estatus socioeconómico, predice riesgo incrementado de enfermedades cardiovasculares, respiratorias, reumáticas y psiquiátricas; bajo peso al nacer; mortalidad infantil y mortalidad desde otras causas (1-4)..

Aunque existe una generalizada aversión a la inequidad en la mayoría de las culturas (5), muchas sociedades occidentales toleran marcados gradientes de nivel socioeconómico en cuanto al acceso a los cuidados de la salud.

El estudio de las relaciones entre salud y rango social en animales, construido en un contexto de la percepción del estrés social y la idea de que los animales de diferentes rangos experimentan diferentes patrones de estrés. Un estresor físico es un desafío externo a la homeostasis; mientras que un estresor psicosocial es la anticipación, justificada o no, de un desafío a la homeostasis interna. Ambos tipos de estresores activan una cascada de adaptaciones endocrinas y neurológicas (Fig. 1). Cuando dichas adaptaciones fisiológicas, se movilizan en respuesta a un desafío físico agudo a la homeostasis, la respuesta al estrés es adaptativa, redireccionando la energía a los músculos esqueléticos, incrementando el tono cardiomuscular para facilitar la liberación fuentes de energía, e inhibiendo el anabolismo no esencial, como el crecimiento, la reparación, la digestión y la reproducción. La activación crónica ante las respuestas de estrés debido a estresores psicosociales crónicos puede incrementar el riesgo de numerosas enfermedades o exacerbar enfermedades preexistentes como hipertensión, arterosclerosis, diabetes, supresión inmunológica, alteraciones en la reproducción y desordenes afectivos (6,7).

En la mayoría de las especies, el rango dominante influye sobre el grado en el que un individuo enfrenta estresores físicos y psicosociales; por lo que el rango dominante puede potencialmente disminuir la vulnerabilidad de un individuo a enfermedades relacionadas a estrés. Sapolsky y Col. (2005), afirma que los humanos estamos menos sujetos a las consecuencias psicosociales de un rango, debido a que no manejamos jerarquías lineales de manera unidimensional, sino que nos apreciamos en diferentes jerarquías, dependiendo de nuestras actividades, por ejemplo un empleado de bajo prestigio que valora más su rol de diacono en una iglesia (7). Sin embargo, queda claro que los niveles socioeconómicos bajos predicen incremento en la incidencia en una cascada de enfermedades y de mortalidad. Sentimientos de pobreza o minusvalía pueden ser la razón central de porque la pobreza predice pobre salud. Por otro lado, mientras que una gran inequidad decrementa la capacidad de factores protectivos del estado de vida, las enfermedades son consecuencia de sentimientos de pobreza y minusvalía, así como el decremento en el capital media fuertemente la relación entre inequidad en el ingreso y salud (2).

Valerie Grant, ha realizado varios estudios dedicados a medir el nivel de dominancia de las mujeres y su relación a ciertos estados biológicos, relacionados con la reproducción (8-10). Según la escala de medición de la conducta dominante, las mujeres con esta característica, pueden definirse a sí mismas como fuertes, agresivas, amables, dignas, audaces, controladoras, influyentes, vigorosas, poderosas, satisfechas, expertas y triunfadoras; con alto grado de asertividad e independencia.

Por otro lado, teóricos de la personalidad como Alfred Adler, entre otros, han documentado que algunos estados psicopatológicos están relacionados con sentimientos de inferioridad y conducta sumisa. De hecho, la palabra “depresión”, deriva del latin deprimere, que significa derribado y ser rebajado en estatus o fortuna. Se ha demostrado que la depresión está asociada con comparaciones sociales negativas y autopercepciones de inferioridad, sentimientos de sentirse atrapados y humillados, sentimientos de vergüenza, de falta de seguridad y una falta de confianza social. Biológicamente, la depresión es un estado de inhibición y retardación interna (11-18). MacLean (1990), afirma que la conducta sumisa, está involucrada con estrategias protectoras de los individuos ante las amenazas constantes del contexto, involucrando combinaciones de conductas pasivas y de escape, asociadas con tácticas no agresivas de autodefensa (19).

Desde el punto de vista biológico, los individuos socialmente subordinados pueden describir un perfil más patogénico (tabla 1). En el caso de la función adrenocortical y gonadal, perfil inmune y de colesterol, y características específicas en la función cardiovascular.

I Axis adrenocortical Los machos dominantes tienen bajas concentraciones de cortisol, una más prolongada y rápida respuesta al estrés, rápida recuperación, y gran sensibilidad a la inhibición de feedback negativa (20-24)

II Axis testicular Machos dominantes son más resistentes a los efectos supresivos de las concentraciones de testosterona (20,21,25,26)

III Colesterol metabólico Machos dominantes tienen más colesterol HDL que los subordinados (27)

IV Función autonómica Los dominantes son más sensibles a las catecolaminas (26)

V.Función cardiovascular Los dominantes tienen los más bajos niveles basales de presión sanguínea, una rápida y prolongada elevación de la presión sanguínea y frecuencia cardiaca en respuesta a los estímulos, y una rápida recuperación. esto es debido a la sensibilidad aumentada a los efectos permisivos de los glucocorticoides sobre la acción de las catecolaminas (28)

VI Perfil inmune Machos dominantes tienen mayor cantidad de linfocitos circundantes(29)

En base a estos correlatos, los individuos socialmente subordinados tienen concentraciones basales altas de glucocorticoides. Estos se han podido identificar en múltiples estudios en mamíferos, incluyendo primates (30), ratas (31) ratones (32,33), lobos (34), pescados (34) y pájaros (35). La subordinación social típicamente involucra altas tasas de estresores psicológicos y sociales para un animal; la vida de éstos animales esta caracterizada por falta de control y predictibilidad. En base a lo anterior, la conducta sumisa o subordinación puede estar asociada con marcadores endocrinos de un estado de estrés (34)


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