BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DIVERSIDAD CULTURAL Y SALUD

Ma. Guadalupe Ojeda Vargas y otras




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Objetivo

Dar a conocer la influencia de los factores culturales en el proceso de salud mental de las personas, tanto a nivel individual como comunitario.

Desarrollo

La cultura surge de una dinámica compleja o una red de retroalimentación a través de los cuáles, valores, creencias, y normas de conducta se modifican y se sostienen constantemente. Los valores y creencias de una cultura afectan a su cuerpo de conocimientos y contribuye a la interpretación de experiencias de sus propios miembros y deciden cuando una clase de conocimientos es significativa o no. El sistema de valores y creencias compartidos crea una identidad y la identidad el sentido de pertenencia. El comportamiento de las personas está moldeado y regido por su identidad cultural, refuerza su sentido de pertenencia y así su cultura está inmersa en el modo de vida de las personas, por lo que la identidad cultural refuerza las defensas al crear un significado.

La cultura que creamos y sostenemos con nuestras redes de comunicación, incluye no solo valores y creencias o normas de conductas, sino también nuestra propia percepción de la realidad.

Cognitivamente se da una interrelación entre las estructuras semánticas, neurales y biológicas en general. La tecnología industrial que no está exenta de generar desasosiego o franca incomodidad. Por tanto, puesto que la cultura es creada y sostenida por redes de comunicación humanas, cambiará con los modos de comunicación; como en la actualidad, el sistema de comunicación está caracterizado por un alcance global, y por su interactividad potencial, ello cambia permanentemente la cultura. (Radio, tv, internet, etc.).

Los procesos culturales caracterizados por relaciones de poder, sumisión, demasiado compensatorios o coercitivos., originan inadecuados procesos de culturización en las personas. El poder se une a la explotación, carece de autoridad. Para muchas personas el ejercicio del poder conlleva elevadas recompensas emocionales y materiales. Para el caso de enfermedades relacionadas con el estrés, descubrimientos recientes en la ciencia de la cognición parecen indicar que puesto que la mente está encarnada físicamente en el cerebro, es una manifestación física del significado compartido que la persona otorga a partir de las redes de la comunicación social.1

Cognitivamente se da una interrelación entre las estructuras semánticas, neurales y biológicas en general. La tecnología industrial que no está exenta de generar desasosiego o franca incomodidad. Cuando un individuo se siente excluido o marginado del grupo al que pertenece, por naturaleza debe buscar una opción, por lo que se convierte en presa fácil de adquirir conducta delictiva, tráfico de drogas, juego patológico, prostitución, secuestro, todo por que el sistema social económico y político en el que está inmerso, no le permite ajustarse o experimentar sentido de pertenencia.2

Es importante resaltar, que inicialmente la construcción conceptual de salud mental, partió de la alteración o la enfermedad y no de la "salud" o la no-alteración, según lo percibiera y se viera impulsado a hacerlo el hombre en ese momento histórico. Luego entonces, lo que el hombre busca explicarse en primera instancia es la enfermedad o, mejor, esa sensación de malestar y alteración que experimenta. Por el contrario, no busca explicarse el estado de no-enfermedad o de normalidad y plenitud vital, lo cual parece ser propio de su naturaleza.

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1,2 Castels, Manuel. Citado en: Fafka, F. Las Conexiones Ocultas. Cap. 5. Barcelona España. 2002.

Debemos insistir en señalar que el concepto que subyace a todo este proceso es el de la enfermedad sentida, o la alteración física o mental perceptible por los miembros de la sociedad, sin causa conocida, pero explicada dentro del contexto ideológico dominante en la colectividad.

En este siglo ha surgido un movimiento suscitado por la influencia de las ciencias sociales en la teorización de la salud, el cual se ha dado a la tarea de trabajar sobre el concepto de la salud como tal, sin tener que partir de su contrario, la enfermedad o la afección, para definirla.

Este enfoque, que constituyó la principal preocupación de las primeras reuniones de expertos de la Organización Mundial de la Salud -OMS- incorporó a la conceptualización la categoría del bienestar para poder aplicar, tanto al individuo como a los grupos sociales, un nuevo concepto de salud que fuese más integral y permitiese un abordaje holístico de esta problemática. 3

Como producto de la influencia de esa corriente y después de inagotables debates entre especialistas de diversas tendencias filosóficas y políticas de la posguerra, a mediados del presente siglo, por consenso de las naciones participantes de la ONU, su organización recién creada, la OMS, se definió la salud como "Un estado de completo bienestar físico, social y mental y no solo la ausencia de enfermedad o afección". 4

Esta aproximación teórica ha constituido la definición básica sobre la cual se ha apoyado la salud pública del mundo actual para orientar sus planes y programas, enfrentándose aún a las tendencias asistencialistas que consideran la curación como el espacio más natural de la atención médica y dejan los asuntos del bienestar a otros sectores sociales.

Aunque la definición de salud de la OMS ha sido cuestionada por muchos teóricos arguyendo que es una utopía inalcanzable para todos los miembros de un grupo social, me parece que, aún así, su enfoque es válido y deseable; quizás su aporte más importante es el de hacer girar el concepto de salud en torno del bienestar.

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3 Una Aproximación al Concepto de Salud. Rev. Sal.Pub., 2008 (23)

4 www.who.int/dg/es/index.html

Atendiendo al objetivo de este documento, haremos un desglose de la definición enunciada, primero descodificando el concepto de bienestar para que a partir de la misma, ubiquemos el concepto e interpretación de la salud, procurando alcanzar una visión social amplia y panorámica de este proceso que atañe a la vida humana, tanto individual como colectivamente.

Así, si aceptamos que para el ser humano la sensación de bienestar proviene del grado y medida en que satisfaga sus necesidades más inmediatas y trabaje activamente para mejorar sus condiciones de vida, lo mismo que para solucionar otras necesidades que puedan presentársele como producto de su desenvolvimiento social, podemos afirmar sin mucho riesgo de error que debe existir una relación muy intensa entre la satisfacción de las necesidades humanas y el bienestar social, con las particularidades del medio ambiente general en el cual se da esa relación.

El bienestar como categoría social de análisis debe, pues, abordar todo el espacio de esa relación, admitiendo de entrada que es una relación enteramente dinámica entre el ser humano y su entorno, para poder aplicárselo al conjunto.

Para alcanzar un grado de bienestar también básico o esencial, es absolutamente indispensable para el hombre, solucionar aquellas que tienen que ver con su cotidianidad, con su diario vivir, y cuyo grado de satisfacción caracteriza sus condiciones materiales y la calidad de su vida.

Si el bienestar es la palabra clave para experimentar adecuado nivel de salud mental, es natural que la capacidad de adaptación de una persona se dé en la medida en que pueda adquirir ciertos satisfactores en su vida cotidiana; la forma de búsqueda o más bien las formas en que satisface las necesidades, le permitirán adquirir capacidad de individualidad, de autonomía, de certidumbre. La capacidad de adaptación se retroalimenta y consecutivamente podrá ir cubriendo de forma favorable, cada vez más satisfactores; el elemento a cubrir, es que social y culturalmente, las personas no pueden cubrir satisfactores o implementar formas de búsqueda de bienestar, cuya acción o consecuencia invada o trasgreda la individualidad del otro.

En el mismo orden de ideas, tenemos entonces que la enfermedad resultaría de cualesquier alteración del bienestar, tanto a nivel individual como colectivo e incluso puede o no ser percibida como tal; así el concepto de “enfermedad” adquiere una dimensión social. En el caso de la “enfermedad” mental, por ejemplo, resulta más fácil encontrarle explicación en el campo de las necesidades afectivas y de socialización, seguridad, comunicación, libertad, etc., aunque también pueden intervenir la nutrición, la educación y, en fin, todas las demás, ya que, existe una verdadera interrelación e interdepen-dencia entre los resultados de la satisfacción de ellas a nivel perceptual del individuo.

Dentro del contexto social, las ideologías se mueven igualmente a través de las creencias religiosas, las tendencias filosóficas y las corrientes del pensamiento social. También dentro de ellas podemos ubicar las explicaciones y comportamientos colectivos respecto a la enfermedad y la salud, en medio de una intrincada trama de interrelaciones de lo ideológico y de la cultura espiritual.Los hábitos y costumbres relacionados con la salud, surgidos, como hemos anotado, de la cultura consolidada en este campo, condicionan de manera muy importante la perspectiva de los individuos a gozar de una buena condición física y mental, dependiendo de la forma como estos favorezcan o limiten el contacto con algunos riesgos o puedan interferir en las reacciones defensivas orgánicas y en la evolución del proceso mórbido; Asimismo, los hábitos y costumbres alimentarias y las conductas nutricionales relacionadas sobretodo con la crianza, pueden condicionar de manera casi determinante el futuro orgánico e intelectual de los individuos. 5______________________________________________

5 Una Aproximación al Concepto de Salud. Rev. Sal.Pub.,2008 (23)

Obviamente es necesario tener en cuenta las oportunidades sociales que condicionan el acceso a los alimentos y la adopción de algunos hábitos provocados más por las condiciones materiales de vida que por la internalización simple de esquemas de comportamiento validados colectivamente.

Otros aspectos comportamentales como el machismo, el autoritarismo en el seno familiar y otras actitudes injustas consagradas socialmente, como la obediencia ciega impuesta en ciertas relaciones de poder (aún en la relación médico paciente), o los patrones impuestos por los medios de comunicación masiva, o los símbolos y actitudes de estatus arribistas que siguen los adolescentes, también pueden condicionar la salud por mayor exposición e inducción a riesgos, o por limitación en conductas que podrían favorecer la evolución de la enfermedad.

Es indispensable destacar que la forma mágica de conceptualizar sobre la enfermedad persiste aún en nuestros días entre la población, independientemente de su nivel cultural, pero especialmente entre aquella de relativo nivel bajo en lo educativo y en el acceso al conocimiento universal. Los grupos humanos que se encuentran constituidos en comunidades con cierta identidad cultural y en circunstancias de pobreza y postergación social, tienen mayor tendencia a las explicaciones mágicas de la enfermedad, lo mismo que a introducir y usar ritos de la espiritualidad en las sesiones o actos de curación. Las creencias populares sobre el "mal de ojo", "la pérdida de la sombra", el "tocado de difunto", el "embrujamiento", el "hechizo", "los maleficios" y muchas otras entidades de este mismo estilo, utilizadas para explicar padecimientos, síndromes, enfermedades o estados patológicos de ciertas características, lo mismo que para propiciar circunstancias del azar y la suerte, favorables o adversas, así como los personajes y los métodos para curarlas o prevenirlas, son ejemplos típicos de la persistencia de esta forma de raciocinio mágico que sigue teniendo enorme presencia en campos y ciudades. 6

En México, resulta muy obvia la publicidad de personajes que se anuncian libremente en los periódicos y en ellos destacan sus facultades especiales y la fuerza inmensa de sus poderes mágicos, para que sus clientes seleccionen a quien más les convenga, según sea la forma como culturalmente éstos interpretan sus necesidades, ya sean afectivas u orgánicas.

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6 Una Aproximación al Concepto de Salud. Rev. Sal.Pub.,2008 (23)

Muchos pacientes que no encuentran solución a su caso dentro de la medicina oficial, terminan acudiendo a los servicios de este sistema médico paralelo, no ortodoxo, y a lo mejor encuentran un espacio cultural más cercano de comprensión y afectividad que, aún dentro de lo esotérico y extraño, les ofrece confianza y seguridad en la comunicación y mantiene vivas sus esperanzas.

Es importante destacar cómo dentro de esta forma religiosa de intentar la explicación de la enfermedad, los problemas mentales manifiestos en forma de alteraciones graves de la conducta, -que provocaron sorpresa y hasta estupor en los grupos- se atribuyeron casi siempre a la acción de las divinidades demoníacas que poseyeron a ciertos individuos para manifestarse a través de ellos. También las enfermedades convulsivas, sobretodo la epilepsia del tipo gran mal, se consideraron de esa manera y, aún hoy, se pretende curarlas con exorcismos y rituales antisatánicos.

En muchas culturas surgieron incluso los dioses médicos que se ocuparon específicamente del problema de la enfermedad física o mental, motivo por el cual se les erigieron templos especiales a donde acudían los enfermos en búsqueda de sus favores, dando origen a la aparición de los primeros lugares sagrados destinados a los rituales de sanación, donde se reunían millares de personas afectadas por algún mal para ser curados.

La atención en el sentido de admitir la persistencia de este tipo de sustrato conceptual profundamente religioso para comportarse ante la enfermedad, presente aún en nuestra cultura y sobretodo entre la población de los estratos más pobres. Persiste y se afianza entre ellos el concepto de fragilidad y vulnerabilidad de los humanos, supeditando y empequeñeciendo al hombre en forma total ante la divinidad.

Para muchos de ellos su salud y su destino siguen estando en las manos de alguna divinidad y por eso son renuentes a asumir comportamientos conscientes hacia la prevención de riesgos y a la utilización racional de los servicios médicos institucionales. Dentro de esta condición puede inscribirse a los estratos socioeconómicos más pobres y aún a ciertos grupos de fanáticos religiosos.

Para el caso de enfermedades relacionadas con el estrés, descubrimientos recientes en la ciencia de la cognición parecen indicar que puesto que la mente está encarnada físicamente en el cerebro, es una manifestación física del significado compartido que la persona otorga a partir de las redes de la comunicación social. 7

Con el progreso de la ciencia y la tecnología, la medicina ha tenido mayores posibilidades de desarrollar mejores técnicas de curación que intervienen al sustrato orgánico; pero debido a eso mismo no ha avanzado con la misma celeridad en el conocimiento de la enfermedad mental sin explicación biológica, ni se ha preocupado con la misma intensidad por explicar la salud en el contexto social.

El sistema médico contemporáneo, animado por esa tendencia organicista, y convertido en hegemónico por la ciencia oficial y el Estado que convalida e institucionaliza su quehacer, también ha derivado sus esfuerzos cognoscitivos a la curación, cuyos resultados económicos son más atractivos en el ejercicio del mercado legal de la profesión.

En suma, existe una corriente del pensamiento médico, con gran influencia institucional en la sociedad, que continúa imponiendo una ideología de la salud basada en el manejo de la enfermedad y que desafortunadamente ha frenado los avances de la medicina preventiva y del discernimiento sociológico respecto del quehacer en salud, desarticulando la medicina del compromiso que implica el análisis integral del desarrollo de la humanidad desde un ángulo verdaderamente científico y totalizante, y separándola de la ligazón indispensable que debe tener con las ciencias humanas especialmente.

Lo preocupante, es que el sistema económico actual está organizado en un sistema de creencias y valores totalmente ajenos a los de la población principalmente necesitada. Las principales ideas de la globalización son tan diversas, como diversas son las formas de organización humana, pero algo en común, es que en la actualidad ha influido el uso de la tecnología hasta para hacer conexiones sentimentales y emocionales, de conducta de compra, de exponer puntos de vista, de relacionarse, a través de Internet, cuya historia es sorprendente.

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7 Álvaro, J.L. Torregrosa J.R. y Garrido L. Influencias Sociales y psicológicas en la Salud Mental. Siglo XXI. Madrid, España. 1992

En lo personal, creemos que la posesión del dinero ofrece cierta seguridad a los individuos, les genera certidumbre, pero con la revolución tecnológica, el papel moneda se convierte en plástico o número, generando mayor sentimiento de incertidumbre en las personas. La nueva economía entonces favorece a las empresas, pero no a las personas.

Conclusión

Cuando los procesos culturales propician exclusión o marginación de una persona, del grupo al que pertenece, o con el cuál debería identificarse, por naturaleza social, debe buscar una opción de pertenencia, convirtiéndola en presa fácil de adquirir conducta delictiva o sentimientos de inadecuación o desadaptación; este estilo de vida no le permitirá experimentar sentimientos de bienestar. Sería un grave error tratar de resolver problemáticas de ciertos ámbitos sociales, a partir de la experiencia con otros. Tanto para los individuos, como para la sociedad, será sano cuando, pese a los cambios, sean capaces de ad aptarse a ellos, a través de la creatividad y funcionalidad.

Si bien, la opción más viable es la transformación de la cultura, los valores, las creencias, las redes de comunicación, etc., será muy difícil cambiar millones de percepciones y estructuras cognitivas que determinan el actuar de las personas, la realidad de una de ellas no lo es para otros cuantos millones, aún en la misma región, aún en la misma colonia o población e incluso aún en el mismo círculo familiar.

La tecnología provoca confusión de ideas, distorsiona la percepción de la realidad de millones de personas y entonces su actuar estará condicionado a la percepción que tienen y no a la real, por lo que difícilmente podrán hacer algo por sí mismos para cambiar la realidad en la que viven, podemos decir, que vivimos en un mundo condicionado.

Pero lo más preocupante es que incluso elementos culturales están moldeados tecnología y para mejorar los procesos de culturización será necesario realizar cambios en tecnología, política y valores humanos.

Lamentablemente los seres humanos no podemos avanzar cognitivamente al ritmo acelerado de la tecnología, que conlleva dificultades y nos vemos limitados a resolverlos.

Como una opinión ajena al tema de nuestro interés, no podemos dejar de mencionar que actualmente, tanto en el ámbito social y cultural se han visto efectos devastadores por el impacto de la globalización, pues ha generado que solo accederán a mejores condiciones de vida aquellos que tienen preparación, aquellos autoeducados, aquellos que son usados para producir conocimiento para solo unos cuantos que manejan el poder de la información.

Es probable que en las personas se generen sentimientos de alienación, ese sentimiento de construir o generar sin verle una utilidad de tipo personal, solo una utilidad para otros; su compensación es solo material, los individuos trabajarán competitivamente por sentir comodidad y seguridad a partir de lo material, fragmentando las relaciones humanas y en consecuencia, sensaciones de malestar hacia sus propias acciones.

Bibliografía

• Kafka, Fritjof. Las Conexiones Ocultas. Barcelona, España. Ed. Anagrama. 2003.

• Documento de Antología: Salud Mental 4to. Semestre. Licenciatura en Enfermería, Campus Celaya Salvatierra. Universidad de Guanajuato.

• Álvaro, J.L. Torregrosa J.R. y Garrido L. Influencias Sociales y psicológicas en la Salud Mental. Siglo XXI. Madrid, España. 1992.

• Una Aproximación al Concepto de Salud. Rev. Sal.Pub.,2008 (23)

• Página de la OMS: www.who.int/dg/es/index.html


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