BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

PLURICULTURALIDAD Y EDUCACIÓN. Tomo III

Gunther Dietz y otros




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Políticas de compensación

El término compensación se encuentra ligado de origen al resarcimiento de algún daño o perjuicio ocasionado; constituye un acto de justicia obligada, justificado y legitimado por los actores involucrados que, en la mayoría de los caso se refiere a los grupos excluidos y/o marginados. Los daños ocasionados a estas minorías han durado muchos siglos, por lo que su reparación o resarcimiento resulta sumamente costoso y difícil –tanto cuantitativa como cualitativamente- pero tiene que emprenderse.

Para ello, en países europeos como España, las políticas compensatorias se han adaptado al ámbito educativo toda vez que la educación se considera como la herramienta más efectiva para acceder a mejores condiciones de vida y bienestar social. Sin embargo, dichas directrices fueron incorporadas a principios de los noventa, por lo que sus productos y resultados, han sido escasamente documentados. Dichas políticas de educación compensatoria han pretendido brindar igualdad de oportunidades y de posibilidades educativas a los alumnos en desventaja por motivos personales, económicos, culturales, etc. Desafortunadamente en muchos casos no se ha tratado de la adopción de medidas preventivas, sino más bien de estrategias correctivas para eliminar malos hábitos de estudio, rezagos académicos y ciertas carencias de saberes y/o competencias, entre otros factores, que los estudiantes “vulnerables” suelen presentar con frecuencia. En palabras de Escudero:

Entre claros y sombras, la compensación ha discurrido por concepciones y actuaciones variadas, en unos casos como prevención, en otros como reacción; unas veces procurando ofrecer refuerzos durante la escolaridad regular, o, en otros, proveyendo segundas oportunidades, destinadas a que una franja considerable de estudiantes salgan con unos mínimos de equipamientos formativos, certificados o cualificaciones para tenderles algunos puentes de transición a la vida adulta y laboral (2004).

Así, los “Programas de Educación Compensatoria” adoptados en el país hispano, han tratado de atender a la diversidad, dando atención especial a familias y alumnos provenientes de otras culturas a través de programas que intentan garantizar el acceso, la permanencia y la promoción en el sistema educativo del alumnado en situación de desventaja social, “[…] prestando atención preferente a los sectores más desfavorecidos, y tratando de facilitar su integración educativa, independientemente del origen cultural, lingüístico y étnico de los estudiantes” (Conserjería de Educación, 2006).

Las estrategias compensatorias se han ido traduciendo en el establecimiento de comedores escolares, transporte, elaboración de materiales curriculares; cursos para formación del profesorado, escuelas para padres y sistemas de becas, entre otros. Sin embargo, la mayoría de estas estrategias se han centrado en el absentismo y en atacar el fracaso escolar, sin preocuparse por investigar y atacar las causas sociales desde la raíz, lo que ha limitado sus efectos positivos.

Algunos de estos errores han sido, en palabras del autor español Juan Navarro: “Confundir el concepto de alumnos con necesidades de compensación educativa con aquellos que tienen retraso académico, distinto ritmo de aprendizaje o problemas de conducta, lo que desvirtúa el programa al no tener un sujeto definido” (2002, p. 6). En suma, se asocia el éxito académico únicamente a causas relacionadas con la historia educativa o trayectoria escolar del individuo, y no con condiciones socioeconómicas y culturales del sujeto que forma parte de un contexto cultural determinado o de un ambiente familiar distinto.

De hecho, los destinatarios de estos programas son quienes presentan algún tipo de desfase escolar significativo , dificultades de inserción educativa en el ámbito escolar; desconocimiento de la lengua castellana así como escolarización tardía o irregular y absentismo escolar, entre otros factores. Y en numerosos casos se reporta que el número de profesores, y de docentes formados y capacitados especialmente para dar atención a este tipo de alumnos, son insuficientes (EOEP, 2010).

Y aunque en España existe el reconocimiento legal de que las políticas de educación compensatoria en el sistema educativo deben dirigirse a evitar desigualdades derivadas de factores sociales, económicos, culturales, geográficos, étnicos o de otra índole, no se abordan directamente estos obstáculos sino únicamente los concernientes a la escuela, cuando los estudiantes han logrado tener acceso a ella. Entonces, más que aplicar medidas correctivas se tendría que pensar en disposiciones preventivas desde el seno familiar, social, cultural que inciden en el educativo y por ende, en la formación de los alumnos.


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