BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

LA ESFERA AFECTIVO-MOTIVACIONAL COMO PREMISA PSICOLÓGICA EN LA REHABILITACIÓN DE JÓVENES ALCOHÓLICOS

Diosveni García Viamonte




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CAPÍTULO III: ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS.

III.I. ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS

III.I.I. CASOS ANALIZADOS: CASO “ACH”

Presentación:

• Edad: 23 años

• Sexo: masculino

• Nivel de escolaridad: técnico medio.

• Ocupación: técnico INDER.

• Estado conyugal: soltero.

• Edad de inicio del consumo: 16 años.

• Tiempo de abstinencia: 2 meses, aproximadamente.

• APP: no refiere.

• APF: no refiere.

El paciente se inició en el consumo abusivo de alcohol desde los 16 años, relacionado a la vía sociocultural. Cuando estaba en el preuniversitario se integró a un grupo de adolescentes que consumían con frecuencia bebidas alcohólicas; así empezó a beber en su compañía. Cada vez que se embriagaba mantenía comportamientos agresivos y violentos lo que provocaba el rechazo de las demás personas hacia él. Debido a este rechazo, se ligó aún más al grupo de bebedores en el que se desenvolvía y aumentó la frecuencia y las dosis alcohólicas hasta que se convirtió en un dependiente alcohólico.

Al iniciarse en el consumo sus necesidades y motivos fundamentales estaban orientadas hacia la familia y la escuela. Pero a medida que la enfermedad se hizo más profunda quedaron aplazadas por las necesidades de consumo y por la compañía de otros consumidores que le servían de apoyo emocional en contra del rechazo que percibía en las personas debido a su inaceptable comportamiento social.

Evaluación del Caso:

El paciente convive con su madre y actualmente no mantiene relaciones de pareja u ocasionales con personas del sexo opuesto. Las relaciones que mantiene con su progenitora son buenas en sentido general pues ella comprende que él es una persona enferma y lo trata de ayudar para que supere su enfermedad; a pesar de los comportamientos agresivos que el sujeto mantiene cuando bebe o cuando siente deseos incontrolables de beber.

En la técnica de los “diez deseos”, manifestó cierto grado de contradicción entre sus principales demandas pues por un lado expresaba el propósito de dejar de beber para evitar los comportamientos que mantiene cuando bebe y sin embargo aspira a lograr beber alguna vez de forma controlada.

Así, expresa en una de sus deseos “tener salud”, lo que manifiesta una necesidad de seguridad y protección vinculada a la concientización por parte del individuo de que el alcoholismo es una enfermedad y que, por tanto, él es una persona enferma. Esta necesidad ocupa un lugar jerárquicamente significativo, pues fue el primer deseo expresado en la técnica de los “diez deseos” y se reitera en esta. Su potencial movilizador es alto porque ingresó voluntariamente, se sometió al proceso de desintoxicación y actualmente es rehabilitado y asiste a un grupo de ayuda mutua. Esta necesidad encarna en un motivo orientador de la actividad y de las relaciones del hombre porque regula de forma estable el comportamiento con respecto a las relaciones que pretende establecer con las personas que le rodean (no logra asociarse a un motivo orientador de sentido porque todavía no expresa reflexiones conscientes en relación con la posición que debe ocupar en la sociedad).

Expresa en otro de sus deseos “que la gente comprenda que el alcoholismo es una enfermedad y que él no es una persona sin moral”, lo que manifiesta una necesidad de afecto y afiliación. Esta necesidad ocupa un lugar alto en la jerarquía motivacional pues fue el segundo deseo expresado en la técnica de los “diez deseos” y se reitera en ella. Su potencial movilizador es elevado porque el sujeto trata de demostrarles a las personas que le rodean que él no es malo, que no le hace daño a nadie cuando bebe y se siente angustiado por la “incomprensión” de estas. Esta necesidad encarna en un motivo orientador de la actividad y de las relaciones del hombre porque expresa sus relaciones con otras personas y la intención de que estas no lo rechacen por su enfermedad.

Formula en otro de sus deseos “mantenerse el día sin tomar para no volver a caer en lo que soy cuando bebo”, lo que manifiesta una necesidad de seguridad y protección vinculada a los temores que siente por los comportamientos que mantiene cuando bebe. Esta necesidad ocupa un lugar jerárquicamente elevado pues fue el quinto deseo expresado en la técnica de los “diez deseos”. Su potencial movilizador es alto porque el sujeto trata de evitar la ingestión de alcohol y busca el apoyo de familiares, amigos y especialistas para lograrlo. Esta necesidad encarna en un motivo orientador de la actividad y las relaciones del hombre porque expresa las relaciones que pretende establecer con las personas que lo rodean.

En otro de sus deseos enunció: “quisiera algún día lograr beber como las demás personas”, lo que manifiesta una necesidad de afecto y afiliación. Aquí se observa una contradicción en relación con la necesidad expresada anteriormente pues, a pesar, de comprender que no debe beber por las consecuencias que le produce aspira algún día a ingerir el tóxico de forma controlada. A pesar de no ser de los primeros deseos expresados por el sujeto en la técnica se logró establecer, a partir del profundo vínculo afectivo, que es una necesidad jerárquicamente significativa y poseedora de alto potencial movilizador. Esta necesidad encarna en un motivo orientador de la actividad y de las relaciones del hombre porque expresa las relaciones que el sujeto pretende establecer con otros bebedores.

En otro de sus deseos dijo “tener una casa”, lo que manifiesta una necesidad de seguridad y protección asociada a la intención de poseer un hogar propio para tomar las decisiones del hogar. Su lugar en la jerarquía motivacional es bajo porque fue el octavo deseo expresado en la técnica los “diez deseos”. Su potencial movilizador es bajo porque el sujeto no realiza ninguna actividad encaminada a la satisfacción de la necesidad y no tiene planificadas acciones conscientes para alcanzar este fin. Esta necesidad encarna en un motivo objetal porque no se haya relacionado a otros motivos o planes futuros del individuo.

En otro de sus deseos exteriorizó “casarme y tener hijos”, lo que manifiesta una necesidad de afecto y afiliación pues plantea que necesita alguien que lo quiera y comprenda. El lugar que ocupa en la jerarquía motivacional es bajo porque fue el noveno deseo expresado en la técnica de los “diez deseos”. Su potencial movilizador es bajo porque no se acerca a ninguna mujer y no trata de enamorarlas y ser amable con ellas. Esta necesidad forma parte de la tendencia orientadora de la personalidad pues expresa objetivos y planes futuros del individuo, aunque están pobremente elaborados y se encuentran aplazados por estimulaciones gratificantes inmediatas.

En la técnica Dembo-Rubinstein, se ubicó en el nivel bajo en cinco de los ocho indicadores, en el nivel medio en dos de los indicadores y en el nivel superior en una ocasión. Lo que permite concluir que su autovaloración es inadecuada por defecto.

En la composición “Sobre mí yo pienso…”, fue muy breve, se mantuvo indeciso y borró palabras y frases con frecuencia. En ella, se manifiesta una necesidad de afecto y afiliación que forma parte de la tendencia orientadora de la personalidad. Esta necesidad y su motivo se hayan elaborados con pobre autoconocimiento porque se limitó a hablar de lo que ha sufrido por el rechazo de las personas que lo rodean y no hace una valoración sobre las virtudes y defectos que posee. El vínculo afectivo es negativo porque expresa sentimientos de pesimismo con relación a lo que será de su vida, evidenciadas en frases como: “nunca seré feliz” y “las personas nunca me perdonarán por mi modo de ser”. La elaboración personal es pobre y se manifiesta en frases como: “dicen que soy un borracho” y “dicen que no me merezco la madre que tengo”.

En este sujeto se manifiestan como regularidades psicológicas las siguientes: las necesidades jerárquicamente más significativas y de mayor potencial movilizador son necesidades de afecto y afiliación y de seguridad y protección; estas necesidades encarnan en motivos orientadores de la actividad y las relaciones del hombre; las necesidades vinculadas a la tendencia orientadora de la personalidad no ocupan un lugar relevante en la jerarquía motivacional y su potencial movilizador del comportamiento es pobre; la autovaloración es inadecuada por defecto; las necesidades y motivos que se manifiestan en la adecuación de la autovaloración se expresan con pobre autoconocimiento, vínculo afectivo negativo y escasa elaboración personal.


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