BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

ELEMENTOS FUNDAMENTALES PARA LA TEORÍA Y ESTRATEGIA DE LA TRANSICIÓN SOCIALISTA LATINOAMERICANA Y MUNDIAL

Antonio Romero Reyes



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Preguntas para heréticos.

El reconocimiento de los territorios indígenas y su autonomía, en consonancia con la constitución del Estado Plurinacional es un camino que no se divorcia de la vía autocentrada. Más bien confluyen. Pero observando también el entorno regional: ¿cabría la formación de “Estados Plurinacionales Comunitarios” en los países que conforman la cuenca amazónica? ¿Es dable pensar en la Cuenca Amazónica como un gran Estado Plurinacional, una confederación de territorios y territorialidades indígenas? ¿No sería esta la mejor garantía para la preservación de los bosques y su legado a las “generaciones futuras”? Esta preguntas -así escandalicen a las mentes atrofiadas y alienadas por el pensamiento único- son muy pertinentes frente a la doble amenaza para los indígenas, sus comunidades y territorios, proveniente tanto desde adentro de los “estados-nación” (en el caso peruano, los decretos que concesionan la selva a las transnacionales) como desde afuera (la globalización capitalista; el imperialismo por desposesión). ¿Qué viabilidad puede tener la existencia de un Estado Plurinacional, en un país determinado, si en los países vecinos se persiguen, reprimen, aniquilan y desaparecen a sus propias nacionalidades indígenas, pueblos originarios o etnias aborígenes (indígenas awá en Colombia; mapuches en Chile); si se arrasa con el bosque amazónico para transformarlo en pasturas y enormes plantaciones para el agro business (Brasil)?

Colofón político.

Dada la fragmentación existente de los sectores populares y sus conflictos (locales, sectoriales, territoriales) el Perú, como seguramente en muchos lugares de América Latina, es hoy un hervidero de “pequeñas” situaciones catastróficas, y un mosaico de intereses expresados como “movimientos sociales” (Bebbington, Scurrah y Bielich 2008) que aun no encuentran adecuada expresión política y organizativa.

Para Bolívar Echeverría (2007) el estancamiento económico, la ingobernabilidad política y la crisis de identidad, no representan por si mismas situaciones “catastróficas” en América Latina. Entre los rasgos asociados a una situación de catástrofe destaca:

i] Los estados de postración, abandono, miseria y/o desamparo experimentados de manera colectiva, unitaria (i.e. al mismo tiempo sentidos por todos y todas, así sea con diferentes intensidades) y violenta; situaciones de hecho irresolubles desde el poder con los métodos existentes e instrumentos disponibles. En el Perú se lo aprecia al menos sectorialmente a través de los conflictos mineros (Tanaka et. al. 2007).

ii] Las aspiraciones o compromisos, de alcance mundial, concernientes p. ej. a la crisis ambiental, la pobreza y seguridad alimentaria, que son sucesivamente postergadas o seudo resueltas por las fuerzas económicas y políticas de la globalización, priorizando más bien la planetarización de las fuerzas productivas que el capital, a la larga, las vuelve destructivas para todo entorno, medio o recurso natural, así como los intereses globales del capital financiero.

iii] Superar una situación de catástrofe exige “salir del continuum histórico dentro del cual ocurren”, es decir, un proceso de ruptura con el sistema prevaleciente y el inicio -a nuestro entender- de una transición histórica. Como el mismo autor sostuvo muchos años antes, en un trabajo previo:

«[…] lo que está en cuestión radicalmente […] no es el logro y la distribución de los “bienes terrenales”, no son las posesiones del Hombre […], sino lo humano mismo, esta entidad histórica peculiar que está en trance de desaparecer una vez que todas las virtudes que desarrolló a costa de cruentas mutilaciones se convierten una a una en vicios nocivos para él mismo y para la naturaleza.» (Echeverría 1986: 14)

Ni la izquierda ni las fuerzas políticas de la transformación “ni se oyen ni se ven”, menos aun, “no suenan ni truenan”, a excepción de las marchas de protesta que organiza la CGTP. Esta respetable e histórica organización, promovida por José Carlos Mariátegui a fines de los años 20, que terminó siendo apropiada por los estalinistas y sus herederos políticos después de la muerte de aquél, produce a través de sus actuales líderes sindicales un discurso que se mueve en la falsa disyuntiva de Estado versus Mercado, eligiendo una opción estatalista (reforzar el poder estatal y reclamarle como oposición la atención de las necesidades sociales). La izquierda sigue “hecha pedazos” así como lo está el país (Hildebrandt 2009b). Por su parte, los nacionalistas, a lo largo del segundo gobierno aprista, han ejercido una oposición atrapada en las cuatro paredes del Congreso, donde los apristas -secundados por los fujimoristas- eran los capos de las maniobras dilatorias ante cualquier denuncia o decisión política importante para las mayorías del país; mientras que el principal líder y candidato presidencial del “nacionalismo” para el 2011, Ollanta Humala, en alguna oportunidad, se desplazó hacia el centro-centro, que es el limbo donde nadie es “ni chicha ni limonada”, promocionándose en las entrevistas de televisión como un político concertador y respetuoso de los inversionistas y sus grandes inversiones. El sr. Humala terminó abandonando la política de oposición por la campaña electoral y mediática para reforzar su candidatura presidencial, lo cual es muy diferente. Se ha volvió más candidato que opositor.

Ya empezaron a sonar las campanas para que los sectores populares empiecen a tomar conciencia que solamente de sus propios esfuerzos puede surgir la organización que necesitan, y alcanzar un peso político propio para que en el Perú hayan cambios de verdad ¿Para qué ponerse en función de la aparición de “salvadores” o de la “buena voluntad” del régimen de turno? El frente anticapitalista y antineoliberal en el Perú se presenta todavía como un abigarrado arco iris de conflictos sociales. Sobre toda esta dispersión de fuerzas destacan los pueblos originarios y nacionalidades indígenas amazónicas, proyectándose a la altura de las exigencias de la historia (cf. Declaración de Mama Quta Titikaka 2009).

La protesta indígena, a pesar del baño de sangre en que terminó, ha permitido apreciar que la construcción de alternativas radica y debe apoyarse en los movimientos (sociales, regionales, ecológicos, solidarios, de género, juventud, y tantos otros). Después del 5 de junio 2009 (fecha de la masacre en Bagua), el Perú ha ingresado a un nuevo periodo histórico.

VI. El caso peruano

Partimos de la consideración de la formación social peruana en términos históricos, así como del Estado fallido en el Perú como un hecho fáctico; abordamos la discusión y el cuestionamiento del desarrollo primario-exportador, en concordancia con el cual identificamos lo que a nuestro criterio son actualmente las principales fuentes del excedente económico, y el lugar del Perú en la globalización en base a un intento de reinterpretación/actualización de la dependencia histórico-estructural.

Cuando hablamos del estado fallido queremos denotar una regularidad histórica en el caso peruano. No pensamos -ni por implicación- en un tipo ideal de desarrollo, enmarcado en el modo eurocéntrico de entender y actuar sobre el mundo.


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