BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

ELEMENTOS FUNDAMENTALES PARA LA TEORÍA Y ESTRATEGIA DE LA TRANSICIÓN SOCIALISTA LATINOAMERICANA Y MUNDIAL

Antonio Romero Reyes



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Naturaleza del excedente económico.

Identificamos cuatro fuentes de excedente económico en concordancia con el patrón primario-exportador predominante, como las fuentes más significativas en el Perú actual, en los umbrales del siglo XXI. En el primer caso utilizamos la noción “clásica” de excedente concebida por Marx, en términos de la diferencia entre plusvalor (trabajo excedente) y trabajo necesario, o expresado en términos de su respectivo equivalente en dinero: trabajo no pagado vis-a-vis salario obrero. En el segundo caso recurrimos a uno de los sentidos que le dio Paul Baran a su idea de excedente económico potencial: “el producto perdido a causa de la organización dispendiosa e irracional del aparato productivo existente” (1959: 74-75). Esta idea, pensada para una economía capitalista superdesarrollada como la norteamericana, la hemos adoptado aquí para el caso de un país subdesarrollado como el Perú donde la organización dispendiosa e irracional del aparato productivo existente la aplicamos a un sector específico (el minero). En los dos últimos, la idea de excedente está estrechamente relacionada con la renta proveniente de la propiedad de recursos naturales o su usufructo irrestricto, amparada por relaciones contractuales con el Estado.

A) La generación y apropiación del plusvalor (absoluto y relativo) de los trabajadores en la extracción de minerales (cobre, oro, plomo, zinc y otros metales), petróleo (crudos pesados) y gas, así como en la agroindustria de exportación en la costa norte y sur del país. La explotación de trabajadores y exacción de plusvalor en las minas se refleja necesariamente en la disparidad del ingreso: en la minería peruana el emolumento de un ejecutivo supera 10 veces el salario obrero.

B) Los costos externos insuficientemente internalizados, ignorados por negligencia o haciendo caso omiso de la ley, debido a daños y perjuicios -externalidades negativas económicas y no económicas- que las grandes empresas extractivas ocasionan sobre poblaciones circundantes y las actividades productivas que estas realizan (pequeña agricultura y ganadería), junto al impacto ambiental sobre el entorno, produciendo el deterioro de recursos naturales renovables por deforestación, contaminación de ríos y cursos de agua, emisiones y polución del aire, hasta la pérdida irreparable de biodiversidad. Las externalidades ambientales, los daños (irreparables en muchos casos) a la naturaleza, así como los impactos socio-económicos reales y potenciales, son hechos normalmente “pasados por alto” en las estadísticas macroeconómicas; al dejar de ser asumidos (o asumidos solo parcialmente) y concomitantemente resarcidos a cabalidad por las grandes empresas, necesariamente conllevan el ahorro de costos y de aquí devienen en fuente de beneficios empresariales.

C) La renta minera diferencial cuando hay sobreganancias por el alza de precios internacionales y que se apropian las grandes empresas debido a las generosas concesiones de irrestricto derecho de explotación de los recursos del “subsuelo” en los contratos suscritos con el Estado peruano, así como por las exoneraciones y/o reducciones impositivas; superponiéndose dichas concesiones y entrando en conflicto con derechos ancestrales/consuetudinarios de pueblos aborígenes, territorios indígenas y comunidades amazónicas o altoandinas. En la práctica, esos contratos junto a otras normas legislativas y sectoriales operan como eficaces mecanismos de expropiación de tierras y territorios, concediendo la propiedad efectiva a terceros. Como sostuvo Marx: “[…] en general la propiedad de la tierra implica el derecho de los propietarios a explotar el cuerpo del planeta, sus entrañas, el aire, y con ello la conservación y desarrollo de la vida.” (1976-1982, III/8: 984).

Al ocuparse de las diversas formas de renta (diferencial, absoluta, minera y de otras formas de propiedad), en la sección sexta del libro tercero de El Capital, Marx incorpora la naturaleza en el análisis a través de uno de sus elementos representativos (la “tierra”), en la medida de su apropiación y monopolización (suelo, agua, minas). A Marx le interesaba explicar la generación de renta por la cuestión de la propiedad, siendo esta cuestión su punto de partida. La interrelación naturaleza-economía a través del análisis de los flujos de materiales, energía e información, presupone la propiedad de los recursos y/o el monopolio sobre una parte del planeta como diría Marx; o los “derechos de propiedad” como lo denomina elegantemente la teoría económica universalmente aceptada, la cual es normalmente construida abstrayendo las condiciones históricas de la apropiación.

El incumplimiento de la oferta de campaña hecha por Alan García, de aplicar impuestos a las sobreganancias mineras y petroleras, hizo que el país perdiera US$ 5,000 millones entre el 2006 y 2008, desaprovechándose la extraordinaria coyuntura alcista de precios internacionales en estos mercados, antes de la implosión de la crisis financiera inmobiliaria en septiembre-octubre (Campodónico 2008). En el Perú, particularmente desde los años de Fujimori, las grandes empresas mineras y/o petroleras reciben todas las ventajas concebibles en la negociación con el Estado, de manera que se les facilita y hace expedito el objetivo de maximización de sus ganancias privadas, debiendo asumir el país un elevado costo de oportunidad para su desarrollo endógeno; costos de oportunidad que son no solamente económicos sino también políticos, sociales y ambientales.

D) La actividad turística y la progresiva transformación del turismo en una industria cultural cuya fuente de ganancia -o de renta- proviene de las modalidades de acceso, dominio, apropiación, manejo y control que son ejercidas sobre paisajes, áreas protegidas y otras formas de patrimonio natural, especies endémicas de animales y plantas, arte culinario, poblaciones “exóticas” o no contactadas que habitan en la amazonía, fiestas y costumbres, folklore, patrimonio histórico (López Maguiña et. al. 2007: 283-329).

Existen, por cierto, otras fuentes de excedente que estamos dejando de lado: los bajos salarios a los trabajadores formales y servidores del Estado (médicos, educadores, policías y soldados), el poder monopólico de las empresas en el otorgamiento de servicios (el caso de la telefonía fija que opera como un monopolio “natural”), el poder de la banca en el cobro de tasas de interés, el poder de los intermediarios y grandes distribuidores en la venta de productos de primera necesidad, la corrupción por malversación del dinero público y el narcotráfico. Una manifestación de la forma como se administra y asigna el excedente desde las alturas del poder político, fue el Decreto de Urgencia 001-2009, publicado el 3 de enero en el diario oficial y derogado al poco tiempo, en el cual los sueldos de los ministros de estado eran homologados al de los congresistas, lo que en la práctica equivalía a un aumento de hecho en los respectivos haberes.


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