BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

ELEMENTOS FUNDAMENTALES PARA LA TEORÍA Y ESTRATEGIA DE LA TRANSICIÓN SOCIALISTA LATINOAMERICANA Y MUNDIAL

Antonio Romero Reyes



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El “modo de producción” indígena-amazónico y la disputa por el “desarrollo”.

Proponemos que las poblaciones de la Amazonía se conviertan en socias de estas inversiones y obtengan un paquete accionarial para que se establezca una nueva forma de transformar el crecimiento económico en desarrollo sostenido y sostenible.

Partamos de la siguiente premisa. Todo discurso adscrito a la perspectiva occidental del desarrollo y la modernidad, por tanto eurocéntrico, es un discurso exógeno a la realidad propia de los pueblos, nacionalidades y etnias que habitan en la cuenca amazónica, existiendo con miles de años de anterioridad a la creación de los Estados-nación. Esta verdad de principio es inconmovible por más que las ideas, conceptos, visiones y otras categorías relacionadas, que dan expresión discursiva al paradigma occidental del desarrollo, así como su instrumentación práctica en forma de pasos metodológicos, métodos iterativos, racionalidades, variables e indicadores, planes y proyectos, hayan sido el resultado de experiencias previas en otras latitudes (similares o no) donde fueron probadas y validadas.

Ante la realidad amazónica el bagaje occidental de conocimientos y principios guías para la transformación y ordenamiento del mundo se encuentra -y confronta- frecuentemente con un conjunto distintivo de saberes originarios, estrechamente asociados dentro de una cosmovisión de la vida humana desarrollándose en armonía con la naturaleza, pues esta ha sido interiorizada como resultado de un largo periodo evolutivo. Desde este punto de vista, el “desarrollo” en la cosmovisión indígena amazónica no significa única ni exclusivamente producción material, “progreso”, o intercambio exterior, tal como viene adscrito en la noción del desarrollo occidental. En la cosmovisión indígena el desarrollo -si este término existiera en su lengua- esta relacionado con la idea de un proceso de adaptación humana a las condiciones del entorno natural y sus leyes de funcionamiento, adaptación asociada a siglos de evolución. Se puede demostrar que el alcance del desarrollo, en la cosmovisión indígena, es mucho más amplio y complejo que la noción mecanicista-economicista de su respectiva contraparte occidental.

Aun reconociendo lo anterior, ¿es “correcto” preguntarnos por un modelo de desarrollo adaptado a los requerimientos de las comunidades indígenas de la amazonía?, ¿cuáles son los alcances (o impactos) reales de ese “modelo” en términos económicos, ambientales, culturales, sociales y políticos?; ¿conocemos realmente los “requerimientos” de las comunidades?; ¿el saber occidental está en condiciones de adaptarse a ellos?; al revés, ¿son los requerimientos, necesidades y demandas indígenas los que deben ser reconvertidos al patrón occidental, aun cuando este se presente (sea presentado) bajo la forma de “desarrollo sostenible”?

De manera muy amplia, los requerimientos de las comunidades indígenas en todos los países que comparten la cuenca amazónica, están relacionados con el reconocimiento de territorios y territorialidades, su respeto y autonomía. En países como Ecuador, Bolivia y Perú, se trata de un viejo problema, reconociendo que en los dos primeros se han producido avances mucho más significativos en el sentido señalado. Los indígenas y sus comunidades manejan territorios y ecosistemas, son conservacionistas, gestionan admirablemente los recursos naturales y practican la agricultura itinerante. Su propia idea de lo que significa “producir” es mucho más rica y diversa que la tradicional idea de “producción” occidental. Producción significa además producción de vida, producción y reproducción del territorio, la naturaleza y la “madre tierra” (pachamama); todos ellos inseparables de su cultura milenaria en la matriz de comprensión del mundo indígena. Una concepción adecuada del desarrollo no deja de lado esta totalidad, que llamaremos modo de producción indígena-amazónico.

En cambio, las visiones “modernas” del desarrollo con las que se está incursionando en los espacios amazónicos, persiguen la incorporación-articulación de estos territorios, no necesariamente con el aparato productivo existente de cada país, pero sí directamente con las cadenas de valorización mundial del capital. En el mejor de los casos, la “misión evangelizadora” que se proponen hacer los grandes capitalistas, sus operadores tecnocráticos y políticos, así como sus portavoces ideológicos, con relación a los indígenas y sus comunidades, consiste en reducirlos a un rol meramente mercantil: el de convertirlos en “pequeños productores agropecuarios”.

El énfasis de una estrategia y política verdaderamente alternativas, en el espacio amazónico, debería consistir en el manejo del bosque y sus productos, la biodiversidad y la conservación de los ecosistemas. Un requisito clave es la preservación de la unidad de cada territorio étnico, junto al reconocimiento de su autonomía, en lugar de pretender desmembrarlo separando los recursos del suelo y subsuelo que contiene. Esto último es una aberración y un extravío, explicable en mentalidades trastornadas como las de García y su principal escudero político (Mauricio Mulder); siendo más bien lamentable escuchar o leer parecida opinión de quien fuera reconocido como una “autoridad científica” en cuestiones amazónicas (el Dr. Antonio Brack, actual ministro del ambiente). Frente a la política gubernamental de “hacer prevalecer la ‘soberanía del conceder’ sobre los derechos pre-existentes de los pueblos” (Wiener 2009b), tenemos que contraponer la soberanía del “buen vivir/vivir bien”; y esto último implica integridad territorial, manejo y conservación de territorios, no su enajenación, expoliación ni saqueo. El Sr. Ollanta Humala debería tener un poco más de cuidado al pronunciarse sobre estos temas, al haber sugerido que las comunidades amazónicas “se conviertan en socias” (sic!!) de las inversiones.

En este contexto, la variable clave no es la “competitividad” sino la productividad de los ecosistemas y territorios que son manejados por las comunidades amazónicas. En la amazonía la escala territorial parte de la finca familiar, pasa por los “centros” (agrupamientos de varias fincas), hasta llegar al territorio étnico. Así como en el caso del espacio andino se reconocía -al menos por la investigación académica- la existencia de una particular racionalidad en función de pisos ecológicos, en el espacio amazónico nos referimos a diferentes escalas territoriales con sus respectivas lógicas diferenciadas de manejo-producción-conservación-reproducción de vida.

El punto de partida para cualquier apuesta de desarrollo endógeno y autocentrado en la amazonía (atención: no confundirlo con desarrollo del mercado interno) lo constituye lo que anteriormente denominábamos el modo de producción indígena-amazónico. Postulamos un proceso de desarrollo y transformación que venga desde adentro, donde los mismos indígenas y sus comunidades sean los protagonistas de esa creación, sin confinar su actuación al rol de demandantes / receptores pasivos del apoyo estatal, cualquiera sea la índole de este apoyo.

El desarrollo así entendido debería ser una creación propia de las comunidades, y cualquier “apoyo” que se les plantee (en términos, p. ej., de tecnologías o producción) debiera ser indesligable del mejoramiento del manejo y la productividad de los territorios y ecosistemas amazónicos. Las políticas y estrategias de seguridad y soberanía alimentarias, por ejemplo, deberían ser replanteadas en esa dirección.


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