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PENSAR EL TERRITORIO: LOS CONCEPTOS DE CIUDAD-GLOBAL Y REGIÓN EN SUS ORÍGENES Y EVOLUCIÓN

Luis Mauricio Cuervo González




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Resumen

El propósito central de este trabajo es investigar los orígenes y la evolución de algunos conceptos e ideas de ciudad y región empleados contemporáneamente tanto en la investigación como en la formulación de políticas urbanas y territoriales. Para el caso de las ideas de ciudad se escogió el concepto de ciudad-global por la importancia que ha adquirido y el impacto que ha tenido en las ciudades y en el pensamiento urbano latinoamericano. Para el caso de ideas de región se hizo un seguimiento del término en dos disciplinas de gran importancia pero que lamentablemente se han entrecruzado muy poco, la geografía y la economía. Dado que en este caso la dimensión política del término es tan importante, la reflexión crítica se complementa con un ensayo sobre el caso colombiano en el cual se exploran sus dimensiones ética e institucional.

El primer capítulo hace un recuento de las principales características del concepto de ciudad-global, tal y como es formulado por Sassen (1991) en su versión original. La revisión del empleo que la literatura especializada ha hecho del término arroja tres caminos de evolución y uso del mismo: como norma, como dato y como argumento:

En el primero se le identifica con un nuevo deber ser urbano y se le usa como imagen a perseguir a través de las acciones de política. La depuración, adaptación y la crítica son procedimientos ajenos a este empleo.

En el segundo se le explora como una dimensión factual del nuevo ser urbano y se le usa para investigar los grados y tipos de internacionalización de las ciudades actuales.

• En el tercero se pone en evidencia su valor relativo, los factores que condicionan su validez y se distingue la situación original del empleo que se le puede dar en otros contextos.

Esta alternativa pone en evidencia el peligro de un uso acrítico y el nuevo tipo de etnocentrismo que puede acarrear. Como resultado y proyección del trabajo se sugiere la necesidad de una reflexión crítica acerca de las condiciones de uso y empleo del término en la ciudad latinoamericana y se resalta la importancia tanto de una reflexión teórica, como la de un conocimiento institucional y social de la ciudad latinoamericana que permita una utilización creativa de esta idea de ciudad.

En el segundo capítulo se pone en evidencia la multi-escalaridad,1 la polivalencia y la polisemia del concepto de región en las dos disciplinas examinadas, economía y geografía. Se propone como inútil, e incluso inviable, una definición de síntesis y validez universal de región y se aboga por la necesidad de darle sustento a la propuesta de una definición plural y flexible. Esta pluralidad y flexibilidad no conllevan una defensa de un relativismo absoluto o de la ausencia de reglas de validez y pertinencia. Al contrario, se sostiene la necesidad de construir estas reglas, aceptando que su resultado no será una definición única, universalmente válida y deseable de región. Como un primer avance en el proceso de establecimiento de estas reglas de validez y pertinencia se presenta un ensayo para el caso colombiano que, además de dar soporte a la idea inicial, abre perspectivas adicionales de reflexión e investigación. A nivel de cada espacio nacional es fundamental garantizar la confluencia constructiva de las iniciativas de regionalización, “arriba hacia abajo”, con las de construcción regional, “abajo hacia arriba”. A nivel general, se afirma la importancia de reconocer que la dimensión o el problema que puede concitar el interés de la construcción regional no es necesariamente económico, sino que puede ser cultural, ambiental, social o político. La teoría, el diseño y la práctica institucional deberían hacer posible esta flexibilidad en la solución de la cuestión regional.

Término que expresa la multiplicidad de escalas.

Introducción

La exploración de las relaciones entre cambio económico y socioespacial realizada en trabajos previos (Cuervo y González, 1997) sugiere la existencia de una posible ambivalencia o paralelismo, entre las tendencias a la homogeneización y a la diversificación socioespacial puestas en juego por el proceso contemporáneo de globalización.

En efecto, desde el punto de vista económico, la globalización ha sido caracterizada como un proceso con dos facetas complementarias, las de la universalización y la particularización (Cuervo y González, 1997). Desde el punto de vista de la homogeneización, la globalización se entiende como un proceso planetario de reconstitución de las reglas del juego económico en los planos de lo monetario-financiero, lo tecnológico y lo comercial. Aunque estas reglas del juego no se constituyen de manera armónica ni coherente, sino contradictoria y desarticulada, en su consolidación tienden a convertirse en parámetros universales reguladores del comportamiento económico. No obstante, las tendencias a la particularización aparecen en la medida en que cada hemisferio, cada región del planeta, cada país y ciudad resienten y asimilan estas transformaciones de forma muy particular y específica, haciendo prevalecer la singularidad y la diferencia.

En medio de esta tensión entre la homogeneización y la particularización, y entre la coyuntura y la tendencia de mediano y largo plazo, surge una dimensión invisible que parece mantener firmemente atados los cabos sueltos del tiempo (los tiempos) y del espacio (los espacios). Se trata del mundo de las ideas, de las representaciones, de las teorías, de los modelos y de las doctrinas.

Estas ideas, representaciones y doctrinas sostienen líneas de acción individuales y colectivas que dotan a la historia de la perseverancia que se requiere para lograr que el cambio perdure y madure en transformaciones profundas de las instituciones, de las estructuras económicas, de las sociedades. Sin su presencia y acción sería difícil, por no decir imposible, explicar como se persevera a pesar del fracaso, de los vaivenes de la economía, de los innombrables e innumerables costos sociales de las reformas emprendidas: se asumen como partes inevitables de un proceso largo que finalmente culminará en la obtención del sueño, del ideal.

Por consiguiente, para comprender a cabalidad los mecanismos y las formas de transmisión de los movimientos económicos y socioespaciales, sería indispensable entender el proceso de formación y consolidación de estas representaciones, lo mismo que las modalidades de imitación y de aplicación de las mismas. La emulación y la imitación son los principales combustibles de este proceso cuyas velocidades y ritmos a veces sobrepasan los de la competencia económica. Sin embargo, lo más importante de esta dimensión es que ella garantiza la durabilidad y el sentido de los esfuerzos. Si las transformaciones dependieran solamente de las modalidades objetivas de transmisión de los movimientos, ellas no tendrían ni los efectos tan profundos ni un sentido tan preciso como el que en efecto tienen. El Estado, la teoría, la doctrina y la Política Económica son por tanto potentes vehículos de la transformación socioespacial, traducen la existencia de nuevos equilibrios sociales y regionales, generan nuevas mentalidades, tolerantes con lo previamente intolerable, ávidas de lo que en el pasado se consideraba indeseable.

Este trabajo pretende aportar a la comprensión de esta importantísima dimensión del comportamiento y del cambio social, aplicándola al campo de lo territorial, de lo regional y de lo urbano. Su interés es explorar la manera como se construyen, reconstruyen y modifican las ideas de ciudad y de región, específicamente en el campo de la teoría social.

Los precios, las tasas de interés, los movimientos cambiarios, las nuevas modalidades y expresiones de la competencia mundial son ciertamente mecanismos implacables, crueles y despiadados de transmisión de procesos de cambio de un punto del planeta a los más lejanos e inesperados rincones del mundo. Al lado de estos movimientos se produce una tanto o más importante transferencia, la de las ideas, la de las utopías, la de las propuestas de política. Las representaciones de la ciudad-global, de las tecnópolis, de los distritos industriales, de las maquilas y zonas francas, del éxito económico de ciertos y determinados países, regiones y ciudades son vitales para entender la convergencia en las búsquedas mayores. La idea que se tiene del éxito y la prosperidad en un momento dado se traduce generalmente en una fórmula espacial determinada.

Esta exploración podría y debería hacerse en múltiples ámbitos de la acción colectiva a través de los cuales estas representaciones de territorio, ciudad y región se elaboran, tales como el arte, la literatura, el cine, la televisión, el periodismo, la religión y obviamente la política. No obstante, esa es una tarea de gran envergadura y larga duración que escapa a los límites de tiempo y de conocimiento que enmarcan este modesto y puntual trabajo que se está presentando. Reconociendo estas limitaciones, se considera pertinente e importante reflexionar en el papel que la teoría social y los académicos e investigadores juegan en este proceso de construcción de nuevas realidades y parámetros, en este caso socioespaciales.

El trabajo teórico de Henri Lefebvre (1981) deja claramente identificado y aceptablemente desarrollado el papel de las representaciones en la producción del espacio social. Propone comprender esta producción como resultado del entrecruzamiento de tres dinámicas sociales fundamentales, la práctica, la vivencial y la de las representaciones.

“Las representaciones del espacio tendrían así un alcance considerable y una influencia específica en la producción del espacio. ¿Cómo? A través de la construcción, es decir por medio de la arquitectura, entendida no como la edificación de tal inmueble individual, palacio, monumento, sino como un proyecto que se inserta en un contexto espacial y en una textura, lo cual exige representaciones que no se pierden en lo simbólico o en lo imaginario” (Lefebvre, 1981, p. 53).

“(...) es decir el espacio concebido, aquel de los sabios, de los planificadores, de los urbanistas, de los tecnócratas clasificadores y agenciantes, de ciertos artistas próximos de la ciencia que identifican lo vivido y lo percibido a lo concebido (...) Es el espacio dominante en una sociedad (un modo de producción). Las concepciones del espacio tenderían hacia un sistema de signos verbales intelectualmente elaborados” (Lefebvre, 1981, pp. 48-49).

Si la hipótesis de trabajo arriba planteada es acertada, el conocimiento de las modalidades de producción y evolución de las ideas de territorio, región y ciudad, deberá contribuir a comprender cómo, en ámbitos específicos de ciudades, países y continentes, se mantiene coherencia en el accionar colectivo a pesar de las tensiones, de los conflictos, de las rupturas. Igualmente, tomar conciencia de estos procesos habrá de permitir modificaciones e intervenciones sobre la manera real y efectiva como estén operando. Se asume entonces que los resultados sociales de las acciones colectivas podrán variar significativamente si los referentes, los ideales y las proyecciones imaginarias de esas acciones son elaboradas de manera crítica y dinámica.

Procesos de fondo y largo aliento como la globalización y la descentralización han puesto en movimiento transformaciones en la manera como se concibe y se proyecta la ciudad y el territorio. En el campo de lo urbano, uno de los conceptos con mayores repercusiones académicas y políticas ha sido el de ciudad-global propuesto por Sassen (1991). Por esta razón ha sido escogido como objeto de este trabajo de reflexión, presentado en el capítulo I de este documento, acerca de su origen, su evolución y, muy especialmente, las formas de apropiación y adaptación que ha sufrido por parte de quienes lo han retomado y aplicado tanto para la realización de investigaciones, como para la sugerencia de políticas urbanas. En el capítulo I (Cuervo, 2003),2 se revisarán y pondrán de presente las características de su formulación original en Sassen (1991), para posteriormente mirar los diferentes usos y aplicaciones otorgadas a nivel internacional. Se distinguirán entonces tres diferentes estrategias de utilización del concepto, como imagen, como norma o dato, y como argumento y se le ilustrará con uno o varios casos en donde se le haya dado este tipo de empleo. En las conclusiones se resaltarán las dificultades de la abstracción y la generalización en un campo como el de la investigación urbana, sus repercusiones políticas y sociales, y se sugerirá la forma de empleo de estas nuevas ideas de ciudad.

En el plano territorial, la doble influencia de la descentralización y la globalización han puesto en movimiento la idea de región y cuestionado las tradicionales formas teóricas y políticas de conjugar el doble y en veces contradictorio propósito de unidad nacional con diversidad regional. Las búsquedas actuales en materia de ordenamiento territorial en los países de América Latina se debaten en medio de la tensión entre visiones técnicas y políticas o entre miradas normativas y positivas. Estas tensiones ponen de manifiesto las fuerzas encontradas entre razón y voluntad, en el primer caso, deseo y necesidad, en el segundo. Para aportar un pequeño grano de arena en el avance de este debate y en la resolución de estos dilemas se pensó útil y pertinente hacer una breve revisión de la evolución reciente del concepto de región, específicamente en la teoría económica y en la geografía del siglo XX, presentada en el capítulo II de este documento. Esta revisión, aún superficial y modesta, aporta sin embargo algunas sugerencias interesantes, algunas pistas acerca de cómo dar salida a los dilemas planteados. Estas pistas están lejos de pretenderse recetas de aplicación universal y se entienden, más bien, como propuestas de trabajo que requieren no solamente de más y mejor investigación,3 sino también de esfuerzos de acción colectiva encaminados en esta dirección.


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