BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

PENSAR EL TERRITORIO: LOS CONCEPTOS DE CIUDAD-GLOBAL Y REGIÓN EN SUS ORÍGENES Y EVOLUCIÓN

Luis Mauricio Cuervo González




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B. La ciudad-global como imagen

Una de las acepciones más generalmente aceptadas del concepto de ciudad-global asume un carácter normativo: los rasgos y peculiaridades específicas identificadas por Sassen (1991), para el caso de Nueva York, Londres y Tokio, son entendidos e interpretados como el nuevo deber ser urbano. Este nuevo deber ser asume tanto la forma de imagen de futuro, sea o no deseable, como la de objetivo que merece ser perseguido.

Esta visión normativa suele tener dos grandes vertientes, la de la euforia globalizadora, o la del fatalismo. En el primer caso se trabaja sobre la base del prejuicio de la inevitabilidad (no se sabe bien de qué) de un proceso con repercusiones prometedoramente alentadoras. Estos trabajos se montan sobre la idea de una expectativa favorable, en algunos casos intentan demostrarla con casos e ilustraciones, en otros simplemente la toman como dada y proceden a proponer recetas¬remedios. Sobre la base de una ciudad-paradigma o ciudades-paradigma, se compara la situación concreta de la ciudad examinada, se diagnostican los progresos y rezagos y se recomiendan énfasis de acción de política urbana. Es el lenguaje y la argumentación corriente del consultor internacional que, no obstante y para mi sorpresa, ha permeado significativamente el lenguaje académico y las publicaciones científicas. En estas circunstancias, basta con comprobar que la estructura económica de la ciudad está poco terciarizada, que su mercado laboral no es suficientemente flexible, que su orientación externa no es sólida, o que su orientación territorial es demasiado solidaria con su propia nación o región, para comprobar la presencia de síntomas indeseables e identificar la necesidad de esfuerzos de política para corregirlos.

En el fatalismo se considera la globalización como un mal, origen de problemas de atraso, desigualdad, desindustrialización, empobrecimiento, marginalidad, polarización, etc. Como en el caso de la euforia, la globalización se entiende como la raíz, en este caso no de todos los bienes sino de todos los males urbanos. De manera semejante a la versión eufórica, no es mucho el trabajo por demostrar la relación precisa y específica de los males mencionados con la llamada globalización. Simplemente, como en el caso de la euforia, basta con la constatación empírica de su existencia, para dar por sentada la demostración del argumento de causalidad que opera como prejuicio prevalente y supuestamente demostrado. En ambos casos la ilustración, la documentación del caso, con sus “bienes” o sus “males” según sea la circunstancia, toma el lugar de la demostración, se convierte en su equivalente.

• El estudio de competitividad urbana de monitor para Bogotá y el tránsito de ciudad-global a ciudad regional

El estudio de competitividad urbana para Bogotá realizado por Monitor es un buen ejemplo de la manera cómo el concepto de ciudad-global puede convertirse en un estereotipo, elaborado de forma algo borrosa, pero pleno de implicaciones de política, normativas y de imagen de ciudad.

El punto de partida o aspecto central del diagnóstico es que el problema central de Bogotá es su íntima articulación con el espacio nacional, su solidaridad territorial. La disyunción de la territorialidad planetaria y nacional en las ciudades globales analizadas por Sassen (1991), se convierte, en esta forma de utilización del concepto, en “deber ser”, utilizado como norma para valorar una determinada ciudad.

“De hecho, la importancia que tiene Bogotá para el país ha contribuido a muchos de sus fracasos como ciudad. Bogotá sufre lo que Monitor Company ha denominado la enfermedad de ser capital del país. Esta enfermedad la padecen muchas capitales en el mundo, y consiste en que en su esfuerzo por tomar decisiones que beneficien a la nación solamente se olvidan de aquellas acciones que las favorecen como región” (CCB, 1998, p. 5).

Convertir a Bogotá en una ciudad-global significa “concentrarse en la ciudad y no en Colombia” (CCB, 1998, p. 109), crear riqueza y definir su posicionamiento ante el mercado global. La meta consiste entonces en duplicar el ingreso per cápita de la ciudad en diez años y escoger como principal estrategia para conseguirla:

“Bogotá debe crear un nuevo posicionamiento que sea capaz de crear esa prosperidad” (CCB, 1998, p. 111).

“Es así como a través de una serie de características heredadas y creadas, Bogotá cuenta con una posición potencial relativamente fuerte para convertirse en la ciudad de las sedes regionales estratégicas de los Andes, en comparación con otros posicionamientos estratégicos potenciales para Bogotá” (CCB, 1998, pp. 113-114).

Los puntos de partida y las recomendaciones de Monitor no resisten el más leve examen de consistencia, rigor, ni fundamentación empírica. No obstante, la naturaleza de su argumento no es científica y, por tanto, no se le podría evaluar solamente con este tipo de criterios. Su naturaleza es ideológica pues su pretensión es la de servir de vehículo para la generación de una imagen, preestablecida y estandarizada, que acepta sin discusión que de la articulación económica de la ciudad al mercado internacional derivan todos los bienes esperables del desarrollo, el crecimiento y la riqueza. El poder de la imagen reside en el grado de aceptación obtenido y en su capacidad de movilizar voluntades de transformación, independientemente de si los esfuerzos se hacen en la vía correcta. Para conocer si esta imagen ha logrado su cometido en Bogotá debería hacerse una exploración específica de su impacto y difusión que, por lo pronto, escapa a los alcances de este trabajo.

A sabiendas del carácter no científico del concepto de ciudad-global propuesto por Monitor, no resistimos la tentación de mostrar sus más severas inconsistencias, expresadas a través de tres preguntas:

¿Es prácticamente posible conseguir que las multinacionales aíslen de sus consideraciones de localización la situación de la ciudad con respecto a la del país?

¿Son dos factores verdaderamente independientes?; y por otro lado,

¿Cuál es el beneficio de convertirse en el polo regional de un área en franco empobrecimiento como es la región andina?


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