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PENSAR EL TERRITORIO: LOS CONCEPTOS DE CIUDAD-GLOBAL Y REGIÓN EN SUS ORÍGENES Y EVOLUCIÓN

Luis Mauricio Cuervo González




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D. La ciudad-global como argumento

En esta categoría se incluye una minoría de trabajos que pueden divergir infinitamente entre sí en términos de las conclusiones obtenidas pero que comparten una forma específica de aproximar el problema, marcada por la capacidad crítica, la interrogación y la sugerencia de nuevas maneras de ver lo mismo, nuevas interrogaciones o, simplemente, matices y variaciones creativas e inteligentes a lo predominante, vía ya sugerida por Preteceille (1995).

Se trata de trabajos con capacidad de plantearse como localizados en un universo de ideas, conocer las implicaciones de cada una de ellas y tener la capacidad de aportar creativamente al desarrollo de las mismas. Es evidente que comparte y tiene componentes de la visión empirista, de la normativa, pero se destaca por su capacidad de tomar una cierta distancia, bien sea aportando un razonamiento distinto (un principio de inteligibilidad), una evidencia reveladora (una fuente de interrogación), un panorama enriquecido (un principio de integridad).

1. La ciudad europea y la globalización según McNeill (1999)

Aunque el artículo versa sobre el caso de la ciudad europea, reflexiona de una manera amplia acerca de como pensar la relación entre globalización y ciudad, tomando la ciudad europea como ejemplo. Propone una idea representable con la imagen del prisma, del lente: la globalización sería como un rayo de luz que atraviesa lentes con diferentes características, grados de reflexión y refracción, descomponiendo el rayo inicial de forma muy particular.

Uno de los puntos de partida centrales del trabajo es plantear el peligro de establecer generalizaciones con base en casos muy específicos, práctica entre otras corriente en el medio de los urbanistas Amin y Graham (1997, p. 416), siguiendo a Thrift (1997), han enfatizado:

“el peligro metodológico de sobre enfatizar los espacios, el sentido del tiempo y las representaciones parciales dentro de la ciudad”.

“Este problema de sinécdoque significa que estamos peligrando en descansar excesivamente en el enfoque Nueva York-céntrico” (Perera, 1996).

“El espacio económico europeo está siendo reestructurado de manera muy específica y muchas de sus ciudades han compartido atributos culturales (morfología, tradiciones de gobierno socialdemócrata, flujos culturales específicos) que contrastan con la experiencia norteamericana” (McNeill, 1999, p. 143).

En Europa, como en otros contextos, el uso actual del término está intervenido por el empleo político al que ha estado sometido (McNeill, 1999, p. 144):

“De hecho, vale la pena considerar que los partidos políticos usan el discurso de la globalización estratégicamente, y aquí existen diferentes posibilidades”.

La globalización puede ser entendida como una amenaza, puede ser vista como la forma actual de modernización, o bien como un medio de consolidación de identidades (globalización cultural). En contraste, la globalización como proceso inevitable, se relaciona no solamente con la representación hecha a partir de las grandes corporaciones, sino también con actores políticos actuando a diferentes escalas. En el caso europeo se identifica la existencia de cuatro grandes concepciones o modelos de capitalismo, compitiendo por su preeminencia: socialdemocracia paneuropea, neomercantilismo, neoliberalismo y neoliberalismo incrustado (McNeill, 1999, p. 144):

“lo que muestra que la globalización es un proyecto con muchos matices, y sugiere que dentro de los diferentes modelos de capitalismo nacional habrá, en consecuencia, diferentes patrones de reestructuración urbana”

Por tanto, la mirada sobre la globalización debe tener en cuenta que las circunstancias políticas y la conciencia colectiva es manipulada por las elites (Pred, 1995).

Adicionalmente, las acepciones adquiridas por el término también han dependido de los intermediarios culturales participantes en sus procesos de difusión” (McNeill, 1999, p. 144).10

“Por lo tanto, es importante aterrizar el proceso global en los discursos y las estrategias de los actores claves, los intermediarios culturales involucrados en estos procesos”.

De acuerdo con lo anterior, para McNeill es muy importante entender y poner en evidencia los intermediarios, sea cual sea su naturaleza, a través de los cuales conceptos como el de globalización arriban a un contexto local determinado.

“Así que mi primer punto es que el análisis del impacto de la globalización en las ciudades europeas debe ubicarse en los discursos políticos localmente entendidos, en vez de un análisis carente de sentido y LA o NY-céntrico” (McNeill, 1999, pp. 144-145).

Una tesis predominante de los estudios culturales urbanos ha sido la homogeneización, la penetración de los mercados mundiales a través de “productos globales”, la proliferación de shopping-malls y edge cities, es decir, la estandarización de la ciudad. No obstante, Thrift (1997) plantea la apertura de una amplia gama de experiencias urbanas, con una relativa abundancia de diferentes modos de vida y culturas locales, “tal vez nuestra experiencia de lugar se ha incrementado, no disminuido” (McNeill, 1999, p. 145). Hay signos de homogeneización como los presentes en la periferia de las ciudades, en el tipo de edificaciones públicas y para oficinas, probablemente un estilo internacional. No obstante, también es cierto que los paisajes son permanentemente construidos y reconstruidos por sus habitantes. La globalización cultural no parece entonces ser un proceso de vía única, “las culturas receptoras indigenizan el flujo cultural en diferentes formas” (McNeill, 1999, p. 145). Propone el ejemplo de Bilbao y el museo Guggenheim,

o la alianza entre el partido nacional escocés con íconos de Hollywood como Mel Gibson (Braveheart) para generar un renacimiento de la identidad escocesa.

“Por lo tanto, en vez de asumir que la globalización está homogeneizando la ciudad europea, sería mejor pensar en cómo el proceso global está siendo tomado e indigenizado como una forma de distinción, como una forma de destacar identidades particularistas” (McNeill, 1999, p. 145).

2. En conclusión

“Esto significa que necesitamos investigar más en cómo la globalización se desarrolla en diferentes localidades geográficas (para más información véase King, 1996, y Watson y Gibson, 1995). Sin embargo, esto va más allá de una mera base empírica en donde se aplica la hipótesis de ciudad-global a ejemplos más exóticos. Se requiere que la teoría sea más sensible a la especificidad del lugar en un sentido epistemológico. En términos metodológicos,

Interesante que los investigadores urbanos lograran verse a sí mismos como parte de estos intermediarios culturales y revelaran así el papel que vienen desempeñando.

hay que preocuparse de cómo lo global es entendido localmente (Featherstone, 1995) mediante un trabajo etnográfico; esto significa que los investigadores necesitan estar alertas a los sesgos representacionales en su trabajo (Nzegwu, 1996; Perera, 1996); y también sugiere que hay que estar alertas ante el fenómeno de la teoría de viaje más general, de cómo la teoría urbana es escrita en forma más particular, explorando cómo la relación entre el poder y el conocimiento es transmitido a nuestro entendimiento de lo urbano” (McNeill, 1999, p. 147).


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