BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

CIUDAD Y GLOBALIZACIÓN EN AMÉRICA LATINA: ESTADO DEL ARTE

Luis Mauricio Cuervo González




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D. La caracterización general y particular de los cambios experimentados por la ciudad y el territorio

1. Guadalajara:

“Para el caso de Guadalajara encontramos tres situaciones: (a) cambio en la estructura económica de la ciudad; (b) cambio de función dentro del ámbito internacional; (c) surgimiento de nuevas actividades económicas” (Rodríguez y Cota, 2001, p.14).

La parte del empleo industrial en el empleo total de la ciudad aumenta aceleradamente entre 1985 y 1993 al pasar del 34 al 44% y luego desciende bruscamente al caer en 1998 por debajo de su nivel en 1985 al 26% (Rodríguez y Cota, 2001, cuadro 1, p.15). El empleo terciario crece y decrece simétricamente: “dentro de los servicios se manifiesta un cambio, los servicios distributivos fueron superados por los sociales en 1998” (Rodríguez y Cota, 2001, p.16). “El segundo cambio que se manifiesta en Guadalajara es la función que está teniendo a nivel internacional. (…) Guadalajara empezó a desarrollar la producción de la industria electrónica” (Rodríguez y Cota, 2001, p.16).

2. Monterrey:

El AM de Monterrey está integrada por nueve municipios y tenía una población de cerca de 3,2 millones de personas. Esta población aumentó su participación en el total del Estado al pasar del 73% al 84,6% entre 1970 y 2000 y cambió su distribución interna pues el municipio central disminuyó su participación de 52% en 1980 al 34% en el 2000 (Villarreal, 2001, p.1-2).

El crecimiento del sector manufacturero ha sido alto aunque con fluctuaciones. La tasa media de crecimiento anual de este sector fue de 6% en la década de los setenta, de 0,2% entre 1980 y 1988 y de 6,13% entre 1988 y 1993. En los dos años siguientes presentó tasas excepcionalmente altas de 11,4% y 12,1%. Nuevamente, como en el caso de Guadalajara, para 1990, Monterrey concentraba la producción estatal industrial (90%) y comercial (84%). No obstante el alto crecimiento industrial, la estructura productiva del AM se está terciarizando, especialmente en educación, salud y servicios a las empresas (Villarreal, 2001, p.6).

“La política de creación de parques industriales ha propiciado cambios importantes en la morfología urbana. De 1993 al 2001 han aumentado los parques industriales y en se registran actualmente 35, de los cuales 25 se localizan en el AM de Monterrey (…) En los municipios de la periferia se localizan 10 (…) Se han formado además dos corredores industriales, el primero en el libramiento de la Carretera Saltillo Nuevo Laredo (…) El segundo sobre el mismo libramiento une a los municipios García y Escobedo (…) Actualmente se está formando e corredor industrial entre el AM de Monterrey y el AM de Saltillo-Ramos Arizpe (…) El Estado de Nuevo León registra el segundo lugar en la inversión extranjera directa, (…) siguiendo en importancia al Distrito Federal” (Villarreal, 2001, p.7).

3. Querétaro:

Entre 1960 y 1980 la parte del producto agrícola en el total cayó de 70% a 29%, mientras que la del manufacturero aumentó del 12% al 25%. A nivel del Estado, “los municipios donde se observa una población mayoritariamente ocupada en actividades relacionadas con la industria, el comercio o los servicios, son también los municipios donde se ha incrementado la población” (Osorio, 2001, p.7). La expansión de la industria empieza a darse hacia los alrededores de la ciudad central “dada su necesidad de ampliación tuvieron que reubicarse fuera de este municipio ante las restricciones cada vez más severas de espacio para la industria” (Osorio, 2001, p.8).

“En términos territoriales la base industrial se amplió significativamente entre 1980 y 1990, con dos tendencias. La primera hacia la creación de parques industriales no sólo sobre los ejes carreteros principales, sino en municipios ubicados hacia el norte del territorio estatal (…) Es posible agregar tres rasgos más que distinguen a las industrias maquiladoras en el Estado: 1) la mayor parte de los establecimientos están registrados como pequeños o micro (69%) lo que posibilita su instalación en comunidades rurales, a diferencia de los grandes (14,3%) que se asientan en las cabeceras municipales; 2) el grueso de las maquiladoras (75%) pertenecen al giro textil, 3) la mano de obra femenina es prácticamente absoluta (95%)” (Osorio, 2001, p.11).

El crecimiento económico del Estado es muy significativo pues aunque su participación es pequeña se duplicó en el término de menos de 20 años. “El Producto Interno Bruto estatal creció de manera vertiginosa, y pasó de aportar 0,9 en 1980 a economía del país a 1,8 en 1998 (…) el sector secundario alcanzó su máximo valor en 1988” (Osorio, 2001, p.13).

La relación de Querétaro con Ciudad de México no se queda a nivel del desplazamiento industrial sino que también se ha producido a nivel demográfico: “La población originaria del Distrito Federal se constituyó como una gran mayoría de la población inmigrante hacia esta ciudad” (Osorio, 2001, p.14).

4. Ciudades del Noreste:

“En las ciudades de la frontera noreste, la formación de las periferias populares están inscritas en un circuito de empobrecimiento (…) los nuevos migrantes tienden a alquilar vivienda en el centro de la ciudad (…) las familias recién formadas buscan en las periferias el suelo donde obtener vivienda propia (…) donde los servicios urbanos son escasos o inexistentes (…) los jefes de familia laboran en sectores de actividad caracterizados por los ingresos bajos. Así, la mayor parte (39%) de los jefes de familia labora en las manufacturas (…) el ingreso promedio de los jefes de familia se sitúa en los (…) 238 dólares mensuales (…) ingreso familiar promedio, (…) alcanza un promedio de (…) 351 dólares mensuales (…) el costo del lote tipo resulta similar a dos veces el ingreso promedio mensual” (Trujeque, 1999, p.9-10).

5. Ciudad de México:

“El tema anterior nos lleva a mencionar la desindustrialización de la Ciudad de México (…) tendría entonces más relación con la forma como se ha contabilizado el empleo por sectores (…) es el reconocimiento de la informatización creciente o ‘clandestinización’ de parte de las actividades manufactureras (…) Sin embargo, la desindustralización de la ciudad es un hecho real y se asocia también con la creciente terciarización” (Hiernaux y Hoyos, 1998, p.6). “En la parte más álgida de la crisis, la ciudad de México mantenía 844.640 empleos en los sectores manufactureros en 1985 o sea, 32,% del total nacional y todavía perderá más de cuarenta mil empleos en tres años para llegar a 806.827 empleos en las manufacturas en 1989, o sea 31% del total nacional” (Hiernaux, 1999, p.4). “Mientras que la industria manufacturera logró una ganancia de más de 430.000 empleos totales a escala nacional entre 1994 y 1997 crecimiento que se debió básicamente al avance de las maquiladoras, el Distrito Federal, por su parte, perdió 56.000 empleos en ese mismo lapso de tres años” (Hiernaux, 1999, p.6).

Por otra parte, la nueva economía “tiene consecuencias importantes para la fuerza laboral como es la reducción del asalariamiento” (Hiernaux y Hoyos, 1998, p.7). Existen además nuevos sectores dinámicos “los sectores financieros, el control de las grandes empresas y la industria de la construcción que justifican este incremento del producto interno bruto per cápita” (Hiernaux y Hoyos, 1998 p.7).

El área metropolitana de la Ciudad de México estaría conformada por 28 municipios conurbados y 16 delegaciones del DF. “La economía de la ciudad de México se ha desbordado de la citada área metropolitana (…) es el caso de Cuernavaca, Toluca y Querétaro” (Hiernaux y Hoyos, 1998, p.10).

Aunque “la economía de la ciudad de México fue siempre segregada en el espacio (…) la ciudad se volverá, de no mediar políticas de ordenamiento territorial metropolitano, mucho más segregada que por el pasado” (Hiernaux y Hoyos, 1998, p.11). Los índices actuales de esta segregación serían: “un corredor que parte del Centro Histórico sigue el Paseo de la Reforma, incluye a Polanco y llega hasta las lomas, Bosque de las Lomas y Santa Fe (…) de Reforma a Perisur (…) construcción subsecuente de torres (…) Grandes centros de consumo (…) El sistema vial y la intención de nuevas ‘arterias’ colectivas para el coche privado, son los ejes de articulación de estos flujos (…) Santa fe se perfila como la mayor realización (…) modificando radicalmente el centro de gravedad de la economía terciaria (…) El ‘este cercano’ es decir Netzahualcóyotl (…) espacio de subcontratación, economía ‘maquilizadora’ (…) espacio semirural de subcontratación informal y frecuentemente doméstica (…) desmembramiento de la economía industrial periférica” (Hiernaux y Hoyos, 1998, p.12-13).

“Se observa una tendencia al aislamiento de los barrios residenciales y, por ende, a una segregación social bastante significativa (…) Sería entonces erróneo afirmar que la burguesía se ubica en colonias aisladas sólo en fechas recientes. Sin embargo, son numerosos los factores que han cambiado (…) construcción de verdaderas murallas (…) un aspecto de laberinto (…) multiplican el número de coches y sólo salen tomando las mayores precauciones” (Hiernaux, 1999, p.12).

En el centro se da el regreso de ciertas actividades que no implica un proceso de gentrificación semejante al de otras ciudades: “cierto regreso al centro de funciones para poblacón de elite, pero no tanto por medio de una gentrificación habitacional (…) sino (…) bares, teatros, espacios de concierto” (Hiernaux y Hoyos, 1998, p.14-15).

En la periferia se estarían dando nuevas formas laborales a través de la subcontratación, una creciente obligación a mantenerse dentro de sus espacios y de no intervenir en espacios fuera de su ámbito cotidiano, con individualismo creciente que se habría apoderado de las periferias (Hiernaux y Hoyos, 1998, p.16-17).

“A la primera pregunta se debe contestar de manera afirmativa: es en efecto la apertura salvaje de los mercados, la desincorporación del Estado y la puesta en el mercado de algunos modos de desarrollo de la ciudad, que han contribuido a dos aspectos centrales en nuestra argumentación: la mundialización de la ciudad, con la integración exclusiva de ciertos sectores pero destruyendo las bases de supervivencia y de integración de la ciudad en la ciudad de sectores de economía tradicional a los cuales no se les dio el tiempo de recomponerse y de ajustarse para insertarse en la globalización y en la economía mundial. (…) La comunidad urbana se construye cada vez más sobre bases defensivas o de reconocimiento de factores comunes que marcan la diferencia con relación al otro (el consumo por ejemplo) más que sobre base de una pertenencia a una sociedad que comparte valores sociales. En las periferias ricas es la riqueza y el consumo ostentatorio y la necesidad de protegerse que crea la comunidad. En las periferias pobres es la necesidad —la razón de la supervivencia— que eventualmente une lo que la sociedad en la globalización tiende a desunir” (Hiernaux, 1999, p16).


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