BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

CIUDAD Y GLOBALIZACIÓN EN AMÉRICA LATINA: ESTADO DEL ARTE

Luis Mauricio Cuervo González




Esta página muestra parte del texto pero sin formato.

Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP (66 páginas, 218 kb) pulsando aquí

 


 

C. El tipo de relaciones establecidas entre globalización y territorio, y entre globalización y ciudad

Si bien este conjunto de autores converge con los anteriores en entender los cambios territoriales como un impacto de las transformaciones sociales y económicas, aporta una visión original por su intento de caracterizar y particularizar el modo específico de inserción de las ciudades latinoamericanas en el proceso de globalización. Esta especificación se da a tres niveles:

(i) uno más general y ya mencionado, de la ciudad latinoamericana; (ii) otro más específico, de la ciudad mexicana en donde se distinguen los rasgos y procesos específicos de Ciudad de México y de las metrópolis restantes, y (iii) uno final, aún más particular, donde se identifican y reconocen rasgos propios de cada ciudad analizada. Estos niveles y distinciones también fueron apreciados en el caso de las ciudades brasileras, aunque con un menor énfasis en la búsqueda de los “rasgos específicos de la ciudad latinoamericana”.

1. El esfuerzo más sistemático por definir la especificidad de la globalización de las ciudades latinoamericanas se encuentra tal vez en Rodríguez y Cota (2001, p.8), cuya principal conclusión se resume así: “Lo característico de las grandes ciudades latinoamericanas o megaciudades (Gilbert, 1997), es su conexión al mundo global, pero desconectadas de aquellos sectores locales considerados fuera de estas relaciones, ya que son innecesarios o perturbadores a este proceso, lo que propicia que sean nodos fundamentales, pero con una segmentación y descontextualizados tanto social como espacialmente”. Un segundo rasgo característico de la ciudad latinoamericana tendría relación con los procesos de terciarización de sus actividades: “El proceso de terciarización que se manifiesta en las grandes ciudades se presenta de diferente forma en los países desarrollados y subdesarrollados en los primeros las actividades más importantes son los servicios más avanzados, y algunos servicios sociales que permiten el desarrollo económico de la ciudad y el país (educación y salud). En cambio en Latinoamérica los servicios que se desarrollan son aquellos que no generan una dinámica suficiente dentro de la economía de la ciudad, como el comercio y los servicios personales” (Rodríguez y Cota, 2001, p.9). Finalmente, un tercer rasgo propuesto, debatible y válido sólo parcialmente, tiene que ver con el papel relativo de la manufactura que en el caso mexicano sigue siendo muy importante, pero que en otros países ha decaído seriamente: “En este sentido puede verse que el nuevo modelo de crecimiento urbano se está basando en el sector servicios, dejando de lado la actividad manufacturera, aunque se debe aclarar que la manufactura en los países periféricos sigue siendo las de mayor dinamismo” (Rodríguez y Cota, 2001, p.5).

Así, como conjugación de todas las anteriores características, se llama a la necesidad de un nuevo término que caracterice el proceso de la ciudad global periférica: “A pesar de los cambios en la base económica las ciudades latinoamericanas podrían considerarse como ciudades globales periféricas, donde los síntomas negativos, como la dualidad es más notoria y la terciarización depende de servicios banales (comercio y servicios personales)” (Rodríguez y Cota, 2001, p.11).

2 Como se aclaró más arriba, este nivel tiene que ver con los procesos de adaptación y de cambio de los sistemas urbanos nacionales. Así como en el caso brasilero se hizo insistencia en la importancia de este nivel de análisis, en el de México también aparece el mismo énfasis. Se reconoce que los cambios en el sistema de ciudades y la especialización funcional de cada fragmento o nivel del mismo es el resultado de la conjugación de los impactos de una política regional que ha incentivado la desconcentración espacial de la actividad industrial, a nivel de todo el país y al interior de algunos de los Estados de la unión, y de la reestructuración económica derivada de las nuevas formas de inserción económica mundial. Como es de esperarse, en el caso mexicano este último dominio está marcado por la aparición y los impactos del tratado de libre comercio de América del Norte, tanto en las tendencias espontáneas, como en la manera específica de respuesta adoptada por México.

La tensión concentración-dispersión espacial de la actividad manufacturera a nivel mundial se estaría reproduciendo al interior del espacio nacional mexicano, con tendencias semejantes: “Estos cambios territoriales, se plasman en primera instancia por medio de la dualidad concentración-dispersión, donde las actividades tradicionales o aquellas donde no se requiere mano de obra calificada e infraestructura especializada, empiezan a dispersarse y las actividades modernas o que requieren de mano de obra calificada e infraestructura especializada se concentran; este proceso lo podemos ver desde un punto de vista regional (urbano-rural) o metropolitano (Centro Comercial y de Negocios o Distrito Financiero, periferia de la ciudad)” (Rodríguez y Cota, 2001, p.10).

Garza (1999, p.166) ayuda a comprender la forma a través de la cual este proceso termina plasmándose en una nueva configuración del sistema urbano, de carácter policéntrico, que reemplaza el previo monocentrismo mexicano: “As the 20th century comes to an end, the neoliberal adjustments required by economic globalization are being universally applied. The young conservatives in power in Mexico since 1983 have actively followed this path, though the final outcome may not be as successful as originally foreseen (…) In 1960, the Mexican urban system was highly concentrated, with Mexico City accounting for 37,6% of the national urban population (…) It may be concluded that between 1960 and 1995 the urban system based on high primacy of Mexico City, moved clearly towards a polycentric concentration in another five metropolitan areas”.

Los factores explicativos de estas transformaciones son mencionados por los diferentes investigadores a medida que hacen alusión y analizan los casos específicos:

(a) Un primer factor identificado, no en orden de importancia, es la construcción de infraestructura de comunicaciones para facilitar la conexión de México con el resto de América del Norte: “El área metropolitana de Monterrey localizada en el Noreste de México, ha experimentado profundos cambios, debido a proceso de globalización y a las políticas de industrialización seguidas por gobiernos estatales y municipales. El AM7 de Monterrey se ubica en la ‘supercarretera del Tratado de Libre Comercio’ que se origina en el Distrito Federal y se dirige a Laredo Texas, donde se convierte en la carretera 35 que atraviesa los Estados Unidos y llega hasta la frontera con Canadá” (Villarreal, 2001, p.1).

(b) Tiene relación con el estado inicial de las economías locales: “la inversión extranjera directa complementa los procesos productivos locales y aprovecha los efectos de aglomeración existentes, al mismo tiempo que diversifica la inversión para aprovechar la mayor amplitud del mercado local” (Villarreal, 2001, p.1).

(c) Son las políticas de desconcentración espacial de la actividad industrial aplicadas por el gobierno federal y complementadas en algunos casos con políticas de desconcentración espacial de esta misma actividad al interior de los Estados: “La política de desarrollo económico y regional ha impulsado la desconcentración de las actividades económicas ofreciendo ventajas a las empresas que se localicen en otros municipios. Para eso se han impulsado parques industriales en la periferia del AM de Monterrey, sin embargo, (…) continúa la tendencia a la concentración de las mismas en el AM de Monterrey” (Villarreal, 2001, p.5). Como parte de este proceso, la cercanía a Ciudad de México y su área metropolitana, jugó un papel de especial importancia para explicar el crecimiento demográfico y la expansión económica de ciertas ciudades como es el caso de Querétaro: “En Querétaro a partir de la década de los años sesenta tienen lugar tres hechos significativos que facilitarían la inserción del Estado al proyecto de desarrollo nacional (…) Primeramente (…) su cercanía con la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (…) En segundo lugar, la puesta en marcha de diversas políticas de descentralización de la ZMCM (…) — Adicionalmente— El gobierno del estado, de igual manera se convirtió en un promotor directo del proceso de industrialización” (Villarreal, 2001, ps.5-6).

3. Un último nivel de especificación reconoce la peculiaridad de procesos locales que deberían dar lugar a la proposición de conceptos y definiciones muy específicas. Éste es el caso del esfuerzo realizado por Trujeque (1999, p.2), para proponer una caracterización de las ciudades del Noreste como ciudades rotas: “Si en otras ciudades del mundo la globalización origina la aparición de ‘ciudades globales’, ‘ciudades divididas’, ‘ciudades fracturadas’ o ‘ciudades duales’ (Flanagan, 1994) cabría clasificar a las ciudades de la frontera noreste como ‘ciudades rotas’, ya que se escinden sus tejidos territoriales y sociales desde los paisajes precarios de las periferias, a las zonas habitacionales y de consumo de los sectores medios y altos”.

Esta caracterización deriva de un esfuerzo de especificación y particularización de los modos de inserción local en la economía mundial: “hay tres factores que afectan la forma en la que se imbrica la economía urbana con la economía global: (a) las estructuras socioterritoriales heredadas (…) (b) El funcionamiento fluctuante de las economías de cada nación (…) (c) La influencia de seis tendencias generales de la economía global” (Trujeque, 1999, p.4). Adicionalmente, y en este mismo sentido, señala que “los cambios institucionales en los gobiernos de la ciudad no pueden ser deducidos de las transformaciones económicas globales” (Trujeque, 1999, p.5). Al final, “El producto de los análisis que consideran este cuadro de mediaciones entre lo global y lo local, es el de establecer las diferentes ‘especies’ que hay entre las ciudades capitalistas (Hill, 1990)” (Trujeque, 1999, p.5).

De acuerdo con lo anterior, Trujeque (1999, p.6-7), explica el estatuto teórico y las especificidades del término propuesto: “A lo largo de este trabajo utilizaremos el término de ‘ciudades rotas’. A través del uso de esta metáfora, se pretende recoger la problemática señalada, y al mismo tiempo resumir una descripción genérica sobre cómo impacta la globalización al grupo específico de ciudades de la frontera noreste de México (…) El de ‘ciudad rota’ que utilizamos aquí, describe las fragmentaciones socioterritoriales (…) un espacio socioterritorial fracturado en más de dos escenarios (…) tenemos un triple frente de discontinuidades: (…) en la historia (…) de las políticas de desarrollo (…) proceso de inserción local con la globalización”.

Una segunda vertiente en la mirada de las relaciones específicas entre globalización, territorio y expansión metropolitana estaría constituida por los trabajos de Hiernaux (1999), quien no hace una insistencia mayor en la especificidad de la ciudad latinoamericana o mexicana, sino que acude a niveles de interpretación más generales y directamente emparentados con los conceptos aplicados a otras ciudades del mundo. A partir del reconocimiento de las transformaciones fundamentales experimentadas por las ciudades en esta época, Hiernaux (1999, p.1), habla de “un modelo de crecimiento urbano que calificamos, a manera de hipótesis, de ‘metápolis’ recogiendo el neologismo de François Ascher”. Las expresiones de este modelo son variadas: “Por una parte, ciudad de México se ha vuelto cada vez más un centro de orden mundial en ciertas actividades, y es a partir de estas funciones que se ha vuelto un nodo clave de la reestructuración territorial y económica del país (…) la ciudad de México se ha reestructurado internamente de forma radical. Esta reestructuración de la forma urbana se manifiesta en (…) la segregación creciente, de polarización del espacio (…) ‘dualización’ acelerada”. Utilizando otras expresiones, Hiernaux y Hoyos (1998, p.1), como se ha venido diciendo, articulan los cambios de la ciudad de México de forma directa a los procesos globales: “La hipótesis central de este trabajo es que los procesos de globalización, imponen a las metrópolis del mundo, un proceso de tensiones socioterritoriales considerables que generan nuevas formas territoriales inestables y configuraciones sociales y económicas inauditas. (…) Lo anterior se reflejará en la fractura del modelo dominante de ciudad propio de la fase fondista periférica, y su reemplazo, en una situación de corte posmoderna, por una articulación de fragmentos de realidades distintas”.

Estas tensiones mayores se expresan a través de ciertos niveles estratégicos y dan lugar a la aparición de “una crisis del modelo de crecimiento territorial (…) la crisis fiscal (…) crisis de identidad (…) crisis de la gestión” (Hiernaux y Hoyos, 1998, p.4-5).


Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles