BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

LA GESTIÓN ORGANIZACIONAL EN LOS GOBIERNOS LOCALES

Eduardo Jorge Arnoletto




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- La relación con las organizaciones sociales

Un importantísimo actor en este proceso es obviamente el sector privado, las fuerzas productivas y comerciales, que actúan como uno de los motores de desarrollo de la ciudad, especialmente cuando han alcanzado un grado importante de desarrollo institucional, en forma de cámaras u otras organizaciones industriales, comerciales, de servicios, etc.

Otros actores de fundamental importancia son los centros vecinales, que si bien hasta ahora en muchos casos no tienen una relación institucionalizada con la Municipalidad, porque no lo exige el actual ordenamiento legal, es obvio que deberán tenerla en el futuro, y más allá de lo formal, llevar adelante acciones en estrecha colaboración.

Estas nuevas actitudes y aptitudes logradas por el municipio y los agentes productivos crean un campo propicio para lanzarse hacia el indispensable cometido de promover el desarrollo económico local. Es así que el gobierno local asume un nuevo rol y nuevas formas de gestión, además de convertirse en un elemento dinamizador del modelo de crecimiento y acumulación económica. Su nuevo rol consiste en orientarse fuertemente a la promoción del desarrollo económico y por tanto social a escala local y en lograr el fortalecimiento y la diversificación de su base económica para posibilitar la localización de nuevas industrias y actividades del sector terciario.

Para que una municipalidad pueda abordar este nuevo tipo de actividades resulta imprescindible contar con tres condiciones previas: primero, debe tener una visión clara de lo que se pretende que la ciudad sea y cuál es su vocación como territorio. Segundo, debe tener qué ofrecer, es decir, garantizar un umbral mínimo de infraestructuras y servicios que son gestionados con cierto nivel de eficiencia para el tipo de especialización productiva que se pretende promover. En tercer lugar, reducir limitaciones o restricciones que disminuyen la productividad de las empresas (modernización de las estructuras públicas sin burocratización de las tramitaciones, eliminar la corrupción que actúa como una dura barrera para el mejoramiento de la productividad urbana, modernizar cuerpos legales y dar seguridad jurídica, eliminar sobrerregulaciones y la desactualización de normas, contar con finanzas públicas equilibradas, etc.).

El municipio debe procurar una acción catalizadora en la búsqueda del socio privado, dejando de hacer todo y pasando a coordinar las acciones que apuntan al desarrollo. Estamos proponiendo la combinación de las potencialidades propias del sector público con las del sector privado, el “gobierno a través de terceros” según Lester Salamon. Al gobierno municipal le toca detectar el problema y reunir los recursos para el que sector privado ejecute las soluciones.

La Municipalidad debe contribuir a que la mano de obra esté calificada conforme a la demanda de las empresas, se realice investigación y desarrollo tecnológico y que existan la infraestructura y el equipamiento necesarios. Se deben poner en marcha mecanismos por los cuales no sólo se cuente con las condiciones adecuadas para ejecutar una cierta actividad, sino que además de generar tales atracciones también se impulse un proceso de marketing de la ciudad; éste deberá identificar y promocionar sus ventajas competitivas.

En cualquier caso, además de buscar la toma de conciencia y la implicación del sector privado, la correspondiente colaboración público-privada y la inclusión del tercer sector en las actividades, es absolutamente imprescindible el involucramiento de toda la sociedad civil, para lo cual habrá que apelar a todo método que se considere pertinente: desde la utilización de un sitio en INTERNET hasta el viejo y conocido buzón de sugerencias para el vecino. Lo anterior debe ser cuidadosamente manejado por cuanto es necesario evitar divergencias entre la evolución del proceso de revitalización y la percepción social de los beneficios de este proceso (en este sentido, son primordiales los esfuerzos dirigidos a la formación y al empleo).

En síntesis, podemos decir que:

• Hay que estimular la representación institucional y la participación real de los ciudadanos, evitando la laxitud en el compromiso contraído y el hecho de que los agentes privados sean meros observadores o demandantes. La participación incluye, desde esta visión dos momentos: uno, el primero, masivo (ejemplo: los talleres); otro, en segundo lugar, básicamente institucional o a través de las distintas organizaciones de la sociedad civil.

• Hay que crear una red comunicacional que relacione las instituciones públicas, privadas e intermedias, para incrementar y optimizar el flujo de información necesaria para la implementación de las actividades conjuntas.

• Se debe fomentar la participación del agro, creando Consejos Zonales o figuras equivalentes.

• Se debe desarrollar una adecuada estrategia de marketing político, procurando obtener el mayor grado de involucramiento e incidencia posible. Es importante resaltar que una de las claves del éxito de cualquier plan es precisamente la participación de la sociedad civil en el mismo.

• Se deben generar mecanismos institucionales apropiados para lograr el riguroso cumplimiento de los objetivos técnicos de cada actividad que se estipule como realizable.

• Pensamos que mediante metodologías participativas (reuniones sectoriales y transversales, encuestas, entrevistas, acercamiento de los funcionarios a los diversos sectores de la comunidad, apertura de vías comunicacionales directas, etc.) es posible integrar a los vecinos en el relevamiento de la información, la priorización de las necesidades y la búsqueda y definición de las soluciones. Esto es de la mayor importancia, porque para que un plan tenga éxito no basta un elevado nivel de idoneidad técnica en sus diseñadores: es necesario también conocer cabalmente (mediante la participación) la realidad que viven los ciudadanos y aprovechar sus recursos humanos y materiales para mejorar las condiciones de vida de la comunidad. Una buena herramienta para tal fin es la microplanificación, que ha tenido muy buenos resultados y que no necesita de grandes inversiones, ya que se podrían aprovechar las instalaciones de los Centros Vecinales. En realidad, los únicos cambios que habría que hacer serían de tipo cualitativo, especialmente la capacitación de los participantes.

• La planificación estratégica es el instrumento idóneo para sistematizar la acción municipal, dándole coherencia y proyección hacia el futuro. Para definir estrategias de acción viables y eficaces se debe incorporar a la comunidad al proceso de planificación, pero para poder planificar acciones en forma participativa es necesario trabajar a escala local, a partir de unidades territoriales pequeñas y homogéneas.

• Es necesario, como lo señaláramos con anterioridad, retomar la planificación estratégica como función sustantiva de la gestión de la ciudad, apoyada en una prospectiva de mediano plazo, con cualidades flexibles (por ejemplo, considerar escenarios futuros alternativos, el análisis del pasado al presente y del presente al futuro, entre otras herramientas) que respondan a las demandas de nuestro tiempo. La planificación debe ser realista: hay que pensar globalmente y actuar localmente, en un contexto signado hoy por notorias limitaciones: urbanización y despoblamiento rural, crisis de representatividad política, descentralización no completada con pleno éxito, atrasos en la atención de los problemas sociales y presiones crecientes sobre los recursos naturales y el medio ambiente.

El marco general de trabajo debería garantizar la presencia de por lo menos tres elementos:

Búsqueda del conocimiento: Construcción de modelos del proceso de revitalización. Aplicación de herramientas avanzadas de planificación y gestión.Estrecha colaboración con centros de reflexión locales y externos.

Generación de la innovación: Intercambio de la información. La comunicación se deberá desarrollar en círculos concéntricos, de forma que el mensaje llegue, en general, primero a los participantes directos y después, a través de ellos, al conjunto de la sociedad.

Obtención del compromiso: Valoración social de los proyectos de revitalización.

En toda planificación se deben establecer y distinguir una serie de etapas con sus correspondientes objetivos a alcanzar que estarían indicando ,a medida que avanzamos en su implementación, el grado de concreción del plan de trabajo. Además de la enunciación de las etapas, se debe establecer una secuencia cronológica de cumplimiento de los objetivos y de los plazos acordados previamente.

Mientras que en las primeras etapas el énfasis está puesto en las infraestructuras físicas y equipamientos culturales, la consolidación del proceso de revitalización requiere concentrar los esfuerzos en el desarrollo del capital humano y la organización de los elementos metropolitanos, además de fomentar la coordinación y la complementariedad entre los diferentes proyectos consensuados.

Es importante trabajar para alcanzar los siguientes objetivos:

1. Lograr una adecuada convergencia entre la capacidad de gestión de los funcionarios y la capacidad de participación de los ciudadanos organizados. Se trata de explorar el campo de la necesaria interacción entre la capacidad de gestión de los funcionarios municipales y las formas de la participación ciudadana, para afrontar y resolver la ejecución de proyectos concretos de desarrollo local. Se busca un camino que evite dos riesgos extremos: el riesgo de la participación, que a nuestro juicio es el asambleísmo populista, verborrágico, conflictivo, inconducente, y el riesgo de la conducción, que es el autoritarismo personalista, subjetivo, voluntarista y alejado de los verdaderos requerimientos sociales.

2. Lograr un funcionamiento de eficiencia creciente en las organizaciones sectoriales de la comunidad, para compatibilizar sus proyectos y dar sinergia a sus realizaciones. Es muy probable que las organizaciones sectoriales de la comunidad tengan el hábito de operar en forma aislada, llevando por su cuenta, acciones bien inspiradas pero que corren el riesgo de ser redundantes o ineficientes e incluso de desalentar la propia participación ciudadana, sobre todo teniendo en cuenta que en el caso de las ciudades de mediano tamaño, son las mismas personas las que se repiten en la integración de diferentes instituciones, las que si actúan con dispersión de recursos y no logran los resultados previamente buscados, pueden colaborar negativamente a la hora de recoger adhesiones para emprendimientos que conllevan trabajo, objetivos o intereses mancomunados y que deben lograr consenso de parte de la ciudadanía.

Consideramos aconsejable generar mecanismos de comunicación y de colaboración entre ellas, dentro de un marco estratégico unificado, para potenciar mejor las actividades de cada una de ellas. Es importante comprender que es necesario el esfuerzo mancomunado de todos los actores que construyen la ciudad, de quienes toman decisiones que impactan el ámbito urbano, considerando ampliamente las causas de los problemas y teniendo en cuenta las tensiones y conflictos presentes en el interior y en el contexto de la ciudad.

Esos mecanismos de comunicación y colaboración deben ser ágiles, para que no resulten gravosos o dilatadores de la acción concreta, por el exceso de reuniones, etc. A tal fin creemos que es importante:

• La labor del coordinador de los grupos de trabajo, enviando con anterioridad informes de las actividades que se han desarrollado y/o se piensa llevar a acabo, para aprovechar las reuniones a pleno.

• El uso de mecanismos de delegación orientada: por ejemplo, realizar reuniones entre los directivos de las organizaciones para establecer las líneas principales de acción, las cuales serán efectuadas luego por grupos de trabajo constituidos por mandos medios de las mismas organizaciones.

• No fomentar la rotación de los participantes que representan a las distintas instituciones, en este sentido se recomienda que dichas instituciones consideren la asistencia a las reuniones o la participación directa en alguna actividad del mismo, como tiempo de trabajo individual reconocido y pagado como tal.

La relación del Municipio con los centros vecinales: Este es un tema de la mayor importancia, bastante descuidado hasta ahora en cuanto a la institucionalización de relaciones entre la Municipalidad y los mismos, de modo que cabe dedicarle algunas consideraciones en particular.

Si se toma el concepto de participación como un eje primordial de la gestión municipal, es de fundamental importancia crear las instituciones y mecanismos necesarios para que los vecinos puedan expresarse orgánicamente, a fin de dar a conocer sus necesidades y prioridades, orientar las soluciones requeridas y participar de su realización.

El instrumento apto para esa expresión orgánica y representantiva son los centros vecinales. Es muy clara la conveniencia de crear tales vínculos, que serán, por otra parte, un tema insoslayable cuando se plantee la elaboración de una Carta Orgánica Municipal. Nos permitimos consignar las siguientes sugerencias sobre este tema, en base a antecedentes exitosos en la materia:

1. Derecho de cada barrio, por el solo hecho de ser reconocido como tal, de formar su propio Centro Vecinal.

2. Cuerpo electoral integrado por todos los vecinos domiciliados en el barrio, según el padrón electoral vigente.

3. Representación proporcional de las minorías según el sistema D’Hont y elección directa del Presidente de cada Comisión Directiva.

4. Reconocimiento de la Comisión Directiva por la Municipalidad, mediante un decreto que otorgue personería municipal por dos años.

5. Favorecer la participación de la mujer en estas Comisiones Directivas.

6. Creación en la Municipalidad de un organismo de coordinación para las relaciones con los centros vecinales, para asegurar una relación fluida entre estos, las autoridades ejecutivas y las áreas funcionales del Municipio.


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