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DISCORDANCIA OCUPACIONAL EN LOS EGRESADOS DEL PROGRAMA DE ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS DE LA UJTL: UN ESTUDIO A PARTIR DE LA SOBRE-EDUCACIÓN Y LAS ANCLAS DE CARRERA

Grupo de investigación AdGeO



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3.3. Ficha Técnica

3.3.1. Población

Elementos: Egresados del programa de Administración de Empresas de la UJTL.

Tiempo: 12 meses.

Marco Muestral: Base de datos de egresados, suministrada por la oficina de egresados de la universidad.

Unidades de muestreo: Correos electrónicos de egresados.

3.3.2. Muestra

Para establecer el tamaño de la muestra se recurrió al método de muestreo por conveniencia . En este sentido, se obtuvieron cuestionarios diligenciados de 103 egresados.

3.4. Fuentes y Modos de Recolección de la Información

Para el primer momento se revisaron fuentes secundarias, mediante la consulta en textos, revistas especializadas, publicaciones científicas, Internet, e investigaciones similares.

Los siguientes dos momentos se derivaron de la sistematización de fuentes primarias, mediante un estudio de campo, el cual se efectuó a través de comunicación vía electrónica y en algunos casos mediante contacto telefónico.

3.5. Instrumentos aplicados

La captura de información se realizó a través de un cuestionario estructurado, elaborado con base en Schein (1978, 1982) y Burga y Moreno (2001). En los anexos se incluye el cuestionario.

3.6. Análisis de la Información

El procesamiento de la información se realizó mediante la utilización del software estadístico para ciencias sociales SPSS.

4. MARCO TEÓRICO

4.1. LA DISCORDANCIA OCUPACIONAL

De acuerdo con Burga y Moreno (2001), un individuo formado y con un acervo laboral significativo, podrá alcanzar un estado de identidad con su cargo, cuando encuentra que éste responde a sus expectativas particulares. Sin embargo, puede darse el caso en el cual la persona acumula un nivel de educación que excede el mínimo requerido para el desempaño de un cargo. Esta situación, aparentemente disfuncional, hace evidente la existencia del fenómeno de la discordancia ocupacional.

Por lo tanto, de acuerdo con el record de experiencias que la persona acumula en su actuación laboral, adquiere una autovaloración con relación al empleo que desearía ocupar y del cual esperaría una remuneración acorde a su formación profesional. Empero, podría estar ocupando un cargo para el cual tiene una mayor educación.

De esta manera, la discordancia ocupación-profesión se refiere a la brecha existente entre la formación obtenida y los requerimientos educacionales para el desempeño de un cargo específico.

Esta discordancia es factible de ser explicada desde dos miradas de interés. Por un lado, puede entenderse como un resultado de la sobre-educación, y por otro lado, como una manifestación de las anclas de carrera. Estos aspectos se explican con detenimiento a continuación.

4.2. LA SOBRE-EDUCACIÓN

4.2.1. Aproximación al concepto

La sobre-educación se define como el exceso de educación respecto a la formación académica requerida para el desempeño en un puesto de trabajo determinado. Específicamente, el individuo sobre-educado se define como aquel que tiene más educación que la requerida para desempeñar adecuadamente su trabajo, por lo que sus habilidades no estarían siendo plenamente utilizadas. Este cálculo se hace independientemente del salario que reciba por realizar dicha actividad. De manera análoga, un individuo sub-educado es aquel que tiene menos educación que la requerida para desempeñar adecuadamente su trabajo (Burga y Moreno, 2001).

El concepto de sobre-educación fue dado a conocer por Thurow (1975) y Freeman (1976) en la década de los 70s basado en su análisis de la economía americana, a partir de allí su uso se ha generalizado a todo tipo de economía. Uno de los temas de debate al respecto es si este desajuste es temporal o permanente. Para Becker (1957), representa un fenómeno temporal, pues es la transición a una nueva situación de equilibrio, en donde los más educados que ganan salarios bajos, desplazan a los menos educados, con lo que se desmejora el incentivo para adquirir capital humano y con ello corregir la sobreoferta de mano de obra cualificada.

Un enfoque relacionado que también considera al fenómeno como temporal, señalado por autores como Rosen (1972), Jovanovic (1979) y Sicherman y Galor (1990), considera a la sobre-educación como un aspecto de la movilidad de los trabajadores. Los sobre-educados son jóvenes, con altas tasas de rotación laboral, pero a través de la reubicación laboral van ocupando puestos de trabajo que se acercan más a su nivel educativo.

Otros enfoques, basados en la teoría de la señalización (signalling) o competencia por los empleos (job competition) concibe a la sobre-educación como un fenómeno más permanente. En esta perspectiva se establece que los trabajadores sobre-invierten en educación para señalizar mayor productividad innata o menores costos de entrenamiento, o desplazar a la competencia proveniente de otros trabajadores. Así también, la sobre-inversión en educación puede servir para compensar desventajas en el mercado laboral.

Para Mora (2004), los cambios en la población acarrearan a un aumento desordenado del número de personas que invierten en más educación, por lo cual las empresas y trabajadores deberán ajustar sus requisitos educativos y sus inversiones en educación. Este ajuste por empresas y trabajadores implica que la sobre-educación es simplemente un desequilibrio temporal concordando con los planteamientos de Rosen (1972), Jovanovic (1979) y Sicherman y Galor (1990).

Así, la sobre-calificación terminara siendo un problema social importante por varias razones:

En primer lugar, la sobre-educación ha sido considerada en términos de una supuesta consecuencia derivada de la disminución de los rendimientos económicos en la educación superior, así como la disminución de los salarios relativos de los recién egresados durante la década de los setentas. Sin embargo, la evidencia actual sugiere que la educación intra-ocupacional mejoró en esta década y no fue la causa puesto que no iba acompañada de una disminución general en el valor económico de la educación superior (Smith, 1986; Welch, 1979; Willis, 1986).

En segundo lugar, la sobre-educación ha sido considerada en términos del incremento de los requisitos, que se basa en el aumento de requerimientos de formación y no en los requisitos técnicos de los puestos de trabajo, convirtiéndose esto más en un factor cultural que se deriva en la contratación del postulante. Este es considerado uno de los puntos de mayor discusión y polémica de acuerdo con Burris (1983) y Collins (1979), ya que el mejoramiento de la educación no debería representar aumento de requisitos relacionados con los procesos de selección en la Organización, pero si una inversión que los empleadores pueden utilizar para la asignación eficiente de los trabajadores de diferentes calidades a los puestos de trabajo

La tercera y más popular opinión sobre la representatividad de los sobre-educados , es la planteada por Clogg y Shockey (1984) quienes consideran la sobre-educación como un indicador de la falta de adecuación o la subutilización de las capacidades que debe tener el trabajador y las destrezas que desarrolla cuando tiene mayor formación frente a la labor que ejecuta. Halaby (1994), ratifica esta idea de sobre-educación, al considerarla como una expresión abreviada de aquellos trabajadores que tienen formación superior a las funciones de su cargo.

En una idea análoga a estos autores, Burris (1983) y Halaby (1994) consideran a la sobre-educación como la incapacidad de ejercer las habilidades adquiridas en el trabajo. Asimismo, Kalleberg y Sorensen (1973) consideran que un aumento en los logros educativos de los estadounidenses, al lado de un aumento poco representativo de puestos de trabajo que hagan uso de esos logros, produce un grupo de sobre-educados que no pueden encontrar cargos en los cuales hagan pleno uso de sus capacidades. Y de acuerdo con Duncan y Hoffman (1981), Rumberger (1987) y Sicherman (1991), es probable que sean personas insatisfechas en la labor que ejecutan.

Siguiendo con el concepto, el desajuste educativo ha sido objeto de interés de diversas disciplinas tales como la economía del trabajo, la sociología de la educación o la psicología industrial. De acuerdo con Tsang y Levin (1985), el concepto de sobre-educación ha sido referido en la literatura como 1) declive de la posición económica de los individuos altamente educados a consecuencia de una reducción relativa en los rendimientos monetarios de la educación superior (Freeman, 1976; Rumberger, 1984), 2) el incumplimiento de las expectativas laborales, desde el punto de vista intelectual, de los individuos altamente educados (Berg, 1970; Golladay, 1976) y 3) la posesión de un nivel educativo superior al requerido por el puesto de trabajo (Rumberger, 1981; Hartog y Oosterbeek,1988).

En otra apreciación, Vaisey (2006), en un nivel macro, plantea que la sobre-educación concierne a la intersección de dos de las mayores instituciones de la modernidad, como son la educación y el mercado laboral. Reconoce que en años recientes, este terreno de estudio ha sido cedido en forma amplia a los economistas y a los teóricos del capital humano (Burris 2005), a pesar que los sociólogos poseen los recursos intelectuales que permiten una mejor comprensión de estos procesos (Gibbons, 2005). Citando a Berg (1971) establece que la expansión educacional puede tener consecuencias no intencionales y negativas para la sociedad.

El mismo Vaisey (2006), ya en un nivel micro, señala que la sobre-calificación es importante porque concierne con la forma como experimentan los actores individuales en sus vidas. El trabajo no solo representa obtener dinero y otros bienes materiales, sino la creación y sustentación de identidades y percepciones del mundo, aspecto que según él es compartido por Akerlof y Kranton (2005) y Sayer (2005).

En los últimos 15 años se han dado discusiones sustanciales sobre lo que puede significar la sobre educación. Los esfuerzos por tratar de involucrar la sobre educación como una teoría original, han generado conceptualizaciones encontradas. Para Burris (1983), Clogg y Shockey (1984), Kalleberg y Sorense (1973) y Smith (1986), la sobre-educación se ha caracterizado por mostrar el incremento de los profesionales y los criterios de aplicaciones en los diversas áreas de trabajo así como su adaptabilidad. Cuando la formación es avanzada, indica que el trabajador está altamente capacitado e incrementa la productividad, mientras que los que están sub-educados son improductivos en empleos de “alta capacidad”.

El estudio realizado por Smith (1986) destaca que el empleo sobre-educado reposa sobre suposiciones inciertas del individuo, y el valor agregado de ésta es la habilidad que los actores demuestran en su trabajo, Smith se declara escéptico en las conclusiones negativas que asumen la sobre-educación como desastrosa en el desarrollo de los trabajadores.


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