Platicas de un ermitaño

(1998).

Ricardo Contreras Soto

Mis ojos son tus ojos,

Los días los recuento en hojas

Esculpidos en letras,

Fragmentos de vida

Que son nuestras historias.

Nunca fue tan necesario

Recurrir al pasado

Para definir el presente

Con el fin de orientar el futuro.

Los hechos y las interpretaciones

De ellos apuntan en varios sentidos.

Recapitular reflexionando en ellos

No me permiten hacer una conclusión,

La gama de experiencias son amplias

Teniendo recursos para reconstruir

Varias historias en una

Y anímicamente en este momento no estoy

Preparado para hacerlo.

Últimamente he encontrado y buscado

En su lectura; pasajes y linderos

Diversos, ambientados en circunstancias

Diferentes, con personajes (otros)

Fragmentos de vida, promesas y afectos

Disipados y lejanos.

Regreso a mí,

Mi boca esta consciente del límite de sus palabras

El corazón apuesta a los sueños

Y las hojas muestran historias divergentes

Con diferentes gentes, en diferentes espacios

En una malla para hilvanar en varios puntos

Tenemos mucho de religiosos-escépticos

Tenemos mucho de ingenio-ingenuos

Nuestros oídos buscan claves simples

A problemas complejos

Pero tenemos una capacidad (entre otras)

Muy importante

De construir que interpretar nuestras vidas con sueños

Nos sedan nuestras esperanzas y curiosamente también nos activan.

Te sugiero algo:

Arma la historia proveniente con esta vida (la mía)

Colócala en la pieza del rompecabezas que te haga falta

Busca en estas letras: lo que tu corazón quiere escuchar,

Amarra las certidumbres antes de que se disuelvan.

Y cuando tus palabras quieran salir

Muéstrales el espejo del presente

Como curso de historia

Para que no sean tan livianas

Para que no sean tan pesadas

No todo es lo mismo

En esta confusión te entiendo

No estas sola

Pronto nos veremos

En un pasaje de la historia que inventamos

Para evaluarnos. No en los hechos

No en los momentos, ni en circunstancias específicas

Si no en los silencios, en lo no hecho

En las intenciones que quedaron en repertorio

En los actos que la cobardía o comodidad censuraron.

O en una de tantas citas que no llegaste.

Cuando te llamaba a la distancia

Con otro nombre en la soledad.