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LA ANTIGUA RETÓRICA GRECOROMANA Y LA EDUCACIÓN: EN LA PERSPECTIVA DE LA TEORÍA DE LA ARGUMENTACIÓN Y LA POSMODERNIDAD

Germán López Noreña



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CAPÍTULO VI LA EMERGENCIA DE LA RETÓRICA EN LA PRAGMÁTICA DE LOS LITIGIOS JUDICIALES y ELLA EN EL PENSAMIENTO DE PLATÓN y ARISTÓTELES

El cambio político de Grecia, que culminó en Atenas con las reformas de Pericles, exigió una mayor participación de los ciudadanos en la administración del Estado. Debían intervenir en el sistema político y judicial como orador que proponía medidas políticas referentes al bien del Estado, ya como acusador o como juez que impartía justicia. Se hizo necesario entonces cambiar la forma de los discursos, que representaban el instrumento práctico esencial del sistema político-democrático. Se aprovechó fundamentalmente la técnica de los maestros sicilianos quienes, de hecho, sentaron las bases de la retórica en Grecia. Córax y Tisias marcaron la división del discurso en partes: proemio, narración, discusión y epílogo. En muchos casos también se incluía el llamado "argumento de probabilidad", la presentación de un asunto se estudiaba desde dos puntos de vista: el del que acusaba y el del que se defendía. Un recurso relativamente nuevo fue el aprender de memoria los "lugares comunes", con lo que se eliminaba el elemento improvisado. (Manuel Maciá Pastor; Universidad De Murcia)

6.1 LOS ORIGENES DE LA RETÓRICA EN EL EJERCICIO DE LA JURISPRUDENCIA DE CÓRAX y TISIAS

La emergencia de la Retórica y su proceso evolutivo data de más de 2000 años, siendo imposible poderle abarcar en su totalidad en estas pocas páginas. Sin embargo, se pretende aportar una semblanza de los avatares de la construcción de ella en el pensamiento griego y su continuidad en la vida política de la Roma Imperial.

Desde esta óptica, dejemos que sea Arantxa Capdevila Gómez de la Universitat Rovira i Virgili (Tarragona), en su artículo Avatares Históricos De La Retórica quien citando a Murphy (1988) y Laborda (1993), nos ilustre al respecto:

Como indica Murphy (1988: 9-13), la retórica es una manifestación típicamente occidental que nace conectada a un fenómeno judicial, y que, en un primer momento, consiste en la búsqueda de recursos para convencer a un tribunal y a un auditorio. Parece totalmente aceptado por los estudiosos del tema que la retórica aparece vinculada principalmente con los conflictos jurídicos, a pesar de que éstos no se puedan separar fácilmente del componente político que conllevan. En Siracusa, en el siglo V a.C., una revuelta de carácter democrático derroca a los tiranos Gelón e Hierón, quienes habían requisado las tierras de la población para entregarlas a sus mercenarios. Su caída comporta el inicio de una serie de litigios populares para recuperar las tierras expropiadas. Este hecho tiene, pues, una doble faceta jurídica y política. En palabras de Laborda (1993: 12), “el derrocamiento de los tiranos da paso a la democracia: a litigios para recuperar las propiedades expoliadas. Los tiranos habían sustraído las tierras y las habían dado a mercenarios y secuaces. Cuando se reinstauró la libertad, se instaló la palabra pública y libre, es decir, la retórica”.

En el párrafo anterior es posible percibir como desde los inicios de la Retórica, se da la emergencia de dos de los tres géneros clásicos, el judicial y el deliberativo. Del segundo, nos comenta Barilli (1989; Pág. 3): del primero, “en un mundo como el griego, donde la polis era la organización social dominante, no pudo tardar en emerger la práctica de la retórica deliberativa”. Para visibilizarse el tercero, el epidictico, del que el mismo autor lo concibe como “un género menos funcional e inmediato que el anterior, bastante superfluo y que florecerá sobre todo con los sofistas”. Por cierto tipología establecida por Aristóteles en su obra La Retórica.

Atención especial lo merece en el estudio de los orígenes de la Retórica, los litigios jurídicos para la recuperación de las tierras , con Córax y Tisias, pioneros en esta temática, y la obra La Retórica de Aristóteles , como también el texto Las Artes De La Retórica, siendo una primera especie de tratado sobre esta temática en el sentido Prearistotélico. De esta manera siendo posible hablar de una Retórica Prearistotélica.

De lo primero, Capdevila Gómez en el artículo ya mencionado, producto de su tesis doctoral, en la página tres, escribe:

Tras la aparición de la necesidad de litigar públicamente para poder recuperar las propiedades perdidas, el segundo paso lo dan Córax y su discípulo Tisias, que son los primeros maestros de retórica para la gente que tuvo que enfrentarse a los litigios ya mencionados. Estos autores proponen un conjunto de técnicas que permiten argumentar de manera más efectiva ante los tribunales. Su retórica se fundamenta en preceptos prácticos y en ejemplos alejados de la idea filosófica de la búsqueda de la verdad, que se desarrolla a partir de los sofistas, ya que a los jueces no les interesa tanto la verdad abstracta como la verosimilitud, es decir, aquellos elementos válidos para cada caso concreto. Mortara (1991: 18) afirma en relación con estos dos maestros retóricos que: “su preceptiva se apoyaba en el principio siguiente: lo que parece verdad cuenta mucho más de lo que es verdad; de ahí la búsqueda sistemática de las pruebas y el estudio de las técnicas adecuadas para demostrar la verosimilitud de una tesis”. Se apunta aquí una de las discusiones básicas en toda la historia de la retórica, la relación entre verdad y opinión, que marca consecutivamente fases de auge y de decadencia de esta disciplina, sobre todo en el siglo XIX.

Y en unión a lo segundo, la apreciación ampliada por López Eire de la Universidad De Salamanca, en su escrito La Retórica De Aristóteles, en el que articula la obra Prearistotélica a la Retórica del estagirita, Las Artes De La Retórica a los gestores de ella, y a Córax y Tisias:

Las Artes Retóricas o Artes de los Discursos o simplemente Artes, como a la sazón se llamaban, existieron ya en el siglo V a.J.C. Fue el propio Aristóteles quien, en una obra que sólo conocemos indirectamente, titulada Colección de Artes Retóricas, en la que exponía compendios de las Artes Retóricas anteriores a la suya, se refería a la del siracusano Tisias como la primera de ellas.

Este Tisias, junto con Córax, tal vez su maestro, fueron según Cicerón en el Bruto (46 ss.) los inventores de la retórica en el sentido de haber sido los primeros en componer, en la Siracusa del segundo cuarto del siglo V a. J. C., el primer tratado titulado Arte sobre los discursos persuasivos, el primer tratado de lo que más adelante dará en llamarse Retórica.

La necesidad de escribir un arte sobre la capacidad del lenguaje para persuadir surgió en Tisias de las circunstancias socio-políticas del momento en Siracusa.

A la caída de la tiranía sucedió en esta localidad, en el segundo cuarto del siglo V a.J.C., la instauración de un gobierno democrático que puso en marcha un nuevo sistema de procedimiento judicial: el de jurados populares elegidos por sorteo ante los que todo litigio habría de debatirse. En especial debían litigar ante ellos los antiguos propietarios de tierras que, habiendo sido confiscadas por los tiranos, ahora, tras la instauración del nuevo régimen, las quisieran recuperar. (La retórica es, pues, hija del estado democrático y del interés económico que indefectiblemente suscitan la propiedad, el dinero y el capital).

Para ello los litigantes debían manejar un argumento esencial en retórica, el «argumento de probabilidad», el eikós. Este concepto de la “probabilidad” encaja muy bien en esa generalizada confianza en la razón que caracteriza el espíritu de las “artes”. Parte de la base de que el ser humano suele obrar de una manera racional y predecible y que, a falta de pruebas o incluso por encima de pruebas dudosas o discutibles indicios, la reconstrucción de un hecho del pasado no puede hacerse sino a través de lo que parece “verosímil” o “probable”, de lo eikós.

Como podemos observar, la Retórica en sus comienzos se orienta a una articulación con la Pragmática. Es decir, prevaleció como un ejercicio práctico, direccionado a la persuasión y el convencimiento. Características básicas de la argumentación persuasiva, las que permitiría el desarrollo de la misma en el escenario de la razón práctica .

Los primeros rudimentos de Retórica implementados por Córax y Tisias fueron conocidos muy pronto en Atenas. De ahí que no fueron únicamente, los dos anteriores personajes, quienes aportaron al desarrollo de la misma.

6.2 LA ANTIGUA RETÓRICA “CIENTIFICA” EN PITAGÓRAS, PARMÉNIDES y EMPÉDOCLES…

La historiografía de la Retórica nos menciona en el siglo V a.C., a Pitágoras, Parménides y Empédocles. Aclarando, según Plebe (1996) que el tipo de Retórica socializada por los dos siracusanos, rotulada como “científica”, se diferencia la de tipo psicagógica, implementada por los aportantes a esta cuestión en Atenas y en el mismo tiempo.

En esta etapa inicial de la Retórica, se debe mencionar los aportes de Antífono; quien según Capdevila Gómez (2002; Pág. 4):

a) Señala una disposición en cinco partes: exordio, narración, confirmación, digresión y epílogo, aplicable a todos los discursos.

b) Redacta los lugares y argumentos tipo (tópicos), como fórmulas generales, vacías, que pueden aplicarse a cualquier discurso, y que también son desarrolladas por Cicerón, Quintiliano y Aristóteles (aunque este último autor niega que sean estructuras vacías y afirmará que no pueden aplicarse a cualquier discurso).

c) Elabora la teoría de la verosimilitud.

Quedan así perfilados los primeros pasos de la etapa inicial de la retórica, aunque su consolidación se desarrolla, a mediados del siglo V. a. C, en el marco de la polis griega, más concretamente en Atenas. En este ámbito de libertad surgen los sofistas, que para Barilli (1989: 3) suponen el primer gran acontecimiento de la historia de la retórica, ya que generan un modelo atemporal, epistemológico y ético.

En la segunda, denominada psicagógica, se perseguía básicamente lograr la adhesión del auditorio a través del buen uso de la palabra, es decir, aprovechar al máximo el lograr una persuasión, gracias en el despertar y canalizar la emotividad en el receptor.

Ahora bien, antes de emprender el estudio de la obra La Retórica de Aristóteles, se es necesario abordar el pensamiento de Empédocles , y luego

el de Platón, en lo que a esta temática corresponde. El primero en razón de haber sido su obra fundamento teórico en la Retórica de Aristóteles, y el segundo como es conocido, su maestro durante más o menos dos décadas y media.


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