BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

LA ANTIGUA RETÓRICA GRECOROMANA Y LA EDUCACIÓN: EN LA PERSPECTIVA DE LA TEORÍA DE LA ARGUMENTACIÓN Y LA POSMODERNIDAD

Germán López Noreña



Esta página muestra parte del texto pero sin formato.

Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP (191 páginas, 3,73 Mb) pulsando aquí

 


 

3.2.1 El Discurso Narrativo

En términos generales el Discurso Narrativo es la exposición de unos hechos relatables a través de una trama y un argumento. Aunque se acentúa su

uso en la novela y el cuento, bien cierto es que cada vez más personas recurren a sus bondades fuera de la literatura, sino también en noticias chistes etc.

¿Pero cuándo tiene mérito la historia narrada? Obviamente cuando el publico queda en un estado de intriga en el querer saber que ocurre después. Y en sentido inverso, no lo reviste, cuando lo contado no genera ningún tipo de interés por su desenlace final.

Cualidad del discurso narrativo, determinada por la intriga o la tensión narrativa, que consiste en abrir uno o varios hilos de acción que no se resuelven hasta el final (o que se van resolviendo poco a poco, pero quedando siempre alguno pendiente) o, lo que es lo mismo, ir creando expectativas al lector y satisfacerlas gradualmente.

Situación que ha conllevado a establecer como partes de la estructura del discurso narrativo a los comúnmente denominados inicio, nudo y desenlace. en el inicio se parte con uno o varios personajes que empiezan alguna acción, en el nudo se plantean un conflicto y en el desenlace éste se resuelve.

A nivel general las formas en las que el discurso narrativo se desarrolla serían la descripción, la narración, el diálogo, el monólogo, la elipsis..., y la estrategia discursiva más utilizada correspondería a la asociación por analogía, que es lo que en lenguaje literario se llamaría metáfora.

3.2.2 El Discurso Argumentativo

El objetivo principal del Discurso Argumentativo, está encaminado a convencer –no significando avasallar, ni mucho menos ofender, como tampoco despreciar; antes que todo debe estar direccionado a construir-, y a ello debe dirigirse cada palabra que pronunciemos o letra que escribamos, en el auditorio para la acción oral del discurso, o del lector en lo que a lo escrito corresponde.

Las características del texto argumentativo han de ser:

Lógico: Los argumentos u opiniones que se den han de tener una base racional bien sólida, el discurso no puede tener una apariencia arbitraria; Convincente: el componente racional aportante a de ser convincente. Esto no implica que deba ser necesariamente verdadero, sino que tienen que parecer verdadero. Sería parecido a la diferencia entre realidad y verosimilitud (a veces la realidad es inverosímil, y la ficción de un relato puede parecer real como la vida misma);

MAPA CONCEPTUAL CONTENIDOS BÁSICOS DEL DISCURSO ARGUMENTATIVO

Suave: Es importante que el tejido de la argumentación se desarrolle suavemente, sin prepotencia ni brusquedad. Debe dar la sensación de que las ideas han estado ahí desde siempre, y que la acción decorador o quien escribe lo único que ha hecho es transcribir (como meros amanuenses ) una verdad universal. Humilde: Un discurso argumentativo bien construido ha de ser humilde, sin aires de grandeza ni de erudición. El lector y muchas veces el auditorio desconfía de quien necesita grandes palabras para argumentar una opinión. Esta característica, debe ser atemperada al nivel académico del auditorio o del lector.

De manera general el discurso argumentativo se compone de los siguientes elementos: en primer lugar se expone la tesis (a modo de introducción) o las ideas que se pretenden demostrar; luego se pasa a la argumentación propiamente dicha, con las opiniones concretas razonadas convenientemente; y finalmente se expresa la conclusión, que vuelve a la idea inicial, pero esta vez con el peso argumentativo de ya haber sido expuesta de la razón. Las estrategias discursivas más utilizadas en este tipo de discurso son la analogía, la asociación por contrario, la generalización, la ejemplificación y la experiencia personal y de autoridades.

En aras de ampliar la visión del discurso argumentativo, con relación a la temática central de este libro, recurramos una vez más a la acepción del grupo de Ulloa et al, en lo que respecta a la concepción del discurso argumentativo, y en la perspectiva de la concepción Perelmaniana, quienes citando a Leitao (2004), escriben:

Desde la perspectiva de la teoría de la argumentación de Perelman, este tipo de discurso tiene por objeto persuadir o convencer, según los propósitos de la argumentación y del auditorio al que se dirige. Se razona y argumenta a favor o en contra de una idea, un punto de vista, una causa, una persona, etc. Podemos entender la argumentación como una actividad social y discursiva que se realiza para justificar un punto de vista adoptado, frente a perspectivas contrarias, con el fin de lograr que dicho punto de vista sea aceptado por el interlocutor en una situación comunicativa. En este sentido, la argumentación es una forma de pensar y razonar que puede ocurrir también por introspección cuando el sujeto dialoga o debate consigo mismo.

Según Leitao (2004), la argumentación surge cuando existe un desacuerdo o cuando el que argumenta asume una posición de desacuerdo, lo que en algunos casos puede conducir a una negociación de puntos de vista diferentes. Esa negociación de perspectivas diferentes hace de la argumentación un recurso para cimentar conocimientos en la medida en que dicho proceso puede conducir a un cambio de perspectiva, y la argumentación posibilita ese cambio.

Los mismos autores, citando a Ducrot (1990; Págs. 16-20), nos retroalimentan redimensionando conceptualmente aun más el discurso argumentativo, y desde la perspectiva dialógica , a la que llama La Polifonía del Discurso, nos dice:

Por otro lado, Ducrot reconoce el carácter dialógico de la argumentación, que ha definido como la polifonía del discurso, “según la cual en un mismo enunciado hay presentes varios sujetos con estatus lingüísticos diferentes”: (1) el sujeto empírico, es decir, “el autor efectivo o productor del enunciado”; (2) el locutor, “presunto responsable del enunciado, es decir, la persona a quien se le atribuye la responsabilidad de la enunciación en el enunciado mismo”. El locutor se marca con los pronombres de primera y tercera persona o con nombres propios, y (3) el enunciador, que corresponde a los puntos de vista contenidos en el enunciado (Ducrot, 1990, p. 16). En algunos casos el locutor puede identificarse con uno de tales puntos de vista (Ducrot, 1990, pp. 17-20).

Estas figuras corresponden a distintas funciones que participan en la producción de los enunciados. Por eso, para Ducrot “el sentido del enunciado no es más que el resultado de las voces que allí aparecen” (1990, p. 16). Esta concepción polifónica pone en tela de juicio la unicidad del sujeto hablante en la que suele creerse comúnmente. Por otro lado, refuerza la idea del sujeto constituido por la intersección de diferentes discursos sociales, es decir, por un “cruce de caminos” que lo atraviesan y desde los cuales habla.


Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles