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EVOLUCIÓN RECIENTE DE LAS DISPARIDADES ECONÓMICAS TERRITORIALES EN AMÉRICA LATINA: ESTADO DEL ARTE, RECOMENDACIONES DE POLÍTICA Y PERSPECTIVAS DE INVESTIGACIÓN

Luis Mauricio Cuervo González




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E. Comentarios finales

Las diferencias de enfoque entre los trabajos revisados en este capítulo y el anterior son evidentes. No obstante, más que constituir visiones excluyentes y competitivas se trata, a nuestro juicio, de miradas que se complementan y contribuyen a elaborar una visión más completa y comprensiva de los procesos económico espaciales que se han venido discutiendo.

Una primera y elemental, pero estratégica diferencia, es de presunción o predicción. Mientras los modelos y las teorías del crecimiento económico regional presumen y predicen la predominancia de la tendencia a la convergencia, con argumentos tanto teóricos como empíricos, la teoría económica de la concentración urbana toma como punto de partida la concentración espacial de la población y de la actividad económica como una regularidad o patrón empírico a ser explicado. En este sentido, tanto la teoría como la evidencia empírica ofrecida por cada una de estas tradiciones están enfocadas a demostrar resultados empíricos claramente opuestos. No obstante, los trabajos agrupados bajo la teoría económica de la concentración urbana hacen el esfuerzo por matizar las tendencias, por distinguir las diferencias entre procesos de distinto tipo y características y terminan reconociendo, y ese es uno de sus grandes aportes, una gama de posibilidades mucho más rica y plural que la considerada por las teorías del crecimiento económico regional.

La realidad es sin embargo terca y tozuda, resistiéndose a encuadrarse dentro de alguno de estos modelos y teorías. Se empeña, tal y como se vio a lo largo del capítulo precedente, en comportamientos marcados por el cambio, la segmentación y estratificación, las transiciones e, incluso en algunos casos, la ruptura súbita y radical de tendencias previas.

Una segunda gran diferencia proviene de los indicadores utilizados, de la particular definición de las variables dependientes. Aunque no en todos los casos, la tendencia predominante en el grupo de trabajos revisados en este capítulo es a utilizar variables demográficas de distribución espacial de la población, en vez de los conocidos indicadores de riqueza e ingreso predominantes en las tradiciones revisadas en el capítulo anterior. Adicionalmente, la unidad espacial de referencia e interés es en este caso principalmente y a veces casi que exclusivamente la ciudad y la red urbana. Más aún, dentro de este universo se da especial prelación a la consideración del caso de las grandes ciudades y muy particularmente de las que constituyen la cabeza de las redes urbanas nacionales, o ciudades primadas.

Una tercera distinción de importancia se relaciona con la visión o representación de la estructura económica territorial con la que cada una de ellas trabaja. Mientras en el caso de las teorías del crecimiento económico regional predomina la mirada concentracionista en donde hay una muy débil capacidad de distinción de los distintos segmentos de la estructura y una prelación por la mirada agregada, sintetizada en los indicadores de convergencia; en ésta hay un esfuerzo por detallar esta estructura y distinguir la secuencia de los procesos de concentración y desconcentración de acuerdo con los distintos segmentos del espacio económica a los que se esté haciendo referencia.

Finalmente, en la teoría económica de la concentración urbana aparecen algunas preocupaciones y sugerencias totalmente desconocidas por la teoría económica del crecimiento regional. Se reconoce el ritmo particular de cambio de los fenómenos socioespaciales, se resalta la presencia de una gran lentitud e inercia y, consecuentemente, se sugiere un tratamiento diferenciado a la explicación de dos expresiones distintas de las disparidades: las desigualdades de nivel y las de ritmo. Para las primeras se reconoce la prelación de los ritmos de cambio lento e inerciales, mientras que para el segundo se acepta la posibilidad de relaciones de cambio y causalidad de más corto y mediano plazo.

La teoría económica de la concentración urbana no se distancia totalmente ni hace ruptura con la teoría neoclásica. No obstante, utiliza su instrumental de forma diferente y consigue una aproximación que permite ver las disparidades económicas territoriales de forma dinámica y cambiante. En primer lugar, distingue costos y beneficios de la aglomeración espacial de la actividad económica y entiende que el resultado específico de “convergencia o divergencia” depende del balance preciso que en cada momento se establezca entre estos costos y estos beneficios. En estas condiciones, la representación más plausible de la evolución temporal de las disparidades es la del ciclo, apoyada en, además de la teoría, en los hallazgos alcanzados por la investigación estadística documentada en este capítulo. En segundo lugar, reconoce la posibilidad de la modificación de fondo en las condiciones de operación del sistema, en términos de movilidad espacial de los factores, costos de transporte, tipo de inmovilidades y escaseces espaciales fundamentales, con lo cual se hace posible identificar la existencia de diferentes regímenes de concentración, claramente resumidos en el cuadro 13. En tercer lugar, sugiere que la secuencia cíclica de concentración desconcentración (divergencia-convergencia) está marcada por un proceso de integración selectiva de espacios económicos y de exclusión secular de otros. Así, en el largo plazo, la NGE sugiere la existencia de fases de convergencia selectiva y divergencia ampliada, acompañadas de otras de divergencia generalizada. En este sentido, el instrumental propuesto por Quah (1995), sería de gran utilidad en la caracterización de estos procesos y permitirían la contrastación empírica de estas hipótesis. Los procesos de cambio radical del centro económico no son excluidos por esta visión aunque no se ofrecen las explicaciones ni el instrumental que permitirían explicarlo. Se acude a la existencia de factores fortuitos que pueden alcanzar dinámicas acumulativas con la capacidad de trastocar los parámetros vigentes hasta un momento dado.

La mirada de largo plazo y comparativa de la primacía urbana latinoamericana aporta algunos elementos de explicación de una de las peculiaridades socioeconómicas más marcadas del subcontinente, la de los altos niveles de desigualdad social y territorial. Estas explicaciones consideran las dimensiones sociales, políticas, geográficas y económicas del problema, así se concentren en el intento por descifrar la naturaleza económica de estos procesos. Vista en conjunto, aporta elementos para distinguir las diferentes fases del proceso concentrativo espacial en América Latina y deja abierta la posibilidad para establecer un contraste más directo con las observaciones realizadas por la teoría del crecimiento económico regional, así se sepa, como se argumenta al comienzo de este párrafo, que las diferencias entre los enfoques hacen difícil cualquier ejercicio de contrastación directa. No obstante, queda sugerida la importancia y el acierto de hacer el esfuerzo por distinguir la estructura de los procesos, industrialización-urbanización-mercado laboral, etc., como medio efectivo para comprender las diferencias entre momentos y entre espacios.

Finalmente, la consideración especial de los procesos socioespaciales propiamente dichos, queda sugerida como una vía interesante para descifrar por qué y cómo procesos de transformación global, regidos por olas de cambio relativamente homogéneas y universales, tienen resultados e impactos territoriales tan diferentes.17 El tamaño físico y económico de los países y el grado de madurez del proceso de urbanización pueden ser aspectos claves para entender la manera particular como cada territorio asimila y se apropia de las tendencias de cambio internacionales, más globales. Independientemente de estas diferencias, queda sugerido el impacto concentrativo espacial de la inestabilidad del ciclo económico, peculiaridad del comportamiento latinoamericano del último cuarto de siglo.

Por ejemplo, los estudios revisados en el capítulo anterior sugieren que la integración comercial ha podido tener un impacto económico espacialmente desconcentrativo en México y concentrativo en Brasil. De la misma manera, se sugiere que la apertura comercial y económica tiende a tener un impacto desconcentrativo cuando la ciudad mayor no coincide o tiene el carácter de puerto marítimo.


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