BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

ECONOMÍA Y TERRITORIO EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE. DESIGUALDADES Y POLÍTICAS

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D. Territorios estancados

Estos territorios se consideran perdedores porque, además de tener un PIb per cápita inferior al promedio nacional, se caracterizan por un bajo dinamismo económico. En este contexto, y de mantenerse la tendencia, incrementarán su condición de rezago, distanciándose aún más de los de mayor progreso y desarrollo en sus respectivos países.

En este grupo de regiones se pueden distinguir diversas situaciones. En primer lugar, se incluyen regiones agrícolas tradicionales que normalmente han estado rezagadas –algunas con fuerte presencia de poblaciones indígenas y demandan una marcada preocupación por parte del estado central en términos de políticas públicas explícitas que atenúen el deterioro e identifiquen programas de recuperación específicos para cada situación. Por un lado, son regiones perdedoras, con economías rurales de baja productividad y escaso capital humano, que no logran insertarse en la economía global, y por el otro, son territorios especializados en el sector silvoagropecuario (Chaco, beni, Alagoas), que han debido enfrentar un retroceso importante en esta actividad económica. En todos los casos hay una pérdida de participación del sector en el PIb regional y un retroceso en el cociente de especialización (en el caso de Alagoas pasa incluso a ser menor que 1, lo que significa que el sector ya no es una actividad de especialización regional). En Chaco también hay retrocesos importantes en el sector de comercio que disminuye considerablemente su ponderación regional.

En segundo término, aparecen territorios que explican su bajo dinamismo tanto por el lento crecimiento o el retroceso de la actividad productiva de algún sector primario como por un importante descenso en el sector industrial (bío-bío y Risaralda, donde además hay una fuerte contracción del comercio). Son territorios con estructuras industriales que probablemente fueron muy protegidas, con una actividad económica en constante retroceso, que no han sido capaces de reconvertir el aparato productivo y para las cuales la apertura y la globalización siguen siendo una amenaza. Sin embargo, en estas regiones coexisten territorios locales que podrían constituir interesantes espacios de cambio e innovación. En definitiva, son regiones perdedoras que se han desindustrializado y no han sido capaces de lograr una reconversión completa de las economías locales.

Amazonas (Perú) representa a las regiones que experimentan un fuerte retroceso en la actividad industrial (y en la construcción), lo que en gran medida explica sus efectos negativos desde el punto de vista del método diferencial estructural. Sin embargo, la región aumenta su grado de especialización en el sector silvoagropecuario. Guerrero (México) es la expresión de aquellos territorios cuya pérdida de dinamismo se asocia a la caída del sector de servicios, sobre todo en relación con la industria del turismo, como se detalla más adelante.

1. Regiones estancadas emblemáticas

a) Alagoas (Brasil)

En el extremo opuesto a Mato Grosso, Alagoas es el estado del brasil que menos creció en el período 1992-2002 (tasa media anual del PIb del 1,9% y tasa media anual del PIb per cápita del 0,7%). También en contraposición a lo que ocurre en Mato Grosso, la mayor pérdida de dinamismo económico se situó en el sector silvoagropecuario, que pasó de representar un 13% del PIb estadual en 1992 a solo un 8,1% en 2002. Asimismo, se registraron importantes retrocesos en los sectores de construcción, servicios y comercio. El principal núcleo económico de Alagoas ha sido la agricultura, sobre todo la producción de caña de azúcar. El sector industrial está constituido básicamente por plantas azucareras y fábricas de algodón, cáñamo y tejidos que tienen poca relevancia en la economía.

A partir de la segunda mitad de la década de 1980, con la crisis fiscal del Estado brasileño y posteriormente con el comienzo de la apertura comercial, ciertos sectores agrícolas, como los vinculados a la producción de azúcar, coco, algodón y maíz, comienzan a sufrir un franco deterioro. Este retroceso se manifiesta claramente en otros indicadores: a) productividad agregada muy baja –en 2000 se estimaba un 33% inferior al promedio nacional–; b) niveles de inversión extranjera y participación en las exportaciones con brusco descenso en 2000 (aunque la participación tampoco era muy significativa en 1991); c) ingreso per cápita muy inferior a la media nacional, y d) altas tasas de desempleo y niveles de pobreza que, si bien disminuyeron entre 1991 y 2004, en este último año llegaron casi al 52% de la población. Asimismo, los niveles de escolaridad son los más bajos en comparación con los otros estados y se mantienen constantes entre 1996 y 2001 en 4,2 años de escolaridad media. Las tasas de mortalidad infantil son altísimas y los déficits habitacionales están por encima del promedio nacional.

En resumen, se trata de un estado con escasa capacidad competitiva y con una dinámica económica muy baja, lo que se refleja en las reducidas posibilidades de crecimiento y en el deterioro de los indicadores sociales.

b) Bío-Bío (Chile)

La región del bío-bío tiene una economía bastante diversificada, con varios sectores de especialización, pero que ha mostrado un bajo dinamismo en el período 1990-2002 por pérdidas relativas de PIb en todos los sectores de la actividad.

El crecimiento de la productividad ha sido muy inferior a la media nacional (un escaso 1,7% anual) y en 2001 se situó un 25% por debajo de dicha media. Sin embargo, llama la atención que las exportaciones regionales hayan mostrado un gran dinamismo, expandiéndose a un promedio anual del 9% entre 1990 y 2000, cuando representaron un 14% del total nacional exportado. Si bien la inversión extranjera en el período 1990-2000 parece significativa (288 dólares per cápita), es muy inferior a la de las otras regiones y está muy lejos del promedio nacional per cápita para ese período (2.513 dólares). Algo similar ocurre con la inversión pública per cápita que, pese a haber registrado un importante crecimiento en el período 1994-2004, sigue estando por debajo de la media nacional.

Los ingresos de los hogares también han aumentado a una tasa inferior a la media nacional, situándose en 2003 un 28% por debajo de esta media. Pese a haberse reducido notoriamente, del 47,5% en 1990 al 28% en 2003, la pobreza sigue estando muy por encima del promedio nacional. La disminución puede explicarse porque el gasto social sectorial ha crecido muy por encima del resto de las regiones analizadas. Otros indicadores sociales no se ven muy favorables.

En definitiva, la región vive una contradicción: bajo dinamismo de crecimiento económico acompañado de intensa expansión exportadora, con escasa mejoría de sus indicadores sociales.

c) Guerrero (México)

El pobre desempeño de la economía de Guerrero en el período 1993-2003 hizo que el crecimiento anual apenas promediara el 1,2%, muy por debajo de la media nacional (2,7%), y que ocupara el penúltimo lugar de crecimiento entre 32 estados mexicanos. La contracción media anual del PIb per cápita fue del 0,4%, lo que también contribuye a que se ubique en el lugar 30 de este indicador. La mayor contracción la experimentó en el sector de comercio, restaurantes y hoteles, cuya ponderación pasó del 33% del PIb estatal en 1993 al 24% en 2003.

Estos resultados llaman la atención porque en este estado se localiza el antiguo y reconocido polo de atracción turística de Acapulco, cuya capacidad competitiva estaría retrocediendo mucho debido al incremento de la inseguridad y a la aparición de otros centros turísticos de gran envergadura en México que le habrían restado demanda. Además, algunos problemas ambientales han perjudicado seriamente al balneario, a los ecosistemas costeros y al paisaje, debido a la aparición de construcciones, desechos y drenajes en medio de la bahía y a los asentamientos humanos que crecen sin control en la parte alta del anfiteatro que forman los cerros alrededor de la bahía.

En otros indicadores se observa que la productividad media del trabajo ha disminuido entre 1993 y 2004, manteniéndose casi un 50% por debajo del promedio nacional, el ingreso autónomo de los hogares es un 44% inferior a la media nacional (1995), la pobreza rural se mantiene muy alta, a pesar de haber disminuido del 48,9% en 1992 al 34,8% en 2002, y la pobreza urbana se ha mantenido en torno al 15% para el mismo período. Estas cifras son muy superiores a los promedios nacionales cercanos al 20,1% para la pobreza rural y al 9,1% para la urbana.

En definitiva, se trata de un estado que tuvo en el sector turismo una palanca de crecimiento muy importante que se ha venido deteriorando, lo que se traduce en indicadores económicos y sociales muy pobres que lo relegan a los últimos lugares de crecimiento en el concierto nacional mexicano.

d) La Paz (Bolivia)

Como principal centro político y administrativo de bolivia y sede del gobierno central, La Paz ha debido enfrentar, en los últimos años, notorios procesos de deterioro económico. En el período 1990-2004, el crecimiento medio anual de la economía fue del 2,5%, por debajo del promedio nacional del 3,4%, lo que en términos per cápita se expresó en un modesto crecimiento del PIb de solo un 0,2% promedio anual. Esto ha llevado a que el PIb per cápita de La Paz se ubique un 16% por debajo del promedio nacional, situación que debe ser única entre los territorios de las capitales administrativas de América Latina. Este deterioro se ha expresado además en una pérdida de participación en la contribución al PIb nacional, que pasó del 27% en 1990 al 23,6% en 2004.

Los sectores menos dinámicos y que más retrocedieron en este período fueron: la industria manufacturera, que pasó de representar un 15,7% del PIb del departamento en 1990 a solo un 10,8% en 2004, el comercio, que descendió del 9,9% al 5,8%, la minería, que bajó del 5,2% al 2,9%, y la construcción, el transporte y los servicios de la administración pública, que también presentan un escaso dinamismo aunque mantienen posiciones relativas similares entre ambos años de referencia.

Es particularmente notoria la creciente disminución de la participación de La Paz en las exportaciones totales desde 1995 en comparación con el considerable dinamismo de las exportaciones de Santa Cruz, que llegaron a representar más del 50% del total nacional en 2001. Pese a ello, La Paz hace todo lo posible por mantener un sector exportador, sobre todo de bienes manufacturados entre los que figuran la joyería en oro, las confecciones y los productos de madera. La mayor parte de las exportaciones paceñas (72%) se concentraban en 10 empresas de las cuales 3 superaban el 50% del volumen. En 2005, sin embargo, la mitad de las empresas exportadoras cerró sus puertas a causa de varios factores, entre los que se destacan los conflictos sociales, y otras migraron a otros departamentos del país o a países vecinos. La actividad turística es otra cadena productiva que se ha visto afectada.


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