BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

ECONOMÍA Y TERRITORIO EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE. DESIGUALDADES Y POLÍTICAS

ILPES-CEPAL




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4. Comentarios

Todo lo detallado hasta el momento muestra que los problemas e interrogantes, así como los factores determinantes de las tendencias de cambio, dependen de las escalas espacio-temporales escogidas. El advenimiento de la industrialización y las revoluciones tecnológicas y productivas asociadas, el crecimiento demográfico acelerado y la urbanización han dado origen a nuevas disparidades económicas territoriales particularmente intensas, visibles tanto a escala mundial como nacional y local. Los desequilibrios, las brechas y los desajustes provocados no permanecen idénticos pues los centros de poder se transforman, la configuración de la cobertura geopolítica del capitalismo cambia y los factores tecnológicos, productivos e institucionales se modifican constantemente.

Pero, aun en medio de un movimiento perpetuo, es posible reconocer configuraciones espaciales estables que se mantienen por largos períodos y en medio de las cuales se producen ciclos de concentración (divergencia) y desconcentración (convergencia) económica territorial claramente identificables. Estos ciclos se rigen por las fuerzas y tendencias de cambio que explican la evolución del dinamismo de los focos espaciales de innovación, de las formas de difusión económica y espacial de este dinamismo, de los efectos de arrastre provocados y de la lógica de exclusión y marginación que se pone en marcha.

América Latina presenta un patrón poco alentador pues un numeroso grupo de países evidencia niveles de concentración urbana superiores a lo esperable, con un costo estimado relativamente alto sobre las posibilidades de crecimiento y generación de bienestar. Además, los diferentes parámetros geográficos reguladores de los ciclos económicos espaciales aumentan la intensidad de la concentración y debilitan ciertos canales de difusión y arrastre. Los ciclos demográficos, relacionados con las migraciones y las tasas de crecimiento natural, condicionan los procesos básicos de movilidad espacial de la población y los ciclos socioespaciales. Los distintos parámetros espaciales, específicos de cada país, permiten entender que cada uno posee su propia configuración y que, ante las distintas tendencias y fuerzas coyunturales o estructurales de cambio global, las respuestas territoriales serán muy diversas. Esta diversidad de fuerzas se conjuga de manera que tienden a conformarse dos grandes tipos de estructura socioespacial: primada y polinuclear (véase el capítulo siguiente).

Es posible elaborar otras reflexiones acerca de la articulación entre teoría y política. Debido a que la aparición de desequilibrios y disparidades es una expresión inevitable del cambio económico, de la transformación tecnológica y de la evolución institucional, es indispensable consolidar las capacidades de conocimiento y seguimiento de estos procesos para adecuarse a sus cambios y a sus modificaciones de sentido y significado. También es necesario mejorar la capacidad de innovación de los territorios, conocer los procesos de difusión y arrastre espacial de las innovaciones y los impulsos al crecimiento económico y tener capacidad de intervención sobre dichos procesos. La teoría del desarrollo económico espacial y de la competitividad territorial subraya el papel de los recursos propios y del desarrollo endógeno, es decir, la producción de una capacidad de innovación desde los mismos territorios. Es indispensable reflexionar también sobre cómo acelerar y ampliar los procesos de difusión y arrastre económico espacial y destacar muy especialmente el papel que el desarrollo de la infraestructura de transporte y comunicaciones puede desempeñar en este sentido. De igual manera, se hace necesario introducir una reflexión especial acerca de la situación de los territorios excluidos, que no tienen posibilidad alguna de sumarse como generadores de innovación o receptores de los efectos de difusión y arrastre, y considerar la posibilidad de ejercicio de diversas formas de solidaridad territorial.

Esta manera de entender y explicar los ciclos da lugar a nuevas opciones de aproximación e interpretación: desde el punto de vista del crecimiento, la generación de riqueza y el bienestar material, es muy difícil establecer una identidad entre convergencia y aumento del bienestar, o entre divergencia y reducción del bienestar. Así es que, dependiendo de las circunstancias, tanto las fases de divergencia como las de convergencia podrían producir ganancias o pérdidas de bienestar. Entonces, una adecuada articulación entre teoría y política sugiere idear análisis que distingan y evalúen los efectos del ciclo económico espacial sobre el bienestar.

Finalmente, la articulación entre política económica y cambio territorial opera por medio de varias dimensiones de amplio espectro que incluyen aspectos vinculados al sector tecnológico, comercial, laboral, financiero, institucional y cultural. Como se verá a continuación, las políticas de desarrollo territorial se concentran en algunos de estos aspectos pero no abarcan su totalidad. Esto significa que muchos componentes de la política económica, además de los tradicionalmente conocidos y agrupados bajo el concepto de políticas regionales, tienen incidencia y relevancia territorial. Por lo tanto, en cada momento y lugar, la política regional debe preguntarse si incide o no sobre los factores reguladores más relevantes.


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