BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

GASTO PÚBLICO Y SECTOR PARAESTATAL EN MÉXICO

Hilario Barcelata Chávez




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1.1.2. El Pacto de Dominación en el Estado Capitalista.

El desarrollo del capitalismo, propicia un proceso de diferenciación social y económica que se convierte en un permanente conflicto que amenaza al Estado capitalista debido a las desigualdades e inequidades que genera.

La sociedad se vuelve más desarrollada, diversificada, compleja y articulada, constituida por grupos y clases cada vez más y mejor organizados e institucionalizados. Esto, necesariamente se va a reflejar en una mayor capacidad de movilización, de presión y de penetración de estos grupos y clases al interior del Estado. A tal grado que les será posible reformular su contenido, imponiéndole nuevos valores y objetivos que reflejen los intereses de esa renovada sociedad y de las clases populares en particular. Entendiendo por clases populares, un conjunto social que...incluye un abanico amplio de clases subordinadas, desde campesinos hasta vendedores ambulantes, pasando por los empleados, subempleados y desempleados. Y cuyo rasgo común es la subordinación que ejercen sobre ellas las clases propietarias. Subordinación que es resultado de su nula o precaria condición de propiedad de medios de producción. Estas clases, entonces, se identifican por su situación común respecto a la participación en la distribución de recursos económicos en la sociedad. Distribución que define, por un lado, su posición económica dentro del sistema y su conciencia política y por otro, restringe sus aspiraciones y medios de acción colectiva.

El conflicto clasista al interior del capitalismo trae como consecuencia una gran transformación del Estado a través de un nuevo arreglo social que se refleja en un Pacto de dominación entre clases, fracciones de clase y grupos sociales que constituyen fuerzas políticas enfrentadas, cuyos intereses y objetivos contradictorios, incorporados en mayor o menor medida, determinan el contenido de dicho Pacto. Desde luego, el Pacto no es un convenio adoptado formalmente, sino resultado de la lucha social y la negociación a distintos niveles. Tampoco se trata de un contrato razonado y estable al que se adhieren de manera voluntaria las distintas partes pactantes. Representa las formas concretas en que se negocian los conflictos permanentes y constantes entre clases, fracciones y grupos, entre capital y trabajo. Y la forma en que el resultado de las negociaciones, (de los acuerdos y desacuerdos sociales) se constituyen en un conjunto de reglas de convivencia política y social. Reglas relativamente flexibles, que determinan la relación de dominio-subordinación y se encuentran administradas por el Estado . Reglas que establecen las condiciones, legalmente definidas y aceptadas, de apropiación del excedente y del reparto de los recursos económicos del sistema. Y que establecen, también, los medios institucionales a disposición de las clases sociales para modificar los términos de su subordinación.

El sustento del Pacto es el reconocimiento y sujeción de todos los participantes a un régimen político y de propiedad, donde se dan por sentadas las relaciones capitalistas y sobre cuya permanencia existe un acuerdo tácito. De este modo, el enfrentamiento social no desborda dicho régimen, ni lo cuestiona y representa la seguridad de su continuidad institucional.

El Pacto de Dominación está respaldado coercitivamente, pero es resultado de un proceso consensual, es decir es parte de un acuerdo, de un asentimiento, porque se basa, precisamente, en la aceptación y apoyo social al sistema, que se renueva permanentemente a través de las reformas sociales a favor de las clases subordinadas. De este forma, el Pacto define, de modo estable, quien domina y gobierna y quien se subordina, y establece el modo en que se acepta la dominación y la subordinación entre clases sociales.

El Pacto de dominación, es pues, la base sobre la que se erige el nuevo Estado capitalista, mediante el cual el capitalismo recupera su viabilidad reduciendo sus contradicciones y, estableciendo, por ésta vía, una tendencia a la armonía de las fuerzas políticas cuyos intereses expresa el Pacto. Sólo de este modo el Estado capitalista estará en posibilidades de promover las condiciones de estabilidad institucional que dicho sistema requiere. Pero este acuerdo es flexible y cambiante, ya que responde al peso de cada fuerza política (la cual es variable en el tiempo) y a los resultados que obtengan cada una de ellas como resultado del Pacto. Es decir, se trata de un equilibrio inestable porque el Estado es, ante todo, una relación, y ...mas exactamente una condensación material de una relación de fuerzas entre clases y fracciones de clase, tal como se expresa, siempre de forma específica, en el seno del Estado . De hecho es pertinente establecer aquí, que, como afirma Engels:

…el Estado no es de ningún modo un poder impuesto desde fuera a la sociedad; tampoco es la “realidad de la idea moral”, ni “la imagen y la realidad de la razón”, como afirma Hegel. Es mas bien un producto de la sociedad cuando llega a un grado de desarrollo determinado; es la confesión de que esa sociedad se ha enredado en una irremediable contradicción consigo misma y está dividida por antagonismos irreconciliables, que es impotente para conjurar. Pero a fin de que estos antagonismos, estas clases con intereses económicos en pugna, no se devoren a sí mismas y no consuman a la sociedad en una lucha estéril, se hace necesario un poder situado aparentemente por encima de la sociedad y llamado a amortiguar el choque, a mantenerlo en los límites del “orden”. Y ese poder, nacido de la sociedad, pero que se pone por encima de ella y se divorcia de ella cada vez más es el Estado.

Esto significa que el Estado es el reflejo de los acuerdos y desacuerdos entre clases, fracciones y grupos sociales a partir de los cuales se conforma el Pacto de dominación que es síntesis y expresión material de dichos acuerdos y desacuerdos. Síntesis en la que se incorporan valores, intereses y objetivos de toda la sociedad a partir de lo cual se elabora un proyecto político fundamentado ideológicamente y constituido por un conjunto de estrategias, medios, reglas y fines sancionados institucionalmente que se materializan en un proyecto nacional. Entendiendo por este concepto, o su equivalente proyecto de nación, la visión de largo plazo del Estado para alcanzar el desarrollo económico, conformada a partir de la síntesis de los diversos intereses y objetivos de las clases, fracciones y grupos que constituyen el Pacto de dominación. Proyecto que es expresión de los valores y principios que guían al Estado e incluye un conjunto de medidas de política económica y social.

El pacto de dominación constituye, pues, un instrumento mediante el cual ...se regulan los antagonismos profundos -en particular pero no exclusivamente- los originados en las desigualdades de clase-... dando como resultado el Estado capitalista moderno, que constituye un orden institucional asentado legalmente que regula dicho Pacto y sólo con el cual las fuerzas políticas son capaces de resolver sus conflictos sin poner en riesgo la armonía social. Pero esto no quiere decir que una vez alcanzado la armonía social se acaben las contradicciones. El Pacto de dominación social, el proyecto político, la síntesis, son todos elementos de carácter dinámico. Las fuerzas políticas de donde se derivan cambian y adquieren mayor o menor peso, mayor o menor organización y alteran su contenido, su significado y la forma en que se concretizan en la práctica. De hecho, el Pacto de Dominación se encontrará permanentemente cuestionado en la medida en que impone una distribución desigual de los recursos económicos y políticos de la sociedad entre las diversas clases que lo conforman. Ello implica la existencia de un proceso constante de renovación de los consensos sociales sobre los que se sustenta, sin lo cual no es viable el sistema. De esta manera el Estado, como garante de ese pacto, logra una convergencia de clases, fracciones y grupos sociales a través de una coincidencia política e ideológica que los unifica, obligándolos a renunciar a sus intereses de corto plazo y aceptar el respaldo a los ajenos, como fórmula para la defensa y prevalescencia de los propios y, por esa vía, asegurar la viabilidad del sistema.

El Pacto de dominación implica una mayor presencia y participación de las clases populares en la esfera política-ideológica y una mayor capacidad de éstas para proponer al Estado un mayor número y más amplias demandas sociales. Esto termina por transformar radicalmente su contenido, y en ese proceso adquiere una nueva filosofía social, basada en un concepto de justicia social, que implica la igualdad de oportunidades y la igualdad de resultados. Filosofía social que, sobre esta base, reconoce un interés nacional, que se entiende como el principio que guía, unifica e integra los objetivos de todas las clases, fracciones y grupos en un momento histórico y dentro de un territorio dados. En el que se expresan los intereses colectivos y los instrumentos requeridos para alcanzarlos. Así, el interés nacional es producto del Pacto de dominación y pieza fundamental que guía al Estado en el ejercicio de la acción pública, en su toma de conciencia social y en la adquisición de una ideología y una filosofía social propias. Entendiendo aquí, por ideología, una organización de opiniones, de actitudes y de valores(...) una manera de pensar sobre el hombre y la sociedad, que es independiente de cualquier individuo, y que resulta de un proceso histórico. Y por filosofía social se entiende una ideología por la cual a unas instituciones y prácticas se les justifica y a otras se les condena; ofrece las frases con las cuales se inician las demandas, se hacen críticas, se pronuncian exhortaciones, se formulan proclamas...

En este sentido considero que el interés nacional no expresa de modo exclusivo el interés particular de la clase dominante, convertido por el Estado en interés colectivo. A mi juicio, este interés nacional es producto de un amplio y complejo proceso de negociaciones y consensos que resume y sintetiza, incluso de manera contradictoria, la disputa alrededor de las modalidades que adquiere la generación, apropiación y uso del excedente económico. Así, por ejemplo, la propiedad privada, la libertad individual y la igualdad ante la ley, como instrumentos que permiten la acumulación privada del capital, no sólo benefician a las clases propietarias, también, conforman una expectativa real de mejoramiento material para las clases populares, quienes por ello apoyan su existencia. Lo mismo pasa con las reformas sociales, que siendo una exigencia de las clases populares, se vuelven una necesidad para la modernización del capitalismo y el mejoramiento de los mecanismos de acumulación de capital. No sólo porque abaratan la fuerza de trabajo, sino porque mejoran su productividad y su eficiencia. En todo caso lo único que no cuestionan las clases pactantes, es la permanencia de la propiedad privada y la apropiación privada del excedente económico, porque no es componente exclusivo del interés particular de la clase dominante, sino que lo es, también, del resto de las clases sociales.

Sin este proceso de negociaciones y consensos, el interés nacional, en tanto interés colectivo, no sería viable como objetivo del Estado, ni sería posible su legitimación frente a la sociedad. Porque el consenso es la única vía sobre la cual se pueden establecer relaciones de obediencia y sumisión, sin quebrantar la armonía social. Y es la única vía, mediante la que, la sociedad en su conjunto, en un marco de armonía social, puede aceptar como válido un marco legal, jurídico e ideológico y las diversas formas de coerción para hacerlo respetar. Por lo anterior, podemos decir que: el Estado es, entonces,

…un organismo que es propio de un grupo y que está destinado a crear las condiciones favorables para la máxima expansión de tal grupo; pero ese desarrollo y esa expansión se conciben y se presentan como la fuerza motriz de una expansión universal, de un desarrollo de todas las energías "nacionales"; es decir, al grupo dominante se le ve coordinando concretamente con los intereses generales de los grupos subordinados y la vida estatal se concibe como un continuo formarse y superarse de equilibrios inestables (en el ámbito de la ley) entre los intereses del grupo fundamental y los intereses de los grupos subordinados, equilibrios, estos, en los que los intereses del grupo dominante prevalecen sólo hasta cierto punto, es decir no se reducen al grosero interés económico corporativo.

Bajo su nueva forma de existencia, el Estado capitalista ha adquirido, pues, un papel protagónico producto de las nuevas circunstancias sobre las que se desarrolla el capitalismo del siglo veinte. Su nuevo perfil y contenido manifiestan el nuevo carácter de la relación Estado-sociedad en la que el primero ya no aparece como el aliado de una clase social específica cuyos intereses favorece, sino como el órgano que implementa y garantiza los intereses colectivos de todos los miembros de una sociedad de clases dominadas por el capital. . Un Estado que, protege y sanciona un conjunto de instituciones y relaciones sociales necesarias para el dominio de la clase capitalista Es decir, un Estado que se transforma ante la necesidad de responder a las presiones sociales, que se manifiestan por la vía de la movilización de las masas. En parte debido al riesgo que esto implica para la armonía social y para la acumulación de capital, debido a la mayor capacidad de éstas para amenazar el sistema, ya sea por su mejor organización, combatividad y un más acabado discurso ideológico. En parte, también debido al avance democrático de las sociedades capitalistas. Estos cambios imponen la incorporación de intereses y objetivos sociales y obligan a crear y cumplir compromisos con las clases populares, como única forma para mantener el poder por la vía pacífica y garantizando la armonía social. Pero también, como fórmula para legitimarse frente a esas clases que esperan el cumplimiento de dichos compromisos, para mantener su lealtad al Estado. De esta forma es posible afirmar que el conjunto de medidas económicas del Estado y

..., muy particularmente las relativas a la reproducción ampliada de la fuerza de trabajo, le han sido impuestas por la lucha de las clases dominadas en torno a lo que puede designarse con la noción, determinada social e históricamente, de “necesidades populares(...) las famosas funciones sociales del Estado dependen directamente, tanto en su existencia como en sus ritmos y modalidades, de la intensidad de la movilización popular; ya sea como efecto de las luchas, ya sea como tentativa del Estado para desarmarlas por anticipado.

Es precisamente la necesidad de implementar esas medidas lo que lleva al Estado a implementar un esquema de intervencionismo económico y social, que pueda garantizar la satisfacción de las demandas de todas las clases y grupos sociales pactantes, hasta consolidar una política e ideología de Estado. Entendiendo, aquí, por intervencionismo económico y social:

el conjunto de funciones y actividades del Estado, indispensables para dirigir y controlar las actividades económicas del conjunto social, sin cuya mediación no podría lograrse simultáneamente su realización y las condiciones sociales de convivencia (…) como una actuación innata e imprescindible para el funcionamiento del capitalismo y que adopta formas y modalidades con elementos similares en los diferentes tipos de Estado y regímenes de gobierno…

De este modo, el Estado liberal clásico protector de lo adquirido (vida, libertad propiedad), organizador material del espacio político-social de la acumulación de capital, se va a transformar en un Estado Social, en la medida que adquiere, de modo predominante, funciones de carácter social y económico, que no tenía y que se concretan en acciones positivas como: rectoría económica, redistribución del ingreso, provisión de servicios públicos y seguridad social. El Estado Social se constituye en una de las formas que adquiere el Estado capitalista moderno.


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