BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DIVERSIDAD CULTURAL Y TRIBUS URBANAS

Levit Guzmán Soto y otros




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La apropiación de lo urbano

En el trabajo de tesis que desarrollé sobre la construcción de las identidades locales, me interesaba analizar las relaciones entre diferentes grupos sociales que deben compartir un mismo territorio, pero que establecen relaciones diferenciadas con el mismo, por lo que las tensiones se generan desde los usos que se hacen del espacio mismo, pero también desde las representaciones que se tienen. En una primera dimensión, abordo el espacio vecinal y en una segunda con referencia a la ciudad, concretamente al espacio público como un sistema que estructura y le da visibilidad a la ciudad (Giménez, 2004).

Con respecto a la primera dimensión Patricia Safa se pregunta porqué estudiar los vecindarios si se considera que el anonimato y el individualismo privan en el espacio urbano, y si se considera que la red de relaciones de las personas se extiende mucho más allá del entorno inmediato. La conclusión a la que llega resulta ser de mucho interés para comprender que:

“Los espacios vecinales se vuelven significativos cuando las personas reconocen este lugar porque elaboran significados como referentes importantes de adscripción. Por lo mismo, la revitalización de las identidades vecinales responde no sólo a una añoranza por el pasado, sino también a nuevas situaciones problemáticas en el presente” (Safa, 1998: 275).

En este sentido su planteamiento apunta al hecho de que el vecindario continúa siendo un referente importante para las personas porque en el actual contexto de las ciudades, donde se vive con miedo a partir de una serie de problemáticas que el crecimiento desmesurado ha generado, la vulnerabilidad de las personas frente a una serie de situaciones las hace vivir ese entorno inmediato como un refugio y como el lugar en el que pueden tomar parte en las desiciones.

De esta manera, Patricia Safa en su texto Vecinos y vecindarios (1998) aborda la identidad desde dos ámbitos: como experiencia del sujeto y como identificación colectiva, y en una segunda dimensión la identidad como arena social, en la cual se reflejan las tensiones de las diferentes expresiones, del habitar un espacio común. Este segundo punto de partida, da la pauta para comprender los conflictos y las acciones de defensa y lucha, por mejorar las condiciones de vida en el ámbito vecinal y urbano.

La segunda dimensión, que me interesa más en éste caso, es la relativa al espacio público. Entendiéndolo a partir de una doble caracterización: por un lado la consideración de ser espacios libres de construcción y que no han sido objeto de apropiación por parte de un solo actor y por el otro se trata de espacios que posibilitan los encuentros. Se trata de una vasta red de calles, avenidas y parques, que posibilitan los traslados de las personas hacia cualquier punto de la ciudad. También existen edificaciones que permiten el acceso general, y son de tipo público o semi-público, como oficinas, hospitales, cafeterías, cines, comercios, etc.

El sistema que forman estos espacios cumple con varias funciones: a) Posibilitar la movilidad de las personas, b) proporcionar los marcos para los usos civiles, festivos, culturales y comerciales, c) facilitar la sociabilidad de las personas, d) Ser referentes de identidad para sus habitantes y e) depositarios de la memoria de sus habitantes.

Pero no son la totalidad de los espacios los que pueden ser vistos como tal, en ese sentido el uso del concepto de lugar como un espacio vivenciado y significado históricamente me resulta crucial para entender la construcción de la identidad del grupo. Y este sería el segundo aspecto de la identidad local que quiero atender: “La identidad de lugar…consiste en un conjunto de cogniciones referentes a lugares o espacios donde la persona desarrolla su vida cotidiana y en función de los cuales el individuo puede establecer vínculos emocionales y de pertenencia a determinados entornos” (Valera, 2005: 5). En este sentido, los autores colocan en la base de esta estructura una especie de depósito cognitivo formado por los referentes del pasado ambiental y los significados otorgados a los entornos vividos anteriormente, que les permiten a las personas reconocer las propiedades de nuevos entornos que se relacionan con los significados anteriormente, familiarizarse y proporcionar cierta estabilidad.

Es así como “las personas se vinculan a los lugares gracias a los procesos simbólicos y afectivos que permiten la construcción de lazos y sentimientos de pertenencia. El lugar, en ese sentido se opone al espacio como categoría abstracta” (Safa, 2000: 6). De esta manera, dichos procesos se expresarían en prácticas de apropiación y defensa de lugares, o quizás de transformación, y en la discursividad.

La perspectiva que incorpora el concepto de lugar y la construcción colectiva de lugares nos permite observar un espacio urbano compuesto por marcas y elementos simbólicos que ya no se asemeja al plano elaborado por puntos y líneas, sino al croquis con el poder de selección que sólo puede dar un dibujo. La posibilidad del acercamiento a una ciudad conformada por hitos simbólicos nos proporciona nuevos elementos de información y de análisis. A través de las narraciones registradas y la observación de prácticas de uso del espacio, podemos recoger, separar, clasificar y analizar aquellos espacios privilegiados por el afecto, la memoria o por todo un contenido de significaciones.

Estos ejes de análisis, sobre la apropiación de los espacios, me permitieron reflexionar también, acerca de las tensiones que genera la presencia de jóvenes en los espacios públicos, desarrollando actividades que no son bien vistas por diversas razones. Aunque la escritura garffitti es considerada una falta administrativa y el skate no está sancionado en la reglamentación municipal, no obstante a uno y otro se le ha criminalizado. Por lo que cualquier persona puede llamar a la policía para que se los lleven. Los policías a su vez, los detienen con lujo de violencia, los extorsionan o agreden. Y para concluir los medios los exhiben, dándoles tratamiento de vándalos, vagos o delincuentes.

Los espacios que se disputan en uno y otro caso son distintos, por lo mismo es distinto el debate y los argumentos. En un caso, son las paredes el espacio en disputa, las cuales son consideradas propiedad privada o pública, como argumento principal. Al mismo tiempo, aunque en un segundo plano, estaría la discusión sobre la imagen urbana.

En el segundo caso, son las calles, los andadores y las plazas los espacios en conflicto. En este caso los argumentos se centran en la consideración de que las patinetas representan un peligro, tanto para sus jóvenes usuarios como para los transeúntes. No obstante, no se les ofrecen espacios adecuados para la práctica de éste deporte.

Paralelo al análisis de la tensión alrededor de los espacios, observé también el tipo de red social que se establece entre uno y otro grupo. Me llamó la atención que los jóvenes involucrados provienen de distintas clases sociales y establecen una organización más horizontal, sin jerarquías.


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