BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

ESTUDIOS CUBANOS SOBRE VICTIMOLOGÍA (COMPILACIÓN)

Dager Aguilar Avilés




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C- TENDENCIAS ACTUALES:

No son sino aspectos del actual conocimiento y del quehacer victimológico y para señalarlos nos fundamentaremos principalmente en los enfoques de Fattah (3):

- Profundizar en la relación víctima criminal: En los inicios se prestó gran interés a los atributos de las víctimas en su rol causal, así como a los modelos de sus nexos con su pareja penal. La tendencia más actual sería a ver más la dialéctica de las relaciones entre criminal y víctima y las percepciones que el uno tiene del otro. En lo teórico es este uno de los aportes más importantes de los últimos años para la comprensión del comportamiento criminal, en particular en lo referente al paso al acto, en nuestro criterio ejemplo palpable de lo indivisible entre conocimiento víctimal y psicología criminal. Se involucran en el análisis de esta relación los factores sociales y la forma en que estos se manifiestan a través de la víctima, pero también en la relación víctima-criminal..

El Proceso de Desensibilización del criminal respecto a la víctima en delitos como homicidios, violaciones o fraudes, permite la realización de actos que implican sufrimientos para un ser humano. No todos los que cometen estas acciones están desprovistos de sensibilidad, por lo que la devaluación de la víctima y búsqueda previa de justificaciones para cometer el acto criminal preparan al sujeto (desensibilización). Este mecanismo, no necesariamente del todo consciente, hace posible que él venza sus propias resistencias morales y sienta disminuida su responsabilidad.

La actuación de la víctima o el hecho de estar ya previamente devaluada por la sociedad, facilitan o hacen mucho más probable este proceso. Obsérvese que también en este campo se trasciende del simple campo individual-psicológico para trascender a la manifestación social en/a través de la psiquis del criminal.

Estas pasan a ser las explicaciones de por qué un individuo habitualmente “normal” y socializado, pasa a la agresión con extrema crueldad y salvajismo, sin grandes remordimientos. A la vez ilustran como se va del estudio de la víctima al de su reflejo por el criminal y constituyen un aporte no sólo preventivo, sino para el mejor manejo y la rehabilitación del delincuente, cuyas excusas, expresadas luego durante la investigación, no siempre son creadas como justificaciones improvisadas por él para las autoridades...

En similar sentido se han producido aportes sobre las imágenes estereotipadas que los criminales tienen de las víctimas, de las que suele formar parte invariablemente el considerarlas sin valor.

Los criterios socioculturales del más variado tipo y que irían desde la discriminación a la desinformación , determinan una pre-depreciación social de determinadas personas o grupos que devendrían así en "víctimas culturalmente legítimas". Ilustrarían este planteamiento desde la Xenofobia, hasta valoraciones referentes a los homosexuales en una sociedad machista. La existencia de estos fenómenos dentro de un grupo va a facilitar la desensibilización con relación a determinadas personas, así como un aporte a determinadas estereotipias, aunque estas no necesariamente estarán macroculturalmente determinadas.

No puede dejar de citarse como ejemplo de estereotipia los criterios que en medios machistas se tienen en relación a las mujeres que piden en carreteras el "aventón" o "botella" a los choferes, según los cuales son vistas cuando menos como muchachas dispuestas a correr el riesgo de una violación. El ejemplo no es nuestro, sino de un autor de otra latitud, lo que motiva para mencionar la tendencia también actual de realizar estudios cruzados transculturales sobre esta materia.

La actitud de la víctima con respecto al criminal: aún cuando ciertos delitos ocurren sin la confrontación entre víctima y delincuente, en otros existe la interacción o relación personal entre ellos. Estas han sido especialmente estudiadas en casos de secuestro y piratería en los que las víctimas han respondido con afinidad afectiva, más que con rechazo, hacia los criminales. Esa afinidad ha resultado especialmente acentuada si el evento fue prolongado, pudiendo llegar a sentimientos de gratitud del superviviente en relación al secuestrador, al experimentar que este le ha conservado la vida (ejemplo: Síndrome de Estocolmo, 1973).

- Ir de la responsabilidad o rol funcional de la víctima hacia la responsabilidad social para con ella: aspecto que ya fue mencionado como característica de la III etapa y del que derivaría una fuerte demanda de sistemas adecuados de restitución e indemnización de la víctima, con independencia a su rol en el drama criminal.

En gran número de países surgen centros de atención a la víctima, gubernamentales o no, el ejemplo consecuente más cercano es el de México, donde la Procuraduría General ha efectuado reformas procesales pertinentes para crear una jurisdicción especial que recepciona y procesa, a la vez que auxilia, a las víctimas de abusos sexuales.

Este tema incluye aspectos de gran interés como la forma en que la víctima es percibida por la policía, fiscales y tribunales, así como su conducta como testigo (especialmente en nuestro medio hemos desarrollado en esa línea estudios sobre el testimonio de menores víctimas de delito y su forma de exploración e interpretación (10)).

El contenido, en consecuencia se caracteriza por la profundización en la dinámica individual, pero también en su vinculación con lo social, a la vez del análisis crítico de las causas sociales y la reacción social de/a la victimización. El conocimiento de corte más positivista muy útil para el trabajo en el caso individual, el de corte más crítico de mayor utilidad para el análisis y acción sociales.

Se conoce que en esta percepción juegan gran papel dos series de características: 1- los atributos de la víctima en los aspectos sociodemográficos (edad, sexo, etnia, ocupación, respetabilidad aparente, rasgos emocionales en particular y de personalidad en general, atributos físicos y otros); 2- conducta de la víctima anterior al delito (mala conducta, antecedentes criminales, toxicomanía, vida sexual...), simultánea al delito (provocación, negligencia, precipitación, participación y otras); y posterior al delito (grado de cooperación, exigencia, etc.).

Se produce un desplazamiento de los estudios de interés victimológico también hacia la victimización secundaria (la que sufre institucionalmente la víctima producto de maltrato o malos manejos durante el proceso judicial).

Prevención orientada sobre la víctima: Contrariamente al enfoque tradicional de intentar disminuir la criminalidad cambiando al criminal o controlando su comportamiento, surge para ciertos delitos la tendencia a transformar las situaciones y reducir las tentaciones que propician su ocurrencia. Estas son a menudo creadas por las víctimas potenciales, que constituyen también un factor abordable a medidas preventivas de tipo protectivas, defensivas o precautorias. De hecho representan el aporte de la Victimología a la Criminología Aplicada.

D- UTILIDAD DE LA VICTIMOLOGIA:

Con independencia a estas recientes ampliaciones no puede excluirse la utilidad de los primeros trabajos descriptivos centrados en la víctima y su rol. Tampoco puede pensarse en pasar en determinado medio directamente a la aplicación de medidas de prevención victimal si no se han estudiado los factores victimales y se mantienen a los estudios criminológicos exclusivamente, o casi exclusivamente, centrados en el delincuente.

En última instancia consideramos que desde un enfoque dialéctico es en la relación víctima-acusado, como binomio en interrelación, donde puede verse mucho más la influencia de los factores sociales causales de la conducta delictiva.

Si la esencia del hombre radica en sus relaciones sociales, resulta paradójico que dentro de la Criminología, incluso con orientación sociogenista, hayan pasado inadvertidas las relaciones sociales implícitas o manifiestas en la pareja víctima-acusado, a veces grupo víctimas- acusados, así como la forma en que esta puede reflejar mucho más el contexto socioeconómico, que lo que pudiera encontrarse limitando el estudio a la sola personalidad del delincuente.

Dado el estado del conocimiento de los últimos veinte años sería inexplicable que intentemos el conocimiento de fenómenos como el homicidio o los delitos sexuales, o cualquier otro evento violento, sin la incorporación del factor victimal. De igual manera no en todos los países se ha producido una revisión formal de las definiciones y normas de procedimiento penales tendientes a promover el apoyo social y la rehabilitación de la víctima, aún cuando históricamente algo existe en relación a su resarcimiento, lo que fue original en su época pero actualmente, aunque válido, es insuficiente. Como ejemplo de ello pudiera citarse el curso normal que según las actuales normas de procedimiento penal tendría que seguir una menor víctima de delito sexual declarando meses después de sufrida la agresión ante un tribunal ("en privado", lo que implica la presencia de entre 8 y 12 personas, incluyendo al acusado ...).

Aún para el propio trabajo de investigación policial y al margen del necesario entrenamiento de los funcionarios que en él participan para evitar la victimización secundaria, el conocimiento victimológico resulta de gran utilidad por varias otras razones. La fundamental es que en la forma más compleja y frecuente de la investigación suele partirse de la víctima, viva o muerta, para llegar al criminal.

Existe el planteamiento clásico (Von Hentig, 1934) de que "por la elección de una víctima determinada, el criminal deja, aún si trabaja con guantes de goma, una forma imborrable de huellas dactilares". De la habilidad para "leer" en la víctima puede el investigador policial sacar informaciones inapreciables de el acusado, sea aquella sobreviviente o fallecida en el hecho delictivo, siendo la Victimología la herramienta más útil con que puede contar para hacerlo.

Secciones dedicadas al estudio de la conducta, para su aplicación criminalística inmediata, existen en los cuerpos policiales más desarrollados. Serían ejemplos los estudios desplegados por el F.B.I. a partir de las víctimas y la significación de sus características, formas de ser lesionadas, etc. en vinculación al tipo de agresor. Estos conocimientos han sido de gran utilidad, por ejemplo, para el trabajo de casos de asesinatos en serie (11).

Como se verá, los campos de aplicación en que resulta útil la Victimología irían desde la propia investigación criminológica hasta el trabajo mismo del investigador policial en actividades operativas o de instrucción en un hecho delictivo concreto, pasando por el perfeccionamiento de las formas de atención a la víctima dentro del sistema judicial y fuera de él, incluyendo la prevención primaria, secundaria y terciaria. igualmente puede dar la base conceptual para la incorporación más activa de otros sectores de la sociedad, como el de la salud, en el enfrentamiento integral a las formas de violencia.


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