BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

ESTUDIOS CUBANOS SOBRE VICTIMOLOGÍA (COMPILACIÓN)

Dager Aguilar Avilés




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CAPITULO III ANÁLISIS SOCIODEMOGRÁFICO DE LA POBLACIÓN ESTUDIADA.

Descripción del Grupo.

Las mujeres entrevistadas comisoras de asesinatos contra sus parejas ocurridos en Ciudad Habana en los últimos cinco años, que se encuentran en la Prisión de Mujeres de Occidente, ejecutoriamente sancionadas, están conformadas por un número de 20, cuya edad oscila entre los 21 y los 47 años.

Su edad promedio fue de 34 años, con la siguiente distribución por grupos de edades:

La comisora de menor edad sólo tenía 21 años en los momentos en que ocurrió el hecho y la de mayor edad tenía 47 años.

De acuerdo a la composición étnica encontramos que 4 son de la raza blanca, 9 mestizas y 8 negras.

Más de la mitad de estas mujeres nacieron en el interior del país, principalmente en las provincias orientales y fueron traídas para La Habana por sus familiares desde pequeñas.

Como se observa el nivel de escolaridad alcanzado por estas mujeres una sola de ellas no rebasó el nivel primario, 13 alcanzaron el secundario, 3 culminaron el preuniversitario y otras 3 lograron graduarse en carreras universitarias. Las que alcanzaron el nivel universitario lo hicieron en Medicina, Bio-Química y Licenciatura en Educación. Este resultado nos lleva al análisis de que el bajo nivel de escolaridad no parece ser un factor determinante en la comisión del hecho delictivo, toda vez que la mayoría de ellas poseen un nivel secundario y las hay incluso con niveles superiores.

Respecto al vínculo laboral resulta significativo que la mayor representatividad se observa en el grupo de las técnicas. La que fungía como dirigente lo era de un círculo infantil.

Constituye un elemento importante para este análisis el hecho de que el 40% de estas mujeres tuvieran vínculo laboral en un lugar como la capital donde existe una mayor oferta de trabajo en comparación con el resto del país, y el 46.6% de la población femenina están vinculadas laboralmente, aunque se aproxima bastante el % es inferior a la media en Ciudad de La Habana. La permanencia en el hogar y por tanto la dependencia económica al hombre, coloca a las amas de casa en una situación de desventaja y desproporción con relación al hombre.

Encontrar una mayoría de amas de casa nos confirma la teoría de la oportunidad, ya que la mujer al estar “atada”, al hogar, está a manos para la agresión. Esto explica también que las amas de casa riñan con mayor frecuencia que aquellas que trabajan, pues están en el hogar mayor tiempo, y pudieran sentirse más frustradas e insatisfechas.

Tampoco tienen la posibilidad de confrontar con otras mujeres la situación de violencia que padecen, lo que sí pueden hacer las trabajadoras por los vínculos que establecen como resultado de la actividad laboral.

En cuanto al estado civil de las entrevistadas, 8 se encontraban casadas con el que resultó agredido, 9 mantenían uniones estables, singulares y duraderas y sólo 3 habían terminado la relación.


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